Sylvia Saítta: “Las revistas funcionaron como el ámbito de encuentro”

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Sylvia Saítta: “Las revistas funcionaron como el ámbito de encuentro”

12 Julio 2020

Por Inés Busquets| Foto: Guillermo Pardo

 

Un archivo suele ser esa puerta cerrada que a veces uno decide abrir por su cuenta, pero otras prefiere escapar a la melancolía y seguir de largo. Este archivo es un cofre atractivo y singular, una especie de baúl en el que uno se quiere sumergir para salvarse. Una historia viva que construye presente.

Ahira es un archivo histórico con libre acceso. Una página web. Un recorrido por la historia a través de todas las revistas argentinas. Una huella. Un proyecto colectivo. Un poema que hoy resulta inédito. Una traducción que ya se creía perdida. Un grupo de personas que indaga, que investiga, que trabaja al rescate de palabras en un mundo que cambia y que las busca como refugio.

Ahira está dirigido por Sylvia Saítta y un equipo integrado por: Manuela Barral, Diego Cousido, Martín Greco, Soledad Quereilhac, Guillermo Korn, Ana Lía Rey, Claudia Román, Martín Servelli; además de colaboradores y lectores. Como dijo Sylvia durante la entrevista: “Para que haya una revista hay un proyecto colectivo detrás”, para que este archivo exista también.

Sylvia Saitta

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo nace Ahira?

Sylvia Saítta: El archivo de revistas argentinas nació como parte de un proyecto de investigación sobre literatura argentina, proyectos culturales y periodismo. Desde hace muchísimos años venía dirigiendo estos equipos de investigación y en un momento quienes integrábamos estos equipos decidimos armar este archivo digital para poner en circulación los materiales con los cuales habíamos realizado nuestras investigaciones, muy pronto el proyecto fue creciendo entonces tomamos una gran decisión que fue buscar un financiamiento que nos permitiera ampliar los límites tecnológicos de este archivo. Obtuvimos además de los subsidios de la Universidad de Buenos Aires, el subsidio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y gracias a estos subsidios pudimos armar la plataforma de lo que es hoy Ahira, este Archivo Histórico de Revistas Argentinas que se propone dos grandes cosas: la primera es la digitalización de las revistas argentinas, en un primer momento estaba focalizado en revistas literarias y culturales y un poco por nuestros propios intereses, pero en gran medida por el impacto que tuvo la página muy pronto ampliamos los límites de lo que eran las revistas literarias, culturales a todas las áreas de revistas argentinas.

APU: ¿Quiénes la conforman?

S.S.: Ahira está conformado por investigadores y docentes de la Universidad de Buenos Aires, provenimos mayoritariamente de la carrera de Letras, pero también hay historiadores y docentes de Ciencias de la Comunicación. Nosotros hace años tenemos como objeto de investigación el periodismo, la historia de la prensa en la Argentina, las revistas culturales, literarias y sobre todo los diálogos entre las publicaciones periódicas, el periodismo, las revistas culturales y la literatura argentina.

APU: ¿Cómo es el trabajo de investigación?

S.S.: El archivo supera las 120 colecciones de revistas, salvo algunas muy pocas excepciones se trata de colecciones completas y conseguir esas revistas en algunos casos fue difícil, en otros casos fue sencillo. La historia de cómo conseguimos las revistas es en sí mismo una historia. Muchas colecciones provienen de nuestras propias colecciones, que nosotros teníamos en nuestras casas, en muchos casos nos prestan, conseguimos el permiso de la Facultad de Filosofía y Letras de  Buenos Aires para acceder a colecciones completas de la hemeroteca de la facultad y poder digitalizar algunas colecciones, en otros casos pedimos la colección completa  a los lectores de las revistas quienes nos facilitan las colecciones completas. Fue el caso por ejemplo de Diario de Poesía, que Daniel Samoilovich nos prestó la colección o Sergio Olguín que me dio la colección completa de V de Vian y últimamente, porque el impacto de la página fue creciendo y esto a mí me entusiasma, son los mismos lectores, visitantes de la página quienes nos están ofreciendo revistas. En algunos casos nos ofrecen números sueltos, en otros colecciones completas, en otros casos nos escriben los mismos directores y se produce este entramado que a mí me entusiasma particularmente, que se trata de un proyecto colectivo en el sentido más pleno de la palabra, está a cargo de un grupo y entre todos y todas quienes nos escriben, quienes nos ofrecen el material, quienes nos regalan revistas, quienes nos prestan revistas. Este sitio va creciendo día a día, en algunos casos descubrimos revistas que no sabíamos que existían, por ejemplo lo que nos pasó con El cielo, una revista que dirigió Cesar Aíra que no figuraba en ninguna de las bibliografías que nosotros conocíamos, en otros casos son revistas que salimos a buscar y este sí fue el caso de Diario de Poesía, V de Vian, Magazine literario. De varias de las revistas de ciencia ficción que hay ahora en la página o también fue el caso de las revistas de historietas como Patoruzú, que fue un trabajo inmenso de digitalización o Las locuras de Isidoro y en muchos casos colaboraron y están colaborando investigadores y bibliotecarios o coleccionistas que nos escriben o a quienes les escribimos para que nos presenten o nos den las colecciones de las revistas.

APU: ¿Hay alguna revista imposible de rastrear o difícil de conseguir?

S.S.: Con las revistas que más nos cuestan conseguir, estamos haciendo una búsqueda casi personalizada y son las que no fueron publicadas en la Ciudad de Buenos Aires, uno de los objetivos de Ahira es tratar de no reproducir lo que suele pasar a la hora de pensar la literatura argentina, que es pensar en lo que pasa solamente en la Ciudad de Buenos Aires, por eso nos propusimos incorporar revistas que se publicaron en otros lugares del país y el acceso a esas colecciones nos está costando. Por suerte ya pudimos publicar revistas de Santiago del Estero, revistas de Catamarca, muchísimas revistas de Rosario, que es un caso particular porque es una ciudad con muchísimas publicaciones periódicas, revistas culturales, revistas literarias y el apoyo que no están dando los investigadores y los docentes de la Universidad de Rosario es realmente importantísimo y eso creo que se ve en la página, hay una gran cantidad de revistas rosarinas, estamos tratando de conseguir revistas de Mar del Plata, ampliar el mapa de revistas con la cual se suele pensar no solo la historia de las revistas en la Argentina sino ampliar el sistema, las redes, los vínculos, los diálogos, entre las diferentes publicaciones de todo el país.

APU: ¿Cuáles son los criterios a la hora de buscar las revistas?

S.S.: Los criterios que trabajamos a la hora de buscar las revistas son muy pocos en términos de exclusión, son revistas que no estén siendo publicadas en este momento, publicaciones cerradas y de las que tengamos la colección completa, salvo en algunos pocos casos como es en la revista 2001, que es una revista que a mí me impacta muchísimo, porque comienza siendo de ciencia ficción y en los años 70 vincula la ciencia ficción con la revolución y bueno es una revista de los que no tenemos ejemplares más de los que efectivamente subimos a la página, en muchos casos esto funciona para completar las colecciones. Esto es nos faltaba un número de Mar Dulce la subimos igual y después nos escribieron para decirnos que tenían el número que faltaba. En el caso de 2001 pasó lo mismo, subimos las que teníamos y después varios visitantes de la página nos ofrecieron ejemplares que nosotros no teníamos, muchas veces completamos los ejemplares a través de mercado libre, a través de coleccionistas, pero el criterio  predominante es el de publicar colecciones completas, no hay ningún tipo de limitación temporal y tampoco en este momento de temas, por eso es que una de las últimas revistas que publicamos es de fútbol porque la idea es abrir a las revistas deportivas. También publicamos una revista sobre jazz porque queremos abrir una zona que es importantísima sobre las revistas vinculadas al jazz, al rock, a la música, abrimos la zona de historietas,  humor, de revistas misceláneas; estamos intentando cubrir varias de las áreas que fueron extremadamente proclives a tener sus propias publicaciones. Las de cine por ejemplo forman una gran serie, las de historietas forman un gran serie, las de historietas forman una gran serie y las de ciencia ficción forman una gran serie, que se sumaron como decía a las revistas literarias o culturales tanto a los que ya conocíamos como Martin Fierro, de los años 20, la revista Punto de Vista, las tres revistas de Abelardo Castillo, Crisis, como a revistas de difícil acceso como por ejemplo Babel, que es una gran revista muy conocida, pero la verdad es que el acceso a la colección de Babel no era fácil o Diario de Poesía o revistas bastante menos conocidas como Art Tiempo o revistas mencionadas en la bibliografía, pero que eran muy difíciles de conseguir como las revistas que dirigió Borges: Destiempo, Los Anales de Buenos Aires, Proa que ahora se pueden consultar en la página.

APU: Cesar Aíra hizo un libro Artforum sobre una revista de arte en la cual se percibe hasta una especie de enamoramiento del personaje por la revista ¿Crees que por la tecnología se perdió ese vínculo con el papel?

S.S.: Como con la música, como con los libros, los escritores, las escritoras, los críticos, los poetas, tenían con las publicaciones realizadas en papel, que ahora en la mayoría de los casos se realiza en términos digitales, un vínculo.  Por ejemplo para ir a un caso que mencionaba hace un rato Diario de Poesía está diseñado por Juan Pablo Renzi, cada una de sus páginas tenía un diseño pensado para el papel que hoy sería difícil pensar en términos de una revista digital. El tamaño, la textura de las páginas, el cambio de color de una página a otra, el uso de papel laminado, el papel de diario, eran en sí mismo un declaración, es decir una revista que se pensaba en términos de circulación masiva y se pensaba en formato diario. No es lo mismo que una publicación que se pensaba como un libro, entonces usabas cierta calidad de papel y cierto formato, de la mismo de esto estaba el precio, una revista tenía un valor económico diferente a otra y esto también marcaba un horizonte de público, una expectativa con respecto a quienes iban a leer esta revista, todas estas cosas cambiaron. No digo ni para bien ni para mal, digo que cambiaron y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de pensar el modo en el hoy circulan las revistas, el modo en que las consumimos, el modo en que las leemos, el modo en que las diseñamos, hay ciertas cuestiones materiales del objeto, de materiales de las revistas, diseño de las revistas que eran parte de la propuesta estética, ideológica, poética de esa revista. Supongo que quienes ahora están pensando o van a pensar una revista que va a circular, no en papel sino en formato digital, tendrán que hacerse otras preguntas o nosotros no los vamos a leer en esas elecciones del formato, ciertas cuestiones que definían también cuál era el proyecto de una revista. Así que creo que no es que se perdió el vínculo con la revista en sí mismo, sino que el vínculo efectivamente cambia y mucho porque la revistas además de lo que dicen, además de los materiales que publican decían mucho en el formato que elegían para presentarse y estas cuestiones están para pensar las publicaciones del siglo XX, ya no son las mismas preguntas con las cuales hoy pensamos una revista publicada en un formato digital. La otra cuestión que está muy vinculada a la publicación de las revistas en formato digital es que casi diría paradójicamente es más fácil conseguir la colección de una revista que circulo en 1930  que conseguir una revista que se publicó en el 2002 o 2003 y que dejó de publicarse, porque las revistas que circularon solo en formato digital que no fueron  conservadas en algún otro formato hoy ya no existen. Por ejemplo, una revista que a mí me gustaría tener en el archivo es El Interpretador, es una revista que se publicó a comienzos de este siglo y que se publicó online y que por lo tanto como revista no existe. Yo hablé con los directores de El Interpretador a ver si pueden reconstruirla a partir de sus archivos pero lo cierto es que esa revista no existe. Mientras que me es más fácil conseguir la revista completa que circuló en cualquier momento del siglo XX.

APU: En un poema Fabián Casas dice que las revistas literarias son como las parejas que duran dos números: ¿Cómo repercute la importancia de las revistas literarias en los escritores?

S.S.: Yo creo que las revistas literarias, las revistas culturales fueron en el siglo XX por lo menos  uno de los grandes escenarios en los cuales se pensó, se discutió, se puso en circulación la literatura argentina, sólo hablo en términos de literatura argentina porque estoy hablando de revistas argentinas, pero también esto podría decirse para la incorporación de la literatura extranjera en el circuito de lectura, de la literatura nacional, pienso por ejemplo en la revista Sur, una revista que fue una gran importadora de textos, temas, debates, literatura, poesía, porque fue una gran máquina de traducir, pero centrándome solo en términos de la literatura nacional y su relación con las revistas literarias y las revistas culturales creo que estas publicaciones cumplieron más de una función en primer lugar porque fueron sobre todo en la primeras mitad del siglo XX y un poco más el soporte que permitió la publicación de la literatura, salvo en el caso de la novela, las novela es bastante tardía en Argentina, Jorge Luis Borges publicó toda su obra primero en revistas o en diarios y después pasaron a libro y lo mismo podría decirse de muchos escritores y muchas escritoras, las poetas, los poetas que hicieron de las revistas un ámbito de difusión de puesta en conocimiento de sus propias literaturas. Pero también las revistas fueron el escenario en el cual se entablaron las grandes polémicas, ideológicas ni hablar, las revistas de izquierda, las revistas políticas, hicieron de las revistas el escenario en el cual armar una especie de tribuna o centro de discusión de diferentes cuestiones. Pero volviendo a la literatura, es a través de las revistas que los escritores sentaron las bases de sus poéticas, discutieron con otros, discutieron sobre lo que llamamos literatura argentina, intervinieron tanto como escritores a través de sus propios textos, también como críticos de la literatura argentina, de lo que estaban escribiendo sus pares, las revistas funcionaron como el ámbito de encuentro, estamos pensando en un momento en el cual no hay redes, no hay internet, entonces las revistas trasmitían este diálogo, este cruce, este debate, muchas veces álgido. Asomarse a las revistas de los años 70  es apasionante, seguir cualquier debate, seguirlo a través de las publicaciones periódicas, también los diarios, yo acá estoy centrándome en las revistas, pero esto también sucede en los diarios, pero en las revistas que son proyectos grupales de edición estos debates implicaban en primer lugar debates internos de quienes hacían la revista y después la puesta en página, la incorporación de ese debate, la intervención de la esfera pública. Para mí es muy difícil pensar algunas cuestiones de la historia de la literatura argentina, de la historia de la cultura argentina sin incorporar pero como fuente primera a las revistas y a las publicaciones periódicas porque son la mejor caja de resonancia de lo que se está discutiendo, de lo que está pasando en un momento determinado de la cultura argentina, de la literatura argentina, de la historia argentina.

APU: En la tradición de la literatura argentina las revistas fueron las divulgadoras por excelencia, ¿qué lugar ocupan hoy en la literatura contemporánea?

S.S.: Precisamente por todas estas cuestiones creo que el lugar de las revistas en relación a la literatura argentina cambia mucho en la actualidad porque los soportes a través de los cuales se divulgaban, se difundía la literatura argentina se ampliaron infinitamente, primero fueron los blogs y después fueron las redes: Facebook, Instagram, Twitter, a lo que se suman las revistas digitales y los diarios que pueden ampliar sus notas también infinitamente, antes cuando se escribía en un diario o una revista había una cantidad de caracteres que había que respetar y ahora también los límites espaciales de lo que ocupa una nota o un texto se abrieron. No tengo la perspectiva histórica todavía como para decir cuál va a ser el impacto de este cambio en el futuro, si puedo decir que las revistas ordenaban el caos, ordenaban la proliferación, las revistas nos armaban una biblioteca, uno leía Punto de Vista y leía  los textos que comentaba, difundía o diseñaba, otro Babel y seguía y compraba los libros que difundía Babel, lo mismo pasa con El Escarabajo de Oro, con las revistas literarias lo que nos permitían era ordenar las bibliotecas. Hoy en día es muy difícil porque recibimos información todo el tiempo, hay demasiada información y creo que ese rol que cumplían las revistas hoy no la tienen, me parece que si siguen siendo ámbitos de definición de proyectos colectivos y eso es lo que yo suelo subrayar de las revistas, para que haya una revista hay un proyecto colectivo detrás, pero sin lugar a dudas ese lugar cambio y el lugar que ocupaban las revistas en el siglo XX no es el que tienen hoy, creo que todavía hay que esperar, muchas veces cuando irrumpe, cuando hay un cambio tecnológico muy fuerte pareciera que nada de lo que pasaba antes va a seguir y después las cosas se reordenan o se vuelven a pensar y tal vez en 20 años las revistas culturales tengan una función parecida a la que tenían en el siglo XX o no, y serán otros los medios a través de las cuales se cubran algunas de las funciones, algunos de los roles que tenían las revistas en el siglo XX.

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