"Nos quedamos con su capacidad de hacer que el poder pierda su posibilidad de eternizar el Terror"

  • Imagen

"Nos quedamos con su capacidad de hacer que el poder pierda su posibilidad de eternizar el Terror"

13 Noviembre 2017

ADIÓS A UNA LUCHADORA INIGUALABLE

Desde HIJOS La Plata despedimos con gran dolor a Nilda Ema Eloy, compañera sobreviviente del Genocidio de la última dictadura, militante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y luchadora como pocos en la defensa de los Derechos Humanos.

Dueña de un humor ácido e inteligente, a la par de una profundidad envidiable al momento de expresar, Nilda fue para muchos de los militantes platenses de la generación de los HIJOS una referencia ineludible en los momentos difíciles. Su tono pausado y hondo, su claridad y firmeza para formular definiciones políticas nos formó a muchos. Cuando había que resolver una cuestión compleja, cuando había que tomar una posición ante temas complicados, allí estaba la consulta a la compañera.

Nilda era una joven estudiante platense, con interés por el arte, cuando fue secuestrada de la casa de sus padres el 1 de octubre de 1976, por una patota al mando del genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz. Sufrió la detención ilegal hasta hasta agosto del ‘77, tras lo cual fue legalizada como presa a disposición del Poder Ejecutivo. En ese periplo sufrió torturas y vejaciones en 6 de los Centros Clandestinos del denominado “Circuito Camps” como La Cacha, el Pozo de Quilmes, el Pozo de Arana, el Vesubio, el Infierno y la Comisaría 3ra de Valentín Alsina. Recuperó su libertad recién a principios de 1979 desde la cárcel de Villa Devoto.

Por su caso fue condenado el genocida Etchecolatz en el juicio realizado en La Plata en 2006, y

el represor Hugo Guallama en 2012. Aquel proceso de 2006 fue el mismo que nos planteó el desafío de salir a denunciar la segunda desaparición forzada de Jorge Julio López. Nilda y sus compañeros de la AEDD se cargaron esa mochila especialmente en sus espaldas. Y sostuvieron con solidez el reclamo: que López había sido secuestrado por sectores vinculados a Etchecolatz. Por entonces no fue fácil sostener esa posición, menos ante un panorama con la mayoría de los genocidas en libertad, con la negación del hecho de parte del gobierno, y la construcción de una trama de impunidad y encubrimiento de parte del poder judicial en el caso que lleva más de 11 años en esa situación.

Nos queda la imagen de la presencia impecable de Nilda en todas y cada una de las luchas en La Plata y la región: con los estudiantes, con los trabajadores, con los movimientos sociales, con el movimiento LGTBI, con los colectivos antirrepresivos, con los espacios de mujeres organizadas y con todas las expresiones de la lucha popular.

Nos queda el invaluable trabajo de recopilación  e investigación de datos de la Asociación Ex detenidos Desaparecidos sobre los Centros Clandestinos de Detención y Exterminio del terrorismo de Estado como uno de los aportas más valiosos para comprender en toda su dimensión la magnitud del Genocidio, y fundamentalmente para esclarecer los hechos  y ayudar a la identificación de los responsables.

Nos queda también el espacio Justicia Ya, que con gran esfuerzo construyeron Nilda y la AEDD para trabajar los juicios a los genocidas desde una posición combativa.

Vamos a extrañar la palabra justa que siempre tenía Nilda, su sencillez humana, su humor oportuno, su dedicación política por llamar a las cosas por su nombre, sus cumpleaños de cada febrero en la quinta de Gorina, y mil momentos más. Con su partida y la de Enrique “Cachito” Fukman, el movimiento de Derechos Humanos de nuestro país pierde dos grandes batalladores por la coherencia y la unidad.

Desde hacía un tiempo su salud se había resentido, y venía batallando duro para recuperarse. Hace poco, en medio de alguna reunión en el marco del juicio a dos represores de la CNU La Plata, Nilda nos compartió un libro llamado “La risa no se rinde, el humor como resistencia”, que compila los relatos de ex detenidos y ex presos políticos donde el humor es la herramienta vital contra la barbarie del poder. Al prestarlo Nilda nos dijo: “Para ver si nos entienden a nosotros”. Nos quedamos con la imagen de la sonrisa de Nilda, aquella que mostraba su capacidad de hacer que el poder pierda, aunque sea por algún momento, su posibilidad de eternizar el Terror.

Abrazamos en este duro momento a todos los compañeros y compañeras de la AEDD y reafirmamos nuestro compromiso de seguir luchando por juicio y castigo a todos los genocidas por todos los compañeros.

Nilda Ema Eloy, Presente!!!
Ahora y Siempre!!!
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.
HIJOS La Plata