Putos Progresistas, por Putos Peronistas

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Putos Progresistas, por Putos Peronistas

03 Julio 2013

El 25 de mayo de 1973, los y las compañeras del Frente de Liberación Homosexual llegaron a la plaza de la asunción del tío Cámpora, en el medio de la columna de la Juventud Peronista, con su bandera de “Los Putos con Perón – Frente de Liberación Homosexual”. Ellos van a inaugurar la noción de que “ninguna liberación sexual es posible si no es en el marco de la liberación nacional”.

La militancia del FLH, así como muchas otras experiencias de la época, fueron sepultadas o exiliadas durante los años de plomo y la amnesia neoliberal que le siguió. Para los 90 había un movimiento LGBT que ya no reivindicaba la liberación sexual ni mucho menos la nacional: se nucleaban detrás de los derechos civiles de la llamada comunidad LGTB; una minoría de sujetos sin color de piel, nacionalidad ni clase social que se definen únicamente por su orientación sexual. Estas organizaciones se declaraban abiertamente apartidarias, y aunque algunxs activistas participaron de la izquierda trotskista, no eran parte de ningún proyecto emancipador que incluyera sus reivindicaciones en el marco de una agenda nacional. Ninguna de nosotras está capacitada para hacer afirmaciones de lo que podría haber sucedido, y reivindicamos la militancia de los y las compañeras que, en esos años donde el orgullo de la diversidad sexual no era garantía de progresismo sino de enfermedad, dieron la cara y pusieron el cuerpo para pelear por los derechos del colectivo. Pero es llamativo como, durante tantos años esta idea de que las reivindicaciones sexuales serían parte de un proyecto liberador, fue dejada de lado por la noción apartidaria de las ONGs de la diversidad.

Y no fue hasta que revalorizamos la política y sus instituciones de la mano de Néstor Carlos Kirchner, que una ola imparable de politización de las formaciones militantes reivindicativas arrasó con las viejas construcciones no gubernamentales y las obligó a posicionarse. En ese momento, un grupo de compañerxs en matanza comenzábamos a armar lo que hoy somos los Putos Peronistas.  En el trajín de los frentes abiertos por el Gobierno Nacional, hay poco espacio para los posicionamientos políticos más generales o tibios. Se está dentro o fuera, a favor o en contra.

Lo que nos gustaría plantear como pregunta es hasta qué punto la experiencia militante de dos décadas de una generación que era muy chica en la Primavera Camporista y alcanza los treinta en la era de la pizza con champagne, les permite insertarse en la estructura partidaria del kirchnerismo y entender sus reivindicaciones como una parte más del proyecto de características Nacionales. La otra cuestión para pensar es por qué el Movimiento Nacional ha tenido escasa capacidad de generar cuadros propios que conduzcan desde el orgullo y la diversidad sexual las transformaciones sociales del pueblo, en lugar de incorporar a sus filas a estxs activistas con un pasado políticamente difuso y tan alejado de nuestra tradición política.