Al Maestro

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Al Maestro

31 Marzo 2018

Por Natalia Torrado

Yo no sé nada. No podría saber.

Que el dolor que me causa su presencia, es un amor que ya lo ha visto todo.

Cada paisaje y su estructura.

El  absoluto cielo. Lleno de andamios.

 Y entonces, se resuelve.

 

No puedo saber que usted comprenda. Que este amor es de regreso.

Su travesía cumplida sólo descansa ahora, en una paz. De tan amable triste.

Pero tampoco eso sugiere el menor de los inicios.

Ni la sombra, ni el recuerdo, ya. De un drama.

 

Lo consumado no puede más que perderse en su reposo.

 

Y no sabré jamás el sentido orgulloso de semejante acto:

no querer nada, tenerlo ya. Todo con usted, maestro.

 

Hay una gran belleza en no saber. Estar así, colmado.

Una distancia irremediable y soberbia.

A qué altura el no querer se posa!

Por eso nunca supe. Que era la única, la amada. La más libre.

La libertadora. La criada. Por usted.

 

¿Cómo podría saber?

Las edades y las calamidades. Que siempre compartimos.

Toda la esfera del sueño que le ha sido dedicada,

 la escritura de papel.

 De regalo.

 

Vivir sin saber. Que toda vida en mí responde a su nombre.

En la forma de su nombre. Me conservo.

Y nada del deseo se recorta de ese fondo.

Que es él.

 

Maestro.

 

Sólo queda esta palabra. Que lo realiza todo. Una palabra plana, inapelable.  

 

Salgo del aire.

No hay nada. Que saber.

Y así se ama.

 

Al maestro.