Roberto Santoro: la militancia de la pelota

  • Imagen

Roberto Santoro: la militancia de la pelota

29 Octubre 2016

Por Analía Ávila

Bailarín
con un pie mareador
silbador
quien lo ve
toca de a poco
en caricia
le pone al cuerpo ballet
levanta el balón
lo empuja
lo resbala
lo mima con una gana
loenrrolla con otro pie
le da una vuelta
en el aire
de taco
que ni se ve…
(Fragmento de“El fútbol” de Roberto Santoro)

El poeta, periodista, editor y militante Roberto Jorge Santoro, nació en Buenos Aires en 1939 y vivió en el barrio de Chacarita hasta su secuestro y desaparición el 1 de junio de 1977, por un grupo de tareas de la última dictadura. Hijo de obreros y buscavidas, desempeñó los oficios más diversos: puestero en un mercadito, vendedor ambulante, celador en una escuela secundaria, pintor de brocha gorda. “Toto”o “el Pelado”, como le decían sus familiares y compañeros, era un personaje multifacético que llamaba la atención con sus bigotazos, patillas frondosas, poleras y boinas. Gran contador de chistes, amante de la ironía y del humor negro, con dotes actorales, nunca perdió la simpleza y la ternura. Santoro pertenecía a una generación que tenía la esperanza del cambio y de la revolución; no era un mero espectador sino un hacedor.

Roberto era muy futbolero; fanático de Racing, le gustaba jugar, ir a la cancha y escribir sobre los partidos. Vivía con una libretita en la mano y tomaba nota de voces de la calle para incluir en sus versos. El fútbol era para él uno de los elementos distintivos de Buenos Aires, uno de los motores de la ciudad; también lo tomó como uno de los motivos porteños en su libro De tango y lo demás (1962), junto con el café, la pizzería, el billar y el colectivo. El poeta Marcos Silber, uno de los fundadores junto con Santoro de la revista El Barrilete, así lo recuerda: “Era un hombre profundamente arraigado en la sensibilidad popular y con una personalidad de una gran exigencia ética, y así como hablaba de fútbol también aparecía como un erudito de la poesía de Artaud o de Rimbaud.”

Literatura de la pelota (1971) es la antología más completa y apasionada sobre el fútbol que se hizo en la Argentina. Es completa porque el poeta recorrió librerías, bibliotecas y hemerotecas y realizó un minucioso trabajo de campo. Así recopiló y seleccionó poemas, cuentos y artículos periodísticos de distintos autores; en la elección de los textos no discriminó por ideologías o estéticas. Santoro explicó en el prólogo: “Se incluyen aquí nombres ‘importantes’ en el panorama de nuestra cultura como así otros ‘despreciados’ por el subdesarrollo de sus Rh estéticos. Es casi un milagro juntar en un mismo equipo a Gagliardi con Pichón Riviére, a Last Reason con Mujica Láinez, a Sebrelli con Centeya, a Mondiola con Romero Brest.” La pasión está puesta en el capítulo “El canto de la tribuna”, donde transcribió los clásicos cantitos que las hinchadas se dedican de una popular a la otra; algunos de los versos fueron tomados de publicaciones futbolísticas –Racing y Todo fútbol-y los otros fueron recogidos por Santoro directamente de las canchas.

En el capítulo “La poesía del hincha” Roberto se manifestó así a favor del deporte más popular: “¿Pintoresquismo? ¿Populismo? ¿Y qué? Si este fenómeno del fútbol es el móvil que provoca en los desconocidos y sumergidos de siempre el ansia por expresarse de una manera poética -por lo menos en cuanto a la forma se refiere- bienvenido sea. Por lo menos él -el fútbol- habrá de cumplir en alguna medida la función para la que algunos intelectuales se han declarado a esta altura del partido incompetentes, esto es: elevar el nivel emocional y artístico del hombre común.”

El libro se financió mediante la compra anticipada de bonos (como una preventa) y para la promoción el poeta ideó este eslogan: “Igualito al basurero, que llaman recolector, vestido de pordiosero, yo le mangueo a ustedes un favor”. Lo editó con sello propio en la editorial Papeles de Buenos Aires, del grupo Gente de Buenos Aires que difundía la obra de poetas, escritores, plásticos y músicos. Santoro se definía como un “obrero de la literatura”, incluso hizo un curso de linotipia en una escuela técnica de La Boca. En una entrevista para la revista “Rescate” en 1973 se refirió a la tarea editorial: “Me dí cuenta de que había que poner manos a la obra. Esto quiere decir: comprar el papel, realizar el armado de las carpetas, compaginar la inclusión de hojas escritas y dibujos, tomar mate mientras se trabaja, es decir, asociarse para derrotar los costos elevados, la mufa de las imprentas. Formar un grupo de trabajo. Todos colaborando con todos. Nada de especialistas: la tarea colectiva, común, integradora, que sirve para derrotar la imposibilidad de poder publicar un libro en esta sociedad competitiva y castradora”

Durante mucho tiempo Literatura de la pelota fue inhallable en las librerías y circulaba sólo en fotocopias. Por fin en 2007 Ediciones Lea hizo una reedición con palabras de presentación del periodista Alejandro Apo y un estudio preliminar de la periodista y docente Lilian Garrido. La ilustración de la tapa presenta la pintura “Primos hermanos” del artista plástico Pedro Gaeta, que junto con Roberto, integraba el grupo Gente de Buenos Aires. En la solapa del libro, una anécdota: "Santoro siempre le decía a Gaeta que eran primos hermanos: un pintor comunista de Independiente y un poeta trotskista de Racing".

La vigencia de la antología quedó demostrada una vez más en septiembre de este año, cuando se realizaron en la Biblioteca Nacional unas jornadas sobre fútbol y literatura, que inspiradas en el libro se llamaron “Literatura de la pelota”. Garrido participó de una de las mesas y destacó el valor de esta obra: “Santoro fue el primero en reconocer y publicar cuánto fútbol hay en la literatura, o cuánta literatura hay en el fútbol; es mucho más que una recopilación, es un trabajo de investigación sobre el aporte que el fútbol hace al habla popular, cómo le presta expresiones al lenguaje. Lo vemos por ejemplo en frases como “el negocio es un gol de media cancha” y ‘hoy, si no llueve, pega en el poste.” Por otra parte señaló que en el libro están resumidos todos los Santoro: el futbolero, el investigador, el poeta, el editor, el amante y divulgador de la cultura popular. Para terminar su exposición la periodista contó una anécdota risueña; cuando Roberto presentó su libro en 1971 dijo a su auditorio: “Por primera vez siento una alegría redonda como una pelota al saber que jugamos en el mismo equipo; a ustedes les agradezco por el libro que espero me compren para poder pagarle al imprentero que me está siguiendo por toda la cancha”