“Que sirva con entereza al bien de nuestro pueblo”

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“Que sirva con entereza al bien de nuestro pueblo”

10 Octubre 2016

Por Antonio Di Benedetto*

Nace este diario

El Andino, 21 de julio de 1968

El Andino viene a nacer porque Mendoza lo desea.

Cuando la jornada avanza y surca las horas vespertinas, la persona que se halla en su faena o en su pausa, en expansión o en soliloquio, suele percibir un influjo interior que corresponde a esta pregunta: ¿qué ha sucedido hoy en el mundo y aquí, a mi alrededor?...

Puede interesarle en particular un tema, o la integridad de los acontecimientos; puede buscar la confirmación o evolución de algo conocido imperfectamente, presentido o sospechado; puede estimularlo, como es normal, la ansiedad cotidiana de lo imprevisto que conforta concede la ilusión y la esperanza, que provoca el asombro o abre, sin medida, el ojo de la imaginación.

Para responderle, para hacerle saber qué ha ocurrido hoy – en el mismo día de hoy- desde ahora está El Andino.

Con lo dicho queda declarado que es y será una publicación predominantemente informativa.

El ser humano tiene apetencia de información, por sana curiosidad de enterarse – que es una forma de participar- y como sustancia para su vocación analítica crítica. Si posee información veraz, precisa y actual, dispone de medios para orientar su conducta, y recto juicio, se le concede mejor oportunidad para discernir y actuar.

A cubrir con eficiencia esa función acude El Andino.

Se propone que el lector reciba todo lo que sea noticia, casi al momento de haberse producido el hecho que la determine.

Si todo no pudiera ser, únicamente se debería a las limitaciones del espacio disponible o a una defectuosa recepción del material. Porque nada falta intencionadamente en un diario que surge como este, dueño de una perfecta independencia y con los limpios fines del buen periodismo, ajeno al pavor de la fuerza y los atropellos, y al disimulo contrahecho por los intereses, la discriminación y los prejuicios.

Brota y toma cuerpo encarnando el ejercicio de un derecho, el de la prensa libre, y en ese acto está patente una devoción filial por la libertad y la defensa de la libertad.

Esta actitud y la llana asunción de la misión de informar cimentan a la vez otra definición y compromiso: pensar en el hombre.

Porque El Andino, que se presenta a considerar y reflejar las preocupaciones y aspiraciones de la provincia y la región, los asuntos públicos, principistas, cívicos, sociales y económicos, conjetura que en definitiva todo se reduce a la comunicación con el hombre (hacerle saber y escucharlo), ya que a través de él se genera y fructifica la defensa, desarrollo y progreso de cuanto importa a la colectividad.

El Andino viene porque Mendoza y la región lo quieren, y siendo así Los Andes lo hace.

El matutino que nació en 1882 dota a su vástago de la tarde de un alma periodística y cuyana, le inculca que ha de vivir fervorosamente su época y lo pone en camino, al encuentro del lector, provisto de los medios materiales y técnicos más modernos e idóneos, para que cumpla la exigencia de traer, a sus páginas, las noticias de la tierra y el espacio.

Este diario nace el 21 de julio de 1968. Existirá un tiempo indefinido, seguramente muy largo y mayor que los años de nuestra propia vida, la de quienes escribimos y realizamos el primer número. Pero al crearlo dejamos establecido, para él y para siempre, este mandato inquebrantable: que sirva con entereza al bien de nuestro pueblo.

*Texto publicado en Escritos periodísticos, Adriana Hidalgo editora.