Represión a murga en el Bajo Flores: citan a indagatoria a gendarmes implicados

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Represión a murga en el Bajo Flores: citan a indagatoria a gendarmes implicados

05 Julio 2017

Por Redacción APU

El 29 de enero de 2016, entre 85 y 100 chicos y chicas de la murga “Los Auténticos Reyes del Ritmo” ensayaban en la manzana 9 de la villa 1.11.14 cuando se presentó una grúa de la Policía Federal escoltada por dos patrulleros de Gendarmería Nacional. A los pocos minutos efectivos comenzaron a disparar balas de goma. Siete personas resultaron heridas, entre ellos tres menores de edad.

Un año y medio después de los hechos, once gendarmes fueron citados a declarar en el juzgado. En el llamado se detallan los hechos y se agrega que los efectivos inclumplieron “los deberes que como miembros de las fuerzas de seguridad tienen a su cargo, ejerciendo actos de violencia de manera injustificada”.

"Después de las indagatorias sin dudas van a venir los procesamientos; y la causa queda a las puertas del juicio oral y público", explicó Nahuel Berguier, abogado de Florencia, una de las personas que resultó herida en la represión.

Además Berguier sostuvo: “No es casual que un hecho de estas características se haya producido apenas comenzado el gobierno de Macri. Pasada la primera vuelta electoral de 2015, comenzó a imperar en las fuerzas de seguridad un clima de revancha, que se denotó en el aumento inmediato de las denuncias de violencia institucional, las razzias, las vejaciones. Es un discurso que se baja desde el gobierno y replica en el accionar de las estructuras intermedias y los bajos rangos de las fuerzas de seguridad. Hay que recordar que después del hecho, salió Bullrich a reivindicar la actuación de estos agentes, y hasta se sacó fotos con ellos".

En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, Florencia Torres, una de las víctimas del hecho de violencia institucional recordó lo sucedido la noche del 29 de enero.

APU: ¿Qué recordás de aquel día que reprimieron a la murga?

Florencia Torres: Estábamos en pleno ensayo como todas las tardes y de repente se hicieron presente efectivos de gendarmería con una grúa pidiendo que se les ceda el paso. El director de la murga se puso a hablar con ellos mientras nosotros les decíamos a los chicos que se vayan corriendo porque ya sabíamos que no iban a querer dar la vuelta y que iban a querer pasar si o si por ahí. Uno de los gendarmes se bajó del patrullero, empezó a gritar y sacó el arma. Yo me di vuelta y le dije que pare, que no vaya a tirar y me di vuelta para apurar a los chicos. No termino de decirles a los nenes que se empezaron a escuchar disparos. Y gritos y disparos y más gritos y disparos. Le tiraba a todo lo que se movía. El jugó al counter strike con nosotros.

APU: ¿Cuántos eran los que estaban ensayando?

FT: Entre 85 y 100 pibes. La mayoría todos chicos. Cuando llegó la gendarmería yo me empecé a apurar para que los chicos se corran. Un patrullero ya le había rozado una pierna a una nena. En un barrio como en el que vivimos nosotros no hay mucho respeto hacia la gente. Es te corres o te piso. Uno a veces se siente más seguro con los vecinos del barrio que con la policía.

APU: ¿Vos en particular estabas con tu hijo?

FT: Si, mi hijo también era parte de la murga. El estaba un poco más lejos de los gendarmes. Cuando empieza a pasar todo esto empecé a buscarlo desesperada en medio de toda la multitud. Todas las criaturas corrían despavoridas. No teníamos a dónde meternos porque no hay veredas. No teníamos cómo cubrirnos de las balas. Lo encontré a mi nene apoyado contra la pared gritando “mamá, mamá”. Ahí lo puse detrás mío y empecé a correr. La calle se me hizo eterna. Cuando empecé a sentir los impactos, no sabía que eran balas de goma. Llegué a la esquina y ahí se me va mi nene. Me manotea una nena de la murga que tiene 12 años. Vio que tenía sangre y me empezó a gritar que no me muera. Ahí me agarró una señora y yo gritaba desesperada porque en la corrida había perdido a mi hijo. Por suerte se había metido en la casa de una vecina. Ahí me metí a la casa también. Cuando mi nene me dio llena de sangre empezó a gritar y por suerte me dijeron que eran balas de goma.

Nos quedamos adentro de la casa esperando que cesaran los tiros. Mi nene ahora tiene 9 años y hasta el día de hoy le sigue teniendo miedo a la policía y eso es algo muy feo porque se supone que él tiene que creer que una persona de una fuerza de seguridad lo va a cuidar, no que lo va a lastimar.

APU: ¿Cuántos tiros recibiste?

FT: Cuando paró todo esto me llevaron al Hospital Piñeiro y ahí en la guardia me hicieron las curaciones. 17 perdigones me sacaron del cuerpo. En el hospital, la policía iba y venía. Estaba la Metropolitana, la Federal, Gendarmería. Yo estaba ahí adentro asustada y un camillero del hospital me preguntó si ya me habían hecho las placas y si estaba bien. Cuando le contesté que sí, me dijo: “Bueno flaca andate, porque hay mucha policía y están queriendo engarronar a cualquiera porque hay gendarmes heridos.