Por qué perdimos

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    Concentración por Cristina condenada_Nicolás Aragón_18.06.25
    Foto: Nicolás Aragón

Por qué perdimos

29 Octubre 2025

A pesar de la sorpresa y las dudas que vienen generando los resultados provisorios de la elección del domingo pasado, ante la magnitud de la derrota y para recomponer nuestras fuerzas urge analizar sus causas y empezar a definir nuestras respuestas.

Entiendo que las explicaciones del voto Lourdes, la joven que justificó ante la justicia a su maltratador, y que parece equivalente a la explicación colectiva que brinda el Síndrome de Estocolmo, resultan completamente insuficientes para decidir qué haremos de ahora en adelante.

Por tanto me dedicaré a analizar por qué perdimos nosotros.

Ante la urgencia de unas primeras respuestas, lo que sigue tiene carácter provisorio y con seguridad deberá ser complementado o corregido con otras opiniones.

Para ello me concentraré en tres cuestiones que creo centrales: nuestra falta de propuestas, la incomprensión de las consecuencias de la pérdida de soberanía, y lo que creo más importante, la necesidad de superar las falsas dicotomías que nos separan e impiden centrarnos en lo que realmente importa.

Concluiré con mi opinión sobre las tareas prioritarias que tenemos por delante.

La falta de propuestas

Quedó demostrado que plantear lo perverso que es Milei no sirve ni alcanza; más aún, equivale al suicidio de querer parar la locomotora Trump-Milei poniendo el cuerpo adelante mientras ignoramos que esa locomotora se dirige a toda máquina a chocar con la Muralla China.

Se impone mostrar y demostrar a propios y ajenos que tenemos mejores propuestas.

Especialmente cuando las únicas propuestas del gobierno son continuar con el endeudamiento y con el ajuste mediante una reforma laboral digna del siglo 19 y una reforma impositiva que nos haría retroceder al siglo 18.

Tenemos consignas valederas para enfrentar a la motosierra, la represión y al endeudamiento con trabajo, producción y soberanía, pero no las difundimos ni detallamos su contenido ni el programa para hacerlas efectivas.

Es hora de encarar esa tarea con urgencia.

La pérdida de soberanía

Los resultados electorales mostraron que para una gran mayoría de los electores la pérdida de soberanía que significará el rescate de Trump-Bessent no es algo importante.

Claramente la soberanía es menos valorada que la estabilidad que nos prometen, aunque esa estabilidad nos mantenga sumergidos en la pobreza y la falta de un futuro mejor.

Tenemos que mostrar el significado y las consecuencias a futuro de haber sido capaces de diseñar reactores nucleares de tipo modular, de haber diseñado y puesto en órbita satélites de comunicación y de observación, de privilegiar la educación y la salud pública y, por sobre todas las cosas, de haber sido capaces de lograr un sólido equilibrio fiscal, mientras nos desendeudamos del FMI y mantuvimos doce años de crecimiento sostenido de la economía con mejora de los salarios y los derechos individuales.

Las falsas dicotomías

Los 215 años de nuestra historia independiente están surcadas de falsas dicotomías, cada una de ellas causó miles de muertes.

Ninguna está completamente saldada y todas distrajeron a nuestro destino como nación. A continuación sintetizo las 3 que me parecen de mayor relevancia.

Federales vs Unitarios

A lo largo de 40 años la lucha entre federales y unitarios generó un gran número de desplazados, exiliados y muertos. Se estima que, contabilizando sólo las bajas de ambos bandos en las batallas de El Tala, Rincón de Valladares, La Ciudadela, las dos Cepedas y la batalla de Pavón, se produjeron más de 4.500 muertos.

La victoria en Pavón permitió a Mitre proyectar su influencia sobre todo el país y marcó el fin de la Confederación Argentina, llevando a la reunificación territorial bajo el liderazgo de Buenos Aires. Pese a ello el federalismo sigue siendo hoy en día una cuestión política indispensable para pensar la Argentina del futuro.

Civilización vs Barbarie

La dicotomía entre "civilización" y "barbarie" fue planteada por Domingo Faustino Sarmiento en 1845 con su libro Facundo, en el cual argumenta que la Argentina debía optar por la civilización y el progreso asociados a lo europeo, dejando atrás la barbarie y la ignorancia que asociaba a la propia cultura, centralmente las de indígenas y gauchos que condenada a la desaparición y el olvido.

La necesidad de expandir las fronteras nacionales hacia el sur patagónico y hacia el norte chaqueño unida a la visión de la barbarie como un obstáculo para el progreso llevó en muchos casos al exterminio de pueblos indígenas o a su desplazamiento.

La Conquista del Desierto conducida por Roca entre 1879 y 1885 significó la desaparición de los total de los onas y la drástica reducción de las poblaciones de mapuches, tehuelches, yámanas, ranqueles, huarpes y comechingones, entre otros. La Conquista del Chaco se extendió hasta 1919 y redujo a guaraníes, mbyáes, tobas, mocovíes y pilagás entre otros.

El avance contra “la barbarie” no se limitó a los pueblos originarios y también alcanzó a los gauchos, cuya sangre Sarmiento recomendó no ahorrar en una carta dirigida a Mitre.

La dicotomía entre civilización y barbarie ha tenido implicaciones significativas en la cultura, la educación, la literatura y el arte y en la identidad nacional.

Todavía hoy sigue siendo relevante, por ejemplo en la estigmatización de la pobreza que plantea el anarco liberalismo.

Peronismo vs. Anti-peronismo

Con sus más de 80 años de antigüedad no se trata sólo de la dicotomía de mayor duración de nuestra historia, sino que además la que continúa vigente en toda su plenitud.

También demostró ser un enfrentamiento con una violencia física sin límites que incluyó el bombardeo a la población civil en Plaza de Mayo, los fusilamientos en los basurales de José León Suárez y que, justo es decirlo, incluyó violencias entre las facciones del peronismo, como la Masacre de Ezeiza o el accionar de la Triple, que desembocaron en la dictadura cívico militar y sus 30.000 desaparecidos.

A esa violencia física se unió la violencia política de la proscripción de Perón, que ahora continúa con la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner.

Los ríos de tinta y la profusión de análisis de distinto origen y los debates en medios de comunicación nacionales e internacionales y en redes me eximen de profundizar el análisis.

Creo necesario mostrar a la opinión pública las diferencias entre el proyecto del peronismo, sintetizado en sus consignas de justicia social, libertad económica y soberanía política y el no-proyecto explícito del anti-peronismo que parece reducido a su oposición al populismo y al supuesto autoritarismo que adjudican al peronismo, viendo la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio.

En definitiva la dicotomía peronismo – anti-peronismo no sólo parece irresoluble sino que además constituye un límite que parece infranqueable a las posibilidades de desarrollo económico y social de la Argentina.

Lo que ocultan estas dicotomías y la verdad de la milanesa

Los enfrentamientos entre federales y unitarios, entre civilización y barbarie y entre peronismo y anti-peronismo, además de un número víctimas y de haber marcado una época de nuestra historia, tienen en común una característica importante que, a mi entender, oculta su verdadera naturaleza.

En un diferente contexto histórico, con diferentes duraciones y magnitudes de sus respectivos enfrentamientos, todas y cada una de estas dicotomías presentan en común el enfrentamiento entre quienes defienden en exclusiva los intereses y persiguen los beneficios para una minoría y quienes defienden los intereses y persiguen los beneficios para el conjunto de la sociedad.

En el caso de federales y unitarios representó el interés del conjunto de las provincias contra el centralismo porteño; el enfrentamiento entre civilización y barbarie significó la lucha de una minoría y la gran mayoría de la población; la lucha entre peronismo y anti-peronismo oculta el enfrentamiento entre los intereses de las grandes mayorías y pequeñas minorías de intereses muy poderosos.

En definitiva estas falsas dicotomías ocultan el enfrentamiento entre los intereses de unos pocos y los intereses de las grandes mayorías en defensa del bien común.

Nuestra primeras prioridades

Respecto a las propuestas y a pesar del desconocimiento público sobre las mismas, existen varias iniciativas, entre ellas las del Foro Economía y Trabajo, integrado por economistas y profesionales convocados por sindicatos de las dos CTAs y de la CGT, así como por representantes de PyMEs, cooperativas y actores dela economía social, quienes desde el 22,08,24 a la fecha y bajo la coordinación de Eduardo Berrozpe, hemos elaborado y difundido 24 diagnósticos, propuestas y comunicados sobre diversos temas, entre ellos el tratamiento de la deuda externa, reforma impositiva, reforma financiera, trabajo, servicios, energía, industria y política internacional. Más recientemente se han difundido las actividades del Grupo Atenas fundado por Silvina Batakis, que viene trabajando en la elaboración de un Plan Quinquenal. También tengo conocimiento de la existencia de un nutrido grupo de científicos y tecnólogos que viene tratando esa problemática con la coordinación de Eduardo Dvorkin.

Con toda seguridad existen otros equipos que ya vienen trabajando y otros compañeros dispuestos a colaborar.

Para consensuar, completar y consolidar lo que existe y agregar lo que falta creo imprescindible activar las secretarías y comisiones del PJ.

Con relación a la pérdida de soberanía, creo que no será demasiado complejo pero sí muy importante difundir la importancia del ejercicio de la soberanía y su impacto sobre el futuro de nuestro país, en especial cuando estamos viviendo las presiones por parte de los EE.UU. ante un cambio de época que no sólo trastocará valores, sino también generará nuevas opciones para nuestro desarrollo. Pese a ello creo mucho más complejo lograr que la importancia de la soberanía escale entre las cuestiones prioritarias para las grandes mayorías.

Finalmente sobre las falsas dicotomías, estimo trata de un enfoque relativamente novedoso que creo importante comenzar a tratar, en tanto estimo que un consenso sobre la contradicción principal entre los dos modelos que se encuentran en pugna desde el inicio mismo de nuestra historia ayudaría a reducir a su verdadera magnitud al 40% de los votantes que en los últimos 25 años vienen apoyando a la derecha.