"La revolución de Mayo no fue contra España": respuesta de Galasso a Chumbita

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"La revolución de Mayo no fue contra España": respuesta de Galasso a Chumbita

24 Agosto 2020

Por Norberto Galasso | Ilustración: Karina Beltrán

* El actual texto surge de una desgrabación realizada por AGENCIA PACO URONDO del audio que Norberto Galasso mandó como respuesta a Hugo Chumbita

El asunto es el siguiente. Hugo Chumbita tiene una interpretación distinta sobre la Revolución de Mayo y también, por consiguiente, sobre los motivos del viaje de San Martín. Esto me ha interesado y es un tema que toqué en especial a partir de que el Dr. (Juan Bautista) Sejean consideró que el viaje de San Martín era el viaje de un tipo sobornado por los ingleses y que venía a luchar contra España para liberar estas tierras y entregárselas al Imperio Británico. El libro se llama San Martín y la tercera invasión inglesa. Cuando salió, creo que fui el único que salió a refutarle a Sejean, explicándole los motivos por los cuales vino San Martín. 

Los motivos, a mi juicio, son los siguientes. En Hispanoamérica se producen en 1809-1810  varios movimientos revolucionarios: Chuquisaca, primero, Caracas, después, Buenos Aires, Bogotá, México... Estos son movimientos contra el absolutismo, contra los virreyes. No fueron contra España, sino que dicen que forman parte del proceso revolucionario que se está dando en España desde 1808, donde las juntas populares se han constituido como representantes del pueblo para hacer la revolución democrática en España, a semejanza de la producida en Francia en 1789. Esto es importante porque todas se hacen en nombre de Fernando VII, porque él era la figura que en ese momento parecía ser el hombre indicado para la modernización y para terminar con la Inquisición y los privilegios de la nobleza, etc., en España y también, en América.

Por su parte, San Martín, que era un hijo de la Revolución Francesa porque estuvo muy cerca de toda su influencia. En 1889, llega a España, tiene 8 o 9 años y permanece en España 30 años, luchando en 30 batallas. Es un veterano de guerra con cierto grado importante en la caballería y decide –cómo surge de todos los textos– a continuar las luchas en América entendiendo que la revolución de España, que se lleva adelante desde 1808, es la misma que se está gestando en América. Es una revolución por el liberalismo revolucionario –no el liberalismo como se lo considera ahora–, contra la superstición, contra el absolutismo, contra el triunfo o el predominio de los godos. 

Hay que recordar que San Martin fue a la escuela en España, estudió geografía española, luego literatura española, y después estrategia en el ejército español. Era un hombre que se jugó la vida en varias oportunidades en favor de España. Por eso, resulta insólito para el mitrismo la explicación de por qué viene San Martín, por qué abandona el ejército, que no lo abandona él solo, ya que viene acompañado de 18 oficiales que se vienen con él a seguir la lucha en el Río de la Plata.

Entonces, en este sentido, es su concepción de que la revolución no debe limitarse a las Provincias Unidas sino también a Chile y a Perú, y la prosecución de la lucha que él consideraba que era hispanoamericana, pues no se hablaba tanto de Latinoamérica.

Después, cuando entre 1813 y 1814 recupera el trono de España Fernando VII, que había sido prisionero de Napoleón, y hace un giro total y vuelve a la posición absolutista de la inquisición, de perseguir a los democráticos. Entonces, es  recién ahí que España decide mandar dos flotas para tratar de recuperar sus tierras de América. Las luchas que hicieron Belgrano y San Martín fueron esencialmente contra tropas provenientes del Virreinato de Perú, del Virreinato de Lima, del rey Abascal, no fueron contra esas dos flotas que llegaron después cuando España intenta hacer ese recupero. 

Eso explica que un hombre adherido a lo que él llamaba el “Evangelio de los derechos del hombre”, un hombre que estaba muy influenciado por los revolucionarios de la Revolución Francesa – igual que Belgrano– está dispuesto a proseguir esa lucha. Ahí aparece un San Martín distinto al mitrista, que tenía un cocinero negro, que en aquella época era medio insólito, que lamenta mucho a los negros que han caído en la Batalla de Chacabuco, que lleva a cabo sus grandes batallas en Chile, Chacabuco y Maipú. Hasta que, a partir de 1814, al producirse ese cambio, como es la derrota de la revolución en España, es cuando en América se considera que es necesario caer en una posición separatista.

Por supuesto que hubo algunos anuncios de independentismo en algunos hombres de la Revolución de Mayo, pero fueron muy pocos, por eso no se declaró la Independencia. Se planteó en la Asamblea del año 13 y no tuvo consenso, se planteó después y tampoco tuvo consenso. 

Recién cuando se plantea en 1816 es porque ya España es otra y es necesario e imprescindible declarar la Independencia. En ese momento, el Congreso de Tucumán, después de declarar la Independencia, da un documento importantísimo que ha sido silenciado por el mitrismo, donde el Congreso de Tucumán explica que nosotros, en 1810, hicimos lo mismo que hicieron los españoles en distintas provincias españolas, poniendo hombres populares en lugar de los mandones que representaban el privilegio y toda la derecha española. 

Por eso, se da el fenómeno de que la bandera española flameó en el Fuerte de Buenos Aires hasta 1814, cosa que el pueblo no hubiera admitido si la revolución hubiera sido independentista. No se puede hacer una revolución y al día siguiente decir que se jura por el propio enemigo por el cual se hace la revolución. 

Además, ¿quiénes hicieron la revolución? Eran hijos de españoles, algunos eran españoles, incluso. Algunos de la Primera Junta como Matheu y Larrea. ¿Si no que hacían allí? Eran españoles Arenales, Álvarez Jonte; era español, catalán el que hizo la música del himno nacional. Además, en la época del sesquicentenario se publicó La Revolución de Mayo, que son unos 20 tomos donde se publican diarios de la época, donde dice que French y Berutti repartían estampas con la esfinge de Fernando VII, no banderitas celestes y blancas como insinuó Mitre o dijo Mitre sin ningún fundamento. Porque Fernando VII era en ese momento la figura que apoyaban los revolucionarios en España. A tal punto que cuando Fernando VII vuelve al poder y gira a la derecha en España, se produce una carta de Posadas, que era el director Supremo de San Martín, diciéndole “ahora nos han dejado los cuernos del toro, ahora tenemos que cambiar nuestra política”. Esa carta es en 1814. A partir de allí empieza la presión de San Martín para declarar la independencia. Todo esto es lo que explica que la Revolución de Mayo y la Independencia 1816 sean fenómenos distinos, porque si no parece que la patria nació dos veces y los chicos, los alumnos, no entienden nada en los colegios. 

Esta cuestión es importante, yo le diría a Chumbita, porque al darle un carácter separatista a la Revolución de Mayo, el revisionismo rosista le está haciendo un gran favor al mitrismo. El propio Mitre lo dice en la biografía de San Martín, que la revolución se hizo en 1810 por odio a España. ¿Cómo era ese odio a España si eran todos españoles? Eran criollos pero se consideraban españoles porque estaban nacidos en una colonia española. No hubo una intervención de los pueblos originarios sometidos, salvo las republiquetas que se dan tiempo después, cuando ya en España se ha restablecido el absolutismo. Entonces, no hay que dejarle al mitrismo el recurso de recurrir a esto de que había odio a España y entonces... ¿La revolución tenía amor por quién? ¿Por los ingleses? Es lo que dicen el mitrismo y Rivadavia.

¿Y por qué el rosismo no ataca debidamente a Mitre? Esto se lo dijo Manzi una vez sea a un revisionista rosista. Recién lo hizo José María Rosas cuando tocó el tema de la Guerra del Paraguay, pero en general no abordaban la crítica a Mitre, porque Mitre, decía Homero Manzi, se había dejado un diario de guardaespaldas, que es La Nación... 

A mí no me interesa que La Nación me silencie totalmente, incluso me silenció una contestación a Halperín Donghi, donde le refutaba una serie de cosas sobre el bombardeo del 16 junio de 1955, que Halperín Donghi omite en su libro Democracia y las masas. Allí dice que hubo un ataque, un allanamiento y que a la noche se quemaron las iglesias, pero no habla de los casi 400 muertos o más que hubo por el bombardeo a la Plaza de Mayo. 

Entonces, creo que este es un talón de Aquiles que hay en el revisionismo, que es necesario que el rosismo se lo replanteé. Por eso doy el debate, sabiendo que Hugo Chumbita ha estado en la CGT de los argentinos, que es un hombre del campo nacional, y por el cual yo tengo aprecio como compañero, con un mismo objetivo de liberación nacional y en contra de los movimientos desestabilizadores que se están produciendo últimamente. 

Pero sí creo que hay que tener cuidado en el debate ideológico, y esto Alberdi –que era antimitrista– lo dijo claramente: que la Revolución de Mayo y las revoluciones de toda Hispanoamérica eran parte de la revolución española, por eso juran todas por Fernando VII y por eso todas después tratan de independizarse cuando la revolución española ha perdido. Creo que hay mucha documentación sobre este tema, y he tratado de resumirla en estas pocas argumentaciones.