“El lado Norita de la vida es estar a favor de la Memoria, la Verdad y la Justicia”

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“El lado Norita de la vida es estar a favor de la Memoria, la Verdad y la Justicia”

08 Septiembre 2019

Por Inés Busquets

 

Pablo Melicchio es escritor y psicólogo. Recientemente publicó por Marea Editorial “El lado Norita de la vida”, un encuentro profundo con Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Prologado por Adolfo Pérez Esquivel.

Es autor, además, de “Letra en la sombra”, “Las voces de abajo”, “GPS”, “La mujer pájaro y una modesta eternidad”, “Quinifreud”, “El arte nos puede salvar” y “Terapia breve”.           
Cada libro es un descubrimiento nuevo. Un hallazgo que aparece sin buscarlo, como si algo se ordenara para provocar un encuentro inevitable. De ahí está en uno descifrar ese mensaje que subyace con alguna enseñanza. Las vidas de las Madres tienen algo de eso. Incursionar en ellas es siempre un bálsamo de esperanza.
En “El lado Norita de la vida”, Pablo Melicchio tiene la sensibilidad de ahondar en las profundidades de una persona imprescindible. Un testimonio necesario, cargado de sabiduría y de futuro. Una “conversación” cómo el mismo la define donde el ida y vuelta deviene en conceptos claros, en certezas. Empieza con el espíritu del deseo y termina con la satisfacción. Sin vacilaciones. 
Porque Pablo posee la habilidad de llevar la conversación por distintos caminos que conducen al acierto, con intervenciones propias de su profesión con las que logra la pausa y la reflexión de quien tiene en frente. 

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál fue el disparador para convertir en libro tus charlas con Nora?

Pablo Melicchio: Siempre el disparador es el deseo. Nos habíamos juntado en su casa luego de que Norita leyera una de mis novelas, “Las voces de abajo”, que aborda la temática de los desaparecidos desde la visión de un muchacho con capacidades diferentes. Mientras dialogábamos acerca del libro, surgieron cuestiones ligadas a la vida y al país. Entonces se me ocurrió la idea de registrar sus pensamientos y hacer con ello un libro, y me animé a proponérselo. Norita enseguida dijo que sí, que encantada, “pero que sea una biografía psicológica”, me aclaró. Y así se gestó “El lado Norita de la vida”.

 

APU: ¿Cómo fue el proceso creativo?

PM: Durante diez largas jornadas fui a su casa. Llevaba mi grabador, un cuaderno con preguntas y anotaciones, y unas galletas de avena y pasas de uva. Mientras tomábamos unos mates y comíamos las galletitas, sentados en el living, se iniciaba el rito del diálogo. Preguntas, respuestas, ideas, asociaciones libres, interrupciones de los teléfonos y para renovar los mates; todo quedó grabado. Luego, en la soledad de mi estudio, llegaba el momento de escuchar las grabaciones y volcarlas al texto; texto que fui puliendo primero yo, y luego Norita. Ese pulido no fue más que quitar ciertas malezas para mejorar la lectura, pero el texto final es muy fidedigno. A su vez, efecto de esos diálogos con Norita, incluí entre los capítulos de las conversaciones unos ensayos más psicológicos, como el tema singular del duelo en los familiares de los desaparecidos, la locura, la crueldad, los jueves de las Madres, el análisis de unas fotografías, etc.

Lo complicado era encontrar día y horario en la agenda superpoblada y móvil de Norita. Más de una vez suspendía el encuentro a último momento porque le surgía algo urgente, o me llamaba por teléfono y me convocaba de pronto porque tenía ganas de hablar y de seguir con el proceso del libro.

 

APU: ¿Sentiste cada encuentro como único? ¿Cómo fue atravesar los encuentros en una coyuntura tan inestable cómo está? (Caso Maldonado, despidos, represión) ¿El contexto logró generar un marco de actualidad en la obra?

PM: Cada encuentro fue único, por lo que sucedía en lo espontáneo de los diálogos, pero también por el contexto que iba haciéndose texto. Entre las páginas del libro está el pasado del país y el de Norita como mujer efecto del patriarcado, como madre y esposa dentro de su casa, y, luego del 15 de abril de 1977, con la desaparición de su hijo Gustavo, como Madre de Plaza de Mayo luchando en la calle. Pero a su vez el libro es una suerte de termómetro de la actualidad del país, porque mientras dialogábamos estaban las noticias del día, las llamadas telefónicas que le hacían a Norita para que opinara sobre algún tema, para invitarla a una actividad, o para pedirle apoyo ante determinadas problemáticas.

En el curso del libro el lector va conociendo a Nora Cortiñas en su casa, en su vida cotidiana, sus pensamientos y acciones, y también lo que sucedió y sucede en Argentina y en el mundo. Pobreza, despidos, el deterioro de las instituciones públicas. Mientras avanzábamos con el libro, sucede la explosión en la escuela de Moreno y las muertes de Sandra y de Rubén; la votación por la legalización del aborto; el caso Santiago Maldonado y todo lo que implicó para Norita y para las Madres el hecho de que no apareciera, remitiéndolas a lo que ellas sufrieron y sufren cada día que pasa y que sus hijos siguen desaparecidos. Entre los relatos de la vida y las acciones de Norita, están las medidas del gobierno macrista: los despidos, los ajustes y los aumentos. En relación a esto último hay una escena muy simpática: cuando llego una mañana, Norita abre la puerta de su casa y saca del buzón unas boletas, entre ellas, la de la luz, y me dice: “Menos mal que estás vos, por si me descompenso”.  

Es un libro histórico, porque remite al pasado del país y el de Nora Cortiñas, antes y después de la desaparición de su hijo. Es actual, por el contexto social que atraviesa cada diálogo. Y es futuro, porque Norita dice que este libro es su legado para los jóvenes.

 

APU: ¿Cuál fue tu intervención como psicólogo? ¿Sentiste de alguna manera que ahondabas en la profundidad de la persona?

PM: En la primera presentación del libro, en el Centro Cultural de la Cooperación, Adolfo Pérez Esquivel, que además de acompañarnos ese día hizo el prólogo, dijo que no sabía quién había psicoanalizado a quién. El Premio Nobel de la Paz subrayó, de manera simpática, algo que, conociendo a Norita y leyendo el libro, tiene cierta verdad. En esos diálogos, profundos e íntimos, fuimos conociéndonos mutuamente. Yo fui conociendo a la mujer debajo del pañuelo blanco, detrás de la figura pública, y ella conociéndome a mí. Norita se dejaba llevar por mis preguntas y a su vez me conducía por caminos que yo nunca había transitado. Yo tenía siete años cuando sucedió el golpe de estado y Norita salió a la calle, a la lucha, buscando incansablemente a su hijo. Desde luego que siendo yo el escritor y psicólogo, supe qué preguntar, sostener los silencios, repreguntar y contener a Norita cuando se angustiaba. Pero ella también fue y es una madre contenedora y muy generosa conmigo. Hubo momentos distendidos y felices; y otros donde el dolor capturaba la escena.

En cada encuentro o presentación del libro tenemos una suerte de sketch en el que yo digo que fui su psicólogo y ella lo desmiente y así “discutimos” en escena. Pero sin lugar a dudas mi ser psicoanalista tuvo su gran incidencia en la construcción del libro, porque en definitiva no se puede huir de lo que uno es. Cumplí con su pedido y terminó siendo un libro profundo, psicológico, que rescata su voz viva.

 

APU: ¿Cómo fue para vos, desde tu profesión, trabajar la memoria? Supongo que desde la psicología es un término más racional o técnico, ¿fue un proceso de deconstrucción de alguna manera vivir la memoria colectiva desde una madre de Plaza de Mayo?

La memoria algunas veces funciona sola y otras hay que ayudarla, estimular su trabajo, y más cuando la persona está bloqueada o es mayor. Si bien Norita está cerca de cumplir noventa años, y su lucidez es impecable, aun así, en el ejercicio de las entrevistas recordó situaciones y sensaciones que tenía olvidadas o reprimidas. Es decir que en el espacio que fuimos construyendo desde la confianza, con preguntas dirigidas y abiertas, en el ejercicio de la introspección, con la escucha atenta y la puesta en palabras, el olvido fue cediendo y así surgieron un montón de recuerdos y de vivencias.

APU: ¿Qué aprendizaje te dejó el libro?

PM: Por sobre todo conocer El lado Norita de la vida a fondo, una mujer fundamental, parte de la historia reciente y viva del país y fuente de inspiración para muchas y muchos que necesitan de un faro para orientarse. Norita es todo lo que está bien, luchadora, política pero no partidaria. Defensora de los Derechos Humanos. Una mujer ética, consecuente en su pensar, decir y hacer: una especie en extinción. Durante la gestación del libro y en cada encuentro posterior (nos seguimos visitando y vamos juntos por diferentes lugares presentado el libro) aprendí de su tremenda capacidad para transformar el dolor en lucha y que a pesar de ser una víctima de la barbarie, siempre tiene una sonrisa, una palabra dulce, un abrazo y un gesto de amor. Aprendí de su vitalidad y positividad para levantarse cada mañana, sin dejarse derrotar por los recuerdos dolorosos y por la ausencia de su hijo Gustavo, que continúa desaparecido. “Si Norita sigue luchando, como voy a bajar los brazos yo”, me dije más de una vez.

 

APU: ¿Cuándo se podría decir que una persona está del lado norita de la vida?

PM: El lado Norita de la vida es muy claro, es estar a favor de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Es sostener la luchar pacíficamente. Es el amor solidario. Es estar con el reclamo por la aparición de los 30.000 desaparecidos de la época de la dictadura y los desaparecidos en democracia. Es estar cerca de todas las personas que sufren y que bordean la posibilidad de desaparecer, como los pobres, los desocupados, las víctimas de la violencia y de la represión. El lado Norita de la vida es no bajar los brazos, es resistir.

 

APU: En tu carrera literaria estás incursionando en la poesía, ¿Conocés la obra de Paco Urondo? ¿Crees en el arte como una herramienta de compromiso social?

PM: Siempre escribí poesía, pero recién ahora me autoricé a mostrar algunas. Hace algunos años publiqué junto a otros poetas un libro de Haikus, poesía japonesa. Sí, conozco la obra de Paco Urondo. Me resulta un escritor sumamente interesante, su poema La verdad es la única realidad, es uno de mis preferidos, cada vez que lo releo me vuelvo a emocionar y me quedo pensando de qué lado de la reja estoy. El arte es, al menos para mí, militancia y compromiso social. El arte sana, invita a reflexionar y a ver la vida de otra manera. Freud decía que los poetas llegan primero que los científicos. Un buen libro puede salvarnos.

 

APU: A la larga todo lo que uno construye va formando parte de una trama, aunque cada proyecto parezca independiente, ¿sentís una coherencia en toda tu obra?

PM: No sé si hay una coherencia, no podría aseverar eso, pero sí siento que siempre estoy dando vueltas entorno a los mismos temas: La libertad y el encierro, la vida y la muerte, la cordura y la locura, Dios y su ausencia, el amor y el odio, el sufrimiento y el arte como camino de sanación. Me preocupa la condición humana. Mientras escribo, me busco, trato de entenderme y de entender lo que me pasa con el hecho de haber sido arrojado a este mundo, como todos, sin haberlo elegido. Nacemos por deseo ajeno y la gran paradoja es que el camino del vivir se conquista, y se disfruta, cuando hallamos deseos propios, para entonces sí apostar a la vida. Quizá escriba para no enloquecer, para armar una trama que me contenga y que le dé coherencia a esta incoherencia que es vivir.

El lado Norita de la vida, es un libro con postura propia. Ya el título exige saber que ingresamos a un mundo donde no hay grises. Y cuando llegamos a las últimas páginas reafirmamos una y otra vez de qué lado queremos estar.