¿Qué es la economía feminista?

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¿Qué es la economía feminista?

07 Febrero 2019

Por Santiago Asorey

APU: En primer lugar: ¿Qué aporta como especificidad la economía feminista?

Corina Rodríguez: Diría dos o tres cosas. La economía feminista trae como aporte particular al análisis económico general una mirada que piensa la relación entre las dinámicas económicas y las dinámicas de género. En términos resumidos, y en el caso argentino, por ejemplo, podría ser pensar la relación entre el capitalismo periférico y patriarcado. En ese sentido, registra aspectos que el análisis convencional no tiene en cuenta. Hay un aspecto de esa relación que la economía feminista resalta, que es el rol de lo que se denomina la economía del cuidado. Se trata de mostrar el rol sistémico del trabajo de cuidado, no remunerado. El sistema económico tradicional no podría funcionar sin ese trabajo de cuidado, que por la división sexual del trabajo, lo seguimos haciendo en mayor medida las mujeres. Ese trabajo de cuidado es esencial para producir fuerza de trabajo y contribuye a generar valor económico. 

APU: Decía que quería destacar dos elementos...

CR: El segundo tiene que ver con mostrar cómo se organiza específicamente el trabajo de cuidado. Por eso se estudia, por ejemplo, cómo intervienen las políticas públicas al momento de organizar el trabajo de cuidado. Esa organización social del cuidado es injusta. No solo las mujeres realizan más trabajo de cuidado que los varones sino que las mujeres pobres tienen mayores dificultades en ese sentido. Por eso, desde la economía feminista planteamos la necesidad de visibilizar esa organización social injusta del cuidado y su impacto en la reproducción de la desigualdad. Nos parece central para hacer una crítica al sistema. En resumen, podría decirse que la economía feminista hace aportes (conceptuales y metodológicos) para entender cómo la desigualdad de género tiene dimensiones económicas y cómo las desigualdades económicas tienen elementos de género.  

APU: ¿Qué ha pasado en ese sentido en los últimos tres años, en el marco del ajuste llevado adelante por el macrismo?

CR: En el marco de la recesión económica, hay una caída de los ingresos y del empleo. Mientras, el Estado avanza en una lógica de austeridad, lo que hace que las políticas públicas se replieguen. En ese sentido, decimos que esas situaciones de crisis económica tienen un impacto diferenciado de género, porque operan sobre el terreno que describía antes. Las mujeres están sobre representadas en los espacios de mayor vulnerabilidad social (tienen trabajos más precarios, ganan menos), lo que hace que sufran más, en términos relativos, las situaciones de crisis. De este modo, muchas veces se profundizan la brecha de género. En otros casos no, porque las crisis hacen que se recorte y que la diferencia se achique para bajo, porque los varones también sufren las consecuencias de la crisis. Se ve por ejemplo en la brecha de salario. 

APU: Se empareja para abajo...

CR: Estos días salió el dato de una nueva caída de la actividad industrial. El empleo industrial es más masculino que femenino. Va a impactar más sobre los varones que sobre las mujeres. Eso puede tender a reducir la brecha en términos de desempleo. Pero hay que aclarar que cuando se sale de las crisis, los hombres se recuperan mucho más rápido. Pero sobre la crisis, desde la economía feminista queremos señalar que la crisis no es coyuntural sino que es sistémica, y que tiene ver con la imposibilidad del sistema de reproducirse garantizando la sostenibilidad de la vida. Esa es una idea sobre la insiste la economía feminista. Creemos que la acumulación del capital es incompatible con garantizar la sostenibilidad de la vida de las personas.

APU: ¿Qué implica el concepto de feminización de la pobreza?

CR: Tiene diversas acepciones. Originalmente se la utilizaba para referirse a la situación peculiar que vivían los hogares homoparentales, es decir hogares en donde hay una sola persona adulta a cargo de un grupo familiar, que habitualmente son hogares comandados por mujeres. Con el tiempo se fue modificando la concepción de la feminización de la pobreza que ahora hace más alusión a una cuestión cuantitativa. Cuando se miran las estadísticas sobre pobreza, vemos que hay más mujeres pobres que varones. Eso ocurre en toda América Latina. Y como decía, la crisis impacta peor sobre las mujeres porque están sobre representadas en los hogares más vulnerables. Pero hay otro fenómeno: cuando la economía creció en la década de los 2000, y eso hizo que bajara la pobreza, la feminización de la pobreza creció. Es un fenómeno del nuevo siglo y tiene que ver con las barreras estructurales que veníamos describiendo.