Mujeres Alfa

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Mujeres Alfa

02 Febrero 2020

Por Milagros Carnevale

 

La tragicomedia Alfa imagina el mundo del futuro. Nos espera un aire tóxico, una geografía incierta y (elemento que nunca falla) otra crisis económica. Además de hablar de la familia y sus vaivenes, esta obra propone la subversión de algunos órdenes tradicionales de las cosas: la producción de vida estrechamente asociada al hombre en vez de a la mujer, la perpetuación de la violencia callejera estrechamente asociada a la mujer en lugar de al hombre. Mezclados con esta realidad, hay algunos lugares comunes de las narrativas clásicas: el hombre de familia que maneja el negocio y le miente a la mujer, la mujer despechada por la mentira, la hija que se queda viviendo en la casa para ayudar a la madre. 

El semen aparece como mercancía dirigida a las mujeres que quieren reproducirse (o a las que quieren reproducir). Y la potencia creadora de Santo Ochoa es la de un macho alfa. ¡Lo mejor de lo mejor! Lo que necesita esta familia para volver a ser próspera. En este sentido, el vestuario es el que marca las idas y vueltas de la suerte económica de la familia, específicamente en Serena y su marido. 

Con el vestuario también va mutando parte de la escenografía, que tiene un papel protagónico, siendo meticulosa y sobrecargada. La cocina es el espacio privilegiado de la obra: en el mismo lugar donde la empleada cocina buñuelos de acelga, Sofía recibe a Santo para extraer su semen (lo cual sucede siempre fuera de escena), lo estudia en un microscopio, anota su potencial. Si la cocina en el imaginario tradicional está asociada a la mujer, está bien, porque en esta obra está organizada por mujeres: con ellas abre y con ellas cierra. Se resisten: Serena se resiste a ser dopada con Alplax y Sofía a ser pobre. 

Luego de arduas luchas, hoy se ha afianzado la idea del sexo asociado al disfrute y no exclusivamente a la reproducción. En esta obra el espectador descubre, en el contexto de un futuro (no muy lejano) el descubrimiento del placer: Sofía seduce a Santo para acabar embarazada, y, en vez de eso, acaba. De esta manera, siendo el deseo arrebatador de la mujer con respecto a la maternidad otro lugar común de las narrativas clásicas, en esta escena, en la que la mujer usa al hombre en vez del hombre a la mujer, ese lugar se desmantela. Nace, en vez de un bebé, el placer. La representación del acto sexual es una de las escenas mejor logradas de la obra. 

Los movimientos de Diego Quiroz (Santo Ochoa) y las expresiones faciales de Mariana Cavilli (Sofía) dicen todo y más. Prueban que se puede no mostrar y lograr incluso un mejor efecto que habiendo mostrado de más. Una escena que no intenta provocar risa (uno de los miedos de los griegos, que se abstenían de representar el momento de la muerte) ni pudor. Una imagen que es simplemente lo que es. 

Igual de bien logradas están todas las escenas en las que se encuentra toda la familia unida: en la desesperación, los gritos, en los gritos, el llanto,  la risa. El público ríe cuando el padre de familia balbucea en idish o vaya a saber qué idioma.Todo es terrible hasta que no lo es. La acumulación de ruido genera el clímax. Estos son los momentos de explosión escénica. 

Alfa funciona como premonición bizarra pero también como advertencia, casi como si alguien en el fondo estuviera cantando “abajo el patriarcado / que va a caer / que va a caer”. Violencia, problemas familiares, reproducción, corrupción y crimen. Todos estos temas toca esta obra, que juega en el terreno de la ciencia ficción, pero con elementos con los que todos estamos actualmente empapados. 

Ficha técnico artística

Actúan: Mariana Cavilli, Marta Haller, Abian Vainstein, Valeria Roldán, Diego Quiroz. 

Escenografía: Victoria Kamien 

Diseño de Luces: Matías Sendón 

Diseño de Sonido y Objetos: Beto Bit 

Diseño de Vestuario: Estefanía Bonessa 

Dramaturgia y Dirección: Felicitas Kamien 


Alfa se presenta en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 (CABA), martes a las 21:00h, miércoles a las 17:00h y jueves a las 19:00h