Rusia 2018: ¿Quién es Santiago Staiger: el "oráculo sanjuanino"?

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Rusia 2018: ¿Quién es Santiago Staiger: el "oráculo sanjuanino"?

14 Julio 2018

Por Franco Muñoz

Santiago Staiger. Estudiante de Comunicación Social. Ilustrador bajo el seudónimo ‘Chavolax’. Militante de Patria Grande y La Mella. Hincha apasionado de Fútbol”. Ésta podría ser la presentación de Santiago a la hora de buscar trabajo, iniciar un proyecto o en la simpleza de una charla cotidiana. Pero mediáticamente lo fue una publicación que hizo en Facebook, con miles de comentarios y compartidos y una enorme repercusión nacional. Es que las redes sociales son, en muchas ocasiones, la muestra de cómo un hecho pasajero se reconstruye para convertirse en un acontecimiento, en términos de Eliseo Verón.

Primer tiempo 

Santiago participó en la Asamblea Permanente que se realizó en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan desde el 15 de junio pasado. El 21, día que Argentina jugaba contra Croacia, Santiago les cuenta a sus compañeros de la Asamblea el sueño que había tenido y decide publicarlo a modo de chiste en Facebook: “Fue un sueño y un delirio. Podés soñar algo y te queda ahí. Lo puse para hinchar los huevos. No hago este tipo de posteos. Imaginate que era muy poco posible que sucediera eso”, confiesa. Cuando el partido termina con la derrota de Argentina, se va al Consejo Superior de la Universidad, nota que la publicación se había viralizado y sobre las 19 h distintos medios locales comienzan a comunicarse con él: “Andá a saber cómo mierda llegaron a tener mi número, empezando por ahí. Si bien estudio Comunicación Social todavía no entiendo cómo pueden llegar a conseguir un celular tan rápido”, comentó. En la mañana del 22 lo entrevistan desde Radio Mitre y ese día, con la victoria de Nigeria sobre Islandia, su celular se llena de notificaciones: “La publicación siempre fue una joda. Con el lenguaje que tiene te das cuenta de que no es que quise hacerme el profeta, sino que se dio de casualidad”, asevera. 

26 de junio. Argentina vs. Nigeria. Argentina gana en los últimos minutos y el celular de Santiago explota de llamadas. Cadena3 realiza una reseña y Clarín la comparte. Olé, por su parte, hace una breve nota sobre el caso. Y así como estos ejemplos, hay decenas de notas más: “De ahí hasta el partido contra Francia, mi teléfono no paró de sonar. Hablaba con alguien y me entraban dos llamadas más de otras ciudades”. El miércoles de esa semana se comunican con él desde TN para preguntarle si podía viajar un equipo para hacer un programa con su caso. Santiago acepta y el jueves a primera hora ya estaban en su puerta: “Fue bizarrísimo. Los chabones bastante piolas, como vos, como yo, que están laburando y haciendo lo que tienen que hacer. Después nos pusimos a tomar unos mates y hablamos sobre los despidos de Télam, les conté que milito en Patria Grande (estaba el quilombo de la FUBA) y el programa salió al otro día a la noche. Después del partido con Francia, no me llamó más nadie”.  

Segundo tiempo 

Prácticamente la totalidad de los medios sólo se interesaban en el hecho: poco les interesaba saber sobre la vida del entrevistado o sus visiones del presente argento. El mundial acaparaba todo: “En algunas entrevistas dije que estaban pasando cosas mucho más importantes en el país como para estar tan obsesionados por un mundial de fútbol. Y lo decía como fanático e hincha apasionado, pero no me respondían. No era lo que me preguntaban”, sentenció. 

¿Qué hay de su trabajo como ilustrador y su militancia política? Misma respuesta. Pero en estos interrogatorios hubo algunas excepciones, y bastante cerca de casa, como La Lechuza: “Miguel Ambas me presentó como militante de Patria Grande, La Mella y dibujante. Hablamos en calidad de eso. Con ellos tengo un vínculo más personal”, declaró. 

¿Y sus seguidores y seguidoras? Cientos de personas le enviaron solicitudes de amistad y mensajes. Y ‘Chavo’, el oráculo del que hablaban los medios, lo ve todo desde miradas críticas: “Todo esto se viraliza porque hay gente que lo consume y eso es lo que me preocupa un poco: muchos no pueden salir de lo que ven de los medios”. Santiago me muestra una lista interminable de mensajes, muchos de los cuales comienzan con ruegos por resultados y terminan con insultos y amenazas directas que nunca le preocuparon. Son un descargo de las tensiones que generan las pasiones. Otros mensajes, en cambio, se han prendido en la joda. ¿Qué es esto, sino?: “Los que no me habían visto en todo este tiempo y ahora sí, se cagan de risa. Hacen el típico chiste de ‘Decime los números del Quini’”. 

Su experiencia lo acercó a lugares que como estudiante es difícil llegar sin un contacto clave en el medio: “Me cagué de risa y aprendí muchas cosas respecto a cómo funcionan los medios. Fui a los estudios de televisión de los canales locales, que en cuatro años de carrera nunca había ido”. En esa claridad, nunca fue inocente respecto del manejo mediático y miles de ideas se le ocurrieron para aprovechar la repercusión: “Todo el tiempo se me cruzó por la cabeza hablar sobre cuestiones controversiales, pero no quise entrar porque es exponerse demasiado a algo que uno no tiene derecho a réplica, poder ni nada. No tengo nada que ganar”. Sin embargo, con el ámbito local nota una diferencia. Al tener más seguidores en redes sociales, el contenido político que generó desde, por ejemplo, las gacetillas de prensa por el Fraude Electoral en la Facultad de Filosofía han tenido más llegada: “La publicación de Principios se compartió bastante. Tuvo un montón de ‘megustas’ y mucha gente me preguntó qué era Principios”. 

Alargue 

Analicemos en los últimos minutos el tema desde la mirada del Eliseo Verón. En el prefacio a la segunda edición de “Construir el acontecimiento” (Verón, 1987), el autor argentino nos habla de la industria de la información que, como cualquier otra, trabaja con materia prima, cadenas de montaje, ajustes y controles de calidad, todo lo necesario para llegar al producto final: la noticia. Un pibe hace una publicación en Facebook a modo joda, pero nada es joda en las redes para los medios de comunicación. La materia prima, que podríamos llamar ‘Profecía sobre el desempeño argentino en Rusia 2018’, promete ser un producto apto para múltiples audiencias, fácil de digerir y de compartir y, sobretodo, una noticia que se viralizará y mantendrá atentas a miles de personas en todo el país. 

Para Verón (1987), la actualidad es justamente eso: un producto que sale de esa fábrica comunicacional. Los medios producen realidad social. Toman un hecho humorístico, lo embellecen y crean realidad social. Producen un discurso que será repetido de manera acrítica y compartido y consumido como tal. 

Hay en esa industria de las comunicaciones una producción de realidad social como experiencia colectiva (Verón, 1987). Las entrevistas a Santiago Staiger, las reseñas, los compartidos y la misma nota de color de TN, son un deseo de generar experiencia colectiva. Que toda la ciudadanía esté atenta al ‘Oráculo sanjuanino’, a este descendiente cuyano de Nostradamus, un personaje creado para que en la agenda mental ciudadana sea el tema principal, y exprimirlo hasta que ya no sea rentable para así buscar otro. Porque la actualidad como realidad social en devenir existe en y por los medios. No existe antes que los medios los construyan (Verón, 1987). Todo esto (incluida esta nota) no tendría sentido si no hubiera pasado antes por esas industrias del entretenimiento que logran distendernos. Como muy bien expresa el investigador, “No es porque hemos constatado que un discurso es verdadero que creemos en él; es porque creemos en él que lo consideramos verdadero” (Verón, 1987).  

Para Eliseo Verón, estamos ante “máquinas de producción de realidad social”.¿Qué hacer contra la Matrix? En el repechaje tendremos la respuesta.