Elecciones presidenciales 2011: ¿Demolición o goleada?, por Raúl Ísman

Elecciones presidenciales 2011: ¿Demolición o goleada?, por Raúl Ísman

27 Diciembre 2011

En redaccionpopular.com I En las siguientes líneas prosigue el análisis desplegado acerca de las presidenciales 2011 a través de las ofertas electorales presentadas, (cuya primer parte el lector puede consultar desde http://www.redaccionpopular.com). A la postre quedará demostrado que la pregunta formulada en el título resulta insuficiente; sea en cualquiera de las dos alternativas elegidas. Es preciso incorporar una más y el discurso quedará medianamente completo: demolición, goleada y rotura de upite. Pero en rigor, se trata de un solo trabajo que interrumpimos para dar a conocer la parte inicial en razón que cuatro días después del comicio comentado se produjo el primer aniversario de la muerte del gran patriota de nuestra América, Néstor Carlos Kirchner. Por consiguiente anticipamos la edición para que fuere homenaje al líder mencionado, primer presidente de toda latinoamérica según Evo Morales.

Luego los deberes laborales en la Universidad de Buenos Aires, más los compromisos derivados de la condición de padre tardío del autor hicieron que transcurriesen casi dos meses de la transición, sin que lográsemos engrosar ni una sola letra en el primitivo texto. Mientras tanto, en la Argentina transcurrió cualquier cosa, menos un paso sereno del primer al segundo período de Cristina Fernández. Vueltos a la tarea, en lo político centralmente se verificaron tres problemas durante la transición señalada que veremos a continuación en muy apretada síntesis.

a) Una corrida bancaria y cambiaria, que el gobierno conjuró con serenidad, firmeza y solvencia técnica. En rigor se trató de una pulseada entre el poder (real) económico y el poder político. Se trataba en esencia de como aumentar la productividad y competitividad general de la economía y las fuerzas dominantes (antes que invertir) trataron de forzar una devaluación; a fin que la mayor parte de la sociedad solvente con su esfuerzo (y pobreza) los incrementos en ganancias para los monopolios. "Curiosamente" en la ocasión no fue posible escuchar la cantinela de los partidos troskosaúricos con su conocida letanía: "que la crisis la paguen los capitalistas". Justo cuando la situación económica y social permitía una concreta actividad educativa y de crecimiento de la conciencia de las masas populares desaparece el clásico sonsonete. Por otra parte, no puede dejar de anotarse que la puja monopolios-gobierno nacional que comentamos es un conflicto por demostrar quien cuenta con mayor capacidad de imponer agenda, temas y política concreta. La derecha buscó así achicar los márgenes de acción del gobierno y acotar fuertemente a la propia democracia. Por otra parte, de haber triunfado electoralmente la U.C.R., el Peronismo macrocéfalo de Duhalde o el F.A.P., el poder económico tendría el camino allanado para imponer su agenda al conjunto de las fuerzas populares

b) La decisión del gobierno nacional de avanzar en una reducción a los subsidios en los servicios públicos (que afecta hasta ahora desde las clases medias más ricas hacia arriba en la escala social) desató una campaña de los grandes massmedia para apoderarse de la percepción colectiva y el sentido de la medida, que para estas voces significaban ni más ni menos que "el ajuste y el final de la fiesta K". Como muestra y ejemplo basta la imagen del periodista goriláceo Nelson Castro, quién mirando fijamente a cámara con su mejor rostro de estreñido consuetudinario dijo repetidamente se viene el ajuste. Por supuesto que los plumíferos y economistas al servicio de la reacción globalizada (auténticos expertos en proporcionar grandes cantidades de purgantes a las masas populares) saben que el rumbo del proyecto nacional es inmodificable. Y podrá sufrir derrotas, pero no modificar el objetivo- incompatible con todo ajuste- de crecer e incluir a todo el pueblo en los beneficios de la economía y en el goce de derechos. Al pretender tergiversar las intenciones del gobierno nacional se pretende instalar la idea- justamente en una etapa en nuestra Argentina de repolitización de las masas- que todos los políticos son iguales. Luego, en última instancia, quedaría allanado el sendero para un gobierno técnico (sin los malvados políticos) como en Grecia o Italia. Del 2001 al 2011 más los ajustes que vendrán en otras latitudes la experiencia argentina, latinoamericana y mundial resulta suficientemente aleccionadora acerca de lo tétrico que resulta para los pueblos tales gabinetes técnico-económico, sin políticos. Mientras tanto, en la Argentina, los medios no se privaron durante la transición de especular con la posibilidad que la presidente nombre a un neoliberal en el ministerio de Economía (el "ungido" fue Mario Blejer, funcionario del F.M.I.). La (¿furibunda?) respuesta presidencial fue confirmar y ampliar las funciones del secretario de comercio Guillermo Moreno, nada casualmente uno de los funcionarios más vilipendiados y difamados por los medios afines al poder globalizado.

c) Finalmente, la comidilla masmediática tuvo motivos para solazarse con las contradicciones entre el gobierno nacional y el secretario general de la Confederación General del Trabajo (C.G.T.), el camionero Hugo Moyano, una especie de bestia negra demonizado incesantemente desde los referidos cenáculos. En la segunda quincena de diciembre de 2011, la derecha (no sin íntima perplejidad) descubre las virtudes del líder sindical, cuando parece que el (llamado) Hugo “Negro” se orienta a chocar y debilitar la figura de la presidente (inclusive, un pasquín anunció en primera plana una ruptura irreversible). En realidad, la base común que unificaría a Kristina con Moyano no es otra que el modelo económico actual que permite incrementar de modo constante la ocupación; y con ellos las bases y afiliados sindicales. Cualquier otro proyecto de los visibles en la Argentina actual implica ajuste, desindustrialización y retrocesos económico, social y en conquistas para las masas laboriosas. Por lo tanto, en opinión del autor de estas líneas Moyano carece de todo espacio de construcción que no fuera dentro del actual, por más contradicciones- que las hay- que tuviere con la presidente, sus operadores y el propio fantasma de Néstor Kirchner. Por si quedaren dudas, luego del discurso crítico del 15 de diciembre, Moyano recibió el abrazo... del oso cuando fuera calurosamente apoyado por figuras como Luis Barrionuevo o Gerónimo Venegas, sindicalistas que no pueden ser tachados de pro-patronales. Son sin más empresarios enquistados en las filas del movimiento sindical, que han hecho de sus organizaciones gremiales una plataforma para sus negocios personales. Y además son concomitantemente figuras de la impresentable derecha peronista de vínculos irrefutables con todo lo que significare neoliberalismo. Si Moyano elige semejantes aliados para construir un espacio político su futuro parece estar más cerca de un bonzo inmolado que de un líder que, por cierto, puede aportarle mucho al proyecto nacional aún.

En las líneas posteriores argumentaremos acerca de los problemas generados a la democracia argentina por las debilidades de la oposición partidaria; a su vez basadas en su ausencia de construcción política, su indigencia intelectual y su vergonzante servilismo en relación al poder económico.

La Unión Cívica Radical: la vergüenza de nunca haber sido (alternativa para el pueblo)

Resulta una ley (política, no jurídica) que a mayor peso del peronismo y vaciamiento del espacio opositor las contradicciones e internas en la fuerza mayoritaria son, sin más, los conflictos centrales del país. Gran parte del citado vaciamiento opositoril es debido a la U.C.R., una fuerza con figuras tan deplorables como Gerardo morales, Oscar Aguad y tantos otros. Por otra parte y agudizando la mencionada situación, la (autoproclamada) condición de fuerza nacional, popular y progresista de la Unión Cívica Radical es una de las imposturas (truchadas) más flagrantes de la entera historia nacional. Si bien en sus comienzos- previos a la sanción de la ley Saenz Peña y la consiguiente asunción de la presidencia por Hipólito Yrigoyen- la U.C.R. permitió canalizar en su seno las aspiraciones por democratizar el sistema político de amplias fracciones de las capas medias; resultó suficiente la llegada al poder del caudillo de Balvanera para que tales expectativas se vieran defraudadas con el impulso a la represión sobre el movimiento obrero más salvaje y luctuoso de toda la historia argentina. Por cierto que lo recién enunciado incluyó la aviesa complicidad con crímenes realizados por organizaciones para-estatales contra obreros o simples inmigrantes durante la semana trágica (enero de 1919) o los cometidos por el propio ejército en la represión de los peones de Santa Cruz (1921). Las bancadas parlamentarias de la U.C.R. fueron una omertá, que bloqueó todo intento por investigar los delitos cometidos. ¿La calidad institucional tan declamada? Se la pasaron por donde cada uno pudiere imaginar.

Durante la década del '30 fueron activos cómplices del fraude, la corrupción y el saqueo del patrimonio argentino; siendo su principal contribución a lo nacional y popular la aparición de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (F.O.R.J.A.), núcleo minoritario escindido del partido que conservó los contenidos nacionales, democráticos, antiimperialistas y populares; casi como tesoro, para cedérselos al peronismo (al cual se sumaron varios de sus principales espadachines) que nacería un día de octubre de 1945. Pero fue desde la aparición de la creación política de Perón y Evita que la U.C.R. encontró su verdadera función: servir de cuña obstaculizante para la unidad nacional y popular, función conferida por las fuerzas oligárquicas e imperialistas. En efecto, siendo el partido boiniblanco una fracción decisiva para la identidad social, cultural y política de las clases medias, el radicalismo fue un escolló que boicoteó la alianza plebeya entre los trabajadores y los destacamentos de la pequeña burguesía; realizando de este modo los deseos menos ocultos del poder real. Tal alianza plebeya constituye "el núcleo de hierro" de la unidad nacional y popular y la contribución a escindirla es una tarea realizada por la U.C.R. que resulta altamente gratificante para el poder real y que el partido desarrolla (con más prisa que pausa) desde hace más de seis décadas. Desde la racista expresión "aluvión zoológico" para referirse a las masas que hicieron el 17 de octubre de 1945 (creación del diputado radicheta Ernesto Sanmartino) al seguidismo incondicional con el monopolio reaccionario Clarín de los días actuales; pasando por la actividad golpista del '55 y la "asociación lícita" del líder radical Ricardo Balbín para favorecer a dictaduras, aún las que como la de 1976 que asesinaba inclusive dirigentes de la U.C.R.; nada dejó de hacer el partido para perjudicar al conjunto de los sectores populares. En rigor puede formularse una ley de oro de la política nacional: el radicalismo sólo aparece como progresista a condición que el peronismo quede recostado por completo a la derecha, como ocurrió en los '90. Así frente a Menem, hasta De La Rua lucía progresista. Pero es preciso serlo frente al poder económico. Y en este punto la fuerza ha dado sobrados testimonios en la historia de su incapacidad para confrontar con la reacción o su medroso seguidismo.

En las instancias previas a las dos elecciones del 2011, su candidato, el boxeador ambidiestro (amaga con la izquierda y pega con la derecha) Ricardo Alfonsín alardeó la construcción de una coalición verdaderamente progresista; ya que en su opinión el Frente para la Victoria era un espacio conservador. Para crear fuerza de avanzada se alió con Francisco De Narvaez, personero de la peor reacción. Con semejante socio realizó publicidad en la que; en caso de habérsele quitado el sonido pudiera haber semejado el avance de la telenovela de la tarde, versión romance igualitario: "creo en vos, Ricardo. Y yo creo en vos Francisco", decíanse con ojos cuasi enamorados. Pero Ricki, lo único que hace peor que actuar es desempeñarse como dirigente político y la magra cosecha que obtuvo en octubre resultó un castigo merecido. Lo que fue inmerecido fue el modo en que le cayeron (casi como gavilanes) sus correligionarios en una felliniana convención donde unos a otros se agredían... por ser radicales. Tales eventos escapan de la lógica del análisis político; ya que el vuelo de tortas y otras creaciones reposteriles evocó el fantasma de los inolvidables Curly, Larry y Moe. Claro que los tres chiflado lo hacían mejor; al punto que aún hoy sus batallas con bombas de crema suscitan carcajadas. Pero las tortas de ricota que volaron en la convención radicheta provocan piadoso silencio; como las dotes actorales del candidato ejercidas en un acto público, en el que pretendió imitar a la presidente parodiándola. Por cierto que no provocó risas; si no más bien lástima dado lo patético de la situación. Pero calma radicales. Es probable que puedan volver a ganar el ejecutivo a nivel nacional. Sólo deberán esperar unos quinientos años para ello. Mientras tanto su principal carta de supervivencia es el aparato partidario- único junto al peronismo de alcance nacional- y podrán utilizarlo en negociaciones con la derecha; tan plena de poder y dinero, como ausente de construcción política. Si lo sabrá un ex precandidato radicheta que recibió una generosa contribución monetaria para la campaña; que luego olvidó devolver cuando se bajó de la postulación.

El Frente Angosto (muy poco) Progresista: la continuación de la U.C.R. por otros medios

En los finales de la década del '60 y durante los '70, la sigla F.A.P. identificaba a las Fuerzas Armadas Peronistas; una organización armada, que combatió contra la dictadura onganiana (1966-1973) y era producto de la fusión de destacamentos en vías de radicalización provenientes de la resistencia peronista con núcleos de las clases medias que se alejaban del gorilismo de sus padres y abuelos. En los tiempos actuales, la sigla es decodificada como Frente Amplio Progresista. Por cierto que no nos interesa terciar en el debate acerca si todo tiempo pasado fue mejor o peor; pero sin dudas resulta, al menos, desalentador que la misma sigla aglutine a un conglomerado que incluía dentro de sí lo mejor del peronismo resistente con un rejunte que desmerece su nombre; ya que no es muy amplio y resulta muy poco progresista. En efecto, el actual F.A.P. incluye a una fracción sustancial del viejo Partido Socialista coaligada con un aquelarre de Kioskos electorales; que ni siquiera alcanzan la condición de Pymes comiciales como el Partido Nuevo Cordobés, los Libres del Sur, la fuerza de Claudio Lozano, El G.E.N. (curiosa fuerza “progresista” que desconoce por completo la existencia del poder económico) o la fuerza fundada por el sindicalista de la C.T.A. Víctor de Genaro.

Analicemos primero al Partido Socialista. Es sabido que la fuerza creada por Juan B. Justo en la última década del siglo XIX jamás logró penetrar profundamente en el proletariado Argentino. Subsistió en los arrabales del espacio pequeño burgués de la U.C.R. y compitiendo con ella en las tres primeras décadas del siglo XX en las que cometió diversos errores; como fue oponerse a la implementación de políticas proteccionistas que hicieren crecer el peso social de la clases obrera o el apoyo a la asonada cuasi fascista del 6 de septiembre de 1930. Pero con todo su peor yerro fue coaligarse con la oligarquía contra Perón y enfrentando los incontables e inocultables beneficios que recibieron las masas en los primeros gobiernos peronistas. No sólo se trató de una pifiada tremenda, también formateó un cierto A.D.N. gorila del cual muy pocas fracciones partidarias han logrado despegar. Por cierto que no son las que conducen el partido en la actualidad. Luego del golpe del ’55 el P.S. implosionó en diversos sub-partidos hasta que a fines de los ’80 se reconstruyó una cierta unidad. Los ’90 fueron años de un moderado crecimiento partidario (circunspecto en rigor a ciertos territorios) en los que se verificó lo que decíamos líneas arriba acerca de que algunos cenáculos políticos necesitan para semejar progresismo que el peronismo ocupe los espacios derechos de nuestro sistema político. Luego del derrumbe del 2001-2002 y con el aparecer sensible del Kirchnerismo; gran parte del Partido volvió por la senda de (Norte) Américo Ghioldi; es decir a un cerrado gorilismo de matriz irremediablemente anti-popular. Llegados a este punto podemos formular otra ley de todo sistema político, no sólo del argentino: para ser progresista, es preciso diferenciarse y confrontar con las orientaciones del poder económico. De no ser así, estamos en presencia de un progresismo virtual o de papel picado. Veamos la actitud del partido y de su máximo referente Hermes “la esfinge litoraleña” Binner, el Américo Ghioldi del siglo XXI, en algunas cuestiones centrales.

No hubo momento de máxima agudización del conflicto político y social en la Argentina que el debate por la resolución 125. Y allí el P.S. votó (salvo algunos pocos diputados aliados al gobierno nacional) con todos sus referentes parlamentarios alineados con la oligarquía terrateniente. ¿Puede extrañar que la provincia de Santa Fe gobernada por la fuerza de marras resulte impotente para gravar las grandes fortunas sojeras a los efectos de volcar recursos a la educación pública, por ejemplo? No negamos que desde la intendencia de Rosario y desde el ejecutivo provincial se hayan realizado aportes para beneficiar a los sectores populares. Pero la insuficiencia de tales políticas hunde sus raíces en la timorata actitud frente al poder económico. En los días que corren, se debate acerca de un proyecto de ley que limitaría la discrecionalidad de los monopolios en la producción y venta de papel prensa. Dicha situación de privilegio fue lograda por Clarín y La Nación en la mesa de torturas durante la dictadura genocida (1976-1983). Toda fuerza progresista no puede tener dudas que es decisivo apoyar tales iniciativas. Menos los integrantes del F.R.A.P. que votaron alineaditos con Clarín y el diario paradigmático de la oligarquía terrateniente: la Nación. Comentando la asunción de Cristina, Binner se manifestó crítico con la ausencia de referencias en el discurso presidencial… al federalismo. Tal vez se trate de una contribución al bicentenario, pero reflotar un conflicto nacido en los comienzos del siglo XIX en la vigésimo primer centuria no habla de un dirigente con capacidad de observar los problemas y desafíos de la globalización; si no más bien de un caudillo que desea posicionarse desde los rencores propios de fracciones sociales del interior del país. De modo que el federalismo- más que ser expresión de las masas oprimidas como fue durante gran parte del siglo XIX- resulta taparrabos discursivo de la peor derecha.

Por cierto que Binner tiene su futuro político oscuro, complicado y enmarcado por diversos factores, a saber:

a) Carece de una estructura (aparato partidario) a nivel nacional, sin el cual es impensable la posibilidad de intentar ganar una elección presidencial. Por otra parte, en el bienio próximo no desempeñará cargo institucional alguno.

b) Gran parte de los votos que incorporó a su caudal original el F.A.P. entre las P.A.S.O. y el 23 de octubre (casi un 5 %) provino del Duhaldismo; con lo cual o resultan un condicionante para su acción política futura o buscarán otra referencialidad derechista en comicios futuros. Binner resultó el candidato más votado en las coquetas barriadas del norte de la ciudad de Buenos Aires; incondicionales del Macrismo, duhaldistas en las P.A.S.O., Fapistas el 23 de octubre. De modo que el poco locuaz candidato no podrá enorgullecerse de tales sufragantes y los verá emigrar a poco que hubiere una oferta derechista más sólida y creíble.

c) Fuera del Partido Socialista configuran el F.A.P. un conjunto de miniagrupaciones; cuya única función y sentido de existir es llevar al parlamento a sus dirigentes. Y no resulta una osada profecía anunciar que abandonarán el F.A.P. a la primera de cambios. Con el resto de los miembros del frente proseguirá el análisis. El Partido Nuevo Cordobés cuenta con dos dirigentes destacados, el ex intendente de la ciudad de Córdoba y actual senador nacional, Luis Juez, el piñón fijo de la política argentina, y la periodista Norma Morandini. Juez era aliado del gobierno nacional y despechado por no recibir el apoyo que esperaba en el 2007 para la gobernación se pasó a la oposición con gestos, modismo y ditirambos circenses. Cuando olfateó la chance de volver a pelear el ejecutivo provincial no le faltaron guiños parlamentarios contemporizadores hacia Kristina.

Con lo cual podemos formular un teorema piñón fijo de la política: Actúa en relación a la presidencia de acuerdo si contás o podés lograr un cargo ejecutivo. Una variante cordobesa de aquel teorema es la frase de Marx (Groucho): tengo estos principios pero también tengo estos otros. Su coequiper Norma Morandini se opuso a todas las iniciativas legales progresistas desplegadas en el Congreso por el Frente para la Victoria mediante una “transformadora” alianza con el P.R.O. la U.C.R. o el peronio-derechismo residual Y fatiga los estudios televisivos con su mejor cara de ataque hepático para presentar la conveniencia del monopolio corneta como una cruzada de liturgia y fe republicanas. Idéntico rostro gastrointestinal muestra la líder del G.E.N. Margarita Stolbizer. Lleva varias décadas en la actividad política y aún no se anotició que existe que existe el poder económico. En realidad, más que ignorancia se trata de complicidad. Por ello obsesivamente embiste contra los molinos de viento, cual versión femenina del Quijote. Recibe su ataque el gobierno nacional responsable, en su trasnochada visión, de las 7000 plagas que sufren la Argentina y los argentinos. En rigor, la diputada se parece más a Sancho Panza que al ilustre caballero andante, no sólo por su adiposa figura si no principalmente por sus rasgos de conciencia, más proclives al sentido común conservador que a la apertura utópica que desplegaba el hombre de la Mancha. Para ver su futuro, las (escasas) huestes del G.E.N. sólo tienen que mirar el presente en el espejo de su organización gemela el A.R.I.- Coalición Cínica: soledad, frío, dispersión política.

Tal vez intenten un hipócrita y muy improbable retorno por los senderos del progresismo; camino que ya intentan los Carrio`s Fans. Y es posible que haya algunas personas que les crean. Boludos y gorilas no escasean en la pródiga Argentina, país generoso como supieron nuestros abuelos inmigrantes. Otra agrupación que se pavonea en el F.A.P. es Li(e)bres del Sur, exótica orga que reivindica a Evita y el Che Guevara para construir políticamente con los enemigos de ambos. Traidores seriales (en muy escaso tiempo le clavaron el puñal al F.P.V. y a Proyecto Sur) su discurso es capaz de extraños sortilegios ideológicos para encubrir su única finalidad esencial: llevar a sus referentes a cargos institucionales, sean ejecutivos o legislativos. Por ejemplo, en la elección del 2007 acusaron al F.P.V de proscribir para la intendencia de La Matanza a su dirigente Jorge “Huevo” Ceballos. En honor a la estricta verdad el citado podía ser candidato para lo que quisiere. Lo que no se le permitió es presentarse con los colores del F.P.V. En dicho comicio colaron dos diputadas nacionales (Cecilia Merchan y Victoria Donda); que rápidamente se alejaron del proyecto nacional empujadas por el vendaval derechista que sopló en la Argentina entre 2008 y 2009.

Este escriba le criticó a Ceballos la adulteración de la voluntad popular que significaba lo recién afirmado y recibió por toda respuesta amenazas de violencia física. Merchan se alejo de la organización poco antes que finalizara su mandato; pero Donda presentose a la reelección como diputada con una extraña campaña cuyo sublema (no explícito, pero ciertamente implícito) podía sintetizarse como sexo droga y rock and roll. No se trata de realizar críticas basadas en moralinas pre conciliares. Y respetamos a la diputada por su condición de víctima de la dictadura genocida. En efecto, nació en la E.S.M.A. de padres desaparecidos y recuperó su identidad gracias al clima de época propiciado por Néstor y Kristina Kirchner. Lo que criticamos es la (falta de) coherencia política porqué hacer una campaña centrada en el desenfado teniendo como referente máximo a Binner (que es tan transgresor como el arcángel San Gabriel, la Madre Teresa de Calcuta o el Sapito Pepe) resulta tan sinuoso y errátil como la entera trayectoria de su organización, que traicionará al santafecino a poco que los supremos objetivos de la orga lo ameriten. Como Claudio Lozano, otro que perdió la brújula hace bastante tiempo y confunde al gobierno nacional con la derecha; a la cual el barbado diputado sirve incansablemente. Por fuera del F.A.P. hubo más derrotados en los últimos comicios, pero se trata de un análisis que no deseamos profundizar. Sólo digamos que compitieron la Coalición Cínica (que consiguió el extraño logro que la izquierda troskosaúrica no saliera última); el PRO (que no perdió porque se borró de la elección nacional y las diversas variantes del peronio derechismo: la cuartelera de Duhalde y la festiva de Rodríguez Saa.

Afuera quedose Proyecto Sur que no logró sortear las P.A.S.O. y se hundió Fernando Ezequiel “Bonsai” Solanas en el desierto al que van todos los condenados idiotas útiles de Clarín, cuando ya no le sirven al monopolio. Algunas conclusiones necesarias

a) La única oposición real al proyecto nacional K lo configuran las grandes empresas, en especial del área massmediática.

b) En tal escenario se configura un verdadero vacío político, dada la minusvalidad conceptual del conjunto de la oposición.

c) Por lo tanto se hipertrofia la interna peronista, único espacio político que puede derrotar al proyecto K.

Semejante escenario agiganta la magnitud de los conflictos con Moyano y Scioli. Estas notas han concluido, pero por cierto la presente historia continuará.