Un cross de derecha

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Un cross de derecha

07 Mayo 2018

Por Cristian Secul Giusti*
 
Hace menos de diez días comenzó a circular que Domingo Cavallo había sido incluido como asesor económico de Cambiemos. Esa noticia tuvo un desarrollo intenso en las redes sociales, se instaló fuerte en algunos medios tradicionales y luego fue confirmada con la aparición del ex ministro de Economía en el programa "A dos voces", emitido por TN (Grupo Clarín) y conducido por Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano. En ese escenario, el ex ministro de economía “se lució" como demonio y espantó a varios/as con su presencia y sus palabras clave de neoliberalismo noventoso y crisis de Alianza delarruista. 

Desde ese plano, las imágenes de la crisis de diciembre de 2001 no tardaron en llegar y aparecieron videos de helicópteros, camiones de caudales huyendo por la autopista y bancos sin atención. Si bien la presencia mediática de Cavallo alimentó ese universo de inestabilidad, la correspondiente corrida bancaria que generó la suba vehemente del dólar y una crecida inflacionaria entre el jueves y el viernes pasado también aportó ingredientes actuales de tensión. 

En tanto, los medios hegemónicos de comunicación vistieron la problemática del modo más maquillado posible: la moneda estadounidense se convirtió en un asunto independiente, desvinculado de las tarifas y los precios. No obstante, el devenir de discursos económicos alarmistas y, sobre todo, el rostro de Cavallo en primera plana no pudieron correr de eje el pensamiento inevitable de un quiebre financiero y un consiguiente robo de ahorros. 

En este combo, entonces, se evidencian hoy algunas aristas que ponen en apuros las perspectivas de la gestión macrista. En principio, la aparición de Cavallo no parece ser una decisión individual ni ingenua en este contexto, sino se erige como una imposición conjunta o, al menos, una instalación mediática que relaciona al creador del “corralito” con “el gobierno de la transparencia” y la “política del Siglo XXI”.  

En segundo lugar, se aprecia la metáfora de la vigencia y profundidad del poder real en la propia figura de Cavallo, quien se instaura como un supuesto muerto que no para de nacer y que, siguiendo sus propias palabras, no se mueve nunca de la escena -“yo no desaparecí nunca”, dijo sin titubear-. 

Y en tercer instancia, se advierte un golpe a golpe interno que expone la construcción integral y oligárquica de cambiemos: una mezcla de establishment, financieras, CEO’s, liberales, neoliberales y políticos serviles. Sobre este punto, es interesante remarcar la lógica de “bussines are bussines” que maneja la administración macrista: se expone como equipo y confabula un discurso en esa línea, pero a la hora de disputar espacios y, especialmente, repartir recursos del Estado, los negocios se vuelven un hielo impasible que destruye todo tipo de unidad. 

En este sentido, las preguntas resurgen y se entrelazan ¿Por qué aparece Domingo Cavallo justo en este momento? ¿A quién beneficia su presencia incendiaria en un canal comandado por el Grupo Clarín? ¿Cuánta responsabilidad tiene este pulpo mediático en su aparición? ¿Cuál es el enlace existente entre la inestabilidad cambiaria del dólar y la exposición de Cavallo? ¿Por qué motivo puede recibir un golpe de mercado este gobierno totalmente amparado por las corporaciones? 

Existen más dudas que certezas, y la oposición trata de recoger el guante para encontrar una opción de fragilidad en el gobierno. Las encerronas y las curvas están a la orden del día y la lectura debería ser apropiada y atinada, sin distribuciones emocionales o decisiones apresuradas. No solo porque Cambiemos y sus medios afines se destacan por generar simulacros, sino porque en esta caótica semana financiera, se exhibe más un enfrentamiento entre partes de un mismo núcleo de poder, que un resquebrajamiento a causa de una arremetida opositora. 

Por ello mismo, en términos comunicacionales, la actual gestión neoliberal se encuentra trabajando minuto a minuto para revertir cierta sensación negativa en los públicos -Cambiemos no piensa en un pueblo, sino en una lógica publicitaria de clientes- y apuntalando fuerte su destreza en las redes sociales -Instagram, Twitter y Facebook como plataformas esenciales-. Del mismo modo, se ocupan en orientar su discurso para separar todo tipo de vínculo específico entre Cavallo y las carteras financieras del gobierno. 

A estos efectos, las respuestas económicas a futuro hablan de una crisis y un abismo que no vislumbra un 2001 en términos concretos, pero sí destaca una situación de incontrolable atención por el endeudamiento externo y las propias venganzas internas en Cambiemos. La oposición deberá tomar este momento como espacio para generar articulaciones y mostrarse como una opción de gobierno de cara al 2019. No es fácil, ni tampoco hay un camino allanado porque Cambiemos no está dispuesto a ceder, aún gobernando con trompadas intrínsecas que mueven sus propios estamentos. 

 si bien se advierte una profundización incierta en la escalada del dólar y una fuerte conmoción en las finanzas del país, la oleada de discursos que incluyen una posible recomendación privatizadora  y el relato resumido relacionado con la llamada “pesada herencia” y el relanzado “sufrir para salir” parecen ser los caballitos de batalla a utilizar en los próximos meses. Son días duros, pero no hay nadie que haya ganado un lugar preponderante o haya sido derribado en esta disputa de sentidos. 

* Doctor en Comunicación/Docente (FPyCS-UNLP)- Twitter: @cristianseculG