Se viene un presidente Malito

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Se viene un presidente Malito

03 Marzo 2015

Por José Cornejo

Les voy a contar qué va a pasar en el futuro cercano, los próximos 12 meses. Sí, hacer futurismo parecería ser ciencia ficción. Sobre todo porque la velocidad a la que produce bienes materiales y simbólicos el capitalismo posindustrial nos hace difícil pergeñar la semana que viene. Pero que las ciencias sociales existen, existen. La sociedad se compone de estructuras y estas tienen inercia, señor. Así que les voy a tirar más-o-menos qué va a pasar.

Primero, analicemos el plano político partidario electoral. Eso es lo más fácil: gane Scioli, Massa o Macri, va a asumir un gobierno ideológicamente un poco o mucho más conservador que el de Cristina Fernández de Kirchner. Con otros términos, festejando o maldiciendo, pero ni los troscos ni los liberales discuten esto.

Segundo, y esto es importante, si prestamos atención a la correlación de fuerzas electorales en cada provincia y el agregado global, veremos algunos destacados. El principal, que ningún presidente electo tendrá mayoría en las cámaras. Ni siquiera el sciolismo ganando en primera vuelta, pues deberá compartir sus listas con kirchneristas puros que conviven dificultosamente con él. Deberá regatear con una minoría inestable en el parlamento.

En cuanto a los gobernas, el mosaico será multicolor. Dos datos: si los radicales tienen una performance tan buena como indican las encuestas, gobernaran al menos ocho provincias. El mismísimo PRO posiblemente gobiernes tres distritos (CABA, Santa Fe y Salta). Y descontamos la hegemonía de partidos provinciales en Neuquén, Misiones y quizás Tierra del Fuego.

Es decir: será un presidente débil institucionalmente. Tendrá toda la suma del poder que nuestra Constitución le confiere al presidente y la enorme caja que dejara el kirchnerismo, pero el poder no reside únicamente en el sillón de Rivadavia. Eso lo deberían saber bien los radicales.

¿Qué tenemos en la dimensión social? Antes que nada definamos el término. Por lo social no me refiero a la tasa de mortalidad infantil. Elijo llamar “lo social” a las formaciones políticas no electorales. Que básicamente son: los sindicatos (muy fortalecidos después de una década de paritarias), los piqueteros (principalmente el sistema M-Evita) y el sinfín de orgas clasemedieras (los organismos de Derechos Humanos por ejemplo). Estas últimas con una capacidad movilizatoria muy difusa pero con enorme peso simbólico.

Si quiere, sume a La Cámpora, pero me parece que está un poco a mitad de camino entre estos y las fuerzas electorales. Lo mismo para el PJ. Crease o no, en las explosiones sociales de 2001 y las marchas anticampo de 2008, eran los intendentes y los gobernadores los que ponían las columnas más nutridas.

Ahora pasemos al plano económico. ¿Qué coyuntura herederá el próximo presidente conservador light? Difficile. A partir del dumping que Arabia Saudita está haciendo del petróleo, las commodities se están derrumbando. Es obvio que el accionar saudí no puede ser para siempre (ellos también tienen sus compromisos con las petroleras) pero desde abril de 2014 la soja está a la baja. Y sabemos que esto en un país de industrialización media y muy dependiente de su superávit comercial alguna consecuencia va a traer.

Sobre todo porque el kirchnerismo deja una caja grande pero también un gasto importante. En una suerte de estado de bienestar modesto, el gobierno pone un pedazo del PBI para que los trabajadores informales tengan algún suplemento salarial.

Usted dirá: pero si el tipo es conservador, machazo que se viene el ajuste. Cierto, así lo afirmé. Pero también dije que va a tener ruido en los palacios y ruido en la calle. En síntesis, sí, se viene un presidente malo pero impotente. Algo así como el Dr. Malito, de Austin Powers. Si nos ponemos las pilas, y mantenemos esta correlación de fuerzas, en cuatro años lo devolvemos a su cámara criogénica con un chirlo en la cola.