Néstor Perlongher: Veinte años después

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Néstor Perlongher: Veinte años después

02 Diciembre 2012

Por Mariela Genovesi l Siempre que se habla de acontecimientos “redondos” - “a 10 años de”, “15 años después de”- es factible preguntarse ¿Cómo hablar de eso que “fue” en el “hoy”? ¿Cómo homenaje? ¿Cómo retrospectiva? ¿Qué implicaría uno y otro? Si optamos por el homenaje, éste podría tener dos valencias de acuerdo con su positividad –“algo bueno para la humanidad”- o su negatividad – en cuanto pérdida o daño social. No es lo mismo recordar el centenario del natalicio de Don José de San Martín, por ejemplo, que conmemorar los 30 años del asesinato de John Lennon. De ahí que tanto el “recuerdo” como la “memoria”, nos permitan atisbar estas sutilezas. Pero a su vez, el formato de “homenaje” puede estar incluido o incluir en sí mismo una especie de “retrospectiva”. Por eso, ambas instancias pueden dialogar entre sí, o mantenerse al margen. Al respecto, ¿Cuál sería el aporte singular de la retrospectiva? ¿Ampliar los sentidos del hecho o de la obra? ¿“recuperarlos” en calidad de “efectos”, “aperturas” o “consecuencias”? ¿O mirarlos desde el presente pero sin hacer un abordaje explícito anclado en el aquí-ahora y en su devenir, sino congelándolo en su época, recortando un principio y un fin, al mejor estilo “muestra iconográfica”? Así como el recuerdo y la memoria nos señalan las valencias del homenaje, la construcción que del presente se haga de la retrospectiva nos señala la lectura no obligada, pero en cierta forma señalada, que ese presente se propone y nos propone.

Desde ese lugar, la consigna “Néstor Perlongher: 20 años después” nos sitúa en el hoy y a partir de una fecha: 26 de noviembre de 1992, año de su muerte.  Pero la consigna no nos propone un homenaje a modo de conmemoración, sino todo lo contrario. Y en eso, el “después” es clave, porque nos invita a pensar en el derrotero de su obra; derrotero teórico, político e intelectual. ¿Qué fue de su obra? Sí. Pero más precisamente, ¿Qué se puede decir de su obra hoy? Porque, de vuelta, el “20 años después” nos sitúa en el hoy, no en el mañana. Veinte es hoy y es la lectura presente de esa obra pasada.

Por eso, en la charla que mantuvimos con Mariano, tratamos de hablar de esos márgenes para rebatirlos, confirmarlos  o ponerlos en evidencia. Es así, que nuestra propia retrospectiva incluyó –luego de haber asistido al primer día de la jornada y haber escuchado las ponencias de Horacio González, Adrián Cangi y Jorge Panesi- una mirada sobre algunos ensayos teóricos –La desaparición de la homosexualidadMatan a un marica-, poemas –Nelson Vive y Cadáveres- y textos literarios -Evita vive.

Entrevista a Mariano Dorr

I. Matrimonio igualitario; metáforas sociales y  la privación de la analidad

APU: En el marco de pensar a Perlongher “veinte años después” y tratando de trazar una especie de relación entre el ayer y el hoy, es imposible precisar qué es lo que opinaría  Perlongher acerca del matrimonio igualitario, pero su obra quizás, nos pueda ayudar a pensarlo. Y ahí yo me pregunto, nos ayudaría a pensarlo cómo una conquista del movimiento o cómo una conquista de la heteronormatividad que tornó a la homosexualidad, a lo disruptivo, en homonormativo?

Mariano Dorr (MD): A ver…Yo estoy casado. Me casé con una mujer. Y a veces, cuando me preguntan por qué me casé, cuento un poco la historia de que con Teté habíamos sufrido mucho los dos y queríamos hacer cosas juntos pero también queríamos hacer cosas cada uno de su vida y el matrimonio nos daba una serie de posibilidades, o por lo menos teníamos la fantasía que el matrimonio nos daría una serie de posibilidades institucionales que podíamos aprovechar juntos. No simplemente juntados sino juntos ante la ley. Y nos casamos.

Al mismo tiempo yo creo que el matrimonio nos dio ese marco, que hizo de pared a un montón de  flujos de deseo que eran incontenibles en su momento y que el matrimonio ayuda a contener.

APU: ¿Es el matrimonio lo que ayuda a contenerlos o el ser padres?

MD: No, es el matrimonio. La instancia de hacer un contrato ante la ley es muy fuerte. Además nos casamos por iglesia. Me gustaba la idea de casarme también ante Cristo, me parecía una gran performance.  Los dos somos parte del comité de redacción de la revista Instantes y Azares – Escrituras Nitzscheanas, dirigida por Mónica Cragnolini y como nietzscheano, me parecía todo un desafío casarme ante el crucificado. Nos casamos en la Catedral de San Isidro donde el crucificado cuelga, la cruz no está en el piso sino que está colgando de una cadenas. A Teté no le gustaba nada y me desafió a que yo no iba a poder conseguirla en menos de un mes y la conseguí a través de un amigo del partido de San Isidro.

Lo que quiero decir es que la cuestión institucional, sea o no sea gay, tiene sus utilidades. Es algo que puede resguardar, que puede ayudar a construir, tanto a una pareja gay como no gay.

En ese sentido, me parece que es importante la conquista del matrimonio igualitario, que un hombre, si quiere, se pueda casar con otro hombre es muy importante. En otro tiempo, cuando estabas en pareja o tenías hijos sin casarte era visto como algo malo, si eso siguiera así sería un ataque a la liberación homosexual e incluso a la liberación que genera la homosexualidad. Pero me parece muy importante que si me quiero casar, me pueda casar con quien quiera. Eso sí es una conquista y no sólo de los homosexuales…

APU: Se avanza en derechos.

MD: Claro, es una ampliación de derechos. Con Foucault, uno puede decir que la sexualidad es una práctica, no es un esencialismo.

Yo no diría que soy un borracho. Estoy tomando esta jarra de cerveza, tomar alcohol es una práctica como usar determinados dispositivos tecnológicos. No me definen, yo no soy lo que haga esta noche.

APU: ¿Pero la práctica no te define?

MD: Te define y no te define

 APU: ¿Cómo sería eso? Yo entiendo a lo que vas, a pensarlo como un acontecimiento..

MD: Claro, la sexualidad en realidad es algo que ocurre en determinado momento –es cierto que ocurre en todo momento también- pero también es cierto que uno puede sentirse absolutamente homosexual y decir “Si, yo soy homosexual”. Es una manera de existir, así como uno puede sentirse absolutamente heterosexual. En ese sentido, la ley de matrimonio igualitario es una ampliación de derechos para todos en la medida que todos podemos enamorarnos de alguien de nuestro mismo sexo, a todos nos puede pasar y todos podemos querer formar una familia con una persona del mismo sexo. Creo que Perlongher, además del genial escritor que fue, hace posible, da a conocer ese universo. El lenguaje que se vuelve loca es como una especie de puerta que te permite ingresar a un mundo increíble y te lleva a pensar, en mi caso, que la sexualidad no es un esencialismo y que la lengua es totalmente libre, que uno puede, en la lengua, ver esos juegos de diferencias y de sensualidades.

APU: Incluso en esas metáforas que condensan demasiado el sentido y las cierran. En Matan a un Marica Perlongher avanza en la interpretación de las ideas que esas metáforas sociales (futboleras, barriales) sugieren: “El macho no es el que se coje a más mujeres sino el que se coje a otro tipo, que es puto”

MD: Hablaba de eso no, “del eh? Puto”, el festejo del “puto!” o “Son todos putos”.

APU: Exacto, y ahí, a lo que él llega es que  hay un silenciamiento en la sociedad de lo anal. Lo anal es lo prohibido, es lo que no va, es lo silenciado, lo callado pero que emerge bajo la forma de estas metáforas que generan ciertas prácticas.

MD: Si, en ese sentido es muy inteligente. Incluso ver cómo eso se refleja en otros actos que suenan contradictorios. El abrazo ante el gol. Es una cosa muy gay obviamente ¿No? Y a la vez la sociedad entera está enamorada de esa imagen, porque no hay nada más lindo que ver a los jugadores uno encima del otro, una pila de hombres y al mismo tiempo, la euforia de todos los hinchas. Un momento increíble. Y además la belleza de esos cuerpos, si uno piensa en Radamel Falcao…Es un colombiano que se llama, Radamel! Es para hacer un poema a “lo Perlongher!" (risas) Porque es un bombón. Es increíble y además es un tipo  evangelista y tiene así una especie de conexión con lo puro, lo sagrado. Ahí hay una cosa de la belleza muy fuerte. Y al mismo tiempo, en el fútbol, y volviendo a lo que mencionaba Perlognher, hay una expresa violencia extrema contra el marica. Se presenta en esta escena, como una especie de juego de dobles, que es incluso hasta la muerte. Y después, ¿hacia dónde avanza el texto?

APU: Él continúa desarrollando esta idea respecto a la “privatización de la analidad” que deviene en un paso esencial para instaurar el poder de la cabeza (logo – ego – céntrico) sobre el cuerpo. En línea con esto y con el bloqueo ascético, el de la limpieza, se da una organización del organismo jerárquica e histórica que destina al ano a la exclusiva función de excreción y no al goce. Por eso, dentro de este esquema, sería impensada la unión del semen con la mierda, la vida por un lado, y el excremento, por el otro. Por eso el “puto”, además, es “un puto de mierda".

MD: Totalmente. La semilla y la pérdida, lo execrable.

APU: Claro, ahí está presente también la línea de Bataille.

MD: Y a la vez es algo tan sencillo pero impensable. ¿Es la “pija” y el “culo”, no es cierto?…Hay un poeta, también profesor de la facultad, Esteban García que se especializa en Merleau Ponty. Esteban escribió un libro que titula Todos putos una bendición editado por Belleza y felicidad y en un poema dice que llega un momento en el todos los poetas gay sólo piensan “pija, pija, pija” o escriben “pija, pija, pija”. Y éste, paradójicamente, es el horizonte o una manera de manifestar a dónde no quiere llegar el poeta gay. Pero también tiene que ver con esto que comentaba Horacio González en la presentación de las Jornadas: como lo abyecto, lo despreciable, se convierte también en un elixir. Pero más allá de esto pienso: ¿qué nos está diciendo Perlongher? Está tratando de decirnos que ahí hay algo fundamental, que hay algo que combatir y que defender a la vez.

II. Nelson y Evita (Esa mujer) viven

APU: Sí, o pensándolo en clave psicoanalítica ¿sería el síntoma de esta sociedad falocéntrica? Así como para Zîzek el síntoma del capitalismo es la lucha de clases, aquello que no puede ser dicho.

MD: Si, puede ser. Tengo algo  que te quería leer. En la conferencia, hace un rato Jorge Panesi dijo algo muy interesante que de alguna manera atenta contra lo que te quiero leer.  Porque dijo algo así como que la escritura de Perlongher –una escritura del disparate o con predisposición al disparate- es una suerte de demencia que se enfrenta  al mito. Que a mí me sonó también a un Panesi intentando señalar: “Paren”, o sea: no lo conviertan a Perlongher en el gran poeta, gran poeta que es, pero no en el poeta de ustedes, del peronismo kirchnerista.

APU: Sí..y  de manera más implícita también lo dijo Horacio cuando alertó contra el presente, contra la intención de “recuperar”

MD: Claro. Lo que tengo que decirles a Horacio y a Panesi es que no se pongan tristes con lo que les voy a leer ahora. Si la lengua se volvió loca, déjennos leer como queramos y si el lector espera al mito, a llorar a la iglesia. Te voy a leer un poema cuyo título es Nelson vive. No se titula “Néstor vive” pero, al mismo tiempo, si es "Néstor vive": ¿qué problema hay?

Nelson vive

Cadente el nombre, el hombre, aquello que le diera su garbo,
*** su ascendiente montadura
son sólo sus palabras las que, como una sierpe seductora,
*** acollaran
arrastrando un recuerdo, o el desvanecimiento de un recuerdo,
*** y a duras penas muerden
como mordió su estoque, su estocada, su descotado aliento
con esa sustancia de los días felices y los lechos deshechos
*** -muerto él-
la sordidez de cuerpos sudorosos que se pegan, quemantes, y
luego se detienen como al borde de un importante abismo;
pero no
Muerto él, muerta esa perra, cuán se alarva la rabia,
*** esa irritada furia de los dedos feroces
*** que no tuvieron piel, que pareciera
*** que no tuvieran piel
cómo se crispa
contenida por pólderes y cadenas de médanos y en fin grandes
*** tazones de crema acidulada
donde ahora las moscas revuelven su sonrisa, en un país
donde sólo los muertos pueden vivir, acaso, muerto su sexo
*** espeso*****achicharrado
*** como caparazones en desuso
y anticuado su modo de estaquear, laxas sus flechas
amodorrado, heroica su molicie, muerto él, en un país
******* de enormes vacas rengas
en un país de inútiles suicidios y exangües maravillas, vivo él
en ese carraspear y esa ceremoniosa inclinación sobre sus
*** propios restos
ese desempolvarse fatuos alelíes que aspiraran a orlarle,
*** las glicinas
quebradas por el peso de sus pétalos, las exhaustas glorietas
donde en más se pasea, indiferente él, con esa rutilancia
******** que deja el abandono, ese vil resplando
que esparcen las estrellas cuando se caen del cielo y se
********************** deshacen.


APU: Muy buena. Increíble.

MD: Increíble. “muerto él…muerta esa perra…” es increíble. Néstor vive.

APU: ¿Y vos porque decís que ahí no es Nelson sino Néstor?

MD: Porque detrás de esto está Néstor. No digo que esté Kirchner, está Néstor, ¿sí? Por eso el director de la Biblioteca, y el Nº 1 de Carta Abierta, empieza diciendo: “Pará, tranquilo, estamos hablando de los 70 y de los 80, no estamos hablando del presente.” Porque realmente pareciera que estamos diciendo "Néstor vive". Y aquí tenemos una prueba de que Néstor vive. ¿Cuál es la prueba? La obra de Perlongher.

Es un problema, realmente, esta postura, ¿no? Puedo tenerla yo desde un lugar no institucional. Hay que retener la idea de “la lengua que se vuelve loca” en Perlongher, más allá de la metáfora homosexual.

Recién te acabo de leer algo y puede ser que vos estés convencida de algo y por eso lo escuchás como lo escuchás. Pero la cuestión, al margen de si estamos o no hablando de “Néstor vive”, es que tenemos el derecho de escuchar las palabras de la manera en que se nos cante. Ni siquiera lo traté de leer de una manera kirchnerista, traté de leerlo de manera perlonghiana y es cuestión de abrir el libro y encontrar esas cosas. Acá tengo una frase del propio Perlongher. Dice: “Cadáveres es un poema que escribí en el ‘82 después de un viaje a la Argentina donde estaban apareciendo los cadáveres. No se hablaba de otra cosa entonces, era lo que estaba en la calle. Emergían de todas partes, cadáveres y más cadáveres”  Bueno, parece que en este momento emergen otras cosas y cuando uno lee la poesía de Perlongher o, en realidad, cuando uno lee cualquier cosa, emergen cosas y cuando uno escucha en la calle, emergen cosas también.

APU:¿Qué me decís de este texto de Perlongher sobre Evita, Evita Vive? Un texto jugado, toda una apuesta, ¿no?

MD: Sí, sin dudas. Yo de hecho, trato siempre de leerlo en las clases que doy en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte), clases de Filosofía y Estética, lo hemos leído varias veces y justamente este Nelson vive y esta doble valencia de Néstor vive, tienen su fundamentación en el Evita vive. Me parece un texto increíble. Además, siempre me pareció muy fuerte esta manera que tiene el narrador cuando dice: “Y bueno loco, ahora hicimos tal cosa…”. ¡Qué pena que no lo traje!  Es la forma en la que se hablaba en los ´80.  Sigue siendo completamente nueva hoy. El “mató” por ejemplo, con un personaje como Evita ahí dando vueltas. Hay gente que dice que Perlongher se anima a ponerla en un ambiente lumpen a Evita, a lumpenizarla, o la pone donde era imposible ponerla y es como el gran respeto de la falta de respeto. Es el primero que se anima a faltarle el respeto de esa manera …

APU: Legítima

MD: Claro, para nosotros Evita vive es un texto sagrado, entonces es como un doble juego.

APU: Incluso él la piropea, le piropéa las manchitas de cáncer.

MD: Tal cual, tal cual

APU: Nadie lo hizo.

MD: En Esa mujer de Walsh, cuando la están sacando de la CGT acuden a dos obreros y uno de ellos se desmaya al verla. Y el que relata el cuento le dice "Maricón, ¿esto es lo que hacés cuando tenés que enterrar a tu reina?”. Para estos obreros ella era una diosa y sin embargo, están ahí, manipulando el cadáver, siendo cómplices de esa operación, perdiendo la razón, a la vez ella está desnuda. Hay una fuerte tensión sexual…

APU: Indefensa..

MD: Totalmente

APU: Porque está muerta, pero está más viva que muerta.

MD: Claro, tal cual, ellos están ahí por el cuerpo muerto. Lo más vivo en este momento era el cuerpo muerto de Evita.

APU: Por eso es genial la escena que construye Walsh, y esa idea de lo indefenso. De Eva indefensa. Viva. Porque si algo está muerto, está muerto, no indefenso.

MD: Como nietzcheano, también me considero peronista y en ese sentido hay una relación muy fuerte con el cadáver de Cristo, con el cadáver de Evita y con el cadáver de Perón. Con el cadáver de Dios para decirlo en palabras de Nietzche, “Dios ha muerto”, y el cadáver de Dios es un cadáver más pero no un cadáver menor, ¿Qué hacemos con el cadáver de Dios? ¿Dónde lo enterramos? El problema que tenemos los argentinos con el cadáver de Evita y el cadáver de Perón, es el problema que tenemos los nietzcheanos con el cadáver de Dios. Para decirlo de una manera muy pomposa, es un problema con la muerte y con lo vivo, como decís vos. La vida y la muerte. Es como la heterosexualidad y la homosexualidad. En mi propio interior no siento la diferencia, me gustan mucho las mujeres pero también me gustan los hombres con aspecto de mujer. No exactamente los travestis pero si los que tienen algo especial, como Radamel Falcao (risas). Evita vive recupera de otra manera ese lío de Esa mujer de Walsh. Y a la vez, es un texto que, como te decía antes, tiene que ver con cómo Perlongher le enseña, al que se cree que no es puto, a ser puto. Me parece que Evita vive le enseña al que se cree que no es peronista, no a serlo, sino a acercarse un poco más al pueblo. Pueblo argentino que no es, ni el conurbano únicamente, ni las provincias, ni las villas miserias, sino que también son lugares sórdidos que bien podrían ser la villa miseria, el conurbano, recoleta, pleno centro, una cárcel. Podría suceder en cualquier lugar esta escena de drogadicción y de policía que irrumpe. La policía irrumpe y nos estamos drogando, eso puede pasar acá, en un barco, en cualquier lado. Y Evita está en todos esos lugares y entonces debería estar ahí o sería deseable que esté.

APU: ¿Cómo una especie de ángel guardián?

MD: Totalmente, debería estar como ángel guardián pero al mismo tiempo es foránea, porque es una escena que no es la de los años ’50. Ella aparece con el rodete pero aparece en otro tiempo. Están pinchándose, están en otra. Alguien puede preguntar: ¿Es Evita realmente la que aparece? Sí. Es Evita la que aparece, el texto dice que es Evita la que aparece, pero al mismo tiempo es un flash de la droga. Pero los policías también la ven y no sé si están todos drogados (risas). En ese sentido, ése es un modo de estar de los fantasmas: efectivamente están pero no de un modo efectivo, no de un modo objetivo, para decirlo con Kant. Los fantasmas no se dan objetivamente pero su modo de aparición es ése, el que está consignado en Evita vive o en Nelson vive. Es otro modo de lo presencial que no es tal, con el que la literatura trabaja todos los días. Aunque el escritor no quiera, aunque el escritor quiera trabajar con una presencia digamos más “convencional”, aun así, la estructura está sujeta a esos desplazamientos de la presencia. Y Perlongher está rompiendo con esa presencia mítica de la política. Es cierto que cuando Perlongher escribe Evita vive es impensable Evita vive.

APU: Sí, totalmente, además ese juego con el tiempo, con el pasado en el presente y en el futuro. Porque Evita además, tiene  las uñas pintadas de verde y ahora es cuando se ve a las mujeres pintadas con uñas de verde, de azul eléctrico.

MD: Ahora lo ves cómo si nada… Tal cual.

APU: Es una Evita también del 2012, pero con rodete (risas).

MD: Si, y además hablando de lo popular, algo que hasta ahora no mencionamos es esta cuestión de la literatura "neobarrosa" que definió Perlongher, “barroso” de barrio, y de barro. Y desde ahí él abre un camino para muchos poetas que le siguieron. Poetas cuya poesía sería impensable sin Perlongher, sin ese camino que él inauguró y propuso. Creo que un poema como el de Gabriela Bejerman, Concurso de tortas: Ganadora ¡Sonia!, un poema increíble, es deudor de Perlongher y Gabriela misma se coloca ahí, en su lugar. Es un autor con muchas aristas: efectos políticos, efectos literarios, filosóficos. Es una figurita extraña que genera espacios de pensamiento constantes, incluso hoy, porque  nos vuelca a pensar el propio siglo XXI. Perlongher es fuerza, como decía Adrián Cangi y en esto, así como Foucault afirmaba en aquella vieja frase “el siglo XXI será Deleuzeano o no será”, algo similar podemos decir sobre Perlongher.