Memo desclasificado EE.UU.: militares argentinos se negaban a entregar a los chicos a sus familias

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Memo desclasificado EE.UU.: militares argentinos se negaban a entregar a los chicos a sus familias

27 Enero 2012

Hay dos puntos principales, la certificación y el tema de los desaparecidos.

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Le pregunté al embajador acerca de cómo la cuestión de los desaparecidos afectaría las futuras políticas de desarrollo. Cómo se podría alcanzar un compromiso entre los militares y las partes. Él respondió que no había una respuesta clara. Sin embargo, él se mostró optimista porque en conversaciones privadas los líderes políticos eran mucho más sensibles y realistas que en sus discursos públicos. De esta forma, tal vez se podría alcanzar un compromiso que satisfaga a todos. (…)

Un elemento de compromiso sería para el Gobierno decir todo lo que pueda del destino de los individuos (desaparecidos) aún si no hay investigación que los incluya. Traté con el embajador el tema de los hijos de los desaparecidos o llevados de sus familias durante la guerra sucia. Mientras los desaparecidos morían, estos niños estaban vivos y este era uno de los grandes problemas humanitarios. El embajador estaba completamente de acuerdo y ya había trasladado este punto al ministro de Relaciones Exteriores y al presidente (Reynaldo Bignone). Ellos no rechazaron su punto de vista pero señalaron el problema de, por ejemplo, sacar a sus niños de sus padres adoptivos. Sugerí que ese problema podría ser tratado por una comisión que incluya a la iglesia, doctores, etc. La acción que se hiciera con respecto a esos niños era un enorme problema de contenido humanitario y político. Nuevamente el embajador dijo que estaba completamente de acuerdo y llevaría este punto una vez más a sus superiores.

Le pregunté al embajador cuál era su visión de la Argentina después de las próximas elecciones. Él dijo que tenía optimismo y que la tradición democrática podía ser reestablecida. Él no comparte el sentimiento generalizado en la Argentina que las elecciones sean una panacea para resolver los problemas del país. Sin embargo, él siente que la Nación ha aprendido mucho del ciclo de terrorismo, violencia militar y represión. Finalmente, la terrible derrota en la guerra (de Malvinas) llevó a la Nación a enfrentarse con la realidad. Él anhela que esto lleve a la gente a actuar con algo más de responsabilidad en la política. Su más grande esperanza aunque no su firme predicción, era que los ciudadanos elijan a un presidente que permita a la Argentina retomar la tradición pacífica y democrática anterior a 1930.

Le pregunté acerca del peronismo y su futuro rol. Él dijo que su análisis también se aplica al peronismo. Ahora que el “gran jefe” (Perón) ha muerto y que la “dama que comparte su apellido” está fuera de la política. Por lo tanto, no fue Perón quien pudo elegir a los candidatos de su partido. La única forma de ser elegido fue a través de una interna partidaria y el partido las ha anunciado.

Siempre hay algún peligro de golpe, dijo. La victoria de los peronistas podría permitir intentos golpistas de cierta fracción militar en alianza con intereses económicos. La vieja oligarquía económica era la que más tenía para perder si los sindicatos ganaban poder. Esto no era impensable antes de una elección en la cual los peronistas podían tener una victoria.

Le dije al embajador que lo que nosotros necesitamos para la certificación es un período de tranquilidad y estabilidad en relación a los derechos humanos. Él estuvo de acuerdo y dijo que estaba seguro que las autoridades actuarían con moderación cuando haya, por ejemplo, marchas y demostraciones políticas. No tenía dudas de que más allá de contratiempos e incidentes desafortunados, el camino hacia la libre expresión y libres elecciones era imparable y continuaría.