"Los movimientos sociales no están reclamando y la devaluación les pega peor a ellos"

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"Los movimientos sociales no están reclamando y la devaluación les pega peor a ellos"

07 Febrero 2014

Por Nahuel Placanica

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo están viendo el actual panorama económico?

JCS: Estamos asistiendo a una devaluación que, de alguna manera, es una contradicción galopante con el espíritu del relato. No olvidemos que el discurso del gobierno fue que no iba a caer en medidas de esta naturaleza. Más allá de las medidas que se tomen para corregir el primer impacto, lo cierto es que entre la inflación del último tramo del año pasado y la devaluación ejecutada en este primer bimestre, hay una pérdida significativa del poder adquisitivo y el gran interrogante es quién va a pagar eso. Hasta ahora, lo está pagando vía el precio en las góndolas, el pueblo trabajador.

APU: EL gobierno apostaba a que el acuerdo de precios contuviera ése traslado a los precios ¿Está funcionando?

JCS: Si nos remontamos al anuncio en el cual las agrupaciones juveniles iban a hacer brigadas para controlar los precios, todavía en la época de Moreno, y vemos lo que está ocurriendo ahora, que inclusive venía escuchando que hay cámaras en muchas provincias del interior donde el acuerdo no ha llegado y algunos lo desconocen, está por verse si esta experiencia -que nunca ha sido demasiado exitosa en el país- da el resultado que se busca.

APU: ¿Por qué nunca ha sido exitosa? ¿A qué se lo adjudicaría?

JCS: No ha sido exitosa porque hacer un seguimiento de precios requiere de una estructura que me parece que no tiene el Estado. Es un Estado que primero fue perforado por el neoliberalismo de los 90 y el kirchnerismo en el gobierno. A pesar que le ha dado una impronta de mucho protagonismo, al igual que en otros casos, ha colonizado gran parte del segmento. El ejemplo más notable es el propio INDEC. Es el remedio que le aplicó al valor de referencia de los precios y queda demostrado ser peor el remedio que la enfermedad.

APU: Desde el kirchnerismo se sostuvo que la devaluación fue consecuencia de presiones por parte de sectores especulativos…

JCS: Nunca dejó de haber presiones de parte de esos sectores, de los sectores dominantes en la Argentina. No es la primera vez que el gobierno enfrenta una situación de esta naturaleza, lo importante es que nunca construyó un organismo, una estrategia que le permitiera hacerle frente más exitosamente a este tipo de presiones. La mayor fuga de capitales de la era del kirchnerismo se ha dado estando presente Cristina Fernández de Kirchner, la fuga de capitales está por arriba de los 100 mil millones de dólares. Hay algunas cosas que se han estado haciendo mal en materia económica.

APU: En cuanto a la inflación, ¿ustedes qué alternativas barajan para abordar el problema?

JCM: Principalmente, tratar de tener un diagnóstico mucho más preciso de lo que está ocurriendo. Esto implicaría, de alguna manera, desmontar parte del discurso, como este que acabo de mencionar respecto a la devaluación. De hecho, desmontar parte del discurso implicaría un retroceso muy grande en términos de aceptación de la realidad por parte del pueblo y de la propia dirigencia.

Hay en marcha una seguidilla de contradicciones muy fuertes.  Primero, el blanqueo de capitales que iba a reunir más de 3.000 millones de dólares y no llegaron ni a 1.000; debe ser el reconocimiento del fracaso.

Segundo, el hecho de que no íbamos a volver a los mercados o en todo caso tener una posición de fuerte soberanía y autonomía frente a los organismos multilaterales de crédito, y hemos regresado a discutir con el Club de París, estamos en tentativas con el CIADI, cuando se dijo todo lo contrario.

El hecho mismo de la devaluación, cuando se dijo que iban a tener que esperar otro gobierno para una devaluación. Realmente hay incertidumbre, la palabra del Ejecutivo ya no goza del mismo crédito que tenía un tiempo atrás.

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APU: Para avanzar sobre los sectores concentrados del agro y el capital financiero, ¿tiene el kirchnerismo hoy la fuerza social necesaria?

JCS: Esa fortaleza que tenían en los primeros años de Néstor Kirchner hoy ha menguado significativamente. En ese sentido, creo que ha habido una equivocación muy gruesa de parte de la Presidenta de la Nación cuando decide quebrar la alianza y tomar distancia de la Secretaría General de la CGT y una parte significativa de los trabajadores. Esto sucedió hace casi tres años, eso lo tienen que anotar en la bitácora de navegación.

APU: ¿En qué términos se podría dar un reencuentro o una nueva posibilidad de dialogar con el gobierno?

JCS: Si la Presidenta escucha y expresa voluntad de cambio se va a dar. Si la Presidenta escucha y sigue aferrada a sus propias recetas, creo que está lejos esa solución.

APU: ¿Qué cambios debería haber?

JCS: Nosotros tenemos una agenda que venimos reclamando, son cuestiones que dependen enteramente del Poder Ejecutivo Nacional. La restitución del fondo de las Obras Sociales, que es dinero de los trabajadores y no del presupuesto, eso sería un gesto realmente importe. Una revisión del esquema del impuesto a las ganancias, que impacta fuertemente sobre las ramas más dinámicas de la economía. Reconocer que se han cometido errores. Un aumento de emergencia para los jubilados, porque si le estamos pagando a los organismos multilaterales o, estamos haciendo inversiones con los fondos de la Seguridad Social, bien se podría dar un aumento. La Presidenta creo que no está dispuesta a hacer ningún cambio.

APU: Imagino que para usted, todo lo que menciona debería ir acompañado de un gesto político: recibir a la CGT moyanista

JCS: Hay enemigos irreconciliables en la historia que han atravesado guerras y se han juntado a posteriori. Eso ha implicado un salto en la grandeza de la democracia y un fortalecimiento de las instituciones.

APU: En este contexto económico que describía previamente, se lanzó el programa PROGRESAR, ¿cómo analiza la iniciativa?

JCS: Es una iniciativa positiva pero hay que verla en contexto. En definitiva, lo que va a sacar a esos jóvenes de la postergación es el trabajo y para nosotros trabajo digno no significa acuerdos ni subsidios de sobrevivencia. Para nosotros trabajo digno significa: trabajo estable, con una buena paga, con convenios colectivos, con derecho a la seguridad social y con derecho a sindicalizarse. Hay una diferencia en cuanto a la inclusión, me parece que la justicia social es un grado superior.

APU: ¿No puede pensarse como un “mientras tanto”, una forma de contener sectores postergados mientras se avanza en ese sentido?

JCS: Nosotros vemos que realmente el país, en términos históricos, ha avanzado muy poco. Teníamos más igualdad, menos desocupación, más movilidad social y mejor índice de desarrollo y crecimiento en la década del 70 que ahora.

APU: ¿Cómo ve el camino hacia las paritarias de este año?

JCS: Lo veo muy escabroso por estos dos elementos que me detengo a subrayar, que son el tema de la inflación en el último tramo del 2013 y la devaluación del 2014. Insisto, ¿quién va a pagar esa brecha hasta tanto se pongan en línea los precios, la canasta de bienes y de alimentos, las tarifas y el comportamiento de la variable económica? ¿Quién paga esos tres o cuatro meses donde ya se perdió poder adquisitivo?

Mundo gremial

Agencia Paco Urondo: Facundo Moyano tiene un proyecto para avanzar en una democratización de las elecciones en los sindicatos ¿Cómo ve la iniciativa? ¿Qué otros debates pendientes tienen los gremios?

JCS: Una de las deudas pendientes la mencioné cuando hablaba de elaborar un programa. Acerca de nuestra vida interna, creo que el movimiento obrero se tiene que dar un debate fuerte y revisar métodos, contenidos, alternativas y prácticas. Tener una mayor transparencia.

Esto tiene que ser un tamiz que recorra las filas sindicales por adentro. Las organizaciones tienen que tener autonomía y en su vida interna no tienen que intervenir otros actores que no sean los trabajadores.

Por otro lado, en lo político vamos a estar mucho más claros cuando tengamos el norte que indican nuestras definiciones y grandes trazos de lo que queremos para el país. Cuando lo tengamos definido y eso encarne en hombres, vamos a tener una mayor soltura para amarrar alianzas y acuerdos con los partidos sin importar quienes sean, si de verdad quieren acompañar nuestra visión. Nuestra recorrida es un incipiente esfuerzo por llevar adelante una agenda de esa naturaleza. Es un camino arduo.

Hay muchos que hablan de crear un acuerdo social. Primero hay que derribar los prejuicios que hay de los dos lados del mostrador. Lo dice alguien que estuvo sentado en la mesa de creación del Consejo Económico y Social durante la etapa Kirchner, ahí también estaban los compañeros Caló y Lingieri. A lo largo de un año hasta habíamos hecho un reglamento para su convocatoria, pero Néstor se ve que no lo consideraba como un instrumento y por eso no lo puso en marcha.

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APU: Otra cuestión pendiente es la relación con sectores que se encuentran por fuera del ámbito formal, entre ellos, los tercerizados. Da la sensación que al sindicalismo le ha costado acompañarlos

JCM: Depende, hay que verlo bien. Siempre que me discuto eso, pienso que muchas veces ha sido un latiguillo. Vos pensá que cuando se caían los convenios y se perdían puestos de trabajo, si vos no podías sostener tu sector, menos podías pelear por los que están afuera. Dicho así, casi brutalmente, era el ejercicio en los noventa.

La aparición de los movimientos sociales tuvo su auge durante toda esa etapa de la salida de la convertibilidad. Sin embargo, ese sujeto nunca alcanzó a suplir el papel de un sindicalismo deteriorado. A tal punto que cuando volvió el crecimiento y las convenciones de trabajo, automáticamente pasaron a un plano secundario. Hoy pasa lo que pasa y los movimientos sociales no están reclamando ¿Por qué no están reclamando? Si la devaluación les pega peor a ellos que a los trabajadores que tienen convenio colectivo.

Ha habido una falta de estrategia y visión de la clase trabajadora sobre un nuevo componente social que surge de estas crisis económicas, un sector desplazado, que no tiene convenciones colectivas. Es una nueva composición de la clase trabajadora. Son cuentrapropistas, no asalariados, trabajadores a tiempo parcial, tercerizados, etc.

Tener una estrategia sobre esto implica asomarnos a un mundo muy complejo. Implica una tarea en conjunto para incorporarlos adentro, la única manera de tener una representación eficaz es incorporándolos adentro.

El tema de los tercerizados es una pelea permanente de los sindicatos que han estado en la era Moyano. Yo puedo hablar del sector portuario, donde se avanzó significativamente sobre la tercerización. Los primeros proyectos para terminar con la tercerización lo hicieron los diputados que responden a esta CGT: Facundo Moyano, Julio Piumato y Omar Plaini.

Cuando sucede el caso Mariano Ferreyra, al otro día los tercerizados son recibidos por Moyano en la sede de Azopardo. Gran parte de ellos pasaron a planta permanente. Quien le habla y otros compañeros no cerraron filas, fuimos muy críticos y dejamos que intervenga la Justicia. Pero el Frente para la Victoria y el gobierno nacional, que tienen mayoría en el parlamento, nunca incorporaron esa discusión que tenía trato parlamentario al debate en el Congreso. La tercerización es el primer verdugueo de los compañeros que entran en el mundo del trabajo y se encuentran con esa situación.

Por supuesto que si esa práctica la lleva adelante un sindicato, es una barbaridad. Nosotros estamos en la antítesis de todo eso. Pero la causa fundamental de la muerte del militante fue la tercerización y el gobierno nacional se niega a discutirla.

APU: Estos conflictos de tercerizados suelen ser acompañados por sectores de izquierda, usted recientemente reconocía este hecho ante la ausencia de sectores tradicionales del sindicalismo ¿Por qué se da este fenómeno?

JCS: A diferencia de lo que dijo Hugo Moyano, cuando Néstor nos devolvió la paritaria, que había que ponerse el overol e ir a tomar mate con los compañeros, hay conducciones de los sindicatos que están anquilosadas y no han comprendido esa realidad. El crecimiento de la izquierda no es porque de repente hay una alternativa que se vota porque todo lo demás fracasa. Hay un trabajo interesante en lo territorial, hay un trabajo sostenido en determinados sectores fabriles y una coherencia que los ha vuelto confiables. De ahí su resultado político. El tema es que nosotros, que representamos mayoritariamente a la clase trabajadora, nos tenemos que dar una tarea para discutir las ideas de un proyecto y del otro.

La gente de la izquierda no quiere dos centrales obreras. Eso para nosotros es significativamente importante. No hablan de formar otra central sino de fortalecer una central unitaria de los trabajadores para confrontar con el poder, lo que ellos llaman la burguesía y el poder transnacional. Nosotros pensamos lo mismo en ese sentido. El problema es que ellos sostienen que todos son burócratas y nosotros creemos que eso es tirar el bebé sucio junto con el agua.

APU: No sería la primera vez que se da una convivencia de sectores independientes, de izquierda y peronistas en una misma central, históricamente fue así…

JCS: De hecho, en el MTA lo hacíamos. El “Perro” Santillán estuvo en una tribuna con Lorenzo Miguel y Hugo Moyano. Había una diversidad interesante.

APU: En tiempos de resistencia ese diálogo parece más fácil…

JCS: Siempre es así.

Agencia Paco Urondo: Facundo Moyano tiene un proyecto para avanzar en una democratización de las elecciones en los sindicatos ¿Cómo ve la iniciativa? ¿Qué otros debates pendientes tienen los gremios?

JCS: Una de las deudas pendientes la mencioné cuando hablaba de elaborar un programa. Acerca de nuestra vida interna, creo que el movimiento obrero se tiene que dar un debate fuerte y revisar métodos, contenidos, alternativas y prácticas. Tener una mayor transparencia.

Esto tiene que ser un tamiz que recorra las filas sindicales por adentro. Las organizaciones tienen que tener autonomía y en su vida interna no tienen que intervenir otros actores que no sean los trabajadores.

Por otro lado, en lo político vamos a estar mucho más claros cuando tengamos el norte que indican nuestras definiciones y grandes trazos de lo que queremos para el país. Cuando lo tengamos definido y eso encarne en hombres, vamos a tener una mayor soltura para amarrar alianzas y acuerdos con los partidos sin importar quienes sean, si de verdad quieren acompañar nuestra visión. Nuestra recorrida es un incipiente esfuerzo por llevar adelante una agenda de esa naturaleza. Es un camino arduo.

Hay muchos que hablan de crear un acuerdo social. Primero hay que derribar los prejuicios que hay de los dos lados del mostrador. Lo dice alguien que estuvo sentado en la mesa de creación del Consejo Económico y Social durante la etapa Kirchner, ahí también estaban los compañeros Caló y Lingieri. A lo largo de un año hasta habíamos hecho un reglamento para su convocatoria, pero Néstor se ve que no lo consideraba como un instrumento y por eso no lo puso en marcha.

APU: Otra cuestión pendiente es la relación con sectores que se encuentran por fuera del ámbito formal, entre ellos, los tercerizados. Da la sensación que al sindicalismo le ha costado acompañarlos

JCM: Depende, hay que verlo bien. Siempre que me discuto eso, pienso que muchas veces ha sido un latiguillo. Vos pensá que cuando se caían los convenios y se perdían puestos de trabajo, si vos no podías sostener tu sector, menos podías pelear por los que están afuera. Dicho así, casi brutalmente, era el ejercicio en los noventa.

La aparición de los movimientos sociales tuvo su auge durante toda esa etapa de la salida de la convertibilidad. Sin embargo, ese sujeto nunca alcanzó a suplir el papel de un sindicalismo deteriorado. A tal punto que cuando volvió el crecimiento y las convenciones de trabajo, automáticamente pasaron a un plano secundario. Hoy pasa lo que pasa y los movimientos sociales no están reclamando ¿Por qué no están reclamando? Si la devaluación les pega peor a ellos que a los trabajadores que tienen convenio colectivo.

Ha habido una falta de estrategia y visión de la clase trabajadora sobre un nuevo componente social que surge de estas crisis económicas, un sector desplazado, que no tiene convenciones colectivas. Es una nueva composición de la clase trabajadora. Son cuentrapropistas, no asalariados, trabajadores a tiempo parcial, tercerizados, etc.

Tener una estrategia sobre esto implica asomarnos a un mundo muy complejo. Implica una tarea en conjunto para incorporarlos adentro, la única manera de tener una representación eficaz es incorporándolos adentro.

El tema de los tercerizados es una pelea permanente de los sindicatos que han estado en la era Moyano. Yo puedo hablar del sector portuario, donde se avanzó significativamente sobre la tercerización. Los primeros proyectos para terminar con la tercerización lo hicieron los diputados que responden a esta CGT: Facundo Moyano, Julio Piumato y Omar Plaini.

Cuando sucede el caso Mariano Ferreyra, al otro día los tercerizados son recibidos por Moyano en la sede de Azopardo. Gran parte de ellos pasaron a planta permanente. Quien le habla y otros compañeros no cerraron filas, fuimos muy críticos y dejamos que intervenga la Justicia. Pero el Frente para la Victoria y el gobierno nacional, que tienen mayoría en el parlamento, nunca incorporaron esa discusión que tenía trato parlamentario al debate en el Congreso. La tercerización es el primer verdugueo de los compañeros que entran en el mundo del trabajo y se encuentran con esa situación.

Por supuesto que si esa práctica la lleva adelante un sindicato, es una barbaridad. Nosotros estamos en la antítesis de todo eso. Pero la causa fundamental de la muerte del militante fue la tercerización y el gobierno nacional se niega a discutirla.

APU: Estos conflictos de tercerizados suelen ser acompañados por sectores de izquierda, usted recientemente reconocía este hecho ante la ausencia de sectores tradicionales del sindicalismo ¿Por qué se da este fenómeno?

JCS: A diferencia de lo que dijo Hugo Moyano, cuando Néstor nos devolvió la paritaria, que había que ponerse el overol e ir a tomar mate con los compañeros, hay conducciones de los sindicatos que están anquilosadas y no han comprendido esa realidad. El crecimiento de la izquierda no es porque de repente hay una alternativa que se vota porque todo lo demás fracasa. Hay un trabajo interesante en lo territorial, hay un trabajo sostenido en determinados sectores fabriles y una coherencia que los ha vuelto confiables. De ahí su resultado político. El tema es que nosotros, que representamos mayoritariamente a la clase trabajadora, nos tenemos que dar una tarea para discutir las ideas de un proyecto y del otro.

La gente de la izquierda no quiere dos centrales obreras. Eso para nosotros es significativamente importante. No hablan de formar otra central sino de fortalecer una central unitaria de los trabajadores para confrontar con el poder, lo que ellos llaman la burguesía y el poder transnacional. Nosotros pensamos lo mismo en ese sentido. El problema es que ellos sostienen que todos son burócratas y nosotros creemos que eso es tirar el bebé sucio junto con el agua.

APU: No sería la primera vez que se da una convivencia de sectores independientes, de izquierda y peronistas en una misma central, históricamente fue así…

JCS: De hecho, en el MTA lo hacíamos. El “Perro” Santillán estuvo en una tribuna con Lorenzo Miguel y Hugo Moyano. Había una diversidad interesante.

APU: En tiempos de resistencia ese diálogo parece más fácil…

JCS: Siempre es así

Agencia Paco Urondo: Facundo Moyano tiene un proyecto para avanzar en una democratización de las elecciones en los sindicatos ¿Cómo ve la iniciativa? ¿Qué otros debates pendientes tienen los gremios?

JCS: Una de las deudas pendientes la mencioné cuando hablaba de elaborar un programa. Acerca de nuestra vida interna, creo que el movimiento obrero se tiene que dar un debate fuerte y revisar métodos, contenidos, alternativas y prácticas. Tener una mayor transparencia.

Esto tiene que ser un tamiz que recorra las filas sindicales por adentro. Las organizaciones tienen que tener autonomía y en su vida interna no tienen que intervenir otros actores que no sean los trabajadores.

Por otro lado, en lo político vamos a estar mucho más claros cuando tengamos el norte que indican nuestras definiciones y grandes trazos de lo que queremos para el país. Cuando lo tengamos definido y eso encarne en hombres, vamos a tener una mayor soltura para amarrar alianzas y acuerdos con los partidos sin importar quienes sean, si de verdad quieren acompañar nuestra visión. Nuestra recorrida es un incipiente esfuerzo por llevar adelante una agenda de esa naturaleza. Es un camino arduo.

Hay muchos que hablan de crear un acuerdo social. Primero hay que derribar los prejuicios que hay de los dos lados del mostrador. Lo dice alguien que estuvo sentado en la mesa de creación del Consejo Económico y Social durante la etapa Kirchner, ahí también estaban los compañeros Caló y Lingieri. A lo largo de un año hasta habíamos hecho un reglamento para su convocatoria, pero Néstor se ve que no lo consideraba como un instrumento y por eso no lo puso en marcha.

APU: Otra cuestión pendiente es la relación con sectores que se encuentran por fuera del ámbito formal, entre ellos, los tercerizados. Da la sensación que al sindicalismo le ha costado acompañarlos

JCM: Depende, hay que verlo bien. Siempre que me discuto eso, pienso que muchas veces ha sido un latiguillo. Vos pensá que cuando se caían los convenios y se perdían puestos de trabajo, si vos no podías sostener tu sector, menos podías pelear por los que están afuera. Dicho así, casi brutalmente, era el ejercicio en los noventa.

La aparición de los movimientos sociales tuvo su auge durante toda esa etapa de la salida de la convertibilidad. Sin embargo, ese sujeto nunca alcanzó a suplir el papel de un sindicalismo deteriorado. A tal punto que cuando volvió el crecimiento y las convenciones de trabajo, automáticamente pasaron a un plano secundario. Hoy pasa lo que pasa y los movimientos sociales no están reclamando ¿Por qué no están reclamando? Si la devaluación les pega peor a ellos que a los trabajadores que tienen convenio colectivo.

Ha habido una falta de estrategia y visión de la clase trabajadora sobre un nuevo componente social que surge de estas crisis económicas, un sector desplazado, que no tiene convenciones colectivas. Es una nueva composición de la clase trabajadora. Son cuentrapropistas, no asalariados, trabajadores a tiempo parcial, tercerizados, etc.

Tener una estrategia sobre esto implica asomarnos a un mundo muy complejo. Implica una tarea en conjunto para incorporarlos adentro, la única manera de tener una representación eficaz es incorporándolos adentro.

El tema de los tercerizados es una pelea permanente de los sindicatos que han estado en la era Moyano. Yo puedo hablar del sector portuario, donde se avanzó significativamente sobre la tercerización. Los primeros proyectos para terminar con la tercerización lo hicieron los diputados que responden a esta CGT: Facundo Moyano, Julio Piumato y Omar Plaini.

Cuando sucede el caso Mariano Ferreyra, al otro día los tercerizados son recibidos por Moyano en la sede de Azopardo. Gran parte de ellos pasaron a planta permanente. Quien le habla y otros compañeros no cerraron filas, fuimos muy críticos y dejamos que intervenga la Justicia. Pero el Frente para la Victoria y el gobierno nacional, que tienen mayoría en el parlamento, nunca incorporaron esa discusión que tenía trato parlamentario al debate en el Congreso. La tercerización es el primer verdugueo de los compañeros que entran en el mundo del trabajo y se encuentran con esa situación.

Por supuesto que si esa práctica la lleva adelante un sindicato, es una barbaridad. Nosotros estamos en la antítesis de todo eso. Pero la causa fundamental de la muerte del militante fue la tercerización y el gobierno nacional se niega a discutirla.

APU: Estos conflictos de tercerizados suelen ser acompañados por sectores de izquierda, usted recientemente reconocía este hecho ante la ausencia de sectores tradicionales del sindicalismo ¿Por qué se da este fenómeno?

JCS: A diferencia de lo que dijo Hugo Moyano, cuando Néstor nos devolvió la paritaria, que había que ponerse el overol e ir a tomar mate con los compañeros, hay conducciones de los sindicatos que están anquilosadas y no han comprendido esa realidad. El crecimiento de la izquierda no es porque de repente hay una alternativa que se vota porque todo lo demás fracasa. Hay un trabajo interesante en lo territorial, hay un trabajo sostenido en determinados sectores fabriles y una coherencia que los ha vuelto confiables. De ahí su resultado político. El tema es que nosotros, que representamos mayoritariamente a la clase trabajadora, nos tenemos que dar una tarea para discutir las ideas de un proyecto y del otro.

La gente de la izquierda no quiere dos centrales obreras. Eso para nosotros es significativamente importante. No hablan de formar otra central sino de fortalecer una central unitaria de los trabajadores para confrontar con el poder, lo que ellos llaman la burguesía y el poder transnacional. Nosotros pensamos lo mismo en ese sentido. El problema es que ellos sostienen que todos son burócratas y nosotros creemos que eso es tirar el bebé sucio junto con el agua.

APU: No sería la primera vez que se da una convivencia de sectores independientes, de izquierda y peronistas en una misma central, históricamente fue así…

JCS: De hecho, en el MTA lo hacíamos. El “Perro” Santillán estuvo en una tribuna con Lorenzo Miguel y Hugo Moyano. Había una diversidad interesante.

APU: En tiempos de resistencia ese diálogo parece más fácil…

JCS: Siempre es así.

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