Ficción y memoria: Hospital Posadas

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Ficción y memoria: Hospital Posadas

04 Octubre 2015

Por Luciana Sousa

¿Cómo narrar el horror? ¿Qué puede aportar la ficción al peso específico de los relatos de los sobrevivientes? Sobre estas cuestiones, medulares para los escritores de la narrativa argentina contemporánea, se organiza la reciente novela de Jorge Consiglio, Hospital Posadas (Eterna Cadencia, 2015), en la que el autor expone parte de lo sucedido en este lugar durante la última dictadura cívico-militar, pero no ahonda en los hechos a partir de una descripción realista, crónica o trabajo documental.

No se trata de una novela histórica ni pretende serlo. Consiglio sitúa su relato en los márgenes de lo sucedido en el hospital para contar otra historia; la de la impunidad, a partir del personaje de Cardozo, ex policía al servicio de la dictadura, que va transitando estos períodos históricos mutando y alternando en las estructuras de poder de cada época, hasta llegar a la actualidad.

Cardozo es, asimismo, el epicentro a partir del que se entrelazan otras secuencias que se alternan para dinamitar el tiempo cronológico del relato. Entre ellas, de manera dicontinua, se introducen escenas del Posadas, en las que se representa la tortura, la persecución, los abusos que tuvieron lugar en este Hospital, que fue construido por iniciativa de la Fundación Eva Perón, y en donde, a partir del 76, funcionó el centro clandestino de detención "El Chalet", en el que desaparecieron dirigentes gremiales y trabajadores del hospital.

Estas escenas están, sin embargo, por fuera del relato del narrador, que enhebra las historias desde la primera persona, pero desde una perspectiva testigo; sabe y conoce lo que pasa durante la dictadura, pero a partir de lo que cuenta Cardozo. Convive con él y lo hace parte de una deslucida adolescencia que gira en torno a su noviazgo, el vínculo primero con el ex policía.

Así, el drama de la dictadura se organiza en paralelo a otras historias y anécdotas de una decena de personajes laterales, contraestatales, que se abren como zonas de descanso para el lector. Un romance con una joven punk, el capataz de una obra que observa a través de su ventana, la historia del kiosquero quemero al que día a día le compra cigarrillos, la suerte de las hermanas dueñas del petite hotel, son solo algunos de los pasajes con los que "Hospital Posadas” se aleja de la tematización de época y se aletarga el relato.

El resultado es una obra luminosa como un juego de espejos, en la que Consiglio despliega su destreza para ir de un registro a otro, en voces que evocan el lenguaje policial y burocrático, el ambiente juvenil del punk y las anécdotas del empleado de la fiambrería, con melodía propia.

Así, Hospital Posadas combate cierta cultura del olvido a partir de una propuesta más poética que ideológica, que colabora a la construcción de la lectura del pasado como un proceso abierto, literariamente productivo, del que aún puede -y debe- contarse muchas cosas.