Tere Magaró: “No elegí la música, ella me eligió a mí”
Tere Magaró es una artista que encuentra en el jazz fusión la forma más genuina de comunicarse. En su obra conversa el jazz con influencias de bossa nova, boleros y standards.
Fue vocalista en Saxópatas Big Band, entre otras agrupaciones e integró el trío "El Girón Tango". Realizó actuaciones en prestigiosos clubes y espacios culturales de Buenos Aires y fue vocalista en cruceros durante diez años. En 2006 editó su álbum debut, Once in a Blue Moon, en el que interpretaba clásicos de la música internacional.
Recién en 2021 comenzó a trabajar en su segundo disco, Amanecer, donde por primera vez interpreta composiciones propias.
Lo presentará en vivo el sábado 14 de Junio en Centro Cultural Nueva Uriarte (Uriarte 1289, Palermo, CABA) a las 20hs, junto a Rodrigo Agudelo en guitarra y producción, Diego Wainer en bajo, Nicolás Boccanera en piano y René Gatica en batería.
Agencia Paco Urondo: Este es tu segundo disco solista, pero el primero en el que aparecen canciones de tu autoría. Por otro lado, este álbum incluye temas de Antonio Jobim, Cole Porter, entre otros. ¿Cuál es el hilo que conecta todas estas obras, ajenas y propias?
Tere Magaró: Amanecer nació como resultado de un proceso de búsqueda y evolución personal, como necesidad de transmitir y compartir emociones, vivencias, la mujer que soy hoy a través de mis canciones. Es mi voz, mi identidad, y nació gracias al apoyo de la cantante Roxana Amed y el músico Rodrigo Agudelo – quien realizó la producción artística del disco -, que me acompañaron y creyeron en mi sueño.
El hilo que conecta todo el repertorio, tanto las canciones propias como las de otros autores, es el amor con todos sus matices. Cada canción, desde distintos estilos y épocas, muestra una cara distinta del amor: el que se suelta, el que se pierde, el que acompaña, el que elegimos a pesar de todo. Son emociones que nos atraviesan cuando amamos: la alegría, la tristeza, la nostalgia, las ganas de compartir, la aceptación del cambio.
En mis canciones intento hablar de eso, de soltar el control, de dejar ir, pero también de valorar lo vivido. Elegí compositores como Jobim, Cole Porter o Ernesto Duarte Brito porque, aunque tengan distintos acentos, distintos colores y sean lenguajes diferentes, todos hablan del amor con una coherencia emocional que recorre diversas formas de amar y de ser amados, con toda la intensidad y belleza. Así como también se fusionan sonidos acústicos con la libertad y sensibilidad interpretativa de la voz y de los músicos de jazz logrando una identidad propia.

APU: Durante casi una década trabajaste cantando en cruceros. ¿Qué impresión te dejó esta experiencia?
T.M.: Fue una experiencia única. Hacía lo que más amo —cantar— y además tenía el privilegio de viajar, conocer culturas, personas y lugares increíbles. Pero también se extrañan los afectos, y ahí uno empieza a valorar mucho más el país, las raíces, todo lo que nos define como argentinos.
Yo era la band leader y tuve la suerte de trabajar con músicos excelentes, de quienes aprendí mucho. Estar lejos me llevó a componer, como una forma de canalizar emociones, y eso me abrió la mente y el corazón. Fue un aprendizaje enorme: desde respetar otras formas de vivir y convivir, hasta nadar con caballos en el mar en Barbados o visitar lugares sagrados como la casa donde vivió la Virgen María.
Todas esas vivencias ampliaron mi mirada artística: me hicieron más flexible, más atenta a los matices y más conectada con lo que quiero transmitir. Además, cantar para públicos tan diversos, con gente de distintas partes del mundo, me enseñó a adaptar mi comunicación, a leer las emociones más allá del idioma, algo que es muy distinto a la energía más íntima y cercana de una sala o un bar en la ciudad.
APU: ¿Por qué elegiste la música como medio de expresión? ¿Y qué lugar crees que ocupa la música en la sociedad?
T.M.: Realmente no elegí la música, siento que ella me eligió a mí; y desde entonces ha sido mi refugio, mi canal de expresión. En ella encontré mi lugar. Tal vez porque desde chica vi cómo mi padre se comunicaba a través de la música; nos contaba sus tristezas y alegrías con una canción. Además, vengo de una familia italiana donde la música era tan esencial como compartir una comida en familia.
Creo que la música es una necesidad en la sociedad de hoy, especialmente porque el arte tiene un poder transformador increíble. Nos permite volver a lo sensible, lo colectivo, lo humano. El arte no da respuestas, pero abre preguntas, conecta y abraza. En tiempos como los que vivimos, cantar, crear, compartir belleza o incomodidad desde el escenario o una canción es una forma de apostar por el bien común.