Mario Javier Firmenich: “Yo quiero que los negros tengan guita”

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APU EN GELATINA

Mario Javier Firmenich: “Yo quiero que los negros tengan guita”

15 Abril 2024

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Mario Javier Firmenich, economista y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, quien analizó el peronismo revolucionario desde una mirada actual.

Agencia Paco Urondo: Por empezar, ¿encuentra relación entre un siglo tan audiovisualizado y la victoria de Javier Milei?

Mario Javier Firmenich: Sí, clarísima. Milei no nace de un repollo, es la reacción ante los nuevos derechos de la socialdemocracia que arrancaron las nuevas derechas, desde el primer mundo para abajo, y no casualmente la primera nueva derecha que surge es Boris Johnson en Londres. Es el primero, con los pelos despeinados, que luego termina como primer ministro. Arranca con una agenda que llega a Estados Unidos a través de Donald Trump. 

Hoy Argentina es el segundo país en términos formales, después de Jair Bolsonaro, en donde la estrategia se completa, dando una nueva reversión sobre la historia económica y el análisis de la economía ,y eso lo correlacionan con la lógica no sólo de construcción de la individualización del pensamiento sino de los sentimientos. Toca mucho las fibras íntimas y te hacen partícipe desde lo individual de un pensamiento y desde el rupturismo, porque rompen todas las lógicas del status quo político, a partir de que ese mismo y la corrección política fracasan porque sus políticas fracasan.

APU: ¿Son anti corrección política?

MJF: Completamente, lo que a uno lo chocaba al verlo a Milei en televisión insultando. Los pibes, en ese sentido, ante el fracaso de las políticas que los incluyan desde otro lugar en términos económicos y sociológicos, terminan reaccionando con la incorrección política como bandera, pero sobre todo con algún esquema audiovisual que los incluye y los hace parte. 

APU: ¿Hay algo de un intimismo mayor cuando uno aparece en cámara?

MJF: Sí, y los pibes se sienten parte, partiendo de una sociedad que te encerró y que ellos vieron que el Estado los encerró durante la pandemia. De esa manera, el Estado fue el gran enemigo de los adolescentes durante el gobierno de Alberto Fernández, mientras la sociedad de la comunicación de ese momento te taladraba con que Alberto tenía más del 80% de imagen positiva. 

APU: Se fue forjando una resistencia al oficialismo de ese entonces, encabezada por Milei.

MJF: Sí, una derecha rebelde, pero que también ha aparecido en un acto de Hugo Moyano en 2018 contra Mauricio Macri. Al principio uno pensaba que Milei era una mezcla de humorista con monologuista, por el histrionismo, pero terminó siendo un fenómeno de construcción política que llegó a la presidencia. 

APU: ¿Le parece un economista sólido? 

MJF: No, me parece un economista malo. Primero, porque se la da de malo, porque es el pseudo punkito con el acento finito. Es de la misma generación y, probablemente, el mismo barrio al cual le dedicaba Luca Prodan esas canciones. Se disfraza haciéndose el malito, lo que llamamos en los 90 los malitos, con su camperita de cuero, te insulta y te grita, pero no sé si se banca que se le paren de mano. Es un personaje construido. Me parece un mal economista porque no tiene en cuenta la geopolítica, tan simple como eso. 

APU: ¿Cuál es el contexto de la geopolítica?

MJF: Estamos en una tercera guerra mundial híbrida, en donde hay una disputa enorme entre más de dos tercios de la humanidad -Rusia, China e India-. De la geopolítica nace la geoeconomía como concepto, o lo que vulgarmente se llama economía de los recursos naturales, y refiere a lo que hoy llamaríamos “commodities” y todos los intereses políticos que generan en términos de quién se apropia del excedente de renta que genera su transformación en cosas concretas. 

APU: ¿Usted diría que Milei no tiene una lectura en torno a eso?

MJF: Él tiene una visión geopolítica y para mí está muy equivocada. Está cometiendo un error, que no es la primera vez que ocurre en la historia argentina, que es asociarse con el perdedor. El mundo chico, que representa menos de mil millones de habitantes, que es el atlantismo, heredero directo de la segunda posguerra mundial, son los intereses de la OTAN y están claramente en contra de cómo viene avanzando el mundo en términos de reacomodamiento de hegemonías y de modelo a construir para sus propias sociedades, donde se plantean el respeto irrestricto a las culturas de cada lugar, en eso se incluye la cultura política, y a la soberanía de cada nación.

El modelo que plantea Milei es completamente apátrida, va más allá de ser un vende patria. Propone, y lo ha dicho públicamente, un modelo cultural en donde nuestras tradiciones, fútbol y gauchaje, es atraso. Propugnan un modelo que, desde la democracia liberal fallida en términos de inclusión social, termina llevando a la destrucción de tu propia cultura y tu propio ser individual nacional.

APU: Ya hay muchos trabajos sobre un fuerte agotamiento de la democracia liberal como la conocemos, que tanto por izquierda o por derecha genera cada vez más frustraciones, y que, cada vez más, las mayorías que deberían sostenerla empiezan a estar muy debilitadas.

MJF: Sí, de hecho creo que la estocada final de la democracia liberal fue la pandemia, de falta de representatividad ante no sólo las carencias sino las necesidades insatisfechas permanentes que va generando, y que muchas son emocionales incluso. Hay mucho de sentirse parte de algo de un sistema que todo el tiempo lo que te hace es sentirte frustrado. El modelo que te proponen siempre está mucho más allá de tu propio alcance. 

Hay una cuestión más filosófica en donde el modelo holístico del disfrute permanente, que es ultra efímero, siempre te deja con sensación a poco y con sensación de carencia. Siempre me va a faltar más y no hay recursos naturales que puedan satisfacer. Milei es un teórico de la economía, es casi un filósofo, de un modelo que no se aplicó nunca. Por eso dice que es el primer presidente liberal libertario. Está siendo parte de un experimento, y nosotros estamos siendo sujetos, que va a fracasar. 

APU: ¿Pero ahora está funcionando?

MJF: En tres o cuatro meses no se no se puede medir, no hay un caso histórico en donde se agote la expectativa que generó, por lo menos, en buena parte de su electorado, sobre todo los jóvenes. Esa audiencia es parte de este mundo audiovisual y es parte de los chats, lo que antes nosotros vulgarmente llamábamos chicaneada. 

APU: Por otro lado, si lado democracia liberal cae, ¿qué queda o qué la reemplaza?

MJF: Hay dos análisis diferentes. Por un lado, nos va a acomodar en la geopolítica. Ahora, creo que nosotros como sociedad argentina tenemos que, y es un desafío de cada sociedad, pensar modelos de representación en donde el representado se sienta como tal y no estafado, que es lo que venimos viviendo, con honrosísimas excepciones que terminan pareciendo paréntesis. 

Julio de Vido plantea algo importantísimo para nosotros los peronistas en este momento, que es entendernos y vernos como revolucionarios, no en el sentido marxista sino nacionalista, propio de la Revolución soberanista del 43. Fue el final de la Década Infame, que viene después de Hipólito Irigoyen, primer proceso del siglo 20 que es nacionalista y popular. Es una revolución militar nacionalista, que propugna la soberanía, sobre todo de los recursos naturales, como eje principal del desarrollo nacional. Después, a partir del 17 de octubre y cuando se llama elecciones, en la dicotomía Braden o Perón, Juan Domingo Perón gana y termina transformando el nacionalismo revolucionario en nacionalismo popular y democrático.  

APU: ¿Qué lectura tiene sobre la primavera camporista?

MJF: Sí, siempre empiezo las clases contextualizando geopolíticamente porque es fundamental para entender y creo que es un proceso que a los argentinos nos cuesta mucho, incluso a la política argentina. Es casi en simultáneo el análisis que hay que dar. De hecho, todos los documentos de los 70 arrancaban con un análisis de contexto geopolítico.

En el mundo, que para nosotros es Europa occidental y cristianismo, el debate en términos políticos era profundísimo entre el socialismo y el capitalismo. Por eso, la socialdemocracia es una salida intermedia. Durante los 70, la lectura que se hacía era que el capitalismo estaba perdiendo, por la guerra de Vietnam, porque los números de la Unión Soviética en términos económicos eran muy buenos, porque la batalla política que se daba puertas para adentro en Europa sobre todo occidental era con una izquierda muy potente, en donde el Partido Comunista pesaba electoralmente y mucho, por la revolución cubana, entre otras cuestiones.

APU: Además, estaba la situación de China.

MJF: El proceso más endeble del comunismo en ese tiempo, paradójicamente, era China, donde había fracasado si se quiere la revolución cultural de Mao, y termina siendo la emergente de este tiempo histórico. Ahí tengo una profunda divergencia con lo que con lo que plantea Guillermo Moreno, que en muchas cosas estoy de acuerdo pero en su visión geopolítica no. Plantea que la salida nuestra es desde Occidente y yo sostengo que la alianza estratégica entre China y Rusia vino para quedarse a lo largo de todo el siglo. Suma a India, que es el próximo gran actor geopolítico que va a emerger. Las diferencias con China tienen más que ver con los límites fronterizos en una montaña que, con la altura que tienen y la poca población, serían resolubles.

China ya tiene asumido que es el principal emergente económico frente a un Occidente que está claramente en decadencia.  Cualquiera que haya recorrido las ciudades más grandes de Asia, no sólo China y Rusia sino Malasia o Tailandia, nota que tienen un nivel de desarrollo urbano visible y aplicado a la vida común de la gente, que hasta Europa está lejos. El nivel de crecimiento económico, sin un modelo democrático y liberal como el nuestro, ha sido mucho más beneficioso para sus poblaciones que el de Occidente. 

APU: De esa manera, volviendo a los 70, aparece la experiencia de Montoneros.

MJF: En ese contexto, Montoneros no era una anomalía de la historia. De hecho, Perón avala y no era comunista ni mucho menos, sino en términos de nacionalismo. Venía proponiendo la organización de los Países No Alineados o el movimiento del Tercer Mundo. La Nación + propone que formemos parte de la OTAN, cuando primero estamos claramente en el Atlántico Sur, donde la discusión de soberanía hoy tiene que ver con la Patagonia y el acceso a la Antártida, que es la próxima gran discusión, y además somos un país invadido por una potencia fundadora, miembro permanente y con peso estratégico tremendo dentro de la OTAN.

Montoneros irrumpe, junto a un montón de otros de otras organizaciones, planteando una salida socialista desde el nacionalismo. Nunca renunció al nacionalismo ni al peronismo. Ellos lo asumen como movimiento de liberación nacional. La discusión política posterior, en un contexto internacional que te lo permitía, era si la salida era a través del socialismo o no, lo que estaba sin discusión era que la democracia liberal no era la herramienta, lo que hoy nadie discutiría.

En 1971, apenas un año después del “Aramburazo”, cuando ajustician al dictador Pedro Eugenio Aramburu, a la semana cae Juan Carlos Onganía. Después Alejandro Lanusse ya plantea que si no vuelve el peronismo esto se va a la mierda. La oligarquía nacional lo dice. Perón vuelve, rodeado de lo que después se transforma en una disputa interna enorme, entre el sindicalismo, que había avanzado muy fuerte porque se mantuvo con poder y herramienta del propio Perón, y de la clase trabajadora sobre todo, en la resistencia peronista, y Montoneros y los otros grupos de izquierda nacional, que empiezan a tironear hacia la hacia la salida socialista.

APU: Ahí hay un sentido común entre un peronismo de derecha y otro de izquierda, y las clasificaciones que puede hacer cada uno del sindicalismo o del rol de José López Rega.

MJF: Claro, la derecha peronista no es el sindicalismo. Además, las categorías derecha e izquierda los pibes no sólo no las compran sino que no tiene correlato con lo que sucede. Es más fácil hablar de abajo y de arriba. A Milei le encanta hablar de zurdos, pero en realidad tenés que desarmar ese discurso planteando el término del gatito mimoso del poder económico. Milei representa a los de arriba, que siguen oprimiendo y nunca dejaron de oprimir a los de abajo.

Yo estoy con los de abajo, para lo cual tenés que construir todo un esquema de poder que te permita llegar lo más arriba que puedas, porque siempre hay alguien más arriba aunque seas presidente. El análisis para mí sigue siendo ese, después hay multiplicidad de ideologías, pero lo que siempre va a quedar claro es que hay unos que mandan, y tienen la capacidad de hegemonizar el ejercicio del poder, y otros que demonizados, o que simplemente no tienen capacidad de enfrentarse a ella.

APU: En esta crisis de la democracia liberal, en la que Milei tiene una narrativa, ¿cuál es la propuesta del peronismo?

MJF: Hay que construirla, no hay una receta. Hay que abrir un proceso de discusión política, sin exclusiones, y con la posibilidad de que estemos en condiciones de poder construir una salida. No hay una salida predeterminada. Eso incluye también, por ejemplo, a aquellos que reivindicaron Montoneros. La CGT también te la está la estigmatizan. 

Ahora, los que se equivocan en con el Jumbo bot son ellos, y los que siguen siempre defendiendo a los de abajo no. No se bancan que un “negro” tenga guita. Yo quiero que los negros tengan guita. Nosotros siempre vamos a reivindicar la inclusión cultural, social política y económica de toda la población que, además, es el proceso que transformó al peronismo en lo que sigue siendo 75 años más tarde. 

APU: Para adelante, ¿qué figuras del peronismo y puntas de ovillo de debate podemos encontrar?

MJF: Hoy hay, para mí, dos grandes figuras que son cultural y estéticamente antagónicas pero muy representativas de lo que el peronismo puede dar para adelante. Axel Kicillof, como gobernador de la provincia de Buenos Aires, me ha sorprendido para bien en el ejercicio del poder, y Ricardo Quintela, de La Rioja. Son dos prototipos de peronismo que pueden llevar a una confluencia en donde nos sintamos todos incluidos. 

APU: ¿Le parece que hay que incluir sectores no peronistas o que han sido muy críticos del peronismo? 

MJF: El peronismo primero tiene que tener claro cuál es su propuesta y después, como toda la vida fue frentista, plantear que la salida sigue siendo la liberación nacional. Ellos hablan de libertad, nosotros hablamos de liberación. No es lo mismo. La libertad es individual y la liberación es colectiva. 

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"Los peronistas debemos entendernos y vernos como revolucionarios, no en el sentido marxista sino nacionalista, propio de la Revolución soberanista del 43"