El virus y la cura

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El virus y la cura

12 Abril 2020

Foto: Paula Conti

Por Matías Busso

 

¿Y si te dijeran que el coronavirus no existe?
¿Que fuiste parte de un experimento global?
Que el COVID-19 es sólo gripe… Que sólo empezaron a seguirse los números de infectados de la gripe común y que en paralelo se empezaron a contabilizar los muertos que genera, no la gripe, sino la saturación de un sistema de salud desmantelado por años de políticas neoliberales.
Si te dijeran,que la centralidad del tema, no fue por la gravedad del virus, sino que fueron los algoritmos, que conocen tus gustos y miedos los que te interpelaron haciendo que “viralices” la información, convirtiéndose en el único tema.
Y vos y todo el planeta, sin saberlo, hizo que un tema que podría pasar por desapercibido otros años sea la causa común de la humanidad. Y eso hizo que todos los gobiernos mancomunados se hermanen y tomaran medidas drásticas paralizando la economía,cancelando espectáculos masivos y decidan anular todo tipo de libertad a la circulación exceptuando las actividades esenciales.
Y apoyaste eufórico esa medida aunque signifique tu propio encierro, porque entendés como es lógico, que antes que la economía y tu libertad, está la vida.
El encierro lo llevaste con alegría publicando historias de tus jornadas con el hashtag #YomeQuedoEnCasa, saliste a tu balcón a aplaudir a profesionales de  la salud, pese a haber votado gobiernos que recortaron su presupuesto.
Viste las series que tenías pendientes, los vivos de tus artistas preferidos, te contactaste con amigos por videollamadas y disfrutaste de estar solo en tu casa.
Pero un dia violaste la cuarentena para visitar a un amigo y entonces un policía te frenó y te pidió documentos, y si bien en otro momento te hubieses revelado sabías que ahora tenías todas la de perder y que te podía caber una pena de 15 años.
Quedaste en encontrarte con alguien de Tinder, pero esa persona no quiso verte por miedo al virus.
En ese momento tomás conciencia que no podés pasarte la vida encerrado con tu celular, que los "me gusta" de Instagram no te generan lo mismo, que no está bueno que un policía te frene en la calle, que extrañás ir al parque con tus amigos. Y que el sexo virtual no es lo mismo que el sexo real.
Y entonces los gobiernos anuncian que la medida se prolonga por tiempo indefinido y que vayamos pensando en adecuar nuestra vida a ello.
El sistema de salud comienza a saturarse y la comida empieza a escasear, y se encienden motines contra el encierro, algunos en balsas escapan a países de África libres del virus y algunos mueren en el intento.
En plena crisis mundial, se viraliza una explicación de Mark Zuckerberg que narra cómo funcionaron los algoritmos, y cómo fuiste vos compartiendo contenido, el que generó este mundo, no fue un plan de nadie, sólo los algoritmos.
En paralelo muestra datos sobre cómo antes del encierro la gente consumía el mismo tiempo de redes sociales, y que esto fue bajando a partir de que la cuarentena se prolongó llegando a su mínimo en el momento de la revuelta.
Que el tiempo en que las personas estaban solas en sus casas era menor en momentos de cuarentena que antes.
Que lo que saturó aún más el sistema de salud fue tu miedo, pero que pese a eso el número de muertos por gripe fue el menor de los últimos 20 años, pero que lo que viene escalando son los suicidios con más de 800 mil por año.
¿Si te dijeran todo eso no dejarías el celular y correrías al encuentro de otras personas?
¿No verías con recelo lo que pasa en las redes sociales?
¿No cogerías con intensidad como si fuera el último polvo?
¿No pensarías en lo que vive un pibe de barrio cuando lo para un policía?
¿No exigirías parar la economía hasta terminar con el hambre en el mundo o por lo menos en Salta? (Hace dos días murió otro niño wichi, se llamaba Ezequiel y tenía un año y tres meses, ¿lo sabías?)
¿Y si realmente todo esto fuera una mentira, si es el último aviso que tenemos como humanidad pero es un simulacro?
¿Le darías a los seguidores de Instagram la importancia que hoy tienen?
Si después de esto seguimos viviendo como vivimos: ¿el virus no será nuestra cura?