Indio en Olavarría: así lo vivió un seguidor habitual del artista

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Indio en Olavarría: así lo vivió un seguidor habitual del artista

13 Marzo 2017

 

Por Martín Massad

En la semana previa al show el Indio Solari había solicitado a sus seguidores, a través del las redes sociales, que se cuidaran entre ellos para evitar cualquier tipo de problema durante el fin de semana. El mal presagio tuvo su corolario con dos muertos y varios heridos. Una fiesta sin final feliz, una crónica de muchas vidas y dos muertes.

Quiero por un momento salir de la lógica perversa de los medios de comunicación, si fuera por siempre apostaría todo a que esto suceda pero no va a ser así. Desde ayer en que se conoció la noticia de las dos cinco, siete y hasta diez muertes que luego se confirmó que son dos (una chica está en terapia intensiva), el pasaje de la fiesta ricotera al infierno menos encantador fue abrupto y con destino incierto pero poco promisorio…

Peregrinar por las rutas daba la entrada el paraíso de todos los que tarde o temprano llegaríamos primero a Olavarría y luego al predio La Colmena donde pasadas las diez arranco un nuevo recital del Indio Solari. Procesión mediante, como es costumbre rodeada de todo el folklore remontable a las épocas en que Patricio Rey empezaba a ser multitud, cuando su alma no pudo soportar cabida para nadie más, el campo se abrió gigante…

Habitual, la espera prosperó entre cantos evocativos a los Redondos y en contra de las nuevas políticas como si todo nos hiciera volver de un toque a los noventa. Momentos cuando todos estábamos vacíos de Estado de ánimo y fueron los redondos quienes supieron albergar destinos inciertos, poco contenidos en busca de una esperanza mejor o real. Ayer Olavarría volvió a ese estatus, los y las amantes presentes dejaron todo, llevaron todo, hasta familias para agrandar el mito, la pasión, la lealtad, la hermandad que solo se siente cuando el alma de Patricio Rey se posa sobre un paraje, esta vez la desbordada Olavarría…

“Barbazul versus el Amor Letal”, dio rienda suelta a la fiesta. El mejor Solari de los últimos tiempos se animaba a revivir con la versión rock del añejo tema incluido en el álbum debut “Gulp”, después llegaron Porco Rex, Arca Monster y Ropa Sucia. De ahí en adelante todo fue espera confusión y la sensación de malas noticias…

La noche se hizo cruel porque los pedidos del Indio no daban en lo justo, tratar de parar las avalanchas y los pisoteos se hizo imposible. Los retos del cantante presumían un enojo excesivo con los pibes que se ya se habían matado por tener cerca a su Dios. El reclamo de asistencia de la Guardia Civil y la Cruz Roja parecía no llegar. El supuesto saber era, como en tantas otros shows, que los apretones y los forcejeos concluirían…

El show siguió entrecortado hasta su fin. Con los pedidos de la gente de la organización y del líder de los Fundamentalistas interrumpiendo a cada rato, el recital nunca volvió a ser lo que debió hacer sido. Indio amagó en irse en más de una oportunidad, la última excusa fue el frío pero los cierto es que había muertes…

La lista de temas, ya recortada y puesta en un tono más tranquilo, terminó de manera no habitual. Solari agradeció de forma escueta y arrancó Ji ji ji, el pogo fue, está vez si, el más grande del mundo pero el gusto no fue el mismo. Sonaba a despedida… pegado “Mi Perro Dinamita” quiso revivir las almas. Se cantó y se bailó hasta donde se pudo pero el entusiasmo ya no era el mismo de otros tiempos o el del inicio de la noche. O yendo más atrás el que empezó cuando se supo que iba a haber un nuevo encuentro de los Ricota..

Lo que vino después fueron angustias prolongadas, salidas de difícil emprendimiento, vuelta a los micros y las combis. Los heraldos medios cibernéticos traían malas noticias para los fugitivos de una ciudad desbordada. Confusión y desacierto, búsquedas de amigos perdidos y las muertes que llegaban, se exageraban y se sentían en lo hondo…
Todo termino como no debía, fuimos en búsqueda de todo y nos fuimos golpeados. El Mohicano sin gloria y la nada sumada a las muertes hicieron triste la despedida…

Ninguna vida vale más que un show de rock y estas líneas no quieren soportar las muertes, nada más mostrar y sentir pena expresada por los que somos parte de la tribu. Los caníbales ahora se van a encargar de cocinar la sopa según su conveniencia y su rédito… nosotros de no olvidarnos y recordarnos…