César Rodríguez Bierwerth: “La noche under de los '90 tuvo a la discoteca como un lugar de encuentro”

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APU ENTREVISTAS

César Rodríguez Bierwerth: “La noche under de los '90 tuvo a la discoteca como un lugar de encuentro”

14 Enero 2024

César Rodríguez Bierwerth es director, guionista del documental La Generación Dorada y conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre la noche under de los 90, retratada en ese trabajo.

Agencia Paco Urondo: Si bien sos guionista y director, fuiste habitante de todos esos emblemáticos lugares del under de los 90 (Dorado, Ave Porco, Caniche) que rescatás en tu película.

César Rodríguez Bierwerth: Lo importante, acá, es haber transitado, haber estado allí. El documental Generación Dorada es un viaje en primera persona y si te fijás, el propio narrador dice “he decidido emprender un viaje hacia mi propio pasado”. Si bien está enrolado, por así decirlo, en el documental, tiene mucha cosa literaria, con un narrador que es una especie de detective de la noche que vuelve al pasado para reencontrarse con los sobrevivientes de una época y contarla. Tiene mucho de de historia personal y es algo que quería hacer, hace mucho tiempo.

APU: La sombra de Philip Marlowe, allí, que también rescató Osvaldo Soriano ¿Qué te motivó a mostrar esas noches que viviste, cómo empezaste a “cranear” la posibilidad del documental?

C.R.B.: He disfrutado mucho del under de los 90. Tenemos el privilegio de pertenecer a una generación que fue testigo y también partícipe de una época inigualable. La llegada de la democracia, el nacimiento de la cultura under, el estallido del rock nacional con unas bandas increíbles como Virus, Abuelos, Soda y muchísimas más. Eso fue en los ´80, después llegaron los ´90 que tuvieron un costado salvaje muy interesante. Fue una época hermosa y peligrosa. Sentía, cada vez que veía documentales por televisión, que ya estaba instalado en la conciencia colectiva de la gente lo que fue el under de los ´60, los ´80 con el Parakultural, Cemento, y me parecía que faltaba decir algo de la escena importantísima en los años 90 en Buenos Aires. No había documentales, al menos en formato cine.

Fue un privilegio reflejar esa escena que se dio acá durante 10 años, dar este puntapié inicial. No me gusta la cosa enciclopedista, me gusta contar cómo yo la viví. Mi idea era juntarme con gente que haya estado allí, pero desde otro lado, ver cómo le vivió un DJ, un Performer, un actor y también otro tipo también como yo, porque en el documental entrevisto a mi gran amigo Andrés Gil Domínguez, que es un famoso constitucionalista, pero en aquella época éramos dos pibes que íbamos buscando aventuras por los boliches más locos. Hay determinadas movidas que no pueden quedar en el olvido, perderse; quería reflejarlo y que el tipo que no la vivió diga ¡guau, qué bueno, estuvo esto!

APU: Decías que fue una época peligrosa y es algo que está reflejado en el documental, ese vivir al límite.

C.R.B.: Esa idea creo que la logré plasmar en el documental. De muchos de los testimonios se desprende el peligro latente que sentíamos, todo el tiempo. Todas las épocas tuvieron su peligro y su gran tragedia. Los noventa fueron peligrosos un poco por los excesos, el tema de las drogas siempre estuvo presente, pero también por enfermedades que hoy no son mortales y en esa época eran una sentencia de muerte. El flagelo del SIDA en los ´80 y ´90, fue terrible. Si estabas un poco en esa gran trinchera que fueron esos años, sabías que tenías que cuidarte para tener sexo, pero la realidad era que no siempre te cuidabas. Había peligros o grandes fantasmas con los cuales convivíamos en aquella época, donde todo era muy real, lo experimentabas de alguna manera con tu propia existencia, con tu propio cuerpo, no fueron tan virtuales como ahora. Tenías que salir a encontrar tu aventura en la forma más real y carnal que uno puede imaginarse.

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La noche under de los ´90 tuvo a la discoteca como un lugar de encuentro. Ibas a buscar chicas, diversión, tomar algo, a ver las movidas nuevas, la gente rara, porque ahí convivíamos todos. Modelos, jugadores de fútbol, del mainstream, con los travestis, DJs, con gente muy dark, artistas que tenían proyectos de bandas de música o de pintura. Todo eso convivió con un lado supercareta de la noche; Trincado definía a las tribus como los del obelisco y los del río. Lugares como Pachá, a principios del 2000, empezaron a traer DJs internacionales, a hacer megaeventos que eran divertidos un rato, pero era más despersonalizado. Yo prefería los sótanos del microcentro, me parece que ahí podías conocer gente más interesante, divertirte de otra forma.

APU: DJ Trincado, en el documental, dice algo muy interesante: que el reggaeton es como una especie de evolución de esa música tecno que empezó a macerarse y a curtirse en los 90´.

C.R.B.: Sin duda, si te fijas lo que son las bases y las estructuras del reggaeton, no es tan nuevo. Siempre hay un giro "modernoso", posterior, que se puede hacer, pero la base de reggaeton, la clave bailable, es básicamente electrónica. Coincido con lo que dice.

APU: Algo que me convocaba o disfrutaba mucho, era que también el público del rock tenía un lugar ahí para poder pertenecer y estar, lugares que abrían las puertas y no importaba a quién, todos eran bienvenidos.

C.R.B.: Fue una de las cosas disruptivas que tuvo el under de los ´90. En la gran diversidad estaba la clave del éxito. Sin toda esa mixtura no se hubiese podido dar, simplemente serían boliches donde van chicos a conocer chicas y ponerse de novios. Pero no, fue una usina de arte, de creación, de movidas. Esa gran apertura lo permitió y se conseguía sin el apoyo de los grandes medios, ellos se dieron cuenta cuando Madonna, Boy George, y otras figuras internacionales elegían estos lugares, ahí se dieron cuenta de que algo estaba pasando en esos sótanos de bajo presupuesto.

No estaban todas las leyes importantísimas que vinieron estos últimos 20 años, de inclusión. Nosotros practicamos esa inclusión por una cuestión de principios de buena gente, importaba quién eras el sábado la noche, la versión más auténtica de vos. En esos lugares se rompía la distancia del público con el artista arriba del escenario, porque en esas barras de tragos todos formábamos parte de ese subgrupo tan especial, divertido, que se dio en esos antros.

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APU: Sergio de Loof es un personaje muy importante para toda esta etapa, en cuanto a imagen, diseño ¿Tenés un material atesorado sobre él, que estás viendo cómo poder mostrarlo?

C.R.B.: No se puede hablar de la noche de los ´90 sin mencionar a Sergio de Loof. Había diferentes under, pero si hablamos de Bolivia, Dorado, Morocco, Club Caniche, en todos estuvo de Loof. Era un gran ambientador, un gran creador de escenarios y tuvo su esplendor en los años 90. Era una persona impredecible, no recibía a cualquiera. Yo le mando el proyecto, le pareció interesante y le hice una entrevista en su cuarto, en donde literalmente vivía. Se había luqueado, se había puesto una coronita de princesa. Hicimos una entrevista hermosa, una charla muy linda con todas las cosas locas que te podían pasar en su casa. Cuando terminó la entrevista, me abrazó y me dijo “te doy gracias por haberme dado vida después de la muerte”.

Después, lo que pasó fue que cuando sale el tráiler de la película y ve que van a estar Santa Gabriela, Mosquito Sancinetto, Peter Punk, él pone grito en el cielo y empieza a decir públicamente que no están en su nivel. No quería compartir una película donde aparecieran otros testimonios. Yo le dije “vos sos una figura importantísima para los años 90, pero la película se llama Generación Dorada, no se llama Sergio de Loof, no es tu biografía, quiero que se escuchen muchas voces”. Y él me dijo que si iba a dejar a todas esas, lo sacara. Fue lo que hice. Tuvimos que editar todo de nuevo, lo sacamos y quedaron los otros 8, 9 personajes. Poco tiempo después, me manda unos mensajes por redes sociales, como que quería hablar, y cuando le estaba por contestar, repentinamente muere, así que nos quedó una charla pendiente. Tengo la entrevista completa, más de media hora de una charla hermosísima y los herederos no me autorizaron a que la publique en plataformas, que podría haber sido una especie de spin off de la peli. Es un material valiosísimo y, además, un lindo recuerdo. Veremos si se puede publicar en algún momento.

APU: Ojalá que, algún día, la familia de el permiso para poder seguir abordando y conociendo un personaje inabarcable que fue clave para toda esa escena.

C.R.B.: Me hubiese encantado. Entiendo que fue por su forma de ser. De hecho, muchos de los que aparecen en la película me dijeron “ojo, si vas a entrevistar a de Loof, que es muy difícil de manejar”. Ya me lo habían tildado de problemático, fue la fama que siempre tuvo. No obstante, lo entrevisté y bueno, al final se me dio vuelta y no quiso aparecer. Eso lo entiendo, pero me gustaría que se pueda publicar, aunque sea en las plataformas, que eso se pueda ver. Como además de dedicarme a los documentales y las películas, también soy abogado, conozco el tema de derechos. En algún momento, quizás, vuelva a intentar que ellos acepten.

APU: ¿La Cacho es el personaje que está en el vídeo de Turf?

C.R.B.: Creería que sí, pero no sé decirte con certeza. Era un clásico de Morocco, la eligieron reina de la primavera. Eran íconos de esos lugares, estaba súper bueno. Polosecki, en plena década del 90, hizo un informe en El Dorado y el tipo no entrevistó a los dueños ni al DJ, ni nada. Entrevistó a una señora muy mayor que cantaba con voz de zarzuela. Enfocó a ese personaje porque ese gran cocoliche de esos lugares tenía que ver con esa fauna que estaba superbuena. La Cacho no quiso aparecer en la película, da muy pocas entrevistas. Trabaja en el Cervantes, en la parte de vestuario y sigue su vida normal y muy de vez en cuando se monta en su personaje para un evento muy especial.

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APU: Otra cosa clave de esta época fue la libertad de los cuerpos no estereotipados, por afuera de los patrones estéticos impuestos.

C.R.B.: Fijate que esto pasa en la década por excelencia de la supermodelos nacionales, la época de las chicas lindas y de los tipos con cuerpos de gimnasio, donde el fitness explotó, la cultura física estética. Esto estalla como una forma de contracultura, que no es patrimonio solamente nuestro, se veía en las películas de Almodóvar. Acá se plasmó en estos boliches, acá lo veías en esas travestis gordas que pesaban más de 100 kilos y eran figuras queridísimas. Estos lugares eran ideales para que se pudieran lucir y ser estrellas. Estaba muy bueno todo ese mundo que desaparecía un poco con el sol. Ellos utilizan el término montarse y literalmente se montaban en un personaje que brillaban. Nos divertíamos todos, con un respeto total hacia el otro, sin que nadie nos obligara a hacerlo. Lo hacíamos porque, de alguna manera, sentíamos que era lo correcto. En derecho se dice que la costumbre genera la norma; creo que nosotros, con esa costumbre, fuimos un poquito una semilla de un montón de leyes de inclusión que ahora son formales, pero que en esa época, sin que fuese obligatorio, en estos sótanos las empezamos a practicar.

APU: ¿Pensás que estos lugares se concibieron así o el público los fue transformando?

C.R.B.: Se dieron las dos cosas. Una cosa milagrosa donde, de repente, hubo gente que imagino una escena determinada para determinados personajes, prepararon el escenario para que eso sucediese y tuvieron la suerte de que esa gente apareció. Es importante el creador del espacio, pero también el que va a llenar el espacio, y ahí se dieron las dos cosas.