Zaffaroni con APU: “Que tres personas tengan la concentración de poder de nuestra Corte es un disparate”

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Zaffaroni con APU: “Que tres personas tengan la concentración de poder de nuestra Corte es un disparate”

06 Julio 2020

Por Santiago Gómez | Foto: Walter Velázquez
Desde San Pablo

El exjuez de la Corte Suprema de Justicia y miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni, conversó con Agencia Paco Urondo en el marco de las entrevistas en vivo que transmitimos por nuestras redes sociales. Recientemente Zaffaroni publicó un artículo en El cohete a la luna en el que señaló que nuestra región aún no salió del colonialismo por lo que es preciso que pensemos nuevos modelos de Estado y futuras reformas constitucionales.

El exjuez del máximo tribunal argentino hace parte de la defensa del expresidente boliviano Evo Morales. Le contó a APU que junto con el equipo de abogados están peleando para conseguir el salvo conducto de los siete exfuncionarios que se encuentran alojados en la Embajada de México en Bolivia: el exministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana; el exministro de Defensa Javier Zavaleta; el exministro de Gobierno Hugo Moldiz; el exministro de Justicia Héctor Arce; la exministra de Culturas Wilma Alanoca; el exgobernador del Departamento de Oruro Víctor Hugo Vásquez; y el exdirector de Agencia de Tecnologías de Información Nicolás Laguna.

También nos informó sobre el riesgo de vida que corre el exministro del interior, Carlos Romero, detenido en un penal de La Paz junto con narcotraficantes detenidos durante su gestión. “Además de que el hombre es diabético y tiene problemas coronarios, precisa pagar protección a los otros presos para poder ir al baño”. El juez de la CIDH señaló que el gobierno de Bolivia “no se trata sólo de un gobierno de facto cuanto de un gobierno de no derecho, se salió del derecho internacional, del derecho de gente mundial, porque el asilo político, diplomático, es un principio elemental del derecho.  Quien controla una representación extranjera con drones, quien amenaza metiéndose en el jardín de la embajada amenazando con invadirla, es régimen de no derecho”.

Elegimos comenzar nuestro ciclo de entrevistas en vivo con Raúl Zaffaroni porque en tiempos en los que se está discutiendo el futuro institucional del mundo, las potencialidades y debilidades del Estado, consideramos necesario conversar con este reconocido jurista, de consulta permanente de todas las fuerzas progresistas de la región, uno de los penalistas más respetados del mundo, autor junto con Nilo Batista, de “Derecho penal brasilero”, el principal libro con el que los abogados brasileros estudian esa rama del derecho.

AGENCIA PACO URONDO:  En el artículo “La lucha por el derecho”, publicado en El cohete a la luna, usted señala que aún no salimos del colonialismo ¿Podría explicar por qué vivimos en una etapa colonial?

Raúl Zaffaroni: Creo que el mundo a partir de la financialización de la economía provocó un cambio en el capitalismo y el capitalismo productivo quedó sometido a una hipertrofia del aparato financiero. El capitalismo siempre tuvo un aparato financiero pero en general estaba al servicio del aparato productivo. En las últimas décadas, de la hipertrofia del aparato productivo se pasó la hegemonía a corporaciones transnacionales. Estas corporaciones, a diferencia del aparato productivo, no están en las manos de los dueños del capital sino que están en las manos de tecnócratas que tienen un mandato inexorable que es el de tener mayor renta en menor tiempo y que si no lo obtienen los reemplazan.

Entonces no tienen capacidad de negociación y en cumplimiento de este mandato, incumplen todas las barreras éticas y legales. Este capitalismo  financiero, este poder de los tecnócratas, se convirtió directamente en criminalidad organizada más sofisticada y más fuerte, y digo esto con el código penal en la mano. Macro estafas, macro administraciones fraudulentas, trabajo esclavo a distancia, extorsiones, etc.

Todo esto que se produce en el hemisferio norte convierte a los políticos del hemisferio norte en rehenes, lobbistas de las corporaciones transnacionales con sede en sus respectivos países. Todo esto se trata de legitimar racionalizándolo a través de una ideología reduccionista, así como otros totalitarismos tuvieron ideologías reduccionistas como el biologisisimo, esto lo que tiene es un economisismo, que se da en llamar neoliberal, se autodenomina de esa manera pero de liberal no tienen nada.

Lo que está detrás es una impronta totalitaria que, por otro lado, se refleja en el hemisferio sur. Nosotros llevamos 500 años de pelea contra el colonialismo, primero contra el originario, luego contra un neocolonialismo, en una primera etapa valido en nuestras oligarquías locales, sea el porfiriato mexicano, la oligarquía vacuna nuestra, la república vieja brasilera, los señores del estaño de Bolivia. Desarmadas o debilitadas las oligarquías hay una nueva etapa del neocolonialismo que sufrimos por la alienación total de la oficialidad de nuestras fuerzas armadas con la ideología de seguridad nacional. Cuando se termina esa etapa viene una tercera del tardocolonialismo que se lleva  a cabo a través de virreyes impuestos por monopolios mediáticos que cumplen la función de partidos políticos a través de la canalización de la opinión pública, que en una democracia total la tendrían que organizar los partidos políticos, que manipulan la opinión pública, son creadores únicos de realidad. En los totalitarismos siempre hubo creación única de realidad, con Stalin, Hitler, aunque sepamos que esto no es ni el stalinismo ni en nazismo.


Esto demuestra que estos creadores de realidad, de monopolios de comunicación, son incompatibles con una democracia plural. Estos monopolios se convierten en el partido único que llevan en muchos países al triunfo de estos virreyes, funcionarios de las corporaciones transnacionales. Éstos virreyes ¿qué hacen?  Cumplen con lo que las transnacionales quieren que es endeudar astronómicamente nuestros países. A través de la deuda astronómica se ejerce este tardocolonialismo, ya no  somos campos de trabajo forzado, ya una colonia no es eso, sino que el valor agregado, el valor trabajo, se lo llevan a través de grandes porciones de nuestro PBI.

APU: Cuando señala el poder y el papel que desempeñan los medios ¿Es posible desde el Estado con las Constituciones que hoy tenemos ponerle un coto a ese tipo de accionar y de especulaciones?

RZ: Es una lucha de poder. Por supuesto que los instrumentos legales existen. El derecho es un deber ser, hasta qué punto el ser lo podés llevar al deber ser es una lucha de poder, una lucha política. Nunca vamos a tener un Estado de derecho, una democracia plural y un principio republicano, en definitiva, con un monopolio de medios que cumpla la función hegemónica de un partido político único. Es decir, lo que hay que pelear no es el monopolio sino a la vigencia de la Constitución, de la democracia, la vigencia del principio republicano.  

APU: En su artículo señalaba que sería preciso hacer algunas reformas a nivel constitucional y pensar la creación de nuevos Estados. Señalaba también que es preciso colocar el concepto de fraternidad ¿Podría desarrollar esos nuevos modelos de Estado que está pensando?


RZ: ¿Qué ha pasado con algunos gobiernos populares en la primera parte de este siglo? Hubo gobiernos populares que ampliaron la base de ciudadanía real en la región, bajaron los niveles de pobreza, hubo capas sociales que ascendieron, se beneficiaron. Sin embargo esas mismas capas votaron en contra, manipuladas por estos partidos únicos, monopolios u oligopólios de medios. ¿Pero qué fue lo que pasó, cuál fue el discurso, qué sucedió?

Se les inventó una clase de parias, una clase de parias que no existe, que cumplía la función de que todos los demás se podían considerar superiores. Esta invención puede tener una base más visible en Brasil, ahí por la mayor melanina, pero en la Argentina no lo tiene, no tiene ni siquiera esa base. Pero se inventa una clase de villeros, miserables, sucios, concupiscentes, violadores, ladrones, de la cual todos los demás tienen que distanciarse para considerarse superiores a alguien.

Si tomás una villa de emergencia y a la mitad de la villa o a la tres cuartas partes de la villa le das casas de material es muy probable que al poco tiempo los de las casas de material se refieran a “aquellos negros miserables” que siguen viviendo en las de madera, de chapa o de cartón. Entonces no basta con el índice de Gini o con aumentar solo la ciudadanía real si al mismo tiempo no creas la conciencia de una fraternidad. No me gusta usar una palabra mística, suena rara,  pero si no creas la mística de la fraternidad estamos listos. No alcanza sólo con la libertad y la igualdad, también se necesita la pata de la fraternidad.


APU: ¿Estaría de acuerdo con la definición de que las leyes expresan la correlación de fuerzas en un momento histórico?


RZ: ¿Qué leyes? ¿La Constitución? La constitución es preciosa, está bárbara. Las leyes son un  deber ser, pero entre el deber ser y el ser siempre hay una diferencia, una distancia. Si establecés una norma de deber ser es porque te estás refiriendo a un ser que no es, nadie establece normas con respecto a lo que es, si el corazón está a la derecha no voy a hacer una ley que diga que el corazón va a la derecha. Esa distancia existió siempre. Pero a veces esa distancia de disparidad pasa al disparate, entonces el disparate es una cuestión de lucha por el derecho permanente. Es una cuestión de poder.

APU: Se lo preguntaba porque si nos pensamos como colonia y hacemos parte de una región donde hay unas pocas familias que consiguen condicionar la realidad de la mayoría por ser propietarias de recursos naturales que, en muchos casos, fueron expropiados o sacados por la fuerza a los pueblos originarios, y después tenés un Roca o las familias patricias que sino fuera por la fuerza hoy no tendrían el poder económico y político. ¿Cómo se resuelve eso en una colonia?

RZ: Mirá, esos son agentes coloniales. Ahora, yo no creo que en este momento esa sea la clave. Esas oligarquías nuestras se triplicaron, puede ser que tengan los mismos apellidos pero se montan sobre otro poder que es el de las corporaciones, ya no es el mismo poder. La oligarquía argentina se había adueñado del territorio, de los recursos, eran los dueños del país. Pero como eran los dueños lo cuidaban también. Fíjate que cuando llega la crisis del 30 lo sacan al payaso de Uriburu y ponen a Agustín P. Justo ¿Qué es lo que hacen? Un programa de intervencionismo económico keynesiano,  no se fueron a la libertad de mercado, hubo intervencionismo del mercado, junta reguladora de precios. Era el país para ellos, es verdad, pero eran los dueños del país, estos que tenemos ahora no son los dueños del país, estos son advenedizos. Los dueños del país no hubieran endeudado el país como lo endeudaron estos. Sí, otrora lo hicieron, en 1890 hicieron una barbaridad, pero les costó y aprendieron. Claro que con un distribución de la riqueza era catastrófica. Pero hay una diferencia cualitativa, pero no nos confundamos, no es lo mismo esto que el neocolonialismo que nuestras repúblicas oligárquicas.

APU: Otro de los puntos que señaló en su artículo es que están quedando resquicios de este Estado de derecho por estos ataques de poderes transnacionales, y no sólo los Estados están siendo atacados sino los organismos internacionales como la OMS. ¿Cuál es su análisis al respecto y los riesgos que representa?

RZ: Son riesgos y al mismo tiempo son una ventaja. Los organismos internacionales fueron creados, en general, en tiempos de un mundo bipolar, particularmente creado por quienes tenían el poder. Pero estos organismos se estabilizaron y comenzaron a crear sus burocracias propias y éstas se autonomizan, empiezan a tener dinámicas propias. Hoy está molestando a esta economía financiarizada, creo que hasta el propio FMI empieza a molestarla. Hoy es la OMS pero mañana van a seguir con el sistema internacional de derecho humanos, los sistemas regionales, en América Latina se notó algún movimiento contra el sistema continental, contra el sistema interamericano de DDHH, creo que va a seguir hasta la Cruz Roja. Rompen tantos límites que efectivamente tienen que romper los límites que les imponen estas burocracias internacionales.

Funcionar como burocracia les molesta cada vez más lo cual es una ventaja. Si bien los organismos internacionales no tienen el gobierno, tienen el poder tiene el poder del discurso. El poder del discurso es fuerte. Si el poder del discurso no sirviese para nada, los dictadores no se ocuparían del discurso. Sin embargo todo dictador se ocupa del discurso. El poder sin discurso no funciona. Un francés que dijo que: los que tomen el poder hoy, necesitan soldados, aguardiente, salchichón y el discurso. Porque sin discurso la cuestión se debilita.

Y es tal este poder, esta dictadura, esta pulsión dictatorial del capitalismo financiero que no tiene discurso, fíjate que lo único que tiene es publicidad. No tiene discurso, se inventa cualquier cosa, rompió toda realidad, inventa lo que se la da la gana. Puede salir con la fake news más disparatada que hay y sale. No te estás enfrentando con un cuerpo ideológico, perverso, lo que vos quieras, está bien. Pero un cuerpo ideológico con mínima coherencia, no, no. Simplemente inventa, inventan, es publicidad pura. No es discurso. Es una técnica publicitaria simplemente.

APU: Acá en Brasil lo que vivimos es la radicalización de un discurso fascista, en Londres se observaron manifestaciones de extrema derecha después de aquellas que denunciaron los monumentos a racistas y genocidas ¿Estamos ante un riesgo de  avance del fascismo a nivel mundial o se trata de la expresión del reducido grupo de personas más alienadas, fanáticas, que se están expresando?

RZ: La historia no se repite, se continúa. Y uno va aprendiendo, la experiencia la va sacando del pasado, busca apoyo, busca algunas situaciones similares. Hay algunas visiones distópicas que dicen que estaríamos como al final de la primera guerra mundial, entonces vendría el fascismo, vendría todo eso, vendría el nazismo. También vino la revolución rusa… vino de todo.

Creo que lo que está sucediendo es que se resquebraja este poder hegemónico y financiero, no creo tanto en las visiones distópicas porque qué poder tendría este supuesto totalitarismo, así con un discurso trasnochado, para poder generar una redistribución que más o menos calme las situaciones. No te olvides que Hitler hizo un milagro económico. El aparato productivo en Alemania estaba intacto, no estaban produciendo, pero estaba intacto. Asumen el año 33 y en el año 39 el tipo se da el lujo de generar un despelote mundial. Guarda, eso hay que hacerlo, eh. ¿Hoy lo podrían hacer? No, de ninguna manera.

Por otra parte tendrían todo el discurso en contra, porque no tienen discurso realmente, es publicidad pura. Se están enfrentando a los autores del discurso que están más o menos en los organismos internacionales, no creo en lo distópico, pero no soy ingenuo, si hay que mirar para atrás, creo que se resquebraja una producción totalitaria del mundo y la duda que tengo es si estamos más o menos como en 1939, o estamos como en 1945, o estamos en el medio. No lo sé, eso no lo sé.

Pero incluso colocándonos en la posición más pesimista de lo no distópico, creo que lo que tendríamos enfrente es un período de lucha. Un período de lucha por el derecho y en ese período de lucha tenemos que esclarecernos un poco qué queremos. Y por ende tenemos que pensar un poco, o mucho, el modelo de Estado y el modelo de sociedad. Pero no creo en una regresión. La historia no se repite y las condiciones son otras. Observemos lo que sucedió a lo largo del Pacífico sudamericano antes de la pandemia, manifestaciones, protestas, Estados que no respondieron racionalmente, no establecieron causes de diálogo, un desastre. Represión fue la respuesta.

Con una conducción del organismo continental que creo que si hay una mala praxis diplomática esta es el colmo de la mala praxis diplomática. En lugar de calmar cada situación se fue tirando gasolina al incendio. Y en el post pandemia, con esta paralización de la economía global, vamos a perder, van a bajar los PBI, habrá fajas que ampliaron su ciudadanía real y caerán otra vez en la pobreza. Esto se va a repetir y estas fajas sociales se va a sumar a las protestas anteriores. Pero la represión, la fuerza, no puede sostener un sistema. ¿Queda mucho espacio para reprimir más? Lo dudo. Creo que vamos a nuevos movimientos populares, a nuevos liderazgos o viejos liderazgos que vuelvan, pero no queda mucho más espacio para la represión, esto no se sostiene, con eso no alcanza.

APU: Cuando uno observa la cantidad de violaciones sistemática al Estado de derecho, el debido proceso en la región, abuso prisiones preventivas, parte de la sociedad se pregunta cuál es la potestad de los organismos internacionales de justicia para evitar algo de esto. ¿Cuál es la esperanza o cual sería la vía que usted le dice a la sociedad que queda para garantizar que lo que debería cumplirse se cumpla?

RZ: La vía es que comencemos a pensar en otros modelos de Estado, porque la realización de derechos, desde el punto de vista internacional, de las cortes internacionales, por mejor que funcione un sistema supranacional, regional de derechos, es un reaseguro, pero la realización  de los derechos te los tiene que garantizar el orden interno. Es cierto que también el reaseguro que tenemos en la región no es del todo bueno, es muy débil. No tenemos una corte de derechos humanos como la europea, a nosotros nos llegan los casos filtrados a través de la comisión, que tiene miles de denuncias, nos llegan casos con atrasos de diez años, no somos eficaces para la solución del caso concreto, nos llegan las viudas a veces.

Pero sí molestamos porque bajamos línea de jurisprudencia que después en cada país los defensores de derechos humanos, los abogados, se la empiezan a exigir a sus tribunales citándonos a nosotros. Pero para el caso concreto no tenemos soluciones. Para eso necesitaríamos algún día pensar no solo pensar los modelos de Estado sino también el modelo regional, la integración regional que necesitamos y el fortalecimiento de un sistema de derechos como reaseguro. No sé si el modelo europeo o uno semejante, ya que Europa tiene el acceso directo de la víctima de violación de derechos humanos a su corte, nosotros ni siquiera somos jueces permanentes, somos part time, vamos un rato, porque no somos ni funcionarios de la Organización de Estados Americanos.

El Estado de derecho perfecto, ideal, no existe, ni existió nunca, y quizá nunca exista. El principio de que todos tenemos que ser iguales ante la ley, los de arriba, los de abajo, los de un palo, los del otro, eso es un ideal. Los ideales sirven, el modelo ideal sirve, porque sirve para calificar lo real, es decir el estado histórico, el estado real. Hay que tener en cuenta que el Estado de derecho es una cápsula que encierra las pulsiones de un Estado de policía, que como un enano fachista se queda adentro. ¿Por qué? Porque en toda sociedad siempre existen grupos hegemónicos que quieren hacerse del poder para hacer cualquier arbitrariedad. No hay nada qué hacer. Pelean. Un juego de pulsiones y contrapulsiones.

El Estado de derecho nunca está hecho del todo, es un estado más o menos de derecho, pero que siempre está tratando de contener al enano que es el que va adentro. Entonces cuando hablo del juego de pulsiones y contrapulsiones, hablo de una dinámica que no es dialéctica, que no hay síntesis, hay juego permanente.

La vigencia del derecho es una cuestión de poder, no es una cuestión de leyes, ni de normas. Poder que se impulsa y cuando digo poder, no digo poder de armas, hay muchas maneras de jugar por el poder, también el poder del discurso es un poder y hay que usarlo también. Pero es lucha de poder. El derecho es un deber ser. ¿En qué medida llega a ser? En la lucha de poder. Es por eso que el derecho es lucha, hay que luchar permanentemente, no hay derecho que esté absolutamente realizado, hay estándares de realización de los derechos, término medio de realización de los derechos, lo que hay que pelear es para subir el estandard. Pero la realización total de los derechos, el paraíso en la tierra, nosotros no lo tenemos, no existió nunca.

El modelo de Estado de derecho que es Argentina contiene mucho mejor  las pulsiones del estado de policía, y hay otros que no. Pero ojo, nosotros en América Latina, en este tardo colonialismo no nos está llevando a estados de policía. El Estado de policía, si tomamos como ejemplo los estados de policía de los totalitarismos de entre guerras, nuestros propios Estados de seguridad nacional, el Estado de policía tiene una cúpula política muy fuerte, todas las agencias de abajo pueden hacer muchas barbaridades pero siempre en el fondo tienen que ser funcionales a la cúpula política.

Las cúpulas políticas de nuestros Estados latinoamericanos no son fuertes, son extremamente débiles. Parecen domadores de potros. La primera preocupación es que el potro no lo tire y lo arrastre por el piso. No pongo ejemplos, pero en los últimos tiempos hemos visto gente que pasó de la presidencia de la república a la cárcel. Entonces, cuidado, que el modelo que este tardocolonialismo nos está metiendo en algunos de nuestros países hermanos, no voy a poner ejemplo, pero lo vemos casi realizado, nosotros por suerte todavía no, es un modelo de destrucción del Estado. ¿Y sabés cómo se hace? Es bastante fácil.

Creí que muchas veces que por deformación profesional magnificaba un poco la importancia de la cuestión punitiva, pero ahora me doy cuenta que no, está en el centro de la cuestión. Vos autonomizás policías. ¿Qué hacen las agencias autonomizadas? Instalan agencias de recaudación fiscal, algunos lo llaman corrupción. Pero desdramaticemos, forman cajas, recaudación fiscal autónoma. Toda recaudación fiscal requiere una coerción, un sistema penal autónomo también, independiente, de los jueces, sanciones, penas por su cuenta, fusilamientos, torturas, amenazas, ejecución.

Eso con un cierto prestigio y van matando pibes chorros. Los pibes chorros para protegerse tienen que ir a ver a manifestaciones de criminalidad de mercado, algunos lo llaman criminología organizada, bueno, oferta y demanda de servicios ilícitos en agujeros de mercado. Todo esto va generando un cierto caos, en el cual surgen los grupos de autodefensa, los parapoliciales, las milicias, que también hacen su cajita. También la pequeña mafia de servicios ilícitos hace su cajita. Agencias de recaudación fiscal, ejercen poder punitivo por su cuenta.

Todo esto genera un caos social. Y también los paras hacen su agencia de recaudación, empiezan a hacer relaciones de cooperación y conflicto entre estas agencias autonomizadas y algún día al tipo que está arriba del potro, a esa política débil, la sociedad le va a reclamar que es un desastre, es un caos, se le ocurre la peregrina idea de que voy a bajar a las fuerzas armadas a función policial. Y las fuerzas armadas que no tienen entrenamiento para la función policial empiezan a hacer cualquier cosa, cometen los errores que se les ocurre, pierden todo prestigio entre la población, terminan haciendo también su caja, también su poder punitivo y en definitiva qué es lo que tenés, se jode la defensa nacional.

¿Entonces en definitiva qué tenemos?. Tenemos menos Estado, tenemos un Estado degradado. No nos están proponiendo un camino hacia el Estado policía. Cuidado, yo a veces creo que hay cosas que las manejamos con estructuras de pensamiento que corresponden a otra época. Vamos a un Estado degradado, menos Estado. ¿Por qué? Porque las corporaciones quieren ocupar el lugar de la política y el lugar natural de la política es el Estado, entonces debilitá el Estado.

APU: ¿Se trata de que las corporaciones quieren ocupar el lugar de la política o  quieren acabar con el Estado porque es el único actor que vía regulaciones le puede poner un coto a la voracidad del mercado?

RZ: La política le puede poner coto y el lugar de la política es el Estado.

Reforma judicial

APU: El presidente Alberto Fernández en su discurso de apertura de las sesiones legislativas anunció que enviaría un proyecto de reforma judicial. En diversas oportunidades usted manifestó la necesidad de crear un tribunal constitucional así como también la ampliación del número de miembros de la Corte Suprema de Justicia. ¿Qué otras reformas considera que son necesarias?

RZ: Creo que hay dos momentos. Un momento es lo que podemos hacer ahora, otro es ir pensando el modelo de Estado para el futuro. El modelo de Estado para el futuro, sí, puedo pensar en un tribunal constitucional, una casación realmente nacional. Momentáneamente lo que trascendió de la reforma, porque no la conocemos, es desarmar la concentración de poder que hay en los juzgados penales federales de la ciudad de Buenos Aires, Comodoro Py para así decir, distribuir el poder judicial que hay en lo contencioso administrativo, me parece correcto eso.

Creo que no se puede resolver mínimamente la cuestión judicial sin un cabeza, sin un gobierno del poder judicial, sin un órgano que baje línea coherentemente. El poder judicial en definitiva también es una burocracia, pero una burocracia sin cabeza o con una cabeza que está fallando no va.  Alberto en algún momento dijo que él no iba a tocar la estructura de la Corte Suprema, después dudó un poco, y ahora no lo volvió a decir y creo que se está dando cuenta que la tiene que tocar. Pero no sé, es político, es jurista, está en la función política, debe estar midiendo poder.

No lo digo solo por eso, no lo digo por ninguna medición de poder, sino porque me pasé once años adentro y me doy cuenta del desastre que es eso, del desastre institucional, más allá de las personas, no hago valoración personal ninguna. Pueden ser cinco sabios santos que estén ahí sentados,  no importa. Desde un punto de vista republicano, que tres personas, porque son cinco, hagan mayoría, que tengan la concentración de poder que tiene nuestra Corte Suprema es un disparate. Tres personas que se pueden levantar mal del hígado, qué se yo lo que les puede pasar, es un desastre.

APU: ¿Hay otro ejemplo en el mundo?

RZ: No, con el poder de nuestra Corte, no, de ninguna manera. Incluso las Cortes Supremas de América Latina, hay Cortes que tienen veintiún jueces en América Latina, doce, quince. Pero además tenés otro problema, nuestra Corte Suprema, sin que se lo diga la Constitución, sin que esté en ninguna ley, por sí y ante sí, a lo largo del último siglo, se atribuyó la facultad que no le da la Constitución, ni nadie, se la atribuyó a sí misma, se la fue atribuyendo: la de ser la última instancia de cualquier materia de todo el país, cuando se le da la gana, con el asunto de que puede revisar sentencias arbitrarias. ¿Y cuándo es arbitraria una sentencia? Por regla general yo como abogado considero que es arbitraria cuando no me da la razón.Entonces la Corte elige y hoy la corte tiene más de 10.000 firmas al año, 12.000, hemos llegado en algún año a tener 13-14 mil firmas, es decir, una firma cada media hora, sábados y domingos sin dormir. Es una ficción.

Pero además de ser una ficción, hay otro problema que es mucho más grave, el derecho es una cosa complicada, hay gente que le dedica toda una vida a una rama del derecho, escribe tratados. No hay nadie en el mundo que conozca todo el derecho de un país, uno conoce su especialidad, puede conocer derecho constitucional, puede haberse asomado a alguna otra rama.

En mi caso yo conozco penal, constitucional, me asomé un poco al administrativo, pero ahí se paró mi conocimiento. Pero fui once años juez supremo de cualquier materia. ¿Entonces, el día que juré bajó el espíritu santo, me dio la ciencia infusa, y me dio todo el conocimiento del derecho? No, tuve que manejarme con un equipo, elegí lo mejorcito que podía, pero yo no le podía controlar la calidad, tenía que confiar. A mí no me asusta que se delegue en el poder judicial, porque si no se delega se para todo. Pero una cosa es que vos le digas a alguien: proyectame esto y lo leés, y otra cosa es que vos lo mires al tipo que lo hizo y le digas ¿Estás seguro?

Estás en el tribunal supremo, es la última instancia, no puede ser así. Hacé una Corte de quince, dividila en cinco salas y para las arbitrariedades que cada una de las salas resuelva que resuelvan tres tipos que conocen la materia y que puedan leer lo que le proyecta otro, y digan, bueno, está bien, o está mal. Después, si tenés que juzgar la inconstitucionalidad de normas,  en la corte debe haber cien, ciento cincuenta casos, de los cuales la mitad deben ser disparates, que voten los quince porque la Constitución dice una Corte para la inconstitucionalidad normativa que es la que está en la constitución, la otra la inventó la propia Corte, no está en la Constitución.

Para la otra dividí a la Corte en salas y para la constitucionalidad normativa, hacele votar a los quince, lo cual no tarda nada, porque si una cosa es constitucional o inconstitucional se  reúnen, se ve cuántas posiciones hay, hay un relator por cada posición, normalmente hay dos, constitucional e inconstitucional, que cada uno relate y después cada uno se adhiere.

Primero desconcentrar ese poder de tres personas, segundo, bajar una línea, hacer racional el trabajo de que estás en la ultimísima instancia, que el que decide en ultimísima instancia conozca la materia en que está resolviendo. Esos son los argumentos. No te hago un argumento político.
Me doy cuenta que Alberto debe estar pensando en ese aspecto y hace bien porque para eso lo elegimos, pero el argumento que te hago es un argumento real, técnico e institucional. Es muy grave que haya gente que se   vea forzada a votar cosas, de decir, qué sé yo, bueno, confío en el tipo que me lo hizo.