Ediciones B, con B de Berstelmann

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Ediciones B, con B de Berstelmann

23 Abril 2017

Por Boris Katunaric

La firma Penguin Random House adquirió el conjunto de editoriales pertenecientes a Ediciones B del Grupo Z. A esto se suma la compra que hizo en 2014 de la parte literaria del grupo Santillana. Se consolida como uno de los grupos editoriales más fuertes en Iberoamérica junto con el grupo Planeta. 
Penguin Random House -Mondadori- es propiedad del Grupo Bertelsmann, un imperio de medios de difusión fundado en 1835, con sede en Gütersloh, Alemania al que presentamos con la siguiente anécdota: 

Yo y mi bocota...

El Grupo Bertelsmann recibió en 1998 el Premio Vernon Walters; el nombre de la distinción en homenaje a Vernon A. Walters no parece casual; Walters fue un oficial del Ejército de los Estados Unidos, de los pocos militares de confianza de los presidentes Harry Truman (aquel que dio la orden para Hiroshima y Nagasaki) y Dwight Eisenhower, Walters fue Director Adjunto de la CIA en los 70 y Embajador en los 80 de los Estados Unidos en la Alemania previa a la caída del Muro de Berlín. Cuando Thomas Middelhoff, CEO del Grupo Bertelsmann, recibió el Premio Vernon Walters dijo, en un discurso que despertó polémica, que el Grupo Bertelsmann había tenido que cerrar sus puertas en 1939 “por ser una de las pocas empresas no judías perseguidas por el nazismo”. La polémica desembocó en un Consejo de Historiadores que, financiados por la misma empresa, investigó la participación del Grupo Bertelsmann en el régimen.

Los hechos

En 1835, Carl Berstelmann había fundado una editorial de Biblias y canciones religiosas; heredada de generación en generación, la editorial  creció desmesuradamente hasta que, en 1939,  cerró sus puertas “acosada por el Nazismo”. Aunque el resultado de la investigación llevada adelante por el Consejo de Historiadores arrojó otro resultado: el Grupo Bertelsmann había editado más de 20 millones de libros durante el Nazismo; manuales de propaganda, literatura de evasión y distintos tipos de obras de consumo masivo para millones de soldados y civiles y sus ratos libres. 

La base del sistema económico y político del Nacional Socialismo era la generación de empleo mediante la producción militar, y había que distraer a la vez que adoctrinar, pero esta máquina de difusión nazi que, por entonces, era el Grupo Bertelsmann se detuvo y no por factores religiosos o políticos sino por otro motivo: la falta de papel en el comienzo de la Segunda Guerra. Ese fue el motivo según el Consejo de Historiadores, la falta de papel para imprimir. No hubo otra razón para aquel cierre de 1939 falsamente difundido como “cierre por persecución” del Nazismo.

El informe del Consejo de Historiadores develó también que Heinrich Mohn, por entonces director del Grupo Bertelsmann, había sido benefactor de las SS desde 1921, aunque luego de los Juicios de Nüremberg los documentos que hubieran permitido demostrar esos aportes no fueron declarados por el grupo, desaparecieron.

Las puertas del nuevo cielo

El Grupo Bertelsmann fue refundado en 1947 -plena posguerra- por Reinhard Mohn, descendiente de la familia fundadora. Y es Reinhard Mohn quien da la primera patada para la expansión del monstruo: en 1962 crea el Círculo de Lectores; en 1970 pone un pie fuera de su país: adquiere en España el sello discográfico Arista; en 1980 la editorial de libros de bolsillo Bantam Books de Nueva York y la española Plaza & Janés. En 1986 compra la mítica RCA integrándose definitivamente en el mercado norteamericano agrupando las grabadoras bajo el sello Bertelsmann Music Group, más conocido como BMG (miren qué cerca lo teníamos y no nos habíamos dado cuenta).

Qué es Berstelmann hoy

Bertelsmann es el tercer grupo de medios más grande del mundo y el primero de Europa. Tiene un crecimiento interanual de 42% y su ganancia total sólo en 2013 es de 870 millones de euros. En Estados Unidos posee la empresa de impresión Brown, en Francia la Groupe Prisma Media (mayor editor de revistas francés), en Austria el Grupo Noticias.

También posee en la actualidad las editoriales Conecta, Debate, Debolsillo, Grijalbo, Random House, Lumen, Nube de Tinta, Plaza & Janés y Sudamericana. También las que poseía en su momento el grupo Santillana: Alfaguara Taurus, Aguilar, Suma de Letras, Punto de Lectura, Altea, Fontanar, Objetiva y Foglio, entre muchas otras. Y ahora se suman los sellos B, Bruguera, Vergara, Nova, B de Blook, B de Books, B de Bolsillo y B.cat.

Entonces en Argentina quedan dos grupos económicos de edición de libros: Penguin Random House y Grupo Planeta, al que conocemos por ser el más grande de España y uno de los seis más grandes del mundo; el Grupo Planeta es propietario de Paidos, Minotauro, EMECÉ, Espasa Calpe, Seix Barral, y Tusquets, entre otros sellos. El Grupo Planeta es similar al Grupo  Bertelsmann ya que también controla medios audiovisuales.

Estos grupos económicos son los que controlan los libros que leemos, nuestro tiempo de ocio, nuestro material académico, e imponen autores desde el presente hacia el futuro. Así se determinará “qué era literatura en este tiempo” y qué no en base a las ventas actuales, los best sellers y las grandes figuras.