Emilio Teno: “El universo de un poeta es una consecuencia de su praxis”

Por Branco Troiano

APU: ¿Cómo definiría a la poesía?

Emilio Teno: Suele ocurrir que, cuando leo definiciones sobre la poesía, me siento estafado. Uno de los elementos constitutivos de ese misterio llamado “poesía” es su carácter difuso, velado. Con la poesía ocurre lo que con el tiempo, como decía San Agustín, si no me lo preguntan sé lo que es. La poesía y el tiempo son marginales cuando se los busca y centrales cuando no. Para no contribuir a la desazón de otros, diré que no sé que es la poesía. Pero sí hay algo que sospecho: cada uno sabe algo sobre ella que el otro no sabe. Por eso la completud es imposible.

APU: ¿Qué lugar ocupa en la literatura?

E.T: La poesía es la literatura. Los compartimentos genéricos son para calmar el afán taxonómico de los cráneos que diseñan los programas escolares. Un niño sabe perfectamente qué es la poesía porque no se lo pregunta.

APU: ¿Cuánto habla un poema de su autor?

E.T: Mucho. Habla de su forma de mirar el mundo. No hay rasgo identitario más grande que la elección de dónde poner la cámara.

APU: ¿Cómo es posible, a grandes rasgos, identificar un poema que funcione a uno que no?

E.T: Es un tema complicado de abordar en una entrevista. En el taller trabajamos con la narrativa y en esos dispositivos (el cuento, el relato, la novela) es meridiano cuando un elemento funciona o no. En la poesía, el entramado es un poco más fino.

APU: ¿Qué es- o qué considera que debería ser- el éxito para un poeta?

E.T: Ganar plata.

APU: Hay quienes sostienen que la poesía es la aprehensión del instante y otro que la proponen como la profecía del futuro, ¿a qué línea se acerca más?

E.T: Esas postulaciones no son dicotómicas. Aunque la palabra profecía me gusta.

APU: ¿Qué significa el silencio para la poesía? ¿Y la intertextualidad?

E.T: El silencio para la poesía es casi más importante que la palabra. Como en la música. El silencio va a ser el gran bien del futuro. Habrá guerras para hacerse de él.
Con respecto a la intertextualidad, la poesía es, también, un texto. Por lo tanto, todo poema es deudor y acreedor de otros textos.

APU: Gelman dijo que “la poesía es una forma de resistencia”. ¿Qué opina de esa declaración?
E.T: Estoy de acuerdo. La palabra resistencia para Gelman tiene unas connotaciones tremendas. La resistencia peronista, la desaparición de un hijo, el exilio. El eco de esa condición de la poesía es la que puede ayudar hoy. Cuando uno ve a Macri bailando en el balcón de la Rosada, debe repetir los versos de Juan como un mantra: “Ni a irse ni a quedarse/ a resistir/ aunque es seguro/ que habrá más penas y olvido”.

APU: ¿Qué lugar tuvo la poesía argentina en la política?

E.T: La cuestión de la política en la literatura es una de las discusiones intelectuales centrales del siglo XX. Desde Sartre y Camus, el tema ha acumulado miles de páginas, papers, tesis. La dimensión política de un hombre es su forma de mirar el mundo. Por lo tanto podríamos decir una paparruchada tal como que “todo es política” o “está haciendo política sin saberlo”. El universo de un poeta, su terreno de afección, es una consecuencia de su praxis. Por lo tanto, no podemos hablar de la poesía argentina en la política sino de poetas argentinos cuya praxis política y su praxis poética iban de la mano. Gelman, Urondo, Bustos, González Tuñon y, también, Borges.

APU: ¿Qué fue lo que lo motivó a escribir poesía?

E.T: Creo que lo que me motivó a escribir fue la fascinación por la lectura de otros poetas. Leía un poema (todavía hoy me pasa) y me daba cuenta que ahí había algo revelador, algo secreto, algo que de algún modo sostenía el mundo con su belleza. Entonces intentaba aprehenderlo, intelectualizarlo y ahí nomás se desvanecía. Entonces me puse a escribir para entenderlo.

APU: ¿Cómo resumiría su obra?

E.T: Yo no tengo una obra. He escrito algunas cosas. Todo muy caótico. Canciones, teatro, poesía, cuento. Pero una obra es algo más serio, de gente con horarios de escritura y ganas de triunfar.