Ensayo y terror

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Ensayo y terror

20 Agosto 2016

De las decisiones del macrismo no basta decir que arrastran improvisación y error, ni que son parte de un concienzudo ideario neoliberal, sino que habría que comprenderlas también como parte de una introyectada política del miedo. Cristalina e invisible incluso para sus mismos interpretes (en tanto parte de la naturaleza empresarial de las/sus cosas) Son/seguirán siendo medidas lanzadas con genuina sinceridad de clase, avasallando un bien común que resulta ajeno, extraño, generando efectos tan sutiles como contundentes: incertidumbre, temor, obediencia. Un decisionismo político, craso, arbitrario, brutal (de herencia patronal-feudal) que configura disciplinamiento, por la desarticulación (personal, social) que implica todo corrimiento del umbral de lo aceptable, de lo posible, incluso de la racionalidad y supuesta habilidad política. Medidas expresadas, lanzadas con sencillez y aplanadora (por avasallante e igualadora) transparencia. La del rico que ni pide permiso, ni da explicaciones, ni tiene nada que esconder. El que puede retractarse con el mismo desdén y despreocupación con el que instaurará un nuevo mojón, nunca leído como abuso sino como experimentación, riesgo, aventura.

Tal simpleza, banalidad y descaro es parte de una identidad de raigambre aristocrática, en donde el otro es un dato de su propio bienestar servil o condescendiente. Posición que lo habilita a perder alguna que otra batalla porque la guerra ya la ganó. He allí la expresión política obscena y de nuevo tipo de esta ceocracia. La que se basa en la lógica del gerenciamiento empresarial, con el Ceo (self made man -aunque heredero inconfeso-) que solo cree en sus ideas, las que perfectamente pueden reformularse. Con el costo de que sea su carrera la que se vea momentáneamente interrumpida, o dada a un cambio de aire, pero en donde no aparece en su universo de costo/beneficio perjudicado alguno por el error de sus decisiones. Su carrera es contra sí mismo, contra los otros empresarios, que a su vez conforman un mismo núcleo de intereses defendidos, corporativos. Una mala decisión puede revestirse. Nada que un viajecito no solucione para volver renovado, con nuevas ideas, nuevos ámbitos donde volver a entrometerse y pegarla. Los costos políticos lo sufren los políticos, que pueden convertirse en “muertos políticos”, no los empresarios jugando a la política: el mercado permite el eterno retorno transfigurado. Por eso Aranguren mira sorprendido cuando le hablan de renuncia. Al punto que podría hacerlo, podría dimitir, con la misma liviandad de seguir ensayando medidas hasta que alguna pase. El ensayo sin mayores costos es propio tanto de aquel que lo mismo le da estar allí o acá (mientras lo dejen seguir tirando un numerito), como del que desatiende (ignora, desprecia –en su ignorar-) las consecuencias de sus yerros.

El conejillo mira aterrorizado cuando vuelven a agarrar el bisturí, los otros respiran, todavía no les toca.

RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)