"Durante el gobierno de Macri, el ENACOM sirvió como oficina de Clarín para convertirse en una empresa de telecomunicaciones"

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"Durante el gobierno de Macri, el ENACOM sirvió como oficina de Clarín para convertirse en una empresa de telecomunicaciones"

01 Septiembre 2021

Por Juan Cruz Guido

Alfredo Moreno es ingeniero de Tecnologías en Informática y Comunicaciones (TIC) en ARSAT y profesor en la Universidad Nacional de Moreno. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, analizó la situación de las Telecomunicaciones y de su declaración de servicio público y esencial durante la pandemia. "Argentina necesita un ministerio de Telecomunicaciones, porque hoy son transversales a toda la gestión del gobierno y a la vida humana", destacó. También indagó en el escenario geopolítico, que tiene a las TIC's como eje de disputa central. "Estados Unidos perdió la carrera tecnológica de las telecomunicaciones con China", relató. En ese sentido, profundizó en las posibilidades de desarrollo para la Argentina y también en la memoria histórica. "Con la dictadura se perdió la capacidad de que Argentina pudiera desarrollar microchips, con el desmantelamiento de Fate Electrónica", apuntó. 

Agencia Paco Urondo: Argentina busca declarar las telecomunicaciones servicio público, ¿qué opinión tiene sobre esta situación?

Alfredo Moreno: El presidente Alberto Fernández, a través del ENACOM con la resolución 690/20, lo sacó en noviembre del año pasado. ¿Por qué se ve obligado a sacar esta resolución? Porque durante el año, el primer año de pandemia, las empresas proveedoras de estos servicios: Telecom, que es en realidad Cablevisión Holding, Fibertel, Cablevisión, Telefónica, Claro, estaban aplicando aumentos que no acompañaban la responsabilidad social que tuvieron muchas empresas para no aumentar sus servicios en forma que supere holgadamente la inflación, en la situación de pandemia en la cual nos encontrábamos. Las empresas de telecomunicaciones aplicaron aumentos prácticamente de un 25 a un 30% durante 2020.

Esto se estaba ya estudiando a principios del 2020, una ley de declarar Internet como un servicio en la categoría de derecho humano, impulsado por el diputado Pablo Carro. Pero los tiempos del Congreso son tiempos que a veces llevan meses, que no pueden ser considerados en lo que es una emergencia de pandemia. En ese contexto, el Gobierno para frenar ese aumento, declaró Internet servicio público y esencial.

APU: ¿Qué significa que sea un servicio esencial?

AF: Que toda la población debe acceder a la posibilidad de tenerlo. Que no puede haber un corte de servicio. Es como una guardia de un hospital: te tienen que atender. Servicio público, servicio esencial, trabajadores esenciales. No se puede cortar el servicio a un ciudadano que lo necesita o que lo demanda.

En el caso de las telecomunicaciones, se logró frenar el aumento que tenían previsto para el mes de noviembre y se pasó ese debate al mes de marzo de este año. Marzo, abril. En esos meses, no solamente que se frenó el aumento, sino que se incluyó en el decreto una tarifa social básica, una prestación social de telecomunicaciones básica, algo comparable a la asignación universal por hijo, una ayuda social para familias que no estén en condiciones de poder pagar ni siquiera una tarifa regulada por el Gobierno. Porque lo que se trata, es que el Gobierno vuelva a tener la posibilidad de regular las tarifas del mercado, que sea una política pública la que regula y no una cultura del mercado, que era lo que venía sucediendo hasta ese momento.

APU: Allí aparece el debate en torno a la regulación del precio, como servicio público. Según las compañías proveedoras, si hay regulación no hay inversión. ¿Qué opina de esa afirmación?

AF: Eso es una falacia. Es una falacia que la han dicho desde que prácticamente se privatizó ENTEL, a mediados de los '90. Ellos siempre han tenido, sobre todo Telefónica y Telecom, la cultura de que los precios los regula el mercado y el mercado lo manejan ellos. Entonces el precio lo regulan ellos. Nunca aceptaron ninguna regulación del Estado, a tal punto que en el año 2000 lo único que estaba regulado era la tarifa del servicio de telefonía fija. Tanto Internet, como la telefonía móvil no fue regulada por el entonces secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, del presidente De la Rúa. Hombre que asesora al Grupo Clarín, que lo ha asesorado después que se fue. Es un hombre del Grupo Clarín.

Al no regular es todos servicios, durante los 20 años, estas empresas facturaron una cantidad de dinero tan enorme, que se lo llevaron de las subsidiarias de Argentina. Tanto de Telecom, cuando Telecom era francesa e italiana o francoitaliana, como Telefónica española, se han llevado dinero a las casas matrices para cubrir los baches financieros que tenían allí. En Argentina, nosotros siempre hemos pagado tarifas mucho más altas que en España, que en Italia y que Francia para los servicios de telefonía móvil y los servicios de Internet. Hemos pagado el doble y hasta el triple.

APU: ¿Cómo analiza las actuaciones del ENACOM, desde su creación en 2016?

AF: Durante el período de gobierno de Cambiemos, el ENACOM sirvió como oficina para que el Grupo Clarín consiga todas las resoluciones necesarias para poder convertirse en una empresa de telecomunicaciones. En el año 2016, el Grupo Clarín era una empresa que era un grupo de cable y gráfico. Terminó el año 2019: era una empresa de telecomunicaciones.

¿Cómo pasó esto? Las resoluciones favorecieron que Clarín se quede con parte de Telecom, que se quede con Nextel. Entonces la política de un gobierno que tenía la cultura del mercado neoliberal como gestión de gobierno, le permitió a Clarín coronar con Cablevisión Holding.

APU: ¿Quién realiza las inversiones en el mundo de las telecomunicaciones? ¿El sector público o el sector privado?

AF: En el mundo de las telecomunicaciones, en general, van de la mano y las inversiones las hace el sector privado. Por ejemplo, todos los cables submarinos que te permiten que Internet tenga una salida y una entrada internacional. Esos cables están desplegados, esos tubos con fibra están instalados por empresas privadas. Logran acuerdos con los gobiernos de los países de origen. En general son países como Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra y ahora China. Son empresas, excepto el caso de China, claramente privadas, pero que tienen convenios con los gobiernos de sus países, donde están registradas las empresas, para obtener ciertos beneficios impositivos. Pero en general son empresas privadas.

En Argentina, recordemos que Perón nacionalizó los teléfonos en 1948. A partir de ahí, toda la inversión que se hizo en redes de telecomunicaciones la hizo el Estado. A tal punto, que la empresa Entel era una empresa del Estado y era la única empresa que te permitía comunicarte telefónicamente con cualquier persona en Argentina. Uno puede decir el servicio era malo, regular o bueno, pero la inversión la hizo el Estado. Cuando se privatiza Entel, las dos empresas que ganan la privatización, Telefónica y Telecom, se reparten la Argentina en norte y sur y no mejoran la red de telecomunicaciones, pero sí hacen una inversión muy focalizada con lo que tiene que ver con el despliegue de la telefonía móvil e Internet. Básicamente arman sus redes de fibra óptica en las grandes ciudades, que es donde se puede facturar. Y ese modelo es el modelo que tenemos hasta el presente. Por eso es que los servicios de Telefónica y Telecom lo vas a encontrar en Rosario, Mendoza, ciudad de Córdoba, la ciudad de Buenos Aires, en La Plata.

La inversión que han hecho ellos es ínfima en relación al dinero que han ganado en los últimos 30 años. La relación podría ser que no han invertido ni el 10% de las ganancias que han sacado de la Argentina.

APU: ¿Cómo se pudo dar esa situación?

AF: Porque una vez que desplegaron fibra e hicieron sus redes, en el AMBA, en la ciudad de Buenos Aires, en otras ciudades, no la fueron actualizando tecnológicamente. Por un lado. Y, por otro lado, en la telefonía móvil, están saturadas las antenas de ellos. Porque ellos tienen en una antena que transmite con celdas de comunicación móvil, que tiene una capacidad para mil celulares, por la campaña de venta han hecho que se vendan líneas por arriba de esa capacidad de 1000. Hay ciertos estudios que se hacen en ingeniería, porque vos no estás todo el tiempo con el celular, y cuando vos no estás ocupando el celular, esa celda puede ser utilizada por otro. Hay como un sobregiro, lo que normalmente se calcula en un 15%. Se pueden vender 1150 líneas. Pero no, vendieron 200 líneas. Por eso es que vos estás hablando en algunos lugares y sentís ruidos. Sentís frituras. Eso es porque la antena está recontra caliente, porque eso es energía eléctrica. Se ha comprobado que la sobrecarga que tiene levanta una temperatura que si vos pones un huevo, se frita en la parte cóncava de la antena. Como le dan más potencia eléctrica para que el servicio se pueda mantener por la sobrecarga, empieza a irradiar un eco ambiente alrededor de la antena, con proximidades de hasta 20 kilómetros, que puede tener ciertas complicaciones ecológicas, por el nivel de vibración que tiene la señal.

Lo de la inversión es relativo, porque una vez que hicieron una inversión: la vendieron, la recontra vendieron, la super explotaron y nunca actualizaron tecnológicamente nada.

APU: Usted formó parte de un pilar fundacional para la industria de las telecomunicaciones en la Argentina, que fue la conformación de ARSAT. ¿Cómo se dio ese avance?

AF: Hasta el 2015 fue una cosa y luego vinieron cuatro años en los que hicieron todo lo contrario. Ahora se retoma. Pero cada vez que cambia el lineamiento político, se vuelve a empezar. Pasas de modelos que se regulan por meritorio del mercado: el que tiene plata, paga el servicio y el que no, no lo tiene, a gobiernos que intentan crear infraestructura para que abarquen a todos los argentinos. Y, en esa idea, Néstor Kirchner creó la empresa ARSAT en el 2006.

Cuando Néstor Kirchner decide crear ARSAT, lo decide porque qué pasaba. En el gobierno de Menem se privatizó Nahuelsat, que era la empresa satelital argentina. La privatización hizo que Nahuelsat incumpliera algunos compromisos que tiene el país con las posiciones orbitales, que son las joyas de la abuela satelital. El país consigue esa posición en su órbita, que le entrega la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Un organismo internacional que, como todo organismo, tiene el lobby de las empresas de tecnología en telecomunicaciones para que favorezcan ciertos estándares y otros no, como ahora se ve la discusión sobre el 5G. Pero ese organismo regula las posiciones orbitales del mundo. Nosotros estábamos a punto de perder la posición orbital 81. Nahuelsat tenía que poner un satélite y la empresa privatizada no lo ponía Y esa posición orbital la estaba demandando Inglaterra. ¿Qué hizo Néstor Kirchner? Creó la empresa ARSAT y alquilaron un viejo satélite canadiense y lo estacionaron ahí: para ganar un tiempo. Ganaron tres años, y en esos años, se creó la empresa ARSAT y se desarrolló el primer satélite argentino ARSAT-1.

Un desarrollo que, como país, era la primera vez que se metía en el tema satelital con INVAP, que es la empresa de investigación aplicada que tiene la Argentina, una empresa mixta nacional-provincial en Río Negro, en Bariloche.

El proyecto contó con mucho apoyo de Francia. Muchísimo apoyo. Se logró construir el ARSAT 1, que tenía un componente casi un 60% de Francia y el 40% de acá. Pero se orbitó, en otra posición orbital, dando servicios en bandas bajas. Pero se pudo hacer una experiencia satelital.

APU: ¿Por ese motivo los ARSAT despegaron desde la Guayana Francesa?

AF: Sí, por la colaboración francesa nosotros hicimos el lanzamiento desde la Guayana Francesa. En Argentina somos un país muy joven en la industria satelital del mundo. Nosotros la experiencia que tenemos nos puso en un grupo de 8 países donde hay desarrollo satelital, pero en esos países el desarrollo sustentable está a manos de empresas privadas o empresa mixta privada-estatales, como el caso de Francia. Empresas que tienen 40 años de trayectoria. Entonces nosotros entramos a jugar una cancha, pero entramos con la humildad y la timidez de todo joven que empieza y dice: "wow, estoy entre los grandes, pero vamos despacio porque tenemos mucho que aprender acá". Y, en ese sentido, se hizo el ARSAT 2 y en lugar de tener un 60% de composición, bajó a un 40%. Y luego venía el ARSAT-3. Y en el 2015 se hizo la Ley Satélite de la Argentina que preveía esa ley, un desarrollo sostenido de 20 satélites de la flota ARSAT, orbitándose uno cada dos o tres años. Cambiemos ignoró la ley durante todo su mandato. 

APU: ¿Por qué la necesidad de tantos satélites?

AF: Porque cuando empiezan estas ingenierías, los satélites según la banda de frecuencia donde puedan estacionarse y trabajar, dan distinta calidad de servicio. Los satélites, el ARSAT 1 y 2, tal vez no te pueden dar un ancho de banda Internet, para que se entienda, de más de 4 megas. Pero el ARSAT-3 ya saltaba a 20 megas. Y así los siguientes de la flota que iba a crecer hasta 100 megas de ancho de banda satelital, para tener una idea. Pero aparte de esto, el desarrollo local, cada vez nosotros reemplazamos más. Porque, por ejemplo, toda la operación satelital se hace desde ARSAT Planta Benavidez. Ahí tenemos la antena terrestre que maneja el satélite. Y lo hacen colegas ingenieros que hasta incluso desarrollaron el software para poder hacer toda la operación. Con lo cual en el ARSAT 2, ya el software fue local hecho nadie acá en Argentina. 

Esas experiencias permiten que vos vayas haciendo sustitución de importaciones de los componentes. No íbamos a lograr el 100 por 100 porque Argentina, con memoria histórica, por lo que pasó en la historia tecnológica argentina, sobre todo con el golpe de Estado en el '76.

APU: ¿Qué ocurrió con la industria tecnológica en la dictadura?

AF: El desmantelamiento del laboratorio de Fate Electrónica, se perdió la capacidad de que Argentina pudiese tener hoy desarrollo de circuitos integrados, desarrollo de chips, que ya en ese momento se estaban desarrollando. Argentina logró producir en el laboratorio Fate Electrónica la primera computadora, en el año 1975. Entonces, el golpe de Estado en Argentina no fue solamente un golpe de Estado para disciplinar a los jóvenes, como se dijo. Fue un golpe de Estado para achatar el desarrollo tecnológico, anularlo, en la cual estaba la Argentina estaba desarrollándose.

APU: Hay un debate en torno a las telecomunicaciones que se ha vuelto el debate central dentro de la geopolítica. Inclusive, en el enfrentamiento entre Estados Unidos y China. Como parte de la guerra comercial, pero principalmente vinculado a seguridad nacional. ¿Cómo ve esta situación?

AF: Así es, hay un debate fuerte. Muy fuerte, geopolítico. Con dos ejes: China a través de su empresa Huawei, que es una empresa creada por militares chinos de fuerte incumbencia estatal, aunque es una empresa de operaciones privadas, y las empresas de Estados Unidos, que obviamente con el gobierno de Estados Unidos, sea cual sea el gobierno, tiene un fuerte respaldo político.

Tal es el caso, de Sullivan (Jake, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca). Que cuando vino aquí aseguró no es conveniente que Argentina compre tecnología de Huawei para el 5G. Y en la visita que hicieron en Brasil, el mismo funcionario, fue para voltear la licitación que hizo Brasil para comprar antenas y dispositivos activos de 5G, que la gran candidata a ganarla era Huawei. El viaje de Sullivan fue centralmente para disciplinar a Brasil y Argentina respecto del 5G. Que tienen que efectivamente incorporarlo, pero hay que impulsar la tecnología norteamericana.

APU: ¿Estados Unidos está perdiendo la carrera tecnológica?

AF: Estados Unidos perdió la carrera. Le empataron y perdió la carrera, según el segmento de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. ¿Por qué? Todo esto nació en la década del 1950, en la California del Silicon Valley. Estados Unidos fue un país que apoyó el desarrollo de la bahía de San Francisco desde el punto de vista del Estado, con política fuerte.

En el gobierno de Eisenhower, fondearon con muchísima plata empresas e integraron empresas con universidades. La Universidad de Stanford, la Universidad de California. La incipiente IBM, Sun Microsystems, Cisco Systems, que son las empresas pilares del desarrollo informático norteamericano y mundial.

A partir de la década del '80, Estados Unidos dejó de tener ese sentido nacional del desarrollo de las TIC’s. Y vino la política de globalización y de especulación financiera.

Ellos fueron los creadores de Internet. El protocolo TCP-IP, que hoy en día regula Internet (y hace muchos años, desde fines de los '90) fue creado en el Silicon Valley. Fue creado por científicos, ingenieros y tecnólogos que tuvieron fondos del Ministerio de Defensa de Estados Unidos para crear esos protocolos y esa red.

Luego, como decía, se fue corriendo hacia el mundo de las empresas. Las empresas se globalizaron y empezaron a vender servicios en todo el mundo y a hacer plata. Inversión, plata financiera, y así. Ese fue el desarrollo entre los '90 y el 2005-2010. En esos 20 años, China que venía atrás, hizo la política contraria. Desarrollo propio, desarrollo nacional, copiar tecnología. Probarla, hacerla funcionar.

APU: Muchas de las empresas de los Estados Unidos empezaron a instalar terminales en China también…

AF: Así es. Estados Unidos lo vio como una posibilidad de mercado. Imagínate lo que es el mercado chino. Los chinos los dejaron entrar, pero les pusieron condiciones y en esa inteligencia lograron conocer la tecnología y la empezaron a hacer. Primero, no era buena. Pero ahora tienen un Sillicon Valley más importante que el de Estados Unidos. Tienen Big Data, tienen ciudades enteras que se dedican al Big Data, y le han ganado la carrera del 5G. Por eso Estados Unidos le prohibió a Google que le venda a Huawei el sistema Android para los teléfonos Huawei.

APU: Básicamente, podríamos afirmar que Estados Unidos se dio cuenta tarde de lo que había hecho China…

AF: Exactamente. Cuando se dieron cuenta empezaron a rebobinar. Pero los otros ya estaban adelante. Porque Huawei dijo "Ah, no me vendes el sistema operativo Android, le ponemos un sistema operativo a nuestro y listo". Y siguieron. Y lo mismo con todos los dispositivos: los rúters, los switches, el manejo de lo que es la red 5G, las antenas.

APU: Según su visión, ¿cómo debería posicionarse la Argentina ante este panorama geopolítico?

AF: Necesitamos que Argentina tenga un Ministerio de las TIC’s. Porque los servicios de telecomunicaciones, de informática, son transversales a toda la gestión del gobierno, pero son transversales también a toda la vida humana. Esto lo mostró la pandemia. Hay que tener una integración, una visión de conjunto de hacia dónde queremos que la Argentina vaya en el presente digital: ¿cuál es el lugar de la Argentina en la sociedad del conocimiento? Eso se define con una política de ministerio y no en una secretaría o en una subsecretaría.

Este gobierno se hizo cargo de un país económicamente muy golpeado y a los dos meses se declaró una pandemia mundial, en la cual hubo que actuar en emergencia. Estamos ya con vistas, afortunadamente, de salir de esta pandemia. Es hora de que hablemos de la tecnología, del modelo tecnológico, del estilo tecnológico nacional, popular y productivo que necesita la Argentina. Y para ello, las infraestructuras de telecomunicaciones son centrales. El valor agregado que se pone sobre la red, básicamente los contenidos y el software. Son determinantes. Y para esto se necesita un ministerio. Tener una estructura que defina y planifique la Tecnología de Informática y Comunicaciones para el país y sus habitantes.