Georgina Hassan: “Queríamos que se sienta que estamos tocando juntos”

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Georgina Hassan: “Queríamos que se sienta que estamos tocando juntos”

16 Septiembre 2017

(Fotos: Lole García)

Por Lole García

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo llegaste a la música, o cómo llegó la música a vos?

Georgina Hassan: No tengo el recuerdo de un momento preciso. La música estuvo siempre, desde que estaba en la panza. Mi papá siempre cuenta que yo cantaba todo el tiempo. Él empezaba a cantar una canción y luego, jugando conmigo, cambiaba las tonalidades y yo lo seguía. El canto era algo a lo que yo echaba mano todo el tiempo, cuando jugaba, cuando estaba sola, cuando sentía miedo, era una compañía y una protección. En mi casa siempre hubo música. Mi papá me llevaba a sus conciertos desde muy chiquita, por eso la música siempre fue mi escenario natural

APU: De grande viajaste mucho ¿cómo incidieron los viajes en tu sensibilidad, en tu forma de entender la música?

GH: Siempre quise viajar. Quizás porque mi papá viajaba mucho y era difícil acompañarlo en las giras. O quizás también por una gran curiosidad: cuando escuchaba una música de otro país, pensaba ¿cómo serán las personas de ese lugar, sus paisajes, sus comidas? Entonces quise ir a verlo y vivirlo. Recuerdo que en mi adolescencia empecé a escuchar música de trova cubana, y me pasaba horas queriendo entender las letras. En ese momento Cuba era un mundo que traía esas voces que me conmovía. Cuando cumplí 15 años le dije a mis viejos que no quería fiesta, que quería ir a Cuba. Fui a hacer trabajo voluntario junto a personas de muchos países de Sudamérica. A la noche se armaban  guitarreadas, cada grupo cantaba la música de su país. Ese fue un viaje bisagra,  creo que es una de la causas por las que hoy hago música.  

APU: ¿Ya tocabas la guitarra?

GH: Sí, yo ya estudiaba en la Escuela Nacional de Música Juan Pedro Esnaola, donde me recibí de maestra de música, pero tocaba sobre todo música académica. El viaje a Cuba significó abrir una paleta de sonoridades, de conocer mucha música. Al volver a Buenos Aires le empecé a preguntar a mi viejo por esa música que había conocido, y me dijo “está todo ahí en el mueblecito donde están los discos”. Mi papá tenía muchos discos porque, además de ser músico, tenía un programa en Radio Nacional que se llamaba "Atando Cabos". Así que empecé a sacar discos de Chile, Uruguay, Venezuela. Otro viaje bisagra fue a México en el año 2000, donde me fui sola y empecé a componer.

APU: Después entraste a estudiar en la Escuela de Música Popular de Avellaneda e hiciste tus primeras formaciones grupales.

GH: Si, en el 96 formamos el grupo Cenzontle, de proyección folclórica, y unos años más adelante el grupo La cuerda, con quienes hacíamos música latinoamericana.

APU: ¿Y qué cosas te marcaron de esas experiencias grupales?

GH: Éramos muy “responsables” con la música. Con Cenzontle nos juntábamos religiosamente todos los domingos a ensayar, y hacíamos unos arreglos complicadísimos. Resultaba muy enriquecedor el hecho de que teníamos orígenes diferentes: algunos veníamos más del folclore, otros del rock, otros más desde el candombe, y esa mezcla de sonoridades hizo algo muy distintivo en el grupo. En una época donde además no existían las redes, los tutoriales para aprender un instrumento o el acceso ilimitado a escuchar música. Por ejemplo, cuando empecé a tocar el cuatro venezolano, en el 97, acá no había profesores de ese instrumento, casi no se conocía. Tenía un par de casetes que se escuchaban muy mal. Con mis compañeros de La cuerda nos juntábamos a escuchar y estirar la oreja para entender y yo decía: ¿qué está haciendo ahí el cuatro? ¡no entiendo nada! pero el bajo va en 3 por 4, y el cuatro va en 5 por 8, pero ¿cómo? no me dan las cuentas! Jajaja. Era muy lindo eso.

APU: A los 17 años te recibiste de profesora de música y durante muchos años ejerciste esa profesión en escuelas primarias. Se dice que uno enseña lo que más necesita aprender ¿Qué aprendiste como docente enseñando música?

GH: Una de las cosas que aprendí con los chicos fue a improvisar, a tomar lo que venía de ellos. Me acuerdo, por ejemplo, que en una escuela armenia, en los recreos, jugaban y cantaban en armenio, hacían unos juegos de manos que eran bellísimos, muy musicales. El reto era tomar eso, lo que traían los chicos en cada lugar, poder trabajar con ellos desde la composición, que escribieran sus propias canciones. Descubrí que el docente, más allá de que tiene que seguir contenidos y objetivos, tiene libertad, y que el aula es un espacio sagrado, un espacio de conexión, de transformación. Ahora me vino a la mente algo muy hermoso que me pasó: cuando empecé a dar clases todavía no sabía que iba a ser cantante, y recuerdo un chico de séptimo grado que me dijo: Seño, usted debería ser cantante. Yo lo miré y le pregunté: ¿Por qué?-, yo les había enseñado Vamos a andar, de Silvio Rodríguez -Porque tiene algo en la voz, yo me imagino que dentro de unos años voy a agarrar un disco y usted va a estar en la tapa y va a decir ¡¡Vamos a andar!! Me reí mucho, pero él vio algo que después se iba a producir.

APU: Todos los títulos de tus discos han tenido que ver de alguna manera con la naturaleza (Primera luna, Como respirar, Tornasol), y ahora tu cuarto disco: Madreselva.

GH: La naturaleza y el ser humano siempre. Aunque viví en la ciudad toda mi vida, siempre tuve la necesidad de observar la naturaleza. Quizás porque mis padres vienen del interior y yo pasé mucho tiempo en casa de mis abuelos en Tandil y en Rojas. Creo que cada uno construye su universo interno y es algo a lo que se vuelve y que nos alimenta.

APU: Madreselva. Contame un poco de esto nuevo disco.

GH: Madreselva. Estuve un buen tiempo buscando el nombre hasta que me puse a escuchar las letras.  Madreselva es una palabra que está dentro de la canción "Jilgerito", y me encantó, me resultó muy evocativa. En este disco hay muchas voces femeninas, muchos de los poemas hablan del atardecer, el momento dónde la madreselva despliega su perfume, es sanadora, es medicina, es madre y es selva, es salvaje y es diversa.

APU: ¿Cómo empezó el disco?

GH: El disco empezó hace un par de años. Con Diego Penelas nos juntamos a armar un repertorio para un ciclo poético que se hizo en el CCK, donde la premisa era cantar canciones que fueran poemas. Entonces tomé algunos de los que había musicalizado hacía varios años para un concierto que hicimos con Gabriela Borrelli Azara, poesías de mujeres argentinas de diferentes épocas y diferentes regiones. Con Diego nos juntamos para preparar el concierto y lo que se generó fue mágico, él no había escuchado esas canciones y cuando se las mostré, empezó a meterse en ese universo que yo había armado. Fue tan hermoso ese primer ensayo que le dije: ¿sabes qué? ¡Tendríamos que hacer un discos así! Mis discos anteriores tienen una formación instrumental más grande y fueron grabados por separado: primero las bases, después los instrumentos melódicos y luego las voces. Últimamente, lo que sentía era que lo que sucede en vivo, en un ensayo o en un concierto, es muy diferente a lo que se genera cuando se graba un disco fragmentadamente. Esa fue la semilla de este disco. El deseo era armar una formación más pequeña, mantener eso lúdico que se generó con Diego y grabarlo juntos en vivo.

APU: ¿Todos los músicos al mismo tiempo?

GH: Claro. Pero el disco no fue en dúo como era la idea original. La mayoría de las canciones terminaron siendo en trío, sumamos a Rafael Delgado en violonchelo. Nos dimos el tiempo para tocar con él ese repertorio, la idea fue que los arreglos de esas canciones se fueran amasando, se fueran profundizando. También lo que hicimos fue jugar entre los tres intercambiando las sonoridades. Diego toca la guitarra y el piano, yo toco la guitarra, el cuatro y la bandurria, y Rafael el violonchelo de cuatro y cinco cuerdas. Finalmente se sumaron otras canciones, algunas más orquestadas como el caso de "Corteza" que grabé con Inti Ilimani en Chile y otras con una sonoridad diferentes como "Chega do río", una canción gallega que compuse a partir de poemas de Eduardo Esteves y que grabé con el grupo De Boca en Boca, con voces femeninas y percusión. Siempre con la idea de que fuera lo más en vivo posible. Queríamos que se sienta que estamos tocando juntos.

APU: ¿Son canciones que ya tocaste en vivo?

GH: Sí, salvo una, el resto las hemos tocado. Las he tocado sola, con Diego, en trío o, como hace unas semanas, junto a la Orquesta Municipal de Cámara de Rosario con arreglos de Pablo Fraguela. Creo que es importante que las canciones se puedan sostener a sí mismas desde lo más pequeño, una voz y una guitarra, incluso a capela, y también que puedan expandirse y sonar con otras orquestaciones.

APU: Tu disco anterior lo editaste con financiamiento colectivo, y con Madreselva vas a usar la misma metodología. Contamos un poco cómo podemos apoyar este nuevo proyecto.

GH: El financiamiento colectivo es una herramienta que hoy se utiliza cada vez más para poder financiar un proyecto artístico. Funciona como una preventa y es la manera que tenemos los artistas independientes de hacer el disco que queremos, y no el que “podemos”. Pero además del aspecto económico, es la posibilidad de un acercamiento entre al artista y sus seguidores. Es un voto de confianza, la gente compra por adelantado el disco, o también puede participar eligiendo otras recompensas como talleres, conciertos privados, conciertos íntimos. Generar un encuentro, que no solo sea escenario-publico, sino un encuentro más cercano. Fue muy hermoso cuando hace tres años hicimos conciertos en mi casa, porque después del concierto levantamos las sillas y nos quedamos charlando, comiendo, brindando. Cuando pensamos en cómo editar Madreselva, decidimos volver a utilizar el financiamiento colectivo por el aspecto económico, pero también porque creemos mucho en esa red que se genera con la gente, una red amorosa y de confianza. Pensar que la voluntad de mucha gente hace posible que un artista pueda seguir siendo fiel a lo que piensa, a su propio camino.

APU: ¿Qué sentís cuando tocas canciones de otros, y cuando otros tocan canciones tuyas?

GH: Me gusta cantar canciones de otros autores, me enriquece mucho. Elijo canciones que me toquen, que me hablen, e intento decir algo propio con ellas. Algunas veces elijo composiciones de autores que no son tan conocidos. Me parece importante poder difundir voces que no se han escuchado tanto. Cuando escucho canciones mías cantadas por otros es muy fuerte. A veces, de casualidad, busco algo en internet y escucho versiones de mis composiciones cantadas por otras personas. ¡Es hermoso! Las canciones se amplían, se resignifican, se abren a otros universos. Me pasó con "Tierra movida" que es una canción que escribí por una vivencia personal y que se resignificó después de que canté en una aniversario del 24 de marzo en Paraná. Después del concierto se hizo un video con testimonios de familiares de desaparecidos. Luego de uno de esos testimonios pusieron "Tierra movida" y fue como oírla por primera vez, la canción decía, contaba algo muy diferente…fue llorar a mares. Luego, esa misma canción formó parte en la película La Santa Cruz, de María Cabrejas y Fernando Nogueira. El arte se vuelve anónimo, termina siendo de todos.   

APU: Vos estas en contacto con muchos músicos del país, de hecho acabas de participar en el Encuentro Nacional de Música en Rosario ¿Cómo ves el escenario musical contemporáneo, o al menos con el que estás en contacto? ¿qué cosas resaltarías?

GH: Siento que hoy hay muchísimos compositores y compositoras con un universo propio muy fuerte que no tienen miedo a no encajar. A veces incluso se busca no encajar, no estandarizarse. Han aparecido muchas compositoras mujeres, algo que celebro y que siento muy necesario. Hay una manera de decir que es propia, singular, y eso me parece muy interesante también. Además, hoy tenemos la posibilidad, a través de las redes, de conocer músicos de lugares diferentes al nuestro. En otros momentos no te enterabas que había un músico en Chaco o en Ushuaia haciendo algo hermoso, y había menos posibilidades de encontrarse y trabajar juntos. Eso es una característica de estos tiempos.

APU: Si uno es cocinero tiene una mirada más elaborada sobre las comidas, lo mismo si uno es arquitecto ve de manera diferente las casas. ¿Cómo ha sido tu relación personal con la música? entendiendo cómo se hace la música, las composiciones, las melodías, ¿cómo te vinculas con otras sonoridades, a qué cosas le prestás atención?

GH: Lo primero es que necesito créele a quien cante. Así como hay músicos que tienen un camino muy hermoso y propio, hay otros que trabajan con fórmulas, como la sopa en sobre, ya que hablás de las comidas. Hay una banalización de la palabra. Si escucho una letra hueca no puedo conectar con la música. No tiene que ser una música o una letra complicada sino auténtica. Cuando te conmueve en el pecho y en la cabeza, cuando se conjugan las dos cosas, ahí se genera algo más profundo, milagroso. Cuando era más chica escuchaba música todo el tiempo. Ahora muchas veces necesito estar en silencio y, cuando elijo poner una música, disfruto mucho más.

Para ser parte del nuevo disco Madreselva ingresá a: 

http://georginahassan.com/madreselva/

Para conocer más de su trabajo artístico: 

https://www.youtube.com/user/georginahassan