Cine: “La ballena”, usar a la vida para hablar de la muerte

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CARTELERA DE CINE

Cine: “La ballena”, usar a la vida para hablar de la muerte

02 Abril 2023

El estadounidense Brendan Fraser ganó el Oscar 2023 al mejor actor por su destacada actuación en The Whale (La ballena), película dirigida por Darren Aronofsky que dio mucho que hablar en este último tiempo. Depresión, obesidad, aislamiento social, redención y salvación: usar a la vida para hablar de la muerte.

¿Hasta dónde el amor puede ser suficiente para evitar la muerte o la desolación? ¿En qué medida y hasta qué punto alguien puede ser salvado, si sencillamente no desea salvarse de nada? Estas son algunas de las preguntas que atraviesan de principio a fin a The Whale, que volvió a poner al actor Brendan Fraser en el centro de la escena.

Charlie (Brendan Fraser) es un profesor de Literatura que da clases de manera remota porque sufre de obesidad mórbida y su vida transcurre entre las cuatro paredes de su casa. La manera en la que se desenlaza la historia es muy particular. Casi con un tinte teatral todo transcurre allí dentro, con el objetivo de plasmar cómo es la vida de alguien que sufre de obesidad, pero también de una depresión que lo invade todo.

La película da a conocer la historia del personaje principal, Charlie, mediante los personajes secundarios, y las relaciones que lo rodean -con su amiga, hija y ex esposa-. Lo llamativo es que su único contacto con la realidad exterior se da principalmente a través de Liz (Hong Chau), quien es su enfermera amiga y lo asiste a diario, dado que él apenas puede caminar y vive fatigado por situaciones que se desencadenan por dicha enfermedad.

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La ballena.The whale

 

A lo largo de la película su salud empeora notablemente pero nadie parece tomar las riendas y hacerse cargo. Liz, quien se encarga de prepararle la comida y de estar presente en su día a día, sólo le compra comida poco saludable, y en un episodio particular, Charlie se hunde en calorías hasta vomitar. Los hechos, que ponen en evidencia su mal estado, comienzan a sucederse de manera más reiterativa. Pareciera que en esa cercanía con la muerte, con la que simula tener una buena relación, comienza a sentir la necesidad de abordar lo pendiente con su hija adolescente.

Reconectar con su hija Elie (Sadie Sink) no es nada fácil ya que el concepto de familia queda perdido cuando Charlie se enamora de uno de sus alumnos, Alan, y abandona el hogar, y con eso, a su ex esposa e hija. A partir de ahí se concatena un mar de reproches, los “ya no hay tiempo” y es acá donde se traza lo controversial. Si ya no hay tiempo y la muerte se acerca ¿cuánto es el tiempo verdadero para componer? ¿Se alcanza a reparar o irremediablemente llega la redención y el perdón por ósmosis?

Pero no es tan sencillo. The Whale pone en el centro de la escena los límites de una persona enferma que sufre las consecuencias de la obesidad -en este caso-, además de una depresión que parece arrasar con todo. No obstante no se esbozan víctimas o victimarios. Es el dolor puesto a jugar en un cuerpo de 270 kilos, que nada juega, que sólo arde, que tiene dificultades para caminar y hasta para reírse. Pero no por ser obeso precisamente. Los hilos de la historia conducen a entender que por parte del protagonista hay un encierro letal en el dolor, de manera sistemática, cíclica y arrasante. 

¿Hasta dónde el amor puede ser suficiente para evitar la muerte o la desolación? ¿En qué medida y hasta qué punto alguien puede ser salvado, si sencillamente no desea salvarse de nada?

Si bien puede llegar a parecer impactante lo que se observa en términos visuales, es aún más profundo el dilema. Es la cárcel de alguien que admite ser derrotado, que ante una pérdida muy grande, termina por perderse a sí mismo. Por eso su ex esposa (Samantha Morton) e hija, en algún punto materializan, mediante un sinfín de reproches y el dolor de haber sido abandonadas, dónde empezó la derrota.

Charlie termina siendo el disparador para preguntarse qué es la salvación y qué el dolor, y cuánto duele lo que duele. También cuánto puede llegar a salvar la mano amiga o familiar, cuando también está rota… ¿Termina siendo la muerte un lugar digno para quien decide no vivir? Si la vida es encierro y desolación, ¿hablar de la muerte salva, la muerte salva, la vida sirve para hablar de la muerte, la vida es la muerte en esta ocasión, o la muerte simplemente expone todo aquello que no se ha podido resolver?