De Berni a Gardel: el tango en las artes plásticas

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De Berni a Gardel: el tango en las artes plásticas

12 Marzo 2016

Por Carla Moriana

El tango: Curattela Manes lo representa en escultura, Petorruti en el cubismo pictórico y Berni lo expresa a través de toda su obra.

Ramona baila el tango, según Berni

Sus temas como Ramona, la costurerita que dio el mal paso, y Juanito son pinturas y son tangos sobre el borde del arrabal.

Ramona Montiel es un personaje paradigmático en la obra de Berni. Es la mujer de las letras de tango, que la sociedad atrae y rechaza. Cabe observar sus xilocollages, Ramona vive su vida, Ramona baila el tango, Gardel para reconstruir la vida de esta mujer. Podemos registrar cuántas situaciones de la vida de Ramona tienen que ver con la música ciudadana, hasta qué punto su cuerpo, ropa, gestos y pesadillas están ligados con el tango y cuáles son sus pasiones y mitos.

La imagen de Berni es múltiple, atemporal, especifica de la identidad cultural porteña. Por iconografía y sabiduría tanto social como popular Berni trasciende su época y nos sigue narrando las historias de los margenes; hoy Berni pintaría la cumbia y su Ramona tal vez seria una wachiturra.

El tango según Carlos Alonso

Entre sus obras está "Tango, estudio 1", que hace alusión a la carne argentina, una metáfora entre el sexo, el hambre y la marginalidad. Enmarcada en el realismo critico, su dibujo proviene de sus entrañas, de su sensibilidad atravesada por la pena y la tragedia; aun la más dulce de las danzas sería para Alonso una tragedia, y en ese perfil condensa su realismo crítico, en una tragedia contemporánea.

Bailarines de tango de Botero

Otro gran artista latinoamericano reconocido por su compromiso con los temas sociales del momento y que parecen ser los problemas sin resolver de América Latina. Botero pinta los bailarines en una escena nocturna, dos antiatletas abrazados en la pasión musical bailan bajo las coloridas luces del arrabal. La técnica y la construcción son lo que destacan a Botero y construyen su estilo.

Gardel y Seguí

Seguí, el urbano contemporáneo, el de las ciudades y sus personajes, también dedica parte de su obra a la inagotable imagen del artista por excelencia, Carlos Gardel, la estampa porteña repensada en una escena de metrópoli, en una síntesis geometrizante y con un guiño de picardía, tal como lo relata en el fragmento de entrevista que compartimos a continuación.

- ¿Quién es Carlos Gardel?

- Es la tapa de El Alma que canta sobre la cama de las chicas del servicio de casa de mis padres. Enorme sonrisa y tragacanto al por mayor, con dos gotas de colonia de la Franco Inglesa. Algunas veces lo vieron en las afueras de Tacuarembó con el rostro cubierto de vendajes, sombrero negro y una sonrisa que no podía ser sino la suya. Otras, a 80 kilómetros de Medellín, con el rostro desfigurado, la dentadura intacta y acompañado de un guitarrista rubio que parecía un ángel. Gardel fue el testigo de mis primeros sobresaltos amorosos. De mis primeros mates con una cascarita de naranja, que tomé con la misma sensación que años después sentí cuando fumaba mi primer cigarrillo de marihuana.

(Entrevista de Cristina Castello a Antonio Seguí, publicada en Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid)