ATE Verde y Blanca: el camino hacia la unidad

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ATE Verde y Blanca: el camino hacia la unidad

07 Mayo 2018

Por ATE Verde y Blanca

BORRADOR PARA EL DEBATE

La unidad no es un ejercicio retórico. La unidad es una construcción eminentemente práctica.

Siempre son cuestionables los discursos que no son coherentes con la práctica. Cuando esto sucede respecto a la unidad, la complejidad es mayor aún porque afecta la construcción de otrxs que realizan el esfuerzo por construirla.

Así, nosotrxs concebimos que la unidad es una convicción: la construcción de la unidad de los sectores populares en busca de un proyecto común es parte de nuestro pensamiento. Al mismo tiempo, es una necesidad producto de la fuerza del adversario y el retroceso de los sectores populares.

La unidad es siempre con otros, con los distintos. Juntar los iguales carece de potencia política y no requiere de ningún esfuerzo. Por eso mismo la unidad es siempre un desafío incómodo. Y por eso es más sencillo no construirla que sí hacerlo. Sin embargo, en la unidad anida la potencia política y la construcción de mayorías, y por eso es uno de nuestros principales objetivos.

¿Cuáles son los límites de la unidad? El primero es que no se puede hacer la unidad con aquellos que violentan el núcleo más básico de nuestras convicciones: tiene que haber pisos y objetivos comunes. El segundo son aquellos que aun siendo parte del campo popular no desean realizarla. Que la proclaman, pero no la practican, que se pretenden dueños de la verdad. Es decir, es impracticable la unidad con los sectarios.

Nuestro empeño con la construcción de la unidad no va en detrimento de nuestra disputa por la orientación de la política. Buscar consensos no quiere decir subordinarse. Al mismo tiempo, la construcción de la unidad supone aceptarse como mayoría, pero también como minoría según las circunstancias. Es decir, no hay desafío en construir la unidad con la condición de ser mayoría, conducir o ir primero.

UN EJERCICIO PRÁCTICO

Apenas asumimos a finales de 2015 en nuestra seccional de ATE Capital convocamos a Pablo Micheli, con quien habíamos disputado en las elecciones -es decir, nuestras diferencias eran de público conocimiento-, pero también a Hugo Yasky. Logramos que los dos secretarios generales de la CTA dividida realizaran una primera acción conjunta, presentando una denuncia en la OIT contra la destrucción del trabajo por parte del Gobierno. Tanto esta acción inaugural como las que siguieron fueron las acciones concretas sobre las que trazamos nuestro camino en pos de la unidad del movimiento obrero, voluntad que comenzamos a hacer pública desde el primer momento y que se expresa hoy en un nuevo nucleamiento sindical donde gremios de todas las centrales, dispuestos a enfrentar al neoliberalismo, venimos realizando medidas conjuntas, muchas de ellas incluso a pesar del posicionamiento sectario de nuestro gremio a nivel nacional. Es así que en los últimos años nos encontramos muchas veces en la calle con compañerxs de las dos CTAs, de la Corriente Federal, de Camioneros y de otros sindicatos de la CGT. Entendemos que la unidad de acción no alcanza y que es necesario construir mayor organización en el movimiento obrero.

Nos sentimos protagonistas de este camino hacia la unidad del movimiento obrero porque tenemos la firme convicción de que, frente a la coyuntura nacional, esta será la mejor manera para enfrentar al macrismo. Nos sentimos protagonistas porque fuimos parte de la convocatoria del paro del 24 de febrero de 2016: una movilización por la estabilidad laboral en el Estado Nacional realizada en unidad con ATE Nacional y con sindicatos de la CGT y las dos CTAs. Nos sentimos protagonistas porque así como la Marcha Federal en 2016 fue una propuesta nacida del seno de nuestros cuerpos de delegadxs y fue luego una realidad asumida por cientos de miles, también supimos ser partícipes y masivos en convocatorias como las de los docentes, el 8M o las convocadas por la CGT, entendiendo que cada lucha es nuestra.

LA CENTRAL DE TRABAJADORES DE LA ARGENTINA (CTA)

La CTA nació en los ‘90 primero como un congreso o agrupamiento que seguía dentro de la CGT, intentando construir una alternativa a una conducción de la CGT que había acordado con el menemismo y que no peleaba contra el ajuste y la precarización, para luego constituirse como Central, con una propuesta de renovar algunos aspectos del modelo sindical argentino, lo que resultó acertado al organizar a lxs trabajadorxs desocupadxs que la década del 90 fue generando. Con el cambio de la coyuntura social, política y económica a partir del año 2003 comenzó un proceso de crisis donde no pudo contener sus propios cuadros y los debates propios de la etapa. En el año 2010, por diferencias que tenían más que ver con la lectura de la coyuntura política y las diferencias no resueltas que con una discusión sobre el modelo sindical, la CTA se dividió en dos centrales, una alineada con el kirchnerismo y la otra con una línea opositora al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Cuando en el año 2015 decidimos conformar la Agrupación Verde y Blanca y disputar las elecciones de nuestro sindicato nos encontramos con que había compañeros y compañeras que algunos años antes habían tomado distintas decisiones respecto de la división de la CTA. Lejos de ser una traba o un limitante, entendimos que esta diversidad nos daba parte de la potencia que necesita ATE para volver a ser un sindicato de mayorías.

En el contexto actual entendemos que para que la CTA vuelva a convertirse en una alternativa real, en el terreno sindical pero también en el terreno político, es necesario volver a poner en pie una política de unidad y trabajar para construir una CTA única. Esta lectura es compartida por la mayor parte de los actores de las dos CTA, y es por eso que en los últimos años pudimos avanzar en acciones que tendieran a construir esta unidad, incluso dejando de lado diferencias políticas y de lectura de la coyuntura. Si en los últimos años pudimos construir una unidad de acción a partir de reclamos y reivindicaciones comunes, creemos que ya es momento de poner en pie una unidad orgánica a partir de un acuerdo programático común.

Sin embargo, un sector minoritario de la CTA Autónoma, encabezado por Víctor De Gennaro y Hugo “Cachorro” Godoy, lleva adelante una política sectaria y se posiciona en contra de la unidad. Lo que se esconde detrás de esta negativa es su imposibilidad de construir una política de mayorías y de ser parte de un acuerdo sin la condición de encabezarlo.

Esta política divisionista, que conduce al aislamiento y por lo tanto solo beneficia al Gobierno Nacional, tiene como consecuencia que hoy no existan ni una ni dos sino tres CTAs: la CTA de los Trabajadores, encabezada por Hugo Yasky; la CTA Autónoma, encabezada por Pablo Micheli, y la CTA que tiene su sede en la calle Perón y que responde a Godoy y De Gennaro.

Esta división tiene como resultado que este año haya tres elecciones de CTA. Desde la Verde y Blanca coincidimos con las conducciones de la CTA-T y la CTA-A en la necesidad de reunificar la Central, y es por eso decidimos que vamos participar de las dos elecciones. Pero nuestra participación no tiene como objetivo disputar para conseguir cargos o lugares de protagonismo, sino que pretendemos que el siguiente paso sea la unificación y nuestra principal propuesta a ambas centrales es la construcción de un programa político-sindical que tenga como punto principal la unidad y la construcción de una central única.

LA CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO (CGT)

La unidad de las organizaciones sindicales no tiene por qué agotarse en la CTA. Desde hace años que día a día nos encontramos en la calle con sindicatos que son parte de la CGT, como los sindicatos de la Corriente Federal o el sindicato de Camioneros.

Necesitamos poder pensar formas para crear espacios de encuentro que tiendan a la unidad con las compañeras y compañeros de la CGT. En Santa Fe, por ejemplo, se realizan plenarios intersindicales donde existe participación desde todas las centrales.

Así como planteamos que participamos de las elecciones de las CTAs para la unidad, cuando nos pensamos con el conjunto del movimiento obrero confluyendo con la CGT es porque pensamos que debemos aportar dinamismo. Así como la reunificación de la CTA es posible porque se dejan de lado determinadas diferencias políticas, también pensamos que la construcción de un movimiento obrero fuerte y unificado tiene que ser prioridad y que a partir de esta premisa es posible elevar los pisos de acuerdo.

CONCLUSIONES

Para hacer frente al avance del ajuste y las políticas neoliberales necesitamos que el campo popular esté unido y fortalecido. Es por eso que no podemos pensarnos construyendo espacios colectivos sólo con quienes son iguales a nosotros y es por eso que no podemos condicionar la unidad a la posibilidad de conducir.

La construcción de espacios más grandes va a fortalecer la política de nuestro sindicato. La realidad en las distintas provincias del país hizo que las alianzas estratégicas de quienes integramos la Verde y Blanca no fueran necesariamente las mismas, como tampoco la realidad de las CTAs. En Capital logramos poner en pie el espacio de la CTA de Todxs, conformado con compañerxs de ambas CTAs, una apuesta por la unidad que es construida por organizaciones sindicales, sociales y territoriales y que tiene como objetivo aportar a la construcción de una única CTA fuerte y con presencia en todo el territorio nacional.

Pensar e impulsar la unidad de las CTAs y la confluencia con la CGT es una de las tareas que hoy tiene que llevar adelante la militancia de ATE: La unidad es el camino.