Cambiemos y la avanzada patronal: los tiempos del sindicalismo

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Cambiemos y la avanzada patronal: los tiempos del sindicalismo

04 Febrero 2016

Por Redacción APU

La Alianza gobernante CAMBIEMOS inauguró su etapa de gobierno con una batería de medidas anti – obreras que golpearon de lleno sobre el poder adquisitivo de los trabajadores y el consumo. 

En ese marco, las organizaciones sindicales y su dirigencia, salvo deshonrosas excepciones, han tenido una intervención acorde a las lógicas y tiempos que caracterizan al movimiento sindical argentino: apostando a la unidad para resistir y el aporte en la construcción de una alternativa de gobierno.

Resistiendo la avanzada patronal: luchas sectoriales 

La ola de despidos en el sector público y su expansión sin prisa pero sin pausa en el sector privado generaron focos de conflicto en distintos sectores de la economía. En la inmensa mayoría de los casos, las organizaciones sindicales con representación en el ámbito específico acompañaron los reclamos.

En el conflicto de aerolíneas SOL, los trabajadores contaron con el acompañamiento de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), donde se espera que un grupo inversor se haga cargo de la compañía.

El conflicto petrolero en Chubut y Santa Cruz, contó con el respaldo del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de las provincias de Chubut y Santa Cruz como y el Sindicato del Personal Jerárquico y Profesional del Petróleo y Gas Privado de la Patagonia Austral.

Esta lucha logró movilizar a la comunidad petrolera provincial en su conjunto y desarrolló una dura negociación para cuidar los puestos de trabajo a partir de la nacionalización del conflicto (criticada por el dirigente petrolero de la provincia de Neuquén, Guillermo Pereyra).

En una situación de crisis del sector, los trabajadores lograron repartir las cargas del costo de la crisis en forma tripartita (Estado, empresas y trabajadores) entre subsidios, suspensiones, jubilaciones anticipadas, re- configuración de tareas y paritaras congeladas por seis meses.

En el caso de los estatales, el gremio ATE ha optado por una estrategia de confrontación directa haciendo las veces de bombero de auxilio ante cada hecho de despidos, acumulando representación sobre los trabajadores más precarizados. Este 24 de febrero, desarrollarán un paro general.

Por su parte, UPCN ha optado por una política más dialoguista, no exenta de medidas de fuerza como la marcha por los trabajadores despedidos del Ministerio de Cultura. En términos generales, su defensa se circunscribe a los trabajadores de planta y planta transitoria.

Sin entrar en detalle, podemos enumerar otros conflictos con presencia sindical: Siam y Allevard Rejna (UOM), Bayer (sindicato visitadores médicos APM); Periodistas Grupo 23, con SIPREBA a la cabeza y la UTPBA brillando por su ausencia.

Estas luchas parciales son las primeras acciones de resistencia sindical frente a la avanzada patronal en curso.

CGT: construir la unidad es preparar la lucha contra el ajuste

“¿Por qué las centrales obreras no convocaron a un paro nacional todavía?”, es la pregunta que sobrevuela entre comentarios de militantes y chicanas de algunos periodistas. En la pregunta tácita, subyace la acusación de “pasivas” o “entreguistas” sobre la dirigencia sindical.

Pero los tiempos del sindicalismo no pueden ser los de la inmediatez de la noticia. Una medida de esas características requiere por lo menos un piso de consenso que debe construirse entre las cúpulas y la representación de las bases.

En relación al primer punto, la CGT viene avanzando en un proceso de unidad desde mediados del año 2015 a través de sucesivas reuniones. El mencionado Plenario de Secretarios Generales del mes de diciembre resultó ser la expresión más abarcativa y contundente de este proceso en marcha.

Lejos de ser un vicio “reunionista” atado a la “foto política sindical”, las conversaciones en curso son fundamentales para consolidar un piso de consenso respecto de la caracterización y estrategia a seguir frente al nuevo gobierno en forma conjunta.

Las tensiones internas se darán entre los que quieren una CGT al servicio del partido de gobierno y los que pretenden una unidad con contenido programático más o menos abarcativo y con un perfil más o menos confrontativo.

En términos de representatividad de la medida sobre los trabajadores, el impacto de las medidas anti obreras recién comienza a sentirse en el bolsillo. Con las paritarias aun no cerradas (que mantiene a la expectativa a los gremios) y la temporada de vacaciones en curso, el impacto no termina de ser asimilado por la masa laboriosa.

A medida que el malestar social comience a asentarse, fundamentalmente en los lugares de trabajo con representación sindical, las organizaciones irán definiendo la estrategia a seguir frente a las patronales de cada sector y el rumbo económico general. 

En ese contexto, la unidad consensuada de la CGT será fundamental para equilibrar la correlación de fuerzas contra un gobierno pro – patronal. 

CTA: unidad de acción y transversalidad

En el espectro de la CTA, las dirigencias de las dos vertientes han avanzado en una unidad de acción, que incluso podría plasmarse en acciones conjuntas.

El paro de ATE nacional convocado a fines de diciembre marca un antecedente. En la movilización contra los despidos y el alza inflacionaria confluyeron sectores “yaskistas” y “michelistas” en una clara demostración de unidad en acción.

Asimismo, ambas centrales evalúan la posibilidad de realizar un paro en forma conjunta. La CTA conducida por Hugo Yasky ya tomó la iniciativa anunciando un paro en febrero en el que invita a otros espacios a sumarse a la jornada de lucha.

Los contactos se extienden también en forma transversal. Tal el caso de las reuniones mantenidas entre los referentes de la CTA “yaskista” y los representantes del Movimiento de Acción Sindical (MASA) de la CGT – Caló. Fruto de estos encuentros, se estableció un canal de diálogo directo entre los sectores para acciones conjuntas.

Esta política de unidad de acción entre actores diferenciados podría otorgarle mayor densidad a un frente que resista el proceso de ajuste en marcha.

Los bloques sindicales contra el golpe al bolsillo

Frente a la sucesión de medidas anti obreras dispuestas por el gobierno nacional, desde la CGT y la CTA han expresado su repudio frente al rumbo económico y político de las primeras semanas de gobierno.

En el Plenario de Secretarios Generales reunido el mes de diciembre con representantes de las distintas vertientes de CGT, los dirigentes denunciaron el impacto en el bolsillo de los trabajadores que generó la devaluación y el alza de precios.

En el documento elaborado en ese marco, también se expresaba la solidaridad con los trabajadores en conflicto de Cresta Roja, Ceramistas y de SIDERCA.

El nuevo contexto político significó además la re-activación de varias regionales de CGT (Córdoba, Chaco, Matanza) y la generación de agrupamientos sindicales transversales (Movimiento Sindical Rosarino) que vienen expresando su preocupación sobre el desempeño económico.

Desde las corrientes de CTA (“Autónoma” y “de los trabajadores”) también activaron sus propias acciones. La CTA de Pablo Micheli adhirió al paro convocado por ATE nacional contra los despidos y la suba inflacionaria, mientras que la CTA de Hugo Yasky ya convocó a un paro nacional (con fecha a definir) para el mes de febrero con una amplia convocatoria a otro sectores.

La alternativa de gobierno: la voz de los trabajadores en el PJ

Si construir la unidad efectiva de la CGT y avanzar en la unidad de acción con la CTA resulta clave para conformar la resistencia social frente al ajuste, la re – construcción del peronismo es la tarea insoslayable para recuperar los gobiernos.

En ese marco, sindicatos con actitud frentista como la Federación Gráfica Bonaerense y espacios como la Juventud Sindical Peronista han lanzado una campaña nacional de afiliación al Partido Justicialista en un proceso de discusión interna del peronismo que incluye al Partido pero no se circunscribe al sello. 

Esta intervención de características políticas no compromete hasta ahora en forma total y masiva al movimiento sindical. No obstante, esta política resulta de clave para mantener viva una voz de los trabajadores dentro de la estructura partidaria, garantizando que el proceso de renovación peronista no presente giros anti – sindicales ni retroceso de derechos laborales.

Un ejemplo de esto, fue la reciente cumbre del PJ Nacional, donde las intervenciones de los representantes gremiales en el partido permitieron que entre las conclusiones del encuentro se incluyera el repudio a la ola de despidos en el sector privado y público.