La cadena ciencia, tecnología, pymes y Estado

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La cadena ciencia, tecnología, pymes y Estado

30 Septiembre 2019

Por Eduardo Dvorkin 

"No podemos decir que un país sea culto ni tenga gran adelanto porque cuente
con tres, cuatro o diez sabios y hombres cultos, mientras el resto es mudo y
torpe rebaño de ignorantes. La cultura del pueblo está en que aun cuando no
poseamos ningún hombre extraordinariamente culto, tengamos una masa
popular de una cultura aceptable. Por eso hemos establecido entre nuestros
objetivos que tanto la cultura como la ciencia son elementos al servicio del
pueblo y esgrimidos por las manos del pueblo. Queremos una cultura popular,
queremos que cada uno de nuestros hombres disfrute y haga ejercicio de ella,
porque entonces tendremos una ciencia argentina al servicio del pueblo
argentino, que es lo único que justifica la cultura y justifica la ciencia."

Juan Domingo Perón, del discurso de inauguración de la Universidad Obrera Nacional (hoy UTN),
8/10/1952. 

Es un tema complejo el de la ciencia y la tecnología (CyT), su desarrollo crea empleo y su postergación está ligada a la desindustrialización y la dependencia. Afecta a todos … pero su metodología de funcionamiento y las reglas éticas que rigen sus relaciones internas, solamente las manejan aquellos que se han formado en centros de investigación científicos o en centros de desarrollo tecnológicos o en combinaciones de ambos.
Es un tema complejo el de la CyT porque nuestro país necesita ciencia y tecnología de calidad que solamente puede ser producida por científicos y tecnólogos de excelente formación y de excelente CV; pero, que a un científico argentino se le otorgue un premio científico internacional, no significa necesariamente que la ciencia argentina sea exitosa. 

Nuestro país deberá reconstruir la ciencia, la tecnología y la industria después del cientificidio, tecnologicidio e industricidio simultáneos que nos impuso el neoliberalismo periférico de Cambiemos. Para esto necesitamos excelentes científicos y tecnólogos ya formados, necesitamos numerosos y excelentes jóvenes que se estén formando como científicos y necesitamos a los chicos y chicas que se están formando en la educación pública soñando ser los futuros científicos y tecnólogos de nuestro país, chicos y chicas formados con los valores de la inclusión social y que estén dispuestos y dispuestas a aportar su esfuerzo para la construcción de la Patria…que siempre es el otro. 

Tecnología y cultura

El campo nacional y popular volverá a ser gobierno a partir del 10/12/2019 y lo hará para retomar la ruta del desarrollo inclusivo. Para volver al desarrollo inclusivo hay que dar batalla, en otros frentes simultáneamente, el frente científico – tecnológico y el cultural. El frente cultural no es un frente disjunto del tecnológico. Los desarrollos tecnológicos involucran cambios culturales para los que trabajan en su desarrollo, para los que producen incorporando cambios en los métodos productivos y para los que consumen los nuevos productos, muchas veces reemplazando a productos importados de muy establecido nombre. Una definición de Amílcar Herrera que debemos incorporar: “…la tecnología, en el sentido antropológico, es el elemento más determinante de las formas culturales. En la medida que no se revalorice la tecnología como cultura, como modo de expresión social, la construcción de una sociedad realmente nueva seguirá siendo un objetivo inalcanzable”. 

La cadena en movimiento

Para crear empleo, para sustituir importaciones de bienes y servicios, para poder exportar bienes y servicios de mayor valor agregado y para hacerlo en un escenario de falta de divisas como el actual, el nuevo gobierno deberá establecer y poner en movimiento la cadena ciencia – tecnología – PyMEs - producción.

Vamos a analizar, en lo que sigue, el rol de cada uno de los eslabones de la cadena citada y la dinámica de esta cadena.  Necesitamos establecer un sistema científico – tecnológico que articule los conocimientos científicos con el desarrollo de tecnología y la producción de alto valor agregado.

¡Cientificistas abstenerse!

Pero también deberán abstenerse aquellos que, como exclamara Horacio González, “no saben lo que es la ciencia” (aunque dominen el uso de complejas técnicas de laboratorio) y pretenden un sector científico recortado cuyo fin sea, finalmente, prestar servicios menores a las empresas monopólicas. Ignoran, o pretenden ignorar, que en ningún lugar del mundo hay una buena ciencia aplicada sin una excelente ciencia básica.
Las ciencias físico-naturales, las ciencias de la ingeniería y las matemáticas no son solas suficientes para la gran construcción nacional; nuestra sociedad necesita el desarrollo de conocimientos en los campos de las ciencias sociales y de las humanidades: necesitamos desarrollar, en base a conocimientos propios, políticas para la inclusión de género, para la inclusión de los migrantes y para la inclusión de los pueblos originarios (inclusión no es dilución). 

Necesitamos discutir y acordar el desarrollo de nuestras grandes ciudades, no como negocios inmobiliarios, sino para proporcionar una “buena vida” a los que las habitamos. Nuestra sociedad necesita construir, no una historia oficial, sino las capacidades imprescindibles para dar el gran debate histórico que hemos eludido por años ya sea asignando por decreto los roles de héroes y villanos o ya sea reemplazando por animales autóctonos las siempre controversiales figuras de nuestra historia.

Nuestra sociedad necesita el desarrollo de planes de estudio y técnicas educativas que no provengan de un software enlatado en Europa o en EE.UU. sino que sean desarrollados para servir tanto a la educación pública en los barrios carenciados como en los barrios de clase media, tanto en Jujuy, como en Tierra del Fuego como en la CABA.

Nuestra sociedad necesita cerrar la brecha digital entre los jóvenes pobres y los de clase media y esto no se logrará solamente con hardware y software (obviamente imprescindibles) sino también con metodologías educativas ad hoc.

Tecnología: los conocimientos para hacer 

Hemos discutido muchas veces la necesidad de desarrollar autónomamente tecnología, ya que un crecimiento del PBI vía dependencia tecnológica, necesaria e invariablemente termina en más pobreza y más subdesarrollo.

Es importante también reconocer que no existe desarrollo autónomo de tecnología sin una importante base científica. No todo desarrollo científico debe necesariamente desembocar en una aplicación tecnológica y no toda tecnología tiene como prerrequisito un desarrollo científico; pero, una base científica poderosa permite encarar el desarrollo de tecnologías de mayor complejidad que son, en definitiva, las que producen mayor valor agregado.
Está claro que, en nuestro país, el interés en el desarrollo local de tecnologías innovativas recae en las PyMEs y en el estado, ya que las multinacionales tienen organizado su desarrollo tecnológico a nivel global con centro en sus “headquarters”.

PyMEs: creación de empleo y de valor

En nuestro país las empresas PyMEs generan más del 70% del empleo y un altísimo porcentaje del PBI. Es un error generalizado pensar que la necesidad fundamental de las PyMEs es solamente la de créditos blandos. Claramente en una situación de altísima inflación y estancamiento, como la actual, las PyMEs necesitan créditos para poder sobrevivir, pero la realidad es que ninguna PyME fue fundada con el objeto de solicitar créditos: el objetico de las PyMEs es producir o prestar servicios y para ello necesitan compradores de sus productos o servicios. El poder de compra del estado es enorme, tanto en nuestro país como en el mundo altamente industrializado, y ese poder de compra, el nuevo gobierno deberá direccionarlo hacia el desarrollo de las PyMEs. Deberemos instituir un “compre nacional condicionado” por el cual el estado se compromete a comprar a nuestras PyMEs productos y servicios, en general menos desarrollados y más caros que los internacionales, y las empresas toman compromisos cuantificables y auditables de mejora continua de calidad y aumento continuo de su productividad.

El estado: el tractor de la cadena

Se deberán crear cadenas de PyMEs con el apoyo del sistema nacional de ciencia y tecnología (SNCyT) y la tracción del estado para el desarrollo de los grandes proyectos nacionales: el conocido triángulo de Sábato con el estado traccionando. Un ejemplo es la cadena de PyMEs y organismos de investigación que desarrolló INVAP, sociedad del estado, para el diseño y construcción de los satélites geoestacionarios ARSAT y otro ejemplo lo constituyen las cadenas que se desarrollaron desde el Ministerio de Defensa para desarrollos tecnológicos, en principio de uso militar, pero que rápidamente pasan a la producción civil … como ocurre en todo el mundo.   

Debemos animarnos a imaginar cadenas del mismo tipo para desarrollar Vaca Muerta, no solamente en su aspecto extractivo, sino en la cadena productiva y de servicios aguas arriba y aguas abajo, acá YTEC deberá ser el INVAP petrolero. También será necesario que YPF, al mismo tiempo que centraliza la producción del yacimiento, sea el custodio confiable de los temas ambientales. 

Para desarrollar la industria del litio, no debemos atenernos al esquema de “exportar lana e importar casimires” que solo produce pobreza, es imprescindible que sobre la base de nuestros conocimientos científicos desarrollemos las tecnologías necesarias para producir autónomamente baterías, una empresa del estado, deberá ponerse a la cabeza del desarrollo y generar la red de PyMEs e institutos de investigación imprescindible.
La producción pública de medicamentos y vacunas (PPM) exige la urgente motorización desde el estado nacional de una cadena de institutos de investigación y PyMEs ya que la PPM es indispensable para garantizar la atención de la salud de la población y para disminuir el importante déficit comercial que el país tiene en este rubro. 

El desarrollo y producción nacional de productos para incrementar la producción agrícola es otro gran proyecto nacional que deberá ser encarado.
Hay cadenas de valor fundamentales para nuestra economía en las que nuestras PyMEs no pueden tener una participación entre los proveedores de mayor nivel, que son los que crean más valor, porque no tienen la capacidad de ingeniería y de investigación y desarrollo (I+D) necesarias; un ejemplo es el de las industrias autopartistas, acá los organismos tecnológicos del estado deberán asumir el rol indispensable de proporcionar ingeniería y capacidad de I+D a las PyMEs. 

La dinámica de la cadena

No se trata del clásico modelo lineal en el que el estado impulsa la creación de conocimientos esperando que el mercado transforme conocimientos en tecnología. En nuestro país eso no es posible, el estado debe no solamente empujar la cadena desde el extremo de la ciencia sino, fundamentalmente, traccionar de la cadena desde el extremo de la producción; es la demanda tecnológica la que mueve la cadena y no la oferta científica.

La organización necesaria

Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner fortalecieron al sector científico construyendo nuevos edificios, comprando equipos, incorporando a más jóvenes que nunca antes a la carrera científica, repatriando científicos, mejorando los salarios de científicos y profesores universitarios; pero, la cadena “ciencia – tecnología – Pymes – estado” salvo en proyectos puntuales no tuvo el tiempo necesario para establecerse. Sin embargo, el país produjo muchos desarrollos tecnológicos de importancia: mientras el MinCyT invertía en ciencia, los ministerios de Planificación y Defensa desarrollaban en paralelo proyectos tecnológicos. 

Nuestro futuro gobierno, además de reconstruir el MinCyT, el que deberá enfocarse fundamentalmente en el desarrollo de la ciencia nacional, deberá establecer un organismo transversal a los ministerios para coordinar los estilos tecnológicos de todos ellos. El concepto de estilo tecnológico fue introducido originalmente por Oscar Varsavsky y lo define “…llamaremos Estilo Tecnológico a un conjunto de características cualitativas generales, comunes a todas las ramas de la tecnología (y la ciencia), deseables porque son directamente deducibles de los objetivos nacionales, y prácticas, en el sentido que ayudan a tomar decisiones pues no son compatibles con cualquier propuesta”.