Los principales puntos del manifiesto francés que pretende rebatir al #Metoo

  • Imagen

Los principales puntos del manifiesto francés que pretende rebatir al #Metoo

11 Enero 2018

Por Melany Grunewald

Ante lo acontecido en el evento de los Globos de Oro, en donde las mujeres se expresaron en un movimiento por sus derechos, en un contexto de denuncias de acoso y abuso sexual en el ámbito hollywoodense, en Francia un grupo de más de cien artistas mujeres firmaron un manifiesto en contra de esta campaña.

Entre esas artistas se encuentran la filósofa Peggy Sastre, la escritora Abnousse Shalmani, la periodista Élisabeth Lévy y la actriz Catherine Deneuve. Justamente, fue Deneuve la más criticadas luego del manifiesto, entre otras cuestiones, por haber defendido en marzo pasado al director de cine Roman Polanski, acusado de haber abusado de una menor hace 40 años.

Los principales puntos del manifiesto son los siguientes:

- Una suerte de "totalitarismo": los movimientos que han desarrollado términos para discutir conductas sexuales inapropiadas, el acoso y el abuso, van demasiado lejos al momento de exponer públicamente lo privado. El totalitarismo es, entonces, resultado del ambiente que se genera ante lo que los movimientos determinan bajo esas etiquetas y que obliga a expresarse como es debido.

- Coqueteo es distinto de violación: para las firmantes, las situaciones de seducción o de “caballerosidad” no son delito (a diferencia de la violación), aunque sean de forma insistente. Si bien las denuncias al productor Harvey Weinstein dieron lugar a la concientización (necesaria) sobre la violencia sexual en el ámbito de trabajo, ese discurso se ha puesto "de cabeza". Es decir, se acusa de exacerbar el término de “violencia sexual” a situaciones que, en opinión de las firmantes, no lo ameritan. Una suerte de “ahora todo es considerado violencia”.

- #MeToo acusa a hombres no violadores: la campaña de acusaciones públicas pone a los acusados en un mismo nivel que violadores y delincuentes sexuales. Por lo tanto, esto da resultado a que haya hombres que no pueden ejercer su profesión cuando lo “único que hicieron mal” fue "tocar una rodilla o intentar robar un beso".

-  La campaña como enemiga de la libertad sexual y el regreso de la moral victoriana: en lugar de empoderar a las mujeres, este tipo de movimientos son funcionales a quienes no apoyan la libertad sexual, como los extremistas religiosos. Excusan que una mujer puede “disfrutar” de ser un objeto sexual sin ser considerada promiscua o cómplice del patriarcado, asi como también ser considerada una excelente profesional.

- Invitación a la no victimización: la libertad “tiene sus bemoles”. Hay “accidentes” que pueden afectar el cuerpo de una mujer, más no su dignidad. Esto no debe dar lugar a que se perciban como víctimas de manera perpetua, "tenemos una libertad interna que conlleva riesgos y responsabilidades".

“No me representan” como conclusión: dicen las firmantes que ese feminismo resultante de campañas como #MeToo, aunque denuncie los abusos de poder, muestra la cara de un odio a los hombres. Por eso no se sienten parte de ese tipo de movimientos.

Como era de esperar, el escrito publicado en Le Monde y traducido para el Times New York, tuvo sus repercusiones polémicas y seguirá dando tela para cortar. No sólo porque intenta deslegitimar el carácter movilizador y expresivo de movimientos como #MeToo, al cual no se lo termina de comprender del todo.