Monona: la parte del mito ricotero menos contada

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Monona: la parte del mito ricotero menos contada

26 Septiembre 2015

Por Boris Katunaric y José Cornejo.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo llega a los Redondos?

Monona: Mi vida artística comienza en la ciudad de Mar del Plata, estudiaba dibujo y pintura. También estudiaba ballet en la escuela. En un momento determinado aparece la primera camada de bandas, estaban Manal, Miguel Abuelo, Spinetta, inclusive Tanguito andaba por esos lugares; así fue que, de repente, me encontré con toda esa gente.

Después me mudo a La Plata, donde había gente haciendo distintas experiencias artísticas; éramos un grupo de amigos, algunos con experiencias en vivencia en comunidades -yo misma estuve viviendo en una comunidad-, había muchos artesanos y estudiantes de Bellas Artes de las distintas carreras: Historia, Antropología, etc., también actores, bailarines, de todo un poco.

Así fue como nos acercamos a la música. Había un grupo donde tocaba Skay y su hermano que se llamaba Diplodocum. Como era bailarina, hacía café concert con un grupo de mujeres, hacía muchas cosas. Llega un momento en que empezamos a compartir muchas cosas los que hacíamos algo. Se empezó a hacer una película que se filmó en la costa, la dirigía el hermano de Skay, Guillermo. Era una película de ciencia ficción, ahí estaba el Indio pero aún era uno más de los que estábamos todos juntos.
De repente se empieza a ensayar en la galería Rodrigo que era de uno de los Virus, nos prestan el lugar para ensayar. Así es como comienza todo.

Cuando se habla de ir a actuar a un lugar fue en un teatro de La Plata, y ahí fue donde debutamos y yo subí a bailar. Y fue una cosa increíble lo que se organizó porque nunca se había visto nada igual. Después fue lo del micro a Salta, pero no fui en ese viaje.

APU: La leyenda cuenta que usted se desnudaba.

Monona: No, solo me desnudé una vez, en el último show que hice. Lo que pasaba, por ejemplo en aquel mítico festival Pan Caliente donde se armó mucho lío, es que me puse una malla de red. Fue un festival en donde tendríamos que haber entrado a las siete u ocho de la noche y entramos como florecillas del campo a las cuatro de la tarde. Entonces mi vestuario para ese horario…

APU: Era más bien sugerente.

Monona: Demasiado sugerente. En esa época yo trabajaba con un coreógrafo negro que hacía afro jazz y hacíamos unos ejercicios muy especiales, muy sensuales. Cuando surge lo de Pan Caliente.

APU: ¿Cuál era la forma de trabajar con los Redondos? 

Monona: Ellos me pasaban la música, les pedía que me graben un tema y yo lo trabajaba. Alguno se quejaba pero cuando veían los resultados me daban la razón. Además yo armaba la coreografía pero éramos un grupo de bailarinas, estaban María Isabel, Cecilia y otra chica que se llamaba Cintia.

APU: En entrevistas anteriores dice que usted tomó clases con una prostituta en Ensenada o Berisso.

Monona: Eso fue para el streptease, fue una idea de Enrique Symns acerca del fin de la dictadura y el comienzo de la democracia. Yo me vestía de militar y me despojaba de todo… de todo, de todo. Eso fue un momento mágico porque aprender a hacer streptease para mí fue dificilísimo, eso de sacarse y ponerse, insinuarse y mostrarse, todo al mismo tiempo, era terrible. Ese día estaba muy nerviosa porque no era lo que solía hacer.

Antes de llegar a esa última noche -fue la noche anterior a la llegada del nuevo Presidente- con el Blues de la Libertad, salgo de una caja y uno de los chicos da un discurso acerca de la caja de pandora y, al final, salgo yo vestida de militar; con el blues empiezo a despojarme de la ropa y la reacción del público fue increíble, pero lo que yo más recuerdo, dentro de lo nerviosa que estaba, fue cuando estoy a punto de desnudarme y escuché -lo tengo grabado… grabado en mí- el ruido de los fotógrafos que estaban al final de la sala, todos corriendo hacia el escenario y el ruidito de las cámaras, tiqui, tiqui, y los pasitos.

APU: En los 80 estuvo en su punto más alto de su popularidad. ¿Por qué se fue?

Monona: Eso es cierto, pero posiblemente en ese momento no tenía asentado a qué tipo de danza me iba a dedicar o qué tipo de trabajo quería hacer. Tenía que sobrevivir, tenía que ganar dinero, entonces hacía todo este tipo de cosas como teatro, café concert, y otras, en salas de fiestas o convenciones. Había estado haciendo tantas cosas y estaba muy cansada. Pensá también que vivíamos en una etapa de mucho riesgo, había toques de queda, allanamientos. Era muy peligroso lo que hacíamos. Además, los artistas éramos los trabajadores del arte, yo entraba a ensayar a las cinco de la tarde y salíamos a las 11 de la noche; salíamos a tomar algo un ratito y ya estaba el toque de queda y dos por tres nos levantaban de la calle y nos llevaban a la comisaría. Supongo que me fui porque en ese momento lo habré necesitado.

APU: ¿Cómo está usted ahora? ¿Se ve con alguno de los antiguos Redondos?

Monona: Llegué en enero a La Plata, vengo de España donde fui profesora de ballet durante 30 años. Casi no me he movido de La Plata, lo he visto a Rocambole y a otra gente conocida de la época, pero que no tienen que ver con los Redondos. He tratado de estar tranquila porque lo mío de estar enferma es nuevo, no tengo nada grave, me tuve que operar de una pierna, imagínate 30 años dando clases.

APU: Es por el oficio…

Monona: Si, digamos que me gasté un poco la pierna. Pero he estado viniendo todos estos años aunque con muy poco tiempo.