Mira si nos la van a venir a contar

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Mira si nos la van a venir a contar

02 Agosto 2018

Por Martina López

Mirá si no habremos hecho de todo: si no habremos tomado pastillas a lo loco, que nos ponían patas arriba, nos dejaban tiradas llorando en una cama, emulsionadas, gordas, llena de granos. Que nos trajo quistes ováricos, hiper-fertilidad cuando las dejas de tomar. Mirá si no nos habremos tomado ricos cócteles de hormonas que vienen en delicadas cajas de 21 píldoras, un peligro para las que tenemos la psiquis un poco más delicada. Un peligro para las hipertensas. Un peligro para las que tienen tiroides. Un peligro con un prospecto de una cuadra que nos metíamos desde pibas.

Mirá si no habremos hecho de todo: si cuando nos mandábamos/mandamos una cagada no íbamos corriendo a la farmacia a comprar la pastilla del día después, contando las horas porque en las primeras 12 hs. tiene 95% de efectividad, en las primeras 24 horas el 80% y en las primeras 72 el 70%. ¿Es así? Porque podríamos recitar el prospecto de memoria.

Mirá si no habremos hecho de todo, si no habremos puesto la mejor cara de pelotudas para ir a comprar forros bajo la mirada juzgadora del farmacéutico o el kiosquero. Si no habremos robado forros gratis de cualquier lugar que podíamos porque a los 17 años ni vos, ni tu novio, ni las o los chongos, ni tus amigos o amigas, nadie tenía guita para comprarlos.

Mirá si no habremos hecho de todo: nos hemos metido los implantes epidérmicos que hacen sangrar todos los días ¿Sabes los que es menstruar todos los días? O que no sangras nunca: “la mierdita esa que te ponen en el brazo y otra vez el llanto, la depresión, la ira incontrolable. Una bomba hormonal para evitar esa terrible tragedia que es un embarazo no deseado”.

Mirá si no habremos gastado un montón de guita: en pastillas anticonceptivas, en pastillas de emergencias, en forros, en implantes, en DIU, en ir a la o él ginecólogo, en hacer ecografías, en chequear hormonas que suben y que bajan -alteradas por estos métodos a las que las sometemos-. Te ve una ginecóloga, te deriva a un clínico, te deriva a un endocrinólogo, que te manda un laboratorio del cual la obra social siempre te cubre una partecita y vos ponés toda la guita. Mirá si no habremos corrido a hospitales, consultorios y ecógrafos.

Mirá si no habremos hecho de todo, si no nos habremos puesto el DIU (dispositivo intrauterino), otro método que puede fallar: que se corre y cada dos o tres meses hay que controlarlo. Y así vivís: del ginecólogo a diagnóstico por imágenes para ver qué se le ocurrió hacer al DIU de mierda. Y que, además, cuando te viene parece que estuvieras pariendo rinocerontes.

Mirá si no nos habremos hecho evatest en el baño de un bar o del colegio, en la casa de una amiga, en el baño de la facu, entre reunión y reunión, en un plenario o en el laburo. Mirá si no habremos estado ahí, sosteniendo el palito con pis de una amiga, y/o que sostenga el tuyo, contando esos tres minutos eternos.

Mirá si no habremos gastado guita en abortos clandestinos, si no habremos dejado todo y corrido a la casa de una amiga para acompañarla a hacerse uno. Mirá si no habremos estado contando toallitas, cagadas en las patas, esperando que nos venga. Mirá si no habremos preguntado mil veces cómo se hace para estar seguras no estarlo.

Mirá si no habremos llorado por tener tanta mala suerte, mirá si no habremos reído por haberlo podido pagar o por zafar de pagarlo. Mirá si no habremos tenido pesadillas con que ese embarazo seguía, mirá si no habremos despertado aliviadas porque incluso ilegalmente, somos dueñas de nuestras propias vidas.

Mirá si no nos merecemos jugar esta final y ganarla. Por mí, por vos, por las que nos faltan. Para que mañana no haya que llorar a ninguna. Para vivir sin miedo. Son nuestras vidas y vamos a ser felices y libres, que es lo que más les duele. Mira si nos la van a venir a contar.