Gatillo fácil en Navidad en Villa Lugano: crece la violencia policial en CABA
El 25 de diciembre, alrededor del mediodía, fue asesinado Juan Gabriel González, vecino de 45 años de Villa Lugano, por un efectivo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Tras un supuesto llamado por disturbios, según la fuerza de seguridad, un grupo de efectivos se acercó al Barrio 20 pero terminó fusilando a una persona indefensa, a la que también le negaron atención, e hiriendo a su pareja. Los vecinos y vecinas desmienten la versión de los uniformados y la autopsia tampoco coincidió con su postura inicial, mientras aparecen nuevas imágenes.
La Unidad Táctica de Pacificación de la policía porteña alega que fue atacada por un grupo de personas con piedras y botellas, la gente del barrio lo niega. A González le habrían impedido ingresar a su casa, llevándolo hasta la intersección de Chilavert y Araujo donde, tal como se puede observar en las cámaras, fue impactado a corta distancia por un disparo de escopeta. De esa forma consta en el informe preliminar de la autopsia: “Lesiones por proyectil de munición - de plomo- múltiple en tórax y abdomen, hemorragia interna y externa”. A su vez, las pericias confirmaron el tipo de bala utilizada, algo también negado oficialmente al principio.
Si bien todavía no se conoce el nombre preciso del autor del disparo, según los datos que figuran en las actuaciones del juzgado, quienes intervinieron en el hecho serían: el oficial primero Daniel Miño, la oficial Vanesa Valentini, el oficial primero Joel Riquelme, y la oficial Evelyn Goncebat. Todos de la División Unidad Táctica de Pacificación VI. Según el parte policial, quienes gatillaron sus armas largas fueron la oficial Valentini y el oficial 1° Miño, quienes habrían disparado seis veces cada uno.
En repudio al accionar policial, familiares de González, la CORREPI y organizaciones del barrio convocaron a una manifestación el viernes por la tarde. “Era un chico trabajador, nacido acá en la Villa 20. Era papá de Dante y Ángel de 24 y 17 años. Cariñoso, amable, sencillo, solidario. Era muy valiente, no le tenía miedo a nada”, declaró a Tiempo Argentino Oscar Villaverde, primo de Gabriel y docente de la Escuela Técnica N° 13 Ingeniero José L. Delpini.
La causa quedó a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 20, quien dio intervención a la Policía Federal. En ese marco, la fuerza de seguridad porteña entregó los celulares, cámaras y los elementos antidisturbios utilizados. Tras los resultados preliminares de la autopsia trascendió, a su vez, que mínimo un oficial fue apartado provisoriamente.
Violencia en CABA
El caso de Gabriel es apenas otro ejemplo de la violencia institucional que echó raíces en la Ciudad de Jorge Macri. Desde las redes y medios de comunicación aliados al macrismo intentan forzar el relato y culpar a la víctima. Asimismo, salieron a deslindar responsabilidades al mandatario porteño y colocar un manto de duda o de enfrentamiento sobre los hechos.
Otro caso reciente es el recordado asesinato de Lucas González, donde sus verdugos, el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva, fueron hallados culpables de homicidio quíntuplemente agravado, incluso por odio racial, y varios otros efectivos fueron condenados por encubrimiento.
La doctrina del gatillo fácil continúa profundizándose en la Ciudad de Buenos Aires. Los datos brindados por María del Carmen Verdú, titular de la Correpi, lo confirman. Desde el 1 de enero de 2017, cuando se instituyó la fuerza, acumula 168 víctimas. De dichos asesinatos, 41 se cometieron en el distrito y el resto en el conurbano bonaerense, fuera del horario de servicio.
El Total casos de la Policía de la Ciudad en todas las modalidades es de 205, a razón de 25 homicidios por año. El desagregado en los dos primeros años de gobierno de Jorge Macri indica 44 asesinatos en todas las modalidades: gatillo fácil, muertes en cárceles y comisarías, e intrafamiliares. “La Policía de la Ciudad es la fuerza más letal del país (…) si bien el promedio general es que casi el 70% de los casos de gatillo fácil son fuera del horario de servicio, en este caso trepa a más del 80%”, describió Verdú.
Otra de las voces presentes en la movilización para reclamar justicia fue Leo Demonty, hermano de Ezequiel, joven torturado y asesinado por la Policía Federal en septiembre de 2002. “Desde que se formó, todo mal se hizo”, sostiene en diálogo con AGENCIA PACO URONDO. “Teniendo todos los recursos, dinero y aparato político, eligen hacer las cosas mal”, continúa. “No tiene vocación de servicio y ya vienen formados mal, porque entiendo que son tres años para formarse un policía de calle y estos en seis meses ya le dan el arma y los recursos para que puedan hacer estas cosas”, finaliza.