Poesía: “Noches de adrenalina,” de Carmen Ollé
“Si el poema no es personal ha de ser político”.
Noches de adrenalina. Carmen Ollé
Noches de adrenalina es un libro de poemas editado por primera vez en el año 1981, aun con distancia en el tiempo, Carmen Ollé pareciera retomar los tópicos discursivos de la época en relación a la mujer, el deseo y el cuerpo.
Carmen Ollé en cada poema cuenta una historia, un personaje, un tiempo determinado; sin embargo la poeta siempre habla de la historia a contrapelo. Mientras que para algunos intelectuales Paris era una fiesta, para Carmen era lo contrario, no porque no fuera una fiesta sino porque ella eligió contar la otra versión. La vida en las buhardillas, los trabajos, los encuentros entre pares, las necesidades, la ambigüedad del paisaje deseado con la incertidumbre y el desarraigo, como lo hizo en Una muchacha bajo su paraguas.
Noches de adrenalina, se compone de 33 poemas largos donde Carmen hace un recorrido entre Lima, su ciudad de origen y Paris, el lugar de formación.
La escritura de Carmen Ollé es profunda, comprometida y filosa. El yo poético toma postura, se posiciona en un lugar y desde allí habla, atendiendo a la idea de texto y contexto.
Una mujer de treinta que lee a Simone de Beauvoir, que problematiza sobre el cuerpo, el deseo y el deber ser en la sociedad.
“El color del mar es tan verde como mi lirica
Verde de bella subdesarrollada.
¿Por qué el psicoanálisis olvida el problema de ser o no ser.
Gorda /pequeña/imberbe/velluda/transparente/raquítica/gorda/ojerosa…”
Ser o no ser podría plantearse como el axioma que atraviesa el libro: ser y pertenecer acorde al canon y al mandato impuesto por la sociedad o ser libre y auténtica. Carmen incomoda y no responde al mandato de femineidad, es disruptiva y su campo de batalla es la escritura.

El primer poema es la piedra de toque, desde allí motoriza una maquinaria de lenguaje provocativa y perspicaz. Este primer poema da cuenta de que un poema puede ser político y todo lenguaje es ideológico. Este punto de partida le dará continuidad a los recuerdos, la infancia, la amistad, el sexo y el descubrimiento.
¿Qué es la cultura? ¿Qué es la belleza? ¿Lo bello es pulcro y lo feo es sucio?
“El que más se lava es el que más apesta como/los buenos/olores son testimonio de una mala conciencia/ como el grito es la figura de la timidez”
¿Qué lugar ocupa lo que somos realmente? ¿Qué nos moviliza? ¿Qué somos y qué debemos ser?
“Del botín que es la cultura me pregunto por
el destino
¿Por qué Genet y no Sarrazine?
o Cohn Bendit/ Dutschke/ Ulrike
y no las pequeñas militantes que iluminaban
mis aburridas
clases en la U
ELSA MARAGARITA SIRA”
La fuerza de la militancia, el reconocimiento a las compañeras, la valoración de la lucha y la interpelación sobre cuál es nuestro modelo de mujer cobra relevancia en este poema mayor.
A partir de estas primeras páginas, cada poema de Carmen es un pequeño manifiesto. El arte, la experiencia lejos de la tierra natal, las peripecias cotidianas, la lucha, la supervivencia. ¿Cuál es la función del arte? ¿Qué es la liberación? ¿Qué hacemos con el paso del tiempo? ¿Hablar de una misma es una excusa para hablar sobre lo colectivo? Qué es la historia sino lo que se va escribiendo mientras estamos vivos.
“Un cuerpo que sufre insoportablemente exige/al margen del sistema solar y las estrellas/su liberación inmediata”.
En Noches de adrenalina, Carmen Ollé rompe con la idea de la sacralización del cuerpo femenino, de la idea de un cuerpo que calla y obedece al cuerpo que desea, que tiene hongos en la vagina por el parto, que grita, que se revela, que no se identifica con los patrones de belleza estandarizados.
“A los 15 años se está de pie ante una cruz un/ arquetipo del dolor/ me arrodillo beso la punta de esos pies sangrantes/y deposito mi moneda en la alcancía/en esta mística de relatar cosas sucias estoy sola/y afiebrada”.
Los poemas de Carmen también son pequeños ensayos, que dialogan y se preguntan por el amor, por el sexo, por la amistad, por la infancia, por la maternidad, por la política.
Los poemas de Carmen tienen una lógica de continuidad, cuando la leemos nos apropiamos de una historia, seguimos el relato de una vida, nos detenemos en cada sentencia, desde donde se desprende siempre un nuevo interrogante. Los poemas de Carmen también son pequeños ensayos, que dialogan y se preguntan por el amor, por el sexo, por la amistad, por la infancia, por la maternidad, por la política.
Si tuviera que seleccionar un sólo tópico para desarrollar de este libro, me quedaría con el tiempo, Carmen habla desde un presente, va y viene desde la infancia pero que también la inquieta el porvenir, “Uno espera tener 80 para hablar de sí mismo”. Evoca recuerdos y construye futuros posibles. Quizá sin saber que estos poemas de 1981, en el 2025 podían leerse tan actuales.
Carmen toma el tiempo como materia prima pero no solo para trabajarlo en términos cronológicos sino desde la experiencia. En estos poemas vemos el proceso de transformación de la experiencia cuando es escrita, la distancia dulcifica aquello que queremos contar, la escritura suaviza la efervescencia del momento. Sin querer asistimos al proceso creativo, al trabajo del poema.
“Me doy cuenta de que aun persisto en la búsqueda/de unión de los tiempos: /el adolescente y el ahora”.
En Noches de adrenalina, Carmen nos interpela y nos convoca. Nos reconcilia con nuestra desnudez, con la mirada ajena y el paso del tiempo en los cuerpos. Nos trae un aire de liberación de ese momento en que las palabras de Carmen eran cuchillos filosos. Hoy que algunos sectores pretenden volver al mismo lugar, ella nos recuerda: “No temer a imaginarlo todo/la ley alcanza lo real o no existe”.