“Esta Corte ha debilitado la democracia argentina”

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    Jorge Rachid
ENTREVISTA

“Esta Corte ha debilitado la democracia argentina”

21 Septiembre 2022

En diálogo con la Corriente Militante Lealtad, el médico, abogado y militante peronista Jorge Rachid hizo un analisis sobre diversos aspecto de la actualidad. El "corte" a la Corte, la lucha contra el lawfare y la defensa de la democracia.

-¿Cómo se enmarca el atentado a Cristina en el proceso del lawfare y de la persecución judicial?

-En realidad el intento de magnicidio sobre Cristina, que es una de las 15, 20 figuras más importantes del mundo junto con Lula, desde el punto de vista del liderazgo político, y en nuestra región latinoamericana o sudamericana, aunque ahora con AMLO hemos expandido esta Latinoamérica firme; es un problema central que viene de muchos años y tiene que ver con la geopolítica impresa por EEUU sobre América latina.

En EEUU fracasó la doctrina de la Seguridad Nacional, de la Escuela de Panamá de las dictaduras militares, por la reacción armada que trajo de los grupos guerrilleros en la década del 60 70. Después implementaron el consenso de Washington, apertura democrática con absoluta claudicación sobre el mercado. Cuando esta claudicación no se expresaba, dejaban de ser democráticos los países para pasar a ser autoritarios aunque se votase, y de ahí nació entonces la necesidad de persecución a los movimientos nacionales y populares en toda América Latina.

Y esto me parece que es lo más importante, porque ahí desplegaron la primera herramienta del lawfare, que es la herramienta de la falsa justicia, que persiguió a Correa, a Lula, a Dilma, a Lugo, a Zelaya y cuando se le acabaron esas cuestiones procedió a otro tipo de manejos para desplazar del poder como en el caso de Bolivia. Acá en la Argentina durante el período de Macri se desplegó esta estrategia, que tenía que ver, justamente y siguen sufriendo hoy con Milagro Sala y otros presos políticos, y que tiene que ver con algo que también está escrito en los manuales y los protocolos que figuran bien en un libro que se llama Las guerras híbridas en donde EEUU hace 20 años ya plantea cuál es su accionar frente a los “gobiernos hostiles” y ahí plantea la revolución de los colores, que es actuar sobre las emociones, producir sentimientos antigubernamentales, producir movilizaciones ante cualquier iniciativa gubernamental, generar líderes sin historia política; apoyado en los medios y en las redes. Son revoluciones pacíficas que en otros lugares del mundo se llamaron primaveras árabes, las más famosas sin duda fueron las de Egipto y la de Ucrania, que desalojaron, en ese caso, a un gobierno electo democráticamente.

Si esto no produce el efecto deseado, que es derrocar los gobiernos nacionales y populares en América Latina, entonces pasan a la guerra de cuarta generación, que son los atentados individuales, la quema de edificios públicos y la toma de esos edificios públicos con infiltración en las movilizaciones. En eso se inscribe el atentado que por suerte salió ilesa la vicepresidenta de la Nación, pero que está íntimamente relacionado con lo que permitió la Corte durante todos estos años, de ser aliada estratégica de un diseño de una potencia como EEUU.

-La reacción de la Corte tras el atentado, ¿le llamó la atención, esperaba otra cosa?

-La reacción de la Corte fue patética, fue un día después y light. Fue tibia, de una tibieza absoluta y estamos hablando de un intento de magnicidio, como es de una tibieza absoluta, siguiendo esta Corte, estábamos bajo un proceso muy fuerte de movilizaciones populares, antes del atentado ya, justamente por el alegato, pero también por lo que estábamos haciendo de apuntarle a la Corte, porque había en marcha un golpe de Estado, un golpe judicial, financiero, también empresarial con los precios, y también mediático indudablemente, todo guionado por la Embajada de los EEUU, no me cabe la menor duda, donde abrevan los verdaderos guiones de toda esta película.

Nosotros generalmente vemos la foto, no vemos la película, y por eso, en este momento de la investigación, que obviamente tiene las inconsistencias propias de todo el servicio de justicia, porque está absolutamente corrompido, todos los medios intentan cerrar sobre la idea de grupos pequeños que toman decisiones por sí mismos como antes lo hicieron con los espías que ponían bombas, en épocas de Macri, en la casa de aquellos que consideraban peligrosos y la Cámara de Casación los declaró cuentapropistas. La verdad es que estamos en un momento delicado porque esta Corte ha debilitado la democracia argentina al impedir el funcionamiento pleno del Poder Ejecutivo Nacional y del Poder Legislativo.

-¿Entonces no hay que esperar mucho de la investigación del atentado?

-La verdad es que yo no espero demasiado, porque creo que esta investigación que empezó enterrando la primera prueba que pudiera tener, en este caso, un teléfono, hay que ir por mecanismos periféricos, demora absolutamente todo, ni siquiera es capaz de sellar los domicilios que allana como escenarios para evitar que se coloquen nuevas o falsas evidencias así que la verdad es que es muy chapucero todo, muy berreta, si me permiten el término, en especial de un fiscal como el que está en la causa, que realmente ya tiene bastante historia en este tipo de cuestiones. Creo que lo único que puede activar esta investigación, como fue con las dictaduras militares, es cuando esta Corte Suprema -y este servicio de justicia- sea realmente modificada, reemplazada, o sea ampliada a una generación de una Corte de 24 miembros como proponen los 12 gobernadores.

-¿Cuál es el plan de acción con esta movida de las plazas que proponen el corte a la Corte?

-En realidad el plan de acción es la movilización. Acá han sucedido cosas que son fundamentales. Una es la identificación del enemigo, quedó muy claro: 9 días de tapa de diarios con un alegato absolutamente actoral del fiscal, sin presentar pruebas, trayendo expedientes que no estaban en la instrucción. La verdad es que es todo por la ventana, todo fácilmente destruible si fuese una justicia justa. Pero como no es justa, durante nueve o diez días tuvimos tapas de los diarios con este alegato y cuando empezaron los mecanismos de defensa no apareció una sola línea en ninguno de los medios hegemónicos. Lo cual significa que esos medios dejaron de ser medios de comunicación y pasaron a ser parte de la disputa del poder, por lo tanto, así como la justicia es la más descreída de las instituciones de la República, también obviamente esto ha empezado a hacerse sentir sobre los medios, especialmente cuando la La Nación fue comprada por el expresidente Macri y sabemos que el 50% de Clarín pertenece a Goldman Sachs, de los Estados Unidos. Así que cuando uno lee esos medios y los multimedios que poseen se da cuenta de que están mintiendo, tergiversando, manipulando y ocultando la realidad, porque solo publican aquello que es funcional a sus intereses.

-¿Se espera con esta movilización llegar a una instancia superadora en ese sentido?

-Las movilizaciones son lo único que empareja ese poder tan asimétrico, las movilizaciones le dan al poder político, que está debilitado, la posibilidad de asentarse en ellas, como pasó con el dos por uno cuando intentaron liberar a los genocidas y el pueblo lo dio vuelta. Creo que las movilizaciones están produciendo algún efecto, espero que el gobierno lo aproveche, sobre todo porque han logrado frenar el golpe. No es un dato menor haber frenado el golpe de Estado que estaba en marcha. Nosotros, con las plazas, que las hacemos cada 15 días, tenemos dos elementos simbólicos con los cuales convocamos. Uno de ellos es que en las plazas de la República se fundó la Patria, siempre los grandes hechos fueron realizados por el pueblo en las plazas. Y el segundo hecho simbólico es que en las plazas somos todos iguales: jóvenes, viejos, científicos, trabajadores, ama de casa, todos somos iguales en un reclamo común y dirigido. Claro que con esto no alcanza. Tampoco alcanza con lo electoral. Y lo que estamos proponiendo, entonces, sí también es una etapa superior de institucionalización del movimiento nacional y popular en la Argentina.

-¿Prosperará alguno de los proyectos de reforma de la Corte?

-En esta etapa no. En esta etapa, definitivamente, no. Hay que construir mucha institucionalidad porque hay que transitar un camino que le devuelva la esperanza y las utopías al pueblo argentino que ha sido marcado por un engranaje de sembrar odio y de crear resignación como destino de país, cuando en realidad somos un país al que ni siquiera se nos puede llamar subdesarrollado, cuando somos un país que maneja el ciclo de uranio enriquecido en el reactor CAREM, que es un ejemplo en el mundo, tenemos dos radares orbitando producidos por nosotros y otros dos para orbitar, tenemos vacunas, medicamentos, centrales hidroeléctricas que estamos exportando al exterior y resulta que cuando uno recorre el mundo se da cuenta de que de 202 países en Naciones Unidas, solamente 15 tienen este combo de ciencia y tecnología al alcance de la mano.

-Pareciera ser que con un simple cambio de nombres en los altos niveles de la justicia no sería suficiente.

-Obviamente que no, obviamente que no. Pero la cabeza de la Hydra, institucional, no le quepa duda que es la Corte, porque a partir de la Corte sí podemos empezar a pensar en cómo aplicar leyes que no se pueden aplicar, como la ley de defensa de la democracia y la ley antimonopólica o incluso la ley de medios, que ha sido derogada por un simple decreto.

-¿Hay 2023 o qué hace falta para que lo haya?

-Que asumamos que el 2023 es hoy, llevemos a una institucionalización al movimiento nacional y popular, como el Frente Amplio de Uruguay, donde Mujica y Tabaré, no eran precisamente amigos, mucho menos que eso incluso, y pudieron gobernar 14 años porque se pusieron de acuerdo en los ejes estratégicos.

Entonces, si uno piensa que puede haber una mesa donde estén los movimientos sociales, las cabezas del movimiento obrero tanto la CGT como la CTA, los curas obreros, los villeros y los de opción por los pobres, las cámaras Pymes que hoy están respirando después de tantos años, los 12 gobernadores, los partidos aliados y las agrupaciones nacionales, indudablemente podemos tener un marco estratégico donde ahí podemos plantear en términos de tiempo una nueva Constitución, la soberanía del Río Paraná, la nacionalización de los servicios públicos, la liberación de los detenidos políticos y, obviamente, la reforma de la Corte antes de la reforma Constitucional, que se puede hacer por mecanismos que no son necesarios de llamar a una constituyente. Son caminos, habrá otros, esto se debe poner en discusión, pero tiene que haber una institucionalización porque está identificado el enemigo, está compactado el movimiento nacional en esta identificación y la movilización está en la calle y va a seguir creciendo, pero indudablemente con la movilización y con el diseño electoral, no alcanza. Tiene que haber organicidad para que pueda llevarse adelante una planificación estratégica y una militancia que permita devolver a las mochilas militantes esperanzas y utopías para trasladarlo al pueblo argentino. Si no, en la batalla cultural estamos perdidos. Y esto se hace en la comunidad organizada, no cabe la menor duda.

-¿Algo que quiera agregar?

-Simplemente que estamos tan lejos de nuestros sueños como de la resignación así que la militancia es un camino que se recorre por todos los grises, es una siembra sin cosecha porque cuando la militancia espera cosecha transforma la militancia o las organizaciones en una bolsa de trabajo, y no es la idea, justamente de poner la vida el compromiso al servicio del pueblo y de la justicia social y la soberanía.

* La nota fue originalmente publicada en el siguiente link.