Michel Ramos: “Votar por el PS en Francia es votar por una social democracia que no quiere cambiar las cosas"

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Michel Ramos: “Votar por el PS en Francia es votar por una social democracia que no quiere cambiar las cosas"

01 Octubre 2016

Por Fernando Wilhelm

Con su esposa Marcelle, hace 30 años, comparten una casa con vistas al mar y varias habitaciones. Es hijo de inmigrantes españoles, que llegaron a Francia tras la derrota de la República en manos del fascismo franquista. “Las primeras palabras que escuché fueron “español de mierda”. Es un campeón de la solidaridad y el mejor anfitrión de todo Séte. Una persona cálida, excepcional, un maestro en todo el sentido de la palabra, sobre todo por la calidez y la capacidad de escucha. Los domingos lee el periódico Liberation, también libros diversos y es de compartir la comida y el buen vino.

La charla o reportaje fue por América Latina, Francia, Holland, las nuevas generaciones y el futuro que se muestra dubitativo en cuanto a desalojar al capitalismo en el planeta.

Transmitir una memoria

APU: Eres un joven de 80 años, eso es innegable. Haciendo un repaso de estos años de educador popular ¿Qué sueños has podido concretar y cuáles quedaron por hacer? ¿Qué te han dejado estos años?

Michel Ramos: He sido maestro de escuela y luego profesor, he estudiado y trabajado a la vez. He querido ser profesor de castellano, en memoria de mi país de origen y también por si acaso pudiera ayudar en algo.

APU: Un educador popular ¿en qué puede contribuir en la formación de los jóvenes?

MR: Normalmente, se trata de transmitir, sobre todo cuando se llega de España, valores de justicia, de libertad, de igualdad. Sobre todo a través de las películas, de los documentos que se tiene. A veces cuando dices demasiadas cosas o el tema resulta, para ellos, los adolescentes, siempre el mismo tema, entonces se fastidian. A veces los estudiantes me decían cuando les hablaba de América “Siempre nos hablas de la miseria, de la solidaridad, de la injusticia, del poder de los blancos, de la esclavitud, nos gustaría hablar de otros temas”. Entonces vacilas en decir las cosas, decir bastante o no exagerar.

APU: Hace unos días atrás relatabas, de experiencias tuyas, la de construir cuentos, con palabras, imágenes que iban aportando tus hijos o nietos.

MR: Eso es una experiencia de educación no formal, era más bien algo particular, para inventar historias y con esas historias trasmitir algo con elementos básicos. Historias de animales, con lo que me daban, pero también los niño son capaces de hacerlo, incluso historietas. Una hija de sobrinos me decía “Yo no sé dibujar” Y le contestaba: “Pero mira, puedes contar una historia igual”. Y le preguntaba “¿Qué sabes dibujar? “¿Una mesa?”, Bien, una mesa-. ¿Un lápiz?, Bien, dibujamos un lápiz-. Los haces dibujar a los niños y tienes todos los elementos para contar una historia, como un lápiz que habla. Si en todos los cuentos los burros hablan, las sillas hablan, ¿Por qué no puede hablar un lápiz?

APU: Vivimos en un mundo a veces surrealista ¿Cómo es esta Francia de 2016?. ¿Es más justa o más injusta que 30 años atrás? ¿Es más agradable o los conflictos siguen siendo los mismos?.

MR: Todo tiempo pasado fue mejor, mis recuerdos de joven… Pues siempre fui militante de asociaciones sindicales, de partidos políticos, de colonias juveniles de vacaciones, con más libertad para poder jugar, para cantar. Esa militancia va disminuyendo y a veces parece que hay otras formas de solidaridad. Yo soy más pesimista de temperamento y me obligo a ser optimista. A veces es difícil, las organizaciones de antes no funcionan, los jóvenes tienen ahora un sentido más agudo del individualismo. Se preocupan más de ellos que de la sociedad. En mi caso siempre me pensé como un eslabón de una cadena: me han dado, entonces transmito. Pienso en los mayores, en los antepasados, para transmitir algo. Pero es difícil, porque te repites, machacas sobre algún tema y logras un efecto de repulsión, el efecto contrario.

Los partidos políticos

APU: Los partidos políticos en muchos lados, en un marco capitalista o de liberalismo, se vacían de contenido y, a veces, las izquierdas no logran atraer a la juventud y el sindicalismo sigue manteniendo su función, que es defender los derechos de los trabajadores.

MR: Ahora me quedo afuera del combate. Hay mucha desilusión generalizada y se apoya a los partidos de derechas. El socialismo no funcionó en Rusia, en los países del Este, lo vemos en Cuba, dicen que no funciona. Hay que darse cuentan que el capitalismo es la única salida, entonces hay que buscar alternativas fuera de los partidos políticos e incluso por fuera de los sindicatos. Cuesta mucho ser militante de un partido político o de un sindicato porque te castigan: no subes de categoría, quedas relegado de los ascensos, te apartan de las decisiones,

APU: Sin embargo Lula en Brasil, con el Partido de los Trabajadores (PT) ha logrado sacar de la pobreza a 40 millones de brasileños con una política de izquierda. Y en Cuba no hay mortalidad infantil, no hay desnutrición. En los países del Este no sé. Pero parece que funciona un gobierno de izquierdas, aunque siempre se vea amenazado por la derecha neoliberal. Incluso en Argentina con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se han logrado avances sociales importantes. O el caso de Evo Morales en Bolivia, un aymará por primera vez en 500 años es Presidente del país.

MR: Sí, sí. Pero cuando se ve en países como Francia, con el paso del tiempo, las fuerzas, los sacrificios logrados en tiempos del Frente Popular, en la resistencia al nazismo… estas conquistas sociales que parecen naturales a los que nacen hoy, estas ventajas, derecho a la seguridad social, las vacaciones, el seguro de desempleo, las 35 horas semanales de trabajo, les parecen naturales. La población no se acuerda de eso. Parece que los avances sociales son naturales. Y no se dan cuenta que están amenazados, que siempre hay que luchar para conquistar nuevos o conservar los antiguos derechos.

APU: En Francia el gobierno de François Holland, que se dice socialista, quiere aplicar una reforma laboral, la misma que, cuando la derecha era gobierno, ellos se oponían, porque afirmaban que “era imposible” porque era injusta. Y hoy desde el gobierno la quieren aplicar ¿Cómo se entiende esto?

MR: Tu pregunta es una trampa (risas). Votar en ciertos casos, votar para socialistas en Francia, los llamados socialistas, porque hay varias tendencias, es votar por una social democracia que no quiere cambiar las cosas. Sólo mejorarlas un tanto y conservar el gobierno, mantenerse en puestos de responsabilidad. Pero la responsabilidad no la tienen ya los gobiernos, porque la han dejado en manos de las multinacionales. Hacen promesas y luego la Realidad con mayúsculas es superior a las ganas que podrían tener de hacer. Es una traición clásica.

El poder real y el gobierno de los partidos

APU: ¿Una cosa es el gobierno y otra es tener el poder de poder cambiar las cosas?

MR: En cierta medida, llegar al gobierno es un propósito o un fin, pero no para resolver los problemas del pueblo que sufre, que padece. Están muy alejados de la gente.

APU: Sin embargo cuando hay un conflicto, cuando hay que defender un derecho o hacer un reclamo, la población busca a los hombres y las mujeres de izquierda, porque la derecha no les da solución o alternativa...

MR: Eso lo dices para ti (risas). Buscan a la gente de izquierda porque saben que pueden tener ayuda y es algo que les parece lógico y natural, pero no van hasta el extremo de la lógica, y esto es -Ayudar a los que ayudan-. Es decir, que saben que pueden contar con algunas personas. Lo que digo no es un análisis político, lo siento al nivel humano, que la gente sabe que pueden contar con una persona. Lo eligen cuando pueden, y si no pueden, saben que pueden contar con el sindicato. Pero cuando el sindicato dice: “Ahora también hay que participar” entonces los obreros tienen menos tiempo para eso.
Puede ser que exista desde siempre, pero cuando estás en un grupo de militantes te sientes más apoyado. Cuando ves la realidad, el poder del dinero a veces se impone.

APU: En argentina como en Francia hay obreros que han recuperado empresas, porque el patrón se fue o la empresa quebró. Es curioso porque con gobiernos llamados de izquierda o populistas los procesos de poner las maquinas de nuevo a funcionar y la empresa de pie, puede llevar 3 o 4 años o sea un tiempo demasiado largo. Sin embargo los obreros siguen teniendo la capacidad de poder gestionar sus propias empresas...

MR: Eso implica mucho sacrificio, mucha voluntad y organización. Superar el hecho que normalmente (los obreros) no están formados para eso, están formados para hacer las obras y no para prever o planificar. Gracias a que existen unos cuantos abogados o sindicalistas que participan eso de recuperar empresas es posible. Al principio de cada proceso hay un grupo extenso, pero los que recuperan y que ponen el dinero o la voluntad, son una minoría en esas empresas. Luego, cuando la cosa funciona, los demás obreros y obreras se agregan.

APU: Hubo partidos políticos en Argentina que se autoproclamaron “vanguardias obreras” pero por motivos diferentes, y terribles dictaduras militares mediante, no han logrado dirigir ni plasmar ningún cambio. ¿Acá en Francia se hace un replanteo sobre el rol o la política que se dan estas izquierdas? En Francia el Partido Comunista ha sido muy fuerte, es un partido que ha dirigido y dirige comunas y regiones importantes…

MR: Cuando hay una manifestación obrera o un reclamo popular en lo posible voy, hago el esfuerzo de participar. Pero no soy uno de los dirigentes, no es el papel de un joven de 80 años el ser un dirigente. Algunos conservan ese espíritu de militancia, de abnegación, si lo hiciera a mi edad sacrificaría aspectos de la vida de familia, personales. Es difícil el tema que planteas, porque siempre la gente quiere descansar sobre los elegidos, los electos. Dicen: “Te hemos elegido entonces tu trabaja y nosotros esperamos resultados” Cuando haces alguna cosa en una pequeña comunidad del barrio o una reivindicación dicen “Qué bueno que lo hagas”. Yo digo entonces: “Bueno, pero ahora te toca a ti”. O sea, “Si vosotros no nos ocupáis, yo no me ocupo” y eso un partido político no se lo puede permitir. Incluso la fórmula de los comunistas diciendo: “Os equivocáis, pero estaremos siempre con vosotros, si nos necesitáis estaremos presentes”. Eso me parece que da cierta tranquilidad a la gente, no sé si filosóficamente es una buena solución. Yo diría “Trabaja y yo te ayudo, vente conmigo y te ayudamos entre todos, la fuerza es en común, todos juntos. Y no de algunos solamente”-.

APU: ¿Adónde va Francia hoy en día? ¿Sigue siendo colonialista Francia?

MR: Sigue siendo colonialista. Sigue siendo sexista. El internacionalismo no funciona tanto. Cada uno de los ciudadanos sólo ve sus cuentas. Los veo como un ratón en un queso, que la populación no se preocupa por lo de todos. Eso de mirar más allá es una utopía. Podemos seguir con utopías. Como decía Atahualpa Yupanqui “El horizonte que siempre está más allá”. Y a veces uno se cansa de mirar el horizonte y caminar, caminar, caminar. Los que tienen el poder cuentan con esto, con que te canses y no sigas.

APU: Pero tú no te cansas…

MR: Sí, me canso también. Mi participación en la agrupación S.A.L.S.A. (sigla de la asociación “Séte América Latina Semana de las Artes” organizadora desde hace 10 años del Festival de cine, poesía, fotografía, etc) es más que por motivos ideológicos, es porque veo que algunos hacen una cosa y apoyarlos, con las pocas fuerzas que me quedan, sintiendo que a veces no estamos en la buena causa. ¿Cuál es la buena causa?: la buena manera de actuar, si en el sentido artístico, si en lo social, o si en lo político. Pero actuar. Y por lo menos ayudar a los que tienen la convicción que hay que caminar.