Panamá: un escenario abierto

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Panamá: un escenario abierto

27 Mayo 2019

Por Magalí Gómez y Carlos Godoy*

En los primeros días de mayo se celebraron las elecciones generales en Panamá, en las que resultó ganador Laurentino 'Nito' Cortizo del Partido Revolucionario Democrático (PRD), quién asumirá sus funciones como Presidente el próximo 1 de julio. Con una diferencia de algo más del 2%, se impuso sobre el candidato Rómulo Roux del partido Cambio Democrático, cuyo máximo referente es el ex presidente Ricardo Martinelli. Pese al estrecho margen, el PRD y su alianza electoral ha logrado la mayoría en la Asamblea Nacional, hecho que posiblemente le garantice la votación de reformas legislativas importantes.  

La figura de Cortizo sugiere un escenario abierto en materia de integración latinoamericana. Es importante vislumbrar que pertenece a la tradición política vinculada a Omar Torrijos, referente latinoamericano en la defensa de la soberanía nacional frente a Estados Unidos. Sin embargo, en un escenario tensado por la disputa por la hegemonía política, económica, social y cultural, ya no regional sino global, su posicionamiento en relación al gobierno democrático de Nicolás Maduro todavía genera una gran incógnita. En declaraciones de las últimas semanas, Cortizo asumió que en principio sostendrá la postura de Panamá en su reconocimiento a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, dado que, según sus propias palabras, es una decisión tomada por la República de Panamá que ya tiene una relación establecida con el “autoproclamado”. Sin embargo, también ha realizado ciertos cuestionamientos respecto del funcionamiento del Grupo de Lima, que reúne a diversos países de la región para atender la situación de Venezuela y que ha expresado profundas críticas al gobierno chavista. Según Cortizo hay un interrogante respecto de si los acuerdos de este grupo no están siendo excluyentes.

Haciendo un poco de historia, para comprender el lugar estratégico de Panamá en relación con América Latina, es necesario tener presente que dicho país tenía un lugar particular en los procesos de independencia latinoamericanos dado que era visto, nada menos que por el mismo Libertador Simón Bolívar, “como capital de esa Patria Grande, desde donde se podía empezar a pensar el proyecto de una patria que integrara a todos los pueblos latinoamericanos y el Caribe”, según manifestó el historiador Facundo Di Vincenzo, investigador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” de la Universidad Nacional de Lanús, en entrevista con la Radio Megafón.

Tradicionalmente, han existido dos proyectos en el país centroamericano. Uno, denominado “transitista”, de corte liberal, ligado a la posibilidad de aprovechar el lugar estratégico de tránsito de mercancías entre dos océanos (aún antes de la construcción del canal). Otro, de carácter nacionalista, ligado a la idea de que Panamá es más que el canal, y que necesariamente ese paso interoceánico debería convertirse en una fuente de desarrollo económico y social con el pueblo panameño como prioridad. La campaña electoral de “Nito” Cortizo estuvo posicionada desde esta última tradición, haciendo hincapié en la necesidad de que la riqueza generada por el mismo, sea distribuida en pos de contrarrestar la desigualdad vigente en Panamá.

La historia de este país, está signada por la intervención de Estados Unidos. Ya en 1903 los norteamericanos decidieron unilateralmente que Panamá debía romper con la idea de Patria Grande, o sea romper la Gran Colombia, instalándose en el país para asistir al impulso del proyecto transitista. Desde 1903 hasta 1977, se llevó a cabo una ocupación jurisdiccional en el territorio del canal. Esto fue así hasta que Omar Torrijos –fundador y referente histórico del PRD- saca del gobierno a los transitistas y toma una postura más dura en un marco regional signado por la miríada de movimientos revolucionarios en Nicaragua, El Salvador y Guatemala -por mencionar los más cercanos. Estados Unidos al verse en la disyuntiva de enfrentar un movimiento de liberación nacional más, termina negociando un tratado para dejar el manejo del canal en manos de Panamá en 1999.

La soberanía de Panamá sobre el canal, si bien ha llevado al país centroamericano a estar a la cabeza de la región en crecimiento económico promedio (5.6 % anual) durante el último lustro, no se ha traducido en una mejora de las condiciones socioeconómicas de la población en general, dado que la concentración económica coloca a este país como el sexto más desigual del mundo y el segundo de América Latina, por detrás de Brasil, de acuerdo a los datos del Banco Mundial. Di Vincenzo remarcó que “si bien la soberanía sobre el canal es panameña desde el 31 de diciembre de 1999, todo lo que tiene que ver con la infraestructura y el mantenimiento está concesionado a empresas norteamericanas. Panamá no tiene la capacidad para mantener la infraestructura de un canal del cual es soberano”.

Además del reto que implica para el gobierno electo del PRD bregar con la disputa comercial entre los Estados Unidos y China, “Nito” Cortizo ha planteado realizar una serie de reformas constitucionales que logren reactivar la economía panameña, para lo cual también afirmó la necesidad de revisar los Tratados de Libre Comercio firmados con EEUU y Centroamérica, así como terminar con la ya establecida reputación de Panamá como paraíso fiscal, la cual se vio agravada tras el caso de los Panama Papers (2016).

Como buena parte de los países centroamericanos, Panamá históricamente ha tenido una estrecha vinculación con los Estados Unidos, siendo este en la actualidad su principal socio comercial. Posiblemente este hecho no se pueda soslayar y limite el accionar del próximo presidente en materia de soberanía real contra el gigante del norte. No obstante, como también argumentamos al principio, la vuelta al poder del PRD tanto en lo ejecutivo como en lo legislativo después de 10 años, puede generar un escenario de mayor maniobra y potencialidades para la República panameña, si es que logra, mediante políticas públicas distributivas y reformas legislativas, menguar la desigualdad y recuperar las riquezas que genera el canal para impulsar el bienestar y la mejora de las condiciones de su pueblo.

*Integrantes del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana Manuel Ugarte, de la Universidad de Lanús. Nota y entrevistas completas en www.megafonunla.com.ar