Salvador Sanz: “Prefiero mantener mi obra más personal, que publicar con grandes editoriales estadounidenses”

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Salvador Sanz: “Prefiero mantener mi obra más personal, que publicar con grandes editoriales estadounidenses”

27 Mayo 2018

Por Leonardo Olivera

 


Agencia Paco Urondo: En tu literatura se nota claramente que a diferencia de otros autores, no hablás sólo desde la tradición de la historieta, sino que también estás atravesado por otros temas como la historia del arte, la literatura, la música. ¿De dónde viene eso?

Salvador Sanz: Es verdad que el palo de la historieta es muy endogámico, que se mira mucho a sí mismo. Yo creo que mis mayores influencias no vienen de ahí sino del cine, de las artes plásticas, etc. Hice la carrera de Bellas Artes, primero en la Belgrano y después en la Pueyrredón. Eso hizo que estuviera siempre en contacto con ese costado artístico, aunque un poco desde la periferia, porque tenía claro que quería hacer historietas y antes eran dos mundos medio distintos. A pesar de eso, me nutrió mucho el mundo de las artes plásticas y el de la animación que también hice y lo usé mucho.

APU: En ese camino ¿quiénes sentís que te formaron?

S. S.: De chico fui al taller de una grabadora que se llamaba Zulema Petruschansky, que fue la que me preparó para ir a La Belgrano. Después, cuando estaba terminándola, entré al taller de Leopoldo Durañona, un historietista clásico que era un genio y falleció hace poco. Ahí hice algunas cosas como ayudante y la verdad  es que aprendí mucho. Para mí fue muy fuerte verlo al tipo dibujando, hacer muestras y escuchar sus correcciones.

Ahí conocí a Gonzalo García, que era ayudante de Leopoldo y, a su vez, yo después fui ayudante de él. Trabajamos unos cuantos meses a la antigua, en la misma oficina, bajo el mismo techo y eso fue una gran escuela para mí. Aprendí sobre perspectiva, el tema de los fondos –algo que siempre me gustó pero me costaba– y mucho sobre tinta, que es básicamente lo que hace un ayudante. Y la disciplina: entrar todos los días, sentar el culo y dibujar cinco o seis horas seguidas, eso fue fundamental.

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APU: ¿Te parece que en este momento particular hay una nueva oleada de historietistas argentinos que están laburando para afuera o es algo que siempre viste?

S. S.: Hay como una línea de autores argentinos que están publicando en Estados Unidos y algunos en Europa hace bastante, el tema es que ahora hay muchos en las primeras líneas. Yo lo veo un poco desde afuera porque no publico en Estados Unidos. Bueno. Ahora justo se publicó El Esqueleto allá, pero en una editorial independiente bastante nueva. Me refiero a las grandes editoriales tipo Marvel o DC. Ahí veo artistas de acá que están dibujando a un nivel impresionante. Por ejemplo, Juan Totino Tedesco, que hace unas portadas increíbles y ahora está nominado a un “Eisner”. Están a un nivel que es altísimo y no son tres o cuatro, sino que son bastantes y eso está buenísimo.

APU: Existe algo particular con ese mercado, porque vos en España venís publicando hace más de diez años y siempre con buenas críticas y ventas (y otros como vos), pero parece que lo que se ve es Estados Unidos nomás.

S. S.: Lo que pasa es que allá tienen el inglés que hace todo medio universal. Yo hace diez años publiqué un libro allá y la verdad es que no fue un éxito de ventas, sino que pasó bastante desapercibido, pero lo que se edita en Estados Unidos se piratea en todos lados. Cualquiera lo baja, lo traduce y ya está circulando. Hoy ese libro lo podes bajar en diez idiomas, se internacionalizó.

APU: ¿El género de superhéroes te llamó alguna vez la atención?

S. S.: La verdad que no, no lo veo como un horizonte. Por eso no mando muestras a las grandes editoriales, no busco meterme ahí. Yo sé que capaz dibujar algo como Batman para muchos artistas sea una realización profesional y económica, pero a mí nunca me interesó y a esta altura de mi vida, menos todavía. Si bien puede ser la forma de hacer que tu obra llegue a otros mercados, me siento lejos de eso. Prefiero mantener mi obra más personal, tener el control total y hacer lo que me gusta.

Hay una idealización de ese universo, de publicar en una editorial grande. Conozco muchos colegas y amigos que lo hacen y no es nada fácil. Hay que dibujar hasta los domingos, es muy duro, uno tiene que entregar una producción muy grande en tiempos muy cortos. Te tiene que apasionar muchísimo, más allá de la plata, porque es sacrificar mucho tiempo de tu vida en personajes que no son tuyos. Por más que uno dibujándolos se los apropie, no son tuyos. Con la diferencia de cambio y las regalías por algún personaje capaz podés vivir bien pero yo sigo sintiendo la historieta como algo muy personal. Para mí es algo casi artesanal, que te da la posibilidad de no trabajar con nadie, salvo en algún momento que necesitas un editor, y hoy en día si estás lo suficientemente loco y tenés la plata, ni siquiera.

APU: Eso de todas formas es una característica muy tuya: que, además de dibujar, te encargues de todo: la idea, el guión, hasta las portadas ¿Cómo es ese proceso?

S. S.: Surge de la necesidad de construir y contar un universo personal. Es algo que va saliendo de a poco. Me pongo a dibujar y a mí me gusta mucho narrar, entonces los dibujos ya están contando algo, están en el medio de una acción y ahí empiezo a ver una historia. Me gusta trabajar la fantasía, me atrae la idea de crear algo que no existe.

APU: ¿Es lineal el proceso creativo? ¿Siempre se da de la misma forma?

S. S.: Cada vez es más literario, surge más del texto hacia el dibujo. Originalmente era al revés, la imagen me llevaba a la historia, pero ahora cada vez me siento más a escribir. Hay veces, incluso, que escribo sobre seres increíbles o criaturas fantásticas y después los dibujos no superan ninguna expectativa, nada es tan original. Pero cada vez le encuentro más el gusto a escribir.

APU: ¿Alguna vez escribiste algo que no termine siendo historieta?

S. S.: No, lo que me pasó es que escribí cosas para historieta que no terminé dibujando. De hecho, hay un guión muy largo que escribí hace como diez años y nunca lo quise dibujar porque no me terminaba de convencer; ahora lo agarró un amigo, Ayar Blasco, que también es dibujante y va a hacer una película de animación con eso. Yo voy a hacer algunos artes conceptuales y le estoy dando una mano con la reescritura pero va a ser una película de él.

APU: ¿Y se puede saber de qué trata la historia?

S. S.: La película se va a llamar Lava y es una historia medio fantástica, de ciencia ficción. Es una invasión extraterrestre, pero que se da como una invasión cultural. Invaden todos los medios de comunicación y desde ahí transmiten su arte. Con eso nos tienen a todos cautivos sin la necesidad de pasarnos por arriba con naves.

APU: Tus historias tratan mucho el terror desde el lado psicológico. No son secuencias de violencia una atrás de la otra, porque si bien las hay, no es lo que domina tus libros.

S. S.: A mí de chico siempre me gustó el cine de género que tiene mucho de eso. Y siempre me entusiasmó la idea de tratar de combinar todo. Tratar de hacer una obra que parezca entretenimiento, que tenga acción, suspenso pero que también tenga un poco más, un contenido, que esté diciendo algo.

APU: ¿En qué estás trabajando ahora?

S. S.: Ahora estoy por sacar un artbook que se va a llamar Ultramal. El libro es un sketchbook en blanco y negro y contiene 100 páginas de diseños y bocetos inéditos sobre mis historietas, libros ilustrados, trabajos de encargo y otras rarezas. Lo voy a presentar el 8 de junio en la “Casa de viñetas sueltas” (Dickman 1260, CABA), que es un lugar de amigos, donde siempre nos tratan muy bien, así que espero que venga mucha gente.