Desprecio al consumo

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Desprecio al consumo

15 Octubre 2016

En las últimas semanas pudimos asistir a una nueva reaparición de Cristina, en dos actos públicos que tuvieron fuerte convocatoria y repercusión social y mediática. En el microestadio de Atlanta y en la Universidad de Quilmes, la ex Presidenta nuevamente brindó conceptos fundamentales para pensar este incierto presente. En referencia al saqueo que significa el retorno neoliberal indicó que “lo que haya que recuperar lo tendrá que recuperar el Pueblo”, quizás como frase más saliente.

Pero puestos a elegir, queremos quedarnos con lo que disentimos, pero no para martillarnos los dedos ni para discutir la conducción. Sino porque representa un núcleo conceptual que entendemos ha sido destructivo en la gestión que pasó, y que debemos discutir fuertemente pensando en la gestión por venir.

Por un lado, en Atlanta cuando se refería a la lucha de los sindicalistas y de las diferencias que pudo o puede haber, indicó que “nunca van a ser las diferencias que separen de lo que debe ser el objetivo fundamental de cualquier dirigente político o sindical: lograr que vuelva a restablecerse en la Argentina el consumo. ¿Qué clase de capitalistas son estos que no quieren que consumamos? Si el capitalismo es consumo. Ni si quiera se ponen de acuerdo con sus propias ideas, o con sus propios discursos. ¿Dónde se ha visto un capitalismo donde nadie puede consumir?”.

Y luego, en Quilmes, recordó que “cuando éramos jóvenes cantábamos “Perón, Evita, la Patria socialista” y nos dijeron “zurdos”, “marxistas”, y casi nos matan a todos a tiros. Ahora, que finalmente nos convencimos que el capitalismo es bueno, que queremos todos consumir, y entonces instalamos un proyecto de demanda agregada para fortalecer el mercado interno y el consumo popular, nos dicen demagógicos y populistas. (…) No será que en realidad, bajo distintos ropajes y con distintos discursos, siempre es lo mismo: una elite minoritaria dueña del país y el resto explotado y a mirar con la ñata contra el vidrio?”.

Ambas frases, no exentas de cierta ironía, apuntan a otro foco que al que aquí vamos a intentar desentrañar: son una denuncia al ajuste que lleva adelante el Gobierno de Macri, y ciertas complicidades que lo permiten, tanto en el campo popular como en el de las elites dueñas del país. Y decide hacerlo con las herramientas del enemigo, “con sus propios discursos”, comprendemos para interpelar a quienes eligieron esa opción política el año pasado o podrían elegirla el venidero, o a su vertiente cuasiperonista, con Massa.

Consumismo

Pero queremos poner el foco en el consumo, que ambas frases elogian. Y que fue parte de las políticas comunicacionales de casi todo el 2015, con su mayor expresión comunicacional en aquella publicidad que nos anunciaba que con la SUBE podíamos comprar en los comercios adheridos, con importantes descuentos.

Parte del discurso celebratorio del kirchnerismo ha sido también la construcción de clase media, que aumentó exponencialmente durante su gestión, y a la que ahora interrogamos por votar “en contra de sus intereses”. Podríamos decir, entonces, por consumir de un modo equivocado. Ante la oferta del mercado,
electoral en este caso, no sabe cuál es el producto que más la beneficia.

Allí radica el problema del consumismo, de la igualación del mercado, de la mercantilización de la vida cotidiana. Si sólo podemos pensar en términos de consumo, es prácticamente imposible que podamos “combatir al capital”, esa herencia peronista que muchos intentan olvidar.

La construcción de una nueva mayoría que pueda enfrentar esta restauración conservadora (no sólo en Argentina) debe incluir una crítica profunda al capitalismo, puesto que dicho sistema económico transita una de sus crisis más profundas; en el marco de un exterminio poblacional inaudito, enmascarado detrás de “migraciones”, “terrorismos” o “intervenciones internacionales”. Hay un “sobrante” que está siendo “descartado” a la vista de todos, y todas. El Socialismo del Siglo XXI del que hablara Hugo Chávez no llegó a expresarse con profundidad en la realidad, pero dejó bases conceptuales desde donde poder rediscutir la “realidad” que nos imponen. Otro tanto hacen los Gobiernos de Bolivia y Ecuador.

Si bien es importante construir un mercado interno, y el consumo popular es una de las variables que indican una mayor distribución de la riqueza, debemos impedir que sea bajo las lógicas del capitalismo. Que crea demandas siempre insatisfechas, y que produce excedentes que se transforman en basura, por apelar a una distribución basada en la maximización de la ganancia y no en las necesidades de la demanda. Los basurales donde nuestros compatriotas recogen las mercancías vencidas o a punto de vencer para alimentarse, son la peor muestra de la perversidad de este sistema.

Insistir con el consumo, y no presentar alternativas que desde la recuperación del Estado permitan un uso racional de nuestros recursos naturales que garanticen una distribución justa de los bienes producidos, suma a nuestra derrota. La pasada, y la que pueda llegar a venir. Para volver mejores, como bien dijo Cristina, debemos intentar otro esquema de producción, distribución y consumo. Y ya no por decisiones ideológicas solamente, sino por la imperiosa actualidad de un mundo en guerra y sin liderazgos que puedan evitar el abismo, hacia el que nos incitan.

RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)