Natalia Aruguete: “El bicoalicionismo ya no va a explicar el juego político en Argentina”

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Natalia Aruguete: “El bicoalicionismo ya no va a explicar el juego político en Argentina”

18 Noviembre 2023

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Natalia Aruguete, investigadora y docente, quien analizó la última recta de la campaña para el ballotage.

Agencia Paco Urondo: ¿Cree que hubo una reconfiguración del mapa mediático, tanto a favor como en contra, en torno a la candidatura y a los resultados de Javier Milei?

Natalia Aruguete: El contexto no es tan peculiar, en el sentido de que en realidad lo que fue muy disruptivo y que generó saltos en las reconfiguraciones es fundamentalmente lo que fueron dando los resultados en los distintos momentos electorales. Todos fueron sorprendentes, lo de las PASO fue un terremoto absoluto. Se reconfiguró el tipo de circulación discursiva que hubo en un terreno mediático digital más amplio, no sólo medios de comunicación sino que quedaba imbricado con la circulación de contenidos en redes sociales. 

No hay distinción en ese punto, o por lo menos en el sentido de que se necesitan mutuamente para configurar una agenda. Ya no podemos decir que desde los medios se instala en la agenda. No es más posible pensarlo en esos términos, entre otras cosas, porque el consumo que hay sobre los medios, por fuera del consumo incidental que se da en el escenario virtual, es impensable. 

APU: ¿Y tras los resultados de las elecciones generales?

NA: En el segundo momento electoral, con el nuevo resultado sorpresivo para muchos y muchas, el triunfo de Massa por mucha distancia y el casi no crecimiento de Milei, también volvió a reconfigurar la agenda en el sentido de que se le empezó a dar más espacio a Massa.  En términos de disputa de agenda, me parece muy inteligente por parte del macrismo, fue interrumpirle la agenda a Massa en esa primera semana post triunfo. 

Lo que pasó con Milei es que triunfa en las PASO, se come toda la semana, empieza a levantar hasta a una suerte de 38% de intención de voto y después vuelve a bajar, en parte gracias a una campaña del miedo que fue muy efectiva, y muy auténtica también, en términos comunicacionales. Massa gana, se esperaba toda una semana en la que copara toda la circulación discursiva y el miércoles tenés esta introducción que te cortó la agenda y que también jugó en contra porque impidió que siga subiendo la espuma.

APU: ¿Cómo lee la irrupción de Mauricio Macri en la campaña de Milei? 

NA: Lo que va a pasar, gane quien gane, va a ser una reconfiguración absoluta de los espacios políticos en Argentina. Olvidémonos del bicoalicionismo, que creíamos que iba a ser eterno, ya no va a estar en esos términos. Probablemente en esa reconfiguración también surjan fuerzas más provinciales o regionales donde se sumen dirigentes o gobernadores de las provincias que se vayan reagrupando entre ellos. Eso no lo descartaría, sobre todo pensando que esta fue una muy buena elección, o de las mejores, para el radicalismo desde la recuperación democrática y en sintonía con la ruptura de Juntos por el Cambio.

Eso ya te impone una reclasificación y luego, en términos parlamentarios, depende mucho de cuál de los dos candidatos gane. De ganar Massa es bastante probable que en la cantidad de legisladores con los que cuenta hoy La Libertad Avanza haya un cierto drenaje. De ganar Milei es probable que se vayan agrupando otros. Lo único que puedo esperar es una reconfiguración donde el bicoalicionismo ya no es lo que va a explicar el juego político en Argentina. 

APU: ¿Qué impacto tendría en términos de agenda? 

NA: La sensación es que va a empezar a haber otra agenda. Una de las cuestiones que se puso muy consolidada y de manifiesto en esta última campaña, pero que venía empujándose, es una suerte de corrimiento de la agenda política hacia la derecha. Ese es el nuevo abanico de opciones que tiene hoy el pueblo argentino, todo se corrió hacia la derecha. No tenés opciones de un progresismo de izquierda claro que tenga adhesiones en este momento y que pueda hacer un contrapeso de ningún tipo.

Eso pasa, entre otras cosas, no porque el argentino promedio sea de derecha, sino porque la agenda política se corrió a la derecha entonces, dentro de las opciones, uno va fijándose a ver cuál da más o menos miedo y milita. Creo que sería muy importante para no perderlo todo que ganara Massa y, una vez que suceda, también sería muy importante que haya una presión social como para no dejar hacer o no dejar instalarse al próximo presidente en el terreno de lo posible. Hay mucho de posibilismo. Como es una Argentina que está en crisis, este es el terreno de lo posible y a veces se terminan tomando medidas impopulares.

APU: ¿Ve posibilidades de una nueva ancha avenida del medio?

NA: Me parece comunicacionalmente acertado que Massa proponga a nivel discursivo que se acabó o que vamos a acabar con la grieta. Creo que de ninguna manera pasa eso en los hechos. Por el contrario, hay más polarización que nunca, entre otras cosas porque no hay opciones. Este espacio de centro no va a tener fuerza como para tironear a ninguno de los dos y atraerlos sino que en realidad, una vez que se defina el ballotage, que se va a definir muy probablemente por poca diferencia, esos que están ahora en el centro en realidad están viendo hacia dónde se mueven en algún momento. No es que están instalados en el centro con estabilidad, fuerza y potencia como para, insisto, atraer a los otros ni para imponerles límites.

La sensación es que cada vez hay menos alternativas para transitar la avenida del medio porque una de las cosas que está pasando a nivel mundial es que no sólo nos hemos polarizado políticamente, en términos de distinguirnos en nuestras preferencias políticas, sino que hay una fuerte polarización afectiva. La intensidad de eso que nos separa, y las emociones de lo que nos separa, también explican, en gran medida, nuestro comportamiento político. 

APU: No excluye el comportamiento racional.

NA: Van juntas la polarización afectiva y lo emocional, que es un componente importantísimo de la identidad política. No excluye lo racional de ninguna manera, pero no podemos desconocer esa dimensión afectiva dentro de la política. No podemos desconocer las pasiones dentro de la política porque si no lo que ocurre es que hay, como dice Daniel Feierstein, una socialización del sufrimiento que logra capturar, muy efectivamente, la derecha, lo venimos viendo hace mucho, y son los que encausan ese sentimiento en la política y gestionan.

APU: ¿Cómo analiza la militancia digital en favor de Milei? ¿Hubo, en la segunda parte de la campaña, una respuesta más orgánica en su contra?

NA: De un lado y del otro uno ve, en momentos distintos, una activación orgánica digital, una militancia digital, que no debe ser para nada despreciada. El territorio digital es un territorio de disputa y militancia importante. No es el único, si uno está pensando en una campaña comunicacional tiene que dos territorios y medio o tres pero uno sin dudas es el ecosistema digital que incluye las plataformas, los medios y el territorio terrenal.  No se puede sin eso, más o menos presentes, pero no es que uno gana una elección en redes.

Creo que hubo, a comienzos de la campaña en relación con Milei, una activación en redes muy eficiente en el sentido de que no la centralizó sino que la puso en red. Esa descentralización y reticulación hizo que los influencers, que eran su militancia orgánica en el espacio virtual, expandieran la figura de Milei en sus propias comunidades. Además, Milei ya viene trabajando desde hace mucho tiempo en el terreno virtual. Inicia esta campaña con influencers que ya lo eran y en algunos casos más que él, entonces conocían mucho ese terreno para poder instalar su figura. 

APU: ¿Qué consecuencia tuvo?

NA: Eso hizo que en las primarias hubiera poco conocimiento de los candidatos que no eran Milei, en particular en algunos jóvenes. Cuando Massa se da cuenta que hace una elección competitiva en las PASO su campaña pega un salto importante. Empieza a haber una apuesta en el terreno virtual, desde mi punto de vista con una activación un poco más demorada pero muy profesional, y además los debates lo ayudan a volverse conocido en determinados extractos etarios. Hay gente que no tiene idea lo que es un televisor y no consume contenidos por ahí.

Ese desplazamiento, no sólo en términos de aparatos tecnológicos, sino del tipo de contenido que uno ve, hace que distintos tipos de agendas se instalen en distintas plataformas. Es una de las cosas que me parece importante que los candidatos entiendan y creo que Milei lo pudo entender muy desde el inicio. No a todos se les cuenta todo en todos los canales porque en los distintos canales en los cuales uno pone a circular contenidos, discursos, encuadres, intereses o agendas están ocupados por sectores en términos de género, edad, intereses, socioeconómicos, que son distintos y que tienen distintas preocupaciones, y lo que hay que hacer es interpelar e interactuar con esas preocupaciones. Por eso no ya no se puede pensar en una instalación o una puja de agenda de punto a masa. Hay que ver cómo se habitan esas distintas estéticas. 

APU: ¿Cómo han intervenido las fake news y la inteligencia artificial en la campaña electoral en redes sociales?

NA: No tengo constancia de cómo uso la inteligencia artificial en redes. Circularon muchas desinformaciones, las más resonantes y las más cercanas en el tiempo tienen que ver con la propagación por parte de Milei de un posteo que hacía alusión a declaraciones del candidato a vicepresidente de Unión por la Patria como para pensar en el espacio que conduce Massa como violento e intolerante.  Eso subió y bajó rápidamente. Lo que persistió más en la agenda fue la idea del fraude. Recurrir a la idea de fraude como generación de sí mismo electoralista sobre el proceso de desconfianza sobre el proceso electoral es efectivo. Lo fue en Estados Unidos y Brasil, y además despertó una reacción profundamente violenta que espero que no se llegue a eso aquí. 

El tema del fraude no es sólo desinformar o dañar al adversario sino con qué percepción se instala alrededor del proceso electoral. Cuando uno instala una percepción donde el proceso electoral entra en conflicto no es tanto lo que genera, o genera mucho, pero lo más importante que genera no es sobre la propia elección. No es que a alguien que va a votar a Massa le tuerce el voto o que puede tener incidencia sobre los indecisos. Sí puede ser un elemento que active y despierte a la propia militancia porque cuando a uno las encuestas le dan a favor se relaja mucho y eso es un problema en el marco de una campaña.

APU: ¿Cuál puede ser la principal consecuencia de ese proceso?

NA: El principal efecto puede ser sobre una suerte de desestabilización en relación con el próximo gobierno. Eso me preocupa mucho con la recurrencia al fraude. Por otro lado, en términos de cómo se compaginó y se diseñó la campaña, se recurrió a todo lo que se recurre en una campaña convencional de desinformación: cuentas fake, integración horizontal de las distintas plataformas, participación en medios convencionales, habilitando y legitimando eso, desde palabras oficiales e institucionales de dirigentes políticos que integran el espacio, desde periodistas que avalaban con supuestas fuentes legítimas o representativas de lo que se quería instalar. 

APU: Algunas fakes news en ese sentido resultan muy burdas.

NA: El tema es que cuando uno tiene una campaña de desinformación la circulación de esos contenidos también están distribuidos. Lo que haces es activar a la tropa propia, la convence de que eso es así, y tenés resultados a partir de eso. No es que si se sale a desmentir a Milei los simpatizantes lo comprenden.

APU: ¿Es una particularidad que el principal candidato se involucre con cuestiones evidentemente falsas?

NA: ¿Evidentemente falsas para quién? Entre el 20 y el 30% de los republicanos que votaron por Donald Trump hoy siguen pensando que hubo fraude. Muy probablemente haya un porcentaje mayor de bolsonaristas que piensan eso. Es bastante probable que, en próximos gobiernos, haya muchas chances de que Trump y Jair Bolsonaro ganen. Lo que lo que logras es dejar instalado una agenda de preocupaciones entre aquellos que adherirían a eso desde antes y les confirmas esa presunción.

El hecho de que Milei avale y legitime esa versión no es un dato menor. Es la compaginación y la coordinación de distintos tipos de actores y además muy aceitadamente el reparto de tareas. Tenes las cuentas fakes que inician esto, lo propagan, Milei lo convalida, dirigentes del espacio dan entrevistas en radio. Si hay un periodista que te discute por ahí patinas más en consolidarlo, pero si tenés un periodista que lo va a avalar, que no te va a hacer repreguntas y que en realidad lo que está haciendo es estar al servicio de consolidar ese discurso, seguís consolidándolo en un escenario mediático que también está muy polarizado. 

No cualquiera ve cualquier cosa. A los simpatizantes de Massa les disgustaría mucho seguir a La Nación +, y a los simpatizantes de Milei C5N. Tampoco es que esos votantes van a tener una agenda diversa cuando tenés una propuesta editorialista totalmente exacerbada por parte de los periodistas y las celebrities mediáticas.

APU: ¿Qué rol tuvo Juntos por el Cambio en el proceso de polarización? ¿Qué le ocurrió a su propia fuerza durante la campaña?

NA: Primero lo pensaría más ampliamente como para pensar en qué contexto tiene Juntos por el Cambio esta performance. Estamos en un momento de la Argentina donde la intensidad de la polarización se amplió y se volvió más extrema. ¿Qué es lo que ocurrió? En un espectro ideológico que extremó sus posiciones, donde la derecha se corrió más hacia la extrema derecha, y eso tuvo un espacio que, al tener a Milei, se mueve hacia el centro y pasa a ser una centro derecha que no termina de encontrar un votante definido por el hartazgo y porque sienten que ninguno de los dos últimos gobiernos les hayan dado respuestas a sus a sus demandas.

En un escenario que se ha polarizado mucho más y ha extremado sus posiciones, quienes quedan en los extremos, más competitivos, son Unión por la Patria y La Libertad Avanza. Por eso decía al principio que ese espacio para el medio en este momento no termina de tener asidero. Creo que Patricia Bullrich, que es la más extrema que quedó de esa interna, en parte porque no hubo un apoyo a Horacio Rodríguez Larreta, que tenía muchísimas posibilidades para barrer con este espacio más desde el centro hacia el progresismo, no tiene como competirle al extremismo de Milei. Queda desdibujado, no encuentra un lugar en cómo quedó configurado el espectro ideológico. Además, sale con una estrategia que para mí no fue acertada, que en lugar de buscar una agenda propia trata de disputarle la agenda a Milei a ver quién es más extremo y ahí perdió. 

APU: De allí el rol de Macri en esta última recta.

NA: La otra cuestión, que también creo que fue muy significativa para los dos candidatos que disputaron las primarias, es que no hubo un apoyo de la dirigencia. Primero, un bastardeo hacia Larreta, que es lo que lo dejó fuera de carrera, y después tampoco hacia Bullrich. En algunas ocasiones ella misma se ha quejado de eso. Macri está jugando a dos puntas para ver cuál es el plan A o B y no termina de apoyar a uno, y frente a esa a esa ambivalencia el candidato propio pierde fuerza. 

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