La impunidad de Blaquier: “Se van montando la muerte”, poema de Martín Tesouro

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    Obediencia debida
    Ilustración: Luis Scafati
MEMORIA Y LITERATURA

La impunidad de Blaquier: “Se van montando la muerte”, poema de Martín Tesouro

26 Marzo 2023

Podemos pensar que el mayor logro de la última dictadura sea fraguar el cuento de los militares autárquicos, perros dispuestos a reorganizar las voluntades populares e incinerarse en la historia por cumplir con los designios que les dictaba su pacata y oxidada conciencia, ungidos por las sotanas cómplices, oscurantistas de Cristos siempre en cruces y sufrientes. 

Cada 24 de marzo, los grupos económicos dueños de los  principales medios de comunicación argentinos reimprimen suplementos y le propinan algunas horas de pantalla a las caras responsables de las atrocidades que no han podido hacer desaparecer del imaginario colectivo. Sin embargo, los realmente poderosos se excitan en la invisibilidad, son los fantasmas que controlan los hilos de las manos que firman las sentencias, de las bocas que ordenan las ejecuciones. Sin eufemismos, los dueños de los medios de producción desde los cuales se genera el capital para alimentar dichos poderes.

El 13 de marzo murió Carlos Pedro Blaquier, ejemplo magnánimo de la oligarquía argentina. Escudado por la obediencia judicial dejó la vida sin declarar en las causas que lo implican en los secuestros, torturas y desapariciones efectuadas en las instalaciones del ingenio Ledesma, paradigma de la responsabilidad empresarial en la última dictadura. La necesidad de profundizar en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia debe priorizar inmediatamente el juicio a los civiles que la integraron para que el conjunto del pueblo conozca a esos actores de la realidad argentina, que fueron quienes obtuvieron los mayores beneficios del programa económico llevado a cabo mediante el genocidio.

Ese lunes de marzo tuvimos oportunidad de apreciar los vínculos que el magnate tenía bajo su dominio. Los canes se enredaban las correas por reverenciar la mano que los guiaba. Apelamos a la poesía como arma constructiva popular, porque si bien nuestras penas no pretenden indultos ni absoluciones, en manos de la belleza el pueblo puede encauzar su dolor.

 

SE VAN MONTANDO LA MUERTE

 

Escapa montado a la muerte,

lleva en su alma

(también tienen alma

los tiranos, los dueños

del cáncer del bagazo

de la peste siempre blanca

refinada, del estupro de las yungas

de las órdenes rumiadas

como un bolo hediondo

que apelmaza parvas de años

oprobios, chimeneas de miserias

columnas impunes - blancas -

que anudan cielo y tierra

con su cadena de mandos)

 

Escapa en la muerte

cenil, ufano

frente a nuestros ojos

ardientes de lágrimas

se nos escapa

nos queda en las manos

todo un dolor más grande que la Patria.

 

Engulle el aliento de la caña

la madrugada de General San Martín

El ingenio hace imperio

la sangre de los condenados

Los verdugos se persignan

presurosos de postrarse

ante los herederos del amo

 

se imprimen obituarios

firmados