Sobre el resultado en Bahía Blanca
Durante la semana posterior al domingo electoral bonaerense circularon por igual preguntas, sorpresas e indignaciones por la victoria anarcocapitalista en Bahía Blanca, abandonada a su suerte por un Gobierno nacional que
- se desentendió ante el temporal de viento de diciembre de 2023, que ocasionó trece muertes y cuantiosos daños materiales;
- privó a la ciudad de recibir una potente inversión de YPF y la estatal malaya Petronas para construir allí una planta de procesamiento de gas natural licuado; y
- frente a la trágica inundación de marzo pasado, estableció un Suplemento Único para la Reconstrucción sin diferenciar por poder adquisitivo de los hogares afectados, incumplió su promesa de abrir un nuevo SUR para comercios y empresas, y vetó la Ley de Emergencia que ordenaba destinar 200.000 millones de pesos al distrito bahiense y al aledaño Coronel Rosales.
Tras las elecciones, la actitud gubernamental se acentuó. El Ministerio de Economía descartó que los fondos remanentes del SUR, 100.000 millones de pesos sobre un total del doble, fuesen asignados a otros sectores necesitados de la ciudad. Fue otro fracaso del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que le había prometido públicamente a la diputada nacional bahiense Karina Banfi que gestionaría la reasignación de esos recursos.
Todos esos desprecios verticales son reales. Lo mismo ocurre con los porcentuales que arrojaron allí las urnas el domingo 7, con victoria para La Libertad Avanza por quince puntos sobre Fuerza Patria. Pero la conclusión de que ese electorado avaló el destrato merece al menos ser relativizada.
Los votos ausentes
El modo de cálculo de los porcentajes de triunfos y derrotas esconde el problema del ausentismo. Como viene ocurriendo en otros puntos del mapa argentino, es un fenómeno tan inédito como en avance. En Bahía Blanca creció casi 80% en doce años, lapso que coincide con una Década Perdida en la ciudad y el país. Según cálculos de la Unión Industrial bahiense, para mediados de este año la demanda de mano de obra en el sector acumulaba una caída de 57,7% desde 2014. El Centro Regional de Estudios Económicos, que depende de la Bolsa de Comercio local, comenzó a medir la evolución del poder adquisitivo del salario local promedio en 2018. Hasta mayo pasado, había perdido 14,7% en términos reales. La insuficiente recuperación durante el gobierno del Frente de Todos evitó que ese número resultase mucho mayor. Es claro que la motosierra de Javier Milei agravó problemas estructurales, pero no los originó.
El escaso recorrido electoral de Milei y su partido dificulta comparaciones conducentes a verificar castigos o avales en las urnas en los comicios provinciales del domingo 7. Sin embargo, algunos elementos comienzan a recortarse en el horizonte. La Libertad Avanza reunió casi treinta mil votos menos que los obtenidos por la suma de las boletas que encabezaban Milei y su actual ministra Patricia Bullrich, a cuyo Juntos por el Cambio deglutió el anarcocapitalismo.
El cálculo prescinde ya de los quince mil votos radicales que siguieron al actual Somos Buenos Aires, con un rendimiento electoral peor al esperado. El desempeño de Fuerza Patria fue inferior al demostrado en 2023 por la entonces Unión por la Patria, aunque los seis mil electores de diferencia se asemejan a un margen aceptable en la habitual distancia entre comicios legislativos y presidenciales.
Como en buena parte del país, el problema es la porción que se expresa por su ausentismo, creciente en cada elección de medio término desde las de 2013. La resignación del derecho a votar es inédita en la Argentina desde la sanción de la ley de sufragio universal, secreto y obligatorio para los hombres, en 1912. En Bahía Blanca, las dos primeras citas electorales legislativas después de la dictadura reunieron una asistencia cercana al 85% del padrón. En la del primer domingo de este mes, el registro apenas superó el 60%. El peor desde 1983.
Se trata de una parte de la sociedad que -como mínimo- no se entusiasma con ninguna propuesta. Sin restar responsabilidades al Pueblo, lo que equivaldría a considerarlo menor de edad, la pregunta interroga principalmente a la clase dirigente y lo que queda de los partidos políticos.
Postales
Los quince puntos de ventaja de La Libertad Avanza sobre Fuerza Patria en el distrito de Bahía Blanca habilitaron las reacciones. Los comentarios trascendieron las fronteras provinciales, porque el oficialismo cometió el error de nacionalizar una elección de concejales municipales y legisladores provinciales, dos estamentos que suelen ser ignorados por la mayor parte de la comunidad fuera del periodo proselitista.
La victoria de La Libertad Avanza y su distancia sobre Fuerza Patria son inobjetables, pero el análisis puede desenfocar si se detiene sólo en los márgenes porcentuales, a riesgo de ignorar tanto los factores más preocupantes como los correctivos reales que una porción del electorado de Bahía Blanca aplicó al gobierno que consagró en noviembre de 2023.
En el extravío incide también la opinión sobre un territorio que se desconoce, o del que se tienen pinturas desteñidas de otrora. La caracterización de una ciudad atestada de marinos de uniforme y obediente de los dictados de La Nueva Provincia es al menos parcial y extemporánea, y puede conllevar la negación de los esforzados triunfos de quienes resistieron ese estado de cosas. Los poderes fácticos y los intereses creados existen, pero no son idénticos a los que reinaron sin oposición en las tres décadas que siguieron a la recuperación democrática. Los extravíos actuales pueden ser herederos de aquellos, pero no exactamente los mismos.
AGENCIA PACO URONDO relató varias de las conquistas de la resistencia bahiense frente a los factores de poder alineados con la defensa del terrorismo de Estado. Muchas se dieron en los estrados judiciales, pero de inmediato los excedieron. Los juicios por delitos de lesa humanidad contra represores militares derivaron en investigaciones sobre acusados civiles, como la cúpula directiva del multimedios que orbitaba alrededor de La Nueva Provincia. En los meses siguientes, el diario procuró desvincularse una historia que ya no podía negar y cambió de nombre, frecuencia, tamaño y -al menos en los papeles- propietarios. No fue casual, y ese camuflaje es un mérito de quienes por años remaron contra las corrientes más adversas.
Convertida ya en La Nueva., sus páginas dejaron la que acaso sea la mejor postal del cambio de época: el 27 de agosto de 2014, cuando todavía Vicente Massot era formalmente el director y empresario controlante, reprodujeron la invitación a comprar junto a su ejemplar un libro de Karl Marx. Una lectura que durante varias décadas las naftalinas mediáticas habían considerado un pasaporte suficiente a la lista de enemigos a ser erradicados.