“Belén recuperó su libertad, ahora estamos esperando que se la absuelva definitivamente”

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“Belén recuperó su libertad, ahora estamos esperando que se la absuelva definitivamente”

30 Septiembre 2016

APU: En principio, queríamos que nos comente cuál es la situación actual de Belén, y cómo analiza la repercusión del caso.

Soledad Deza: Belén está bien, Belén está recuperando su vida, recuperó su libertad. Ahora estamos esperando que se la absuelva definitivamente. Me parece que el caso impactó de forma positiva para el movimiento de mujeres; creo que nos dimos cuenta que unidas somos muy fuertes; creo que pudimos poner al descubierto que el poder judicial no va a hacer nuevamente lo que quiera con nosotras, creo que ese fue un aprendizaje. Y finalmente creo que sirvió para mostrar, en realidad, que el tema del aborto es algo que le puede pasar a cualquiera, entonces, a partir de ahí, me parece que obtuvimos más adhesiones a lo largo y a lo ancho del país. Un aborto espontáneo le puede pasar a una, a la hermana, a la hija; entonces a partir de eso, poner en crisis también ese mandato de maternidad, ¿no? Creo que estuvo bueno en ese sentido.

APU: Hablaba recién de las distintas violencias institucionales que sufrió Belén, y cómo por eso es que pudo darse el caso.

SD: Sí, fueron muchas las violencias que sufrió Belén, desde lo institucional, desde la salud, desde la policía, el poder judicial. Me parece que cuando uno comienza a desmenuzar un poco el caso realmente ve lo que hay detrás de la violencia de género, que es la asimetría de poder. Sumadas todas las violencias desde los distintos lugares, el maltrato realmente es deshumanizante.

APU: Por último, nos interesó cómo planteaba la cuestión de la soberanía sobre el cuerpo, que implica esta obligatoriedad de ser madre...

SD: Exactamente, yo creo que es hora de que nuestros parlamentarios y parlamentarias debatan el proyecto de ley para legalizar el aborto por una cuestión fundamentalmente de salud pública, además de justicia social, de desigualdad de género. Por una cuestión de reconocer la soberanía de las mujeres sobre sus propios procesos reproductivos, y desarticular una ciudadanía de segunda, que es la que, a causa de eso, nos pone en el lugar en donde estamos.